Movimiento de los Focolares
La gloria de la Resurrección en la creación

La gloria de la Resurrección en la creación

Te alabamos, Padre, con todas tus criaturas, que salieron de tu mano poderosa. Son tuyas, y están llenas de tu presencia y de tu ternura. Alabado seas. Hijo de Dios, Jesús, por ti fueron creadas todas las cosas. Te formaste en el seno materno de María, te hiciste parte de esta tierra, y miraste este mundo con ojos humanos. Hoy estás vivo en cada criatura con tu gloria de resucitado. Alabado seas. Espíritu Santo, que con tu luz orientas este mundo hacia el amor del Padre y acompañas el gemido de la creación, tú vives también en nuestros corazones para impulsarnos al bien. Alabado seas.   Fuente: Papa Francisco, Carta Encíclica Laudato Si’ sobre el cuidado de la casa común (Oración cristiana por nuestra tierra, 246)

Los mejores deseos de una Pascua Santa

Los mejores deseos de una Pascua Santa

Hoy más que nunca, mientras se encienden nuevos focos de guerra en diferentes partes del mundo, y tragedias de todo tipo parecen frustrar las expectativas de paz, queremos afirmar nuestra fe en el Hombre-Dios, muerto y resucitado por todos los hombres y para llevar el mundo a su destino de unidad. Él es nuestra esperanza y nuestra alegría. En nombre mío y de todo el Movimiento de los Focolares les expreso mis mejores deseos: que el espíritu del Resucitado nazca y renazca cada día en nosotros y entre nosotros, según la promesa de Jesús: “Donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” (Mt 18,20). Permanezcamos pues unidos en su nombre, es decir, en su amor, difundiéndolo entre las personas y los pueblos. ¡Feliz Pascua a todos!

Maria Voce


 

Domingo de Pascua

Domingo de Pascua

Es el triunfo de Jesús resucitado que conocemos y revivimos también en nuestra pequeña experiencia, después de haber abrazado el abandono, o cuando unidos realmente en su nombre, experimentamos los efectos de su vida, los frutos de su Espíritu. El Resucitado debe estar siempre presente y vivo en nosotros [en este año 2000] en el que el mundo espera no sólo personas que creen y lo aman de alguna manera, sino testigos auténticos que puedan decir verdaderamente, como la Magdalena a los apóstoles después de haberlo encontrado cerca de la tumba, aquellas palabras que aunque las conozcamos, son siempre nuevas: “¡Lo hemos visto!”. Sí, lo hemos descubierto en la luz que nos ha iluminado; lo hemos tocado en la paz que nos ha infundido; hemos oído Su voz en el fondo del corazón; hemos saboreado su alegría incomparable. Fuente: Chiara Lubich en conexión telefónica. Castel Gandolfo, Roma, 20 de Abril de 2000.

Sábado Santo: María

Sábado Santo: María

«Sábado Santo. María está sola. Sola con su hijo-Dios muerto. ¿Un abismo de angustia insondable, una laceración infinita? Sí, pero Ella estaba firme en pie, convirtiéndose así en un ejemplo excelso