Movimiento de los Focolares
Sed promotores de una cultura del encuentro

Sed promotores de una cultura del encuentro

Foto © D. Salmaso – CSC Audiovisivi

“Quiero alzar la mirada hacia el horizonte e invitaros a alzarla junto a mí, para mirar con fidelidad confiada y con generosidad creativa al futuro que ya empieza hoy”. En su primera visita a Loppiano, primer pontífice que se encuentra con la Ciudadela del Movimiento de los Focolares, cerca de Florencia, Papa Francisco lanza un desafío a la comunidad presente, para la iglesia universal y para la humanidad entera: “construir una cultura compartida del encuentro y una civilización global de la alianza”. Una cultura que sea respuesta a las llagas de este tiempo, caracterizado por una pobreza creciente y el drama de las migraciones forzadas. “En el cambio de época que estamos viviendo” –señala de hecho el Papa- es necesario “comprometerse” para “trazar nuevos caminos para recorrer juntos”, y sirven “hombres y mujeres, jóvenes, familias, personas de todas las vocaciones y profesiones” que estén a la altura de esta tarea Desde la entrada al Santuario dedicado a María Theotokos, Madre de Dios, a los siete mil presentes, hijos espirituales de Chiara Lubich, fundadora de los Focolares, el Santo Padre propone el desafío de la “fidelidad creativa: ser fieles a la inspiración originaria y juntos estar abiertos al soplo del Espíritu Santo y emprender con valor los nuevos caminos que Él sugiere”

Foto © R. Bassolino – CSC Audiovisivi

Para hacer esto –señala Francisco- es necesaria “humildad, apertura, sinergia, capacidad de riesgo”, y además practicar el “discernimiento comunitario”, esto es: “es necesario escuchar a Dios hasta sentir con él el grito del pueblo, y hay que escuchar al pueblo hasta transmitirle la voluntad a la que Dios lo llama”. Un reto para el que se pide fidelidad también cuando el entusiasmo de los comienzos deja paso –para los movimientos- a la búsqueda de nuevas vías para actualizar el carisma. Respondiendo a las preguntas de los Focolares el Papa cita entonces a San Pablo e invita a tener en cuenta dos palabras clave: parresía y hyponomè. La primera expresa “el coraje y la sinceridad en el dar testimonio de la verdad y junto a la confianza en Dios y en su misericordia”, el antídoto contra “cada falso temor, cada tentación de esconderse en el vivir tranquilo, en ‘lo correcto’”. La segunda traduce la perseverancia en las “situaciones complicadas que la vida nos presenta”, y encuentra fundamento en la conciencia del amor de Dios que “nos hace capaces de vivir con tenacidad, serenidad, positividad, fantasía… y también con un poco de sentido del humor”. El Pontífice invita por tanto, a traer a la memoria los primeros días, cuando Chiara imaginó Loppiano como “un boceto de ciudad nueva en el espíritu del Evangelio”, expresión de un pueblo unido en la diversidad y con el corazón en la Eucaristía, fuente de vida nueva. Un pueblo que el Papa insta a salir “para lanzar la levadura del Evangelio en la pasta de la sociedad” sobre todo donde hay pobreza, sufrimiento y búsqueda. “El carisma de la unidad – es un estímulo providencial y una ayuda potente para vivir esta mística evangélica del Nosotros”.

Foto © R. Orefice – CSC Audiovisivi

Pero la renovación de la cultura no puede no pedir una formación nueva. En Loppiano, que nace también como ciudad-escuela con centros de estudio como la Universidad Sophia, el Papa insta a inaugurar un “pacto formativo” basado en el diálogo y la proximidad, para “ejercitar juntos los tres lenguajes: de la cabeza, del corazón y de las manos”. En esta perspectiva –añade- “es importante que Loppiano sea un centro universitario destinado a quien busca la Sabiduría y se pone como objetivo la construcción de una cultura de la unidad”: una experiencia académica “de frontera”. Pero es María sobre todo – concluye Francisco- “la escuela a seguir (…) para aprender a conocer a Jesús, a vivir de Jesús y con Jesús”: “y no olvidéis que María, la primera discípula de Jesús, era una laica. Ella es la mujer de la fidelidad, del coraje, de la parresía, de la paciencia”. En la ciudad de Loppiano la invitación del Papa hace eco a la intuición de Chiara Lubich, “primera piedra” de la Obra de María, y resuena consolidando un recorrido: “Nuestro deseo –son las palabras de Maria Voce, Presidente de los Focolares- es que quien visita esta ciudad, encuentre una casa, una familia, una madre: ¡María! Es ella que forma e informa cada expresión de la vida social del Movimiento de los Focolares (…) Es ella quien en el Magníficat nos señala un programa de vida y de acción y nos empuja a abrir de par en par la puertas del corazón a todos aquellos que sufren, que buscan la felicidad”. Discurso completo del Santo Padre

Un llamamiento desde Loppiano

Un llamamiento desde Loppiano

Foto © D. Salmaso – CSC Audiovisivi

En las calles aún envueltas en la niebla matutina, desde las primeras horas de la jornada, “el pueblo de Loppiano” sube hacia la Ciudadela, a veinte kilómetros de Florencia. Las formas de los vestidos y sombreros de distintos colores revelan proveniencias también muy lejanas. Pero ninguno puede decirse “lejano” de este boceto de mundo que está por acoger y hacer propias las palabras del Papa. Roger, veintiséis años, es de Costa de Marfil. Vive en la Ciudadela Internacional desde hace poco más de un año. “Cuando se anunció la visita del Papa, como ciudadanos de Loppiano no preguntamos cómo acogerlo para hacerle encontrar el pueblo del Evangelio. Nos dividimos en pequeños grupos para poner en común las experiencias cotidianas de Evangelio vivido. Éste es el regalo que queremos hacerle. Ha sido bonito acogerlo, pero aún mejor será, después, vivir lo que nos dirá”. Y Franco Galli, corresponsable de la Ciudadela junto a Donatella Donato Di Paola: “Este tiempo ha sido la ocasión para asistir a la acción de Dios.

Foto © R. Orefice – CSC Audiovisivi

Ahora esperamos escuchar las palabras que él tiene en el corazón para decirnos. Existen grandes transformaciones en acto en el mundo. El Papa nos hará ver la realidad con sus ojos”. Rodeado por el grupo de monjes budistas que, como él, han llegado desde Tailandia, con la típica túnica naranja, se encuentra Prahama Thongratana Tavorn, conocido aquí como Luce Ardente. Un “monje itinerante” que recorre su país visitando escuelas, cárceles, llevando a todas partes un mensaje de paz. En Italia y especialmente en Loppiano, Luce Ardente está en casa. Acercándose a él no se puede no quedar fascinado por la alegría que transmiten sus palabras, en una lengua dulce y muy musical. Gracias a la ayuda del traductor nos explica: “en el budismo decimos que nos hemos conocido ya en nuestras vidas precedentes. Por esto, cuando nos vemos, no nos conocemos, pero nos reconocemos, porque ya somos hermanos, hay algo que nos une desde siempre”. Han pasado solo veinte minutos desde que aterrizó el Papa Francisco en la Ciudadela Internacional. Pero parecen una eternidad. Minutos densos de emoción, con el festivo repiqueteo de las campanas, interpretando una acogida que no encuentra palabras para expresarse. “Ha vuelto el sol” canta Gen Rosso, y de verdad vuelve el sol, inesperado, tras las lluvias torrenciales del día anterior. Papa Francisco, tras pasar junto a la alegre multitud, entra en el Santuario dedicado a la “Madre de Dios” a la que, al mismo tiempo, en el lugar sagrado, le vienen dedicadas unas notas musicales que la saludan como “Madre dulcísima”. Hace cuatro años, con ocasión del cincuenta aniversario de Loppiano, Papa Francisco deseó a la Ciudadela “mirar hacia adelante, siempre, y aspirar a lo más alto con confianza, coraje y fantasía”. Recordando estas palabras Maria Voce toma la palabra: “Hemos intentado el guiarnos por sus palabras. Gracias, Santidad, en nombre de todo el Movimiento de los Focolares, que ve en esta visita suya una mirada del amor de Dios”. Tras una presentación del variado perfil de la Ciudadela, le dirigen algunas preguntas y, en su responder, Papa Francisco comienza diciendo, entre otras cosas: “En Loppiano todos se sienten en casa. He querido venir a visitarla porque quiere ser una ilustración de la misión de la Iglesia hoy”. El Papa invita a la perseverancia, con tenacidad, serenidad, positividad, y también con sentido del humor, “el comportamiento humano que más se acerca a la gracia de Dios”. “El carisma de la unidad es una ayuda para vivir la mística evangélica del nosotros, esto es, a caminar juntos en la historia de los hombres. Lo opuesto al individualismo es el ‘nosotros’. En Loppiano –continúa el Papa- se vive la experiencia de caminar juntos”. Pero advierte, “la historia de Loppiano no está más que en sus inicios, una pequeña semilla lanzada en los surcos de la historia. Dramáticas urgencias piden el máximo. Es necesario empeñarse no solo por el encuentro entre las personas, las culturas y los pueblos, sino para vencer todos juntos al reto enorme de construir una cultura compartida del encuentro en una civilización global de la alianza”. “Cambia la realidad, el miedo no me para, yo vuelvo a empezar desde aquí”. Sobre las notas de los conjuntos musicales de Loppiano se ha lanzado, y superará sus pequeños confines, el llamamiento a construir una cultura del “nosotros”. Chiara Favotti


Fotos en Flickr 10 maggio: Papa Francesco a Loppiano


Por una civilización global de la alianza

Por una civilización global de la alianza

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Foto © D. Salmaso – CSC Audiovisivi

“Construir una cultura compartida del encuentro” Éste es el desafío que el Papa Francisco ha lanzado esta mañana desde el Centro Internacional de Loppiano (Florencia, Italia) no solo a las siete mil personas presentes en el Santuario María Theotókos, sino también al mundo entero. Haciendo referencia a las “urgencias a menudo dramáticas que nos interpelan desde todas partes y no pueden dejarnos tranquilos” –el Santo Padre ha subrayado que no es suficiente con “encuentro entre las personas, las culturas y los pueblos”. Son necesarios hombres y mujeres “capaces de trazar caminos nuevos para recorrer juntos” para dar vida a una “civilización global de la alianza” Papa Francisco llegó puntual a la Ciudadela de los Focolares a las 10 h. donde le esperaban Maria Voce, Presidente del Movimiento, Jesús Morán, Copresidente, y el Obispo de Fiesole, Mons. Mario Meini. Tras una breve oración en el Santuario, ha encontrado a los ochocientos cincuenta habitantes de Loppiano provenientes de sesenta y cinco naciones y a las miles de personas llegadas de toda Italia y otros lugares, en su mayoría cercanos al Movimiento de los Focolares. Es la primera vez que un pontífice visita esta “pequeña ciudad” que –como la ha definido Maria Voce en su saludo de bienvenida- quiere ser un “laboratorio de convivencia humana, boceto de mundo unido y testimonio de cómo podría ser la sociedad si estuviera basada en el amor recíproco del Evangelio”.
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Foto © D. Salmaso – CSC Audiovisivi

Ha continuado un diálogo abierto y sincero, articulado en torno a algunas preguntas de un grupo de ciudadanos de Loppiano. Las preguntas han tocado desde varias perspectivas, el argumento del desafío cristiano ante la modernidad. El Santo Padre ha animado a no “esconderse en el vivir tranquilo, en “lo correcto” o, es más, en una sutil hipocresía, (…) sino a vivir como discípulos sinceros y valientes en caridad y verdad” y a afrontar las dificultades “con tenacidad, serenidad, positividad, fantasía… y también con un poco de sentido del humor”. Y haciendo referencia a la misión de un proyecto original como Loppiano en el actual contexto social, el Papa ha invitado a levantar la mirada junto a él “para mirar con fidelidad confiada y con creatividad generosa, al futuro que ya empieza hoy”. Tras impartir su bendición, treinta y siete ciudadanos de Loppiano de distinta proveniencia, religión, edad y condición social, han saludado personalmente a Papa Francisco. En respuesta a las palabras del Santo Padre, el Copresidente de los Focolares, Jesús Morán le ha entregado un regalo simbólico: un “pacto” firmado por todos los habitantes, con el empeño de vivir de manera que Loppiano sea cada vez más un lugar de fraternidad y reciprocidad. A la invitación a firmar a su vez el “Pacto de Loppiano”, el Santo Padre ha adherido con alegría, entre los aplausos de todos los presentes.


https://www.youtube.com/watch?v=pTr9KGJ7wLM

Fiesta de Europa

Fiesta de Europa

El 9 de mayo se celebra en Europa la paz y la unidad. La fecha recuerda la histórica “Declaración Schuman”, con la cual el 9 de mayo de 1950, el Ministro de Relaciones Exteriores de Francia de aquel momento,  propuso la creación de un primer núcleo económico, que finalizó con la gradual construcción de una federación de Estados Europeos indispensable para el mantenimiento de relaciones pacíficas. Como primera etapa, Robert Schuman indicaba la gestión común del carbón y del acero, para Francia y Alemania Occidental, pero dentro de un marco de organización al cual podrían adherir posteriormente otros países. Se sentaban así las premisas para una integración mucho más amplia y comprensiva, al punto que la Declaración es considerada simbólicamente como la fecha de nacimiento del largo proceso de paz y estabilidad que dio inicio a la Unión Europea. La fiesta es una ocasión para acercar las instituciones a los ciudadanos y a los pueblos entre ellos, profundizando la conciencia de que los valores de la paz, de la integración y de la solidaridad deben ser puestos en la base de la convivencia humana.

Los caminos para un mundo unido

Los caminos para un mundo unido

La unidad del mundo. Queridísimos jóvenes: ¿Estamos tan al margen de los acontecimientos en los que nos encontramos sumergidos día tras día, que no vemos que nuestra época está marcada por tensiones, por guerras y guerrillas, incluso por el peligro de una conflagración nuclear, por divisiones de todo tipo, por el fenómeno del terrorismo, por secuestros, por los males más variados, engendrados, precisamente, por la falta de amor y concordia entre los hombres; que no vemos que hablar hoy de unidad es casi una utopía? […] Pero, gracias a Dios, no es sólo esto lo que caracteriza nuestra época, hay otros aspectos que pueden ser objeto de nuestra atenta observación. […] El mundo tiende sin duda a la unidad: es su destino o mejor dicho: es el designio de Dios sobre él. […] A las preguntas que han hecho responderemos no sólo con palabras, sino con la vida después de este Genfest, recorriendo con decisión los diferentes caminos que dan una solución al mundo dividido, unificándolo. Estos -sólo para dar algún ejemplo- son: el camino de la unidad entre las generaciones, entre las razas, los grupos étnicos, entre los diferentes pueblos, entre el Este y el Oeste, entre el Norte y el Sur; entre los cristianos de distintas denominaciones, entre los fieles de las religiones más diversas; el camino de la unidad entre ricos y pobres para llegar a una comunión de bienes; entre Países en guerra a favor de la paz; el camino de la unidad entre el hombre y la naturaleza; el camino de la unidad con los indiferentes, los que están solos, con los que de algún modo sufren; el camino del desarrollo, del progreso; el camino de la unidad entre los distintos Movimientos espirituales, entre las asociaciones laicas; entre personas de diferentes ideologías, de distintas culturas, etc. Y, como pueden constatar, algunos de éstos, son caminos que los jóvenes ya recorren porque los sienten suyos. […] Ellos quieren avanzar por los más variados caminos, pero recorriendo el Camino por excelencia […] el Camino que es Cristo. Él dijo de sí mismo: «Yo soy el Camino». (Jn 14,6). Y ¿qué tenemos que hacer para estar bien insertados en este Camino y así avanzar con frutos también en los demás caminos? Ser Él, otros Él. Viviendo la Palabra, toda la vida cristiana sembrada en nosotros mediante el bautismo volverá a florecer plenamente. Y a esta Palabra podrán unirse los jóvenes de todas las Iglesias o comunidades cristianas. La Palabra -en muchas de sus expresiones- es aceptada también por los jóvenes de otras religiones y por quien en buena fe se considera ateo. La Palabra hará de todos ustedes un bloque y serán fuertes e inquebrantables. […] Entonces, -si son fieles, si se difunden por el mundo como otros Jesús- el programa: «Que todos sean uno» no será una quimera, sino una realidad que estará cada vez más cerca, gracias también a ustedes. Florecerá una primavera en el mundo. ¡Veremos milagros! Podrá cumplirse en ustedes la afirmación de Cristo: «El que crea en mí, hará también las obras que yo hago, y las hará aún mayores”. (Jn 14,12). (Fragmentos de la intervención de Chiara Lubich en el Genfest. Roma (Palaeur), 29 de mayo de 1985)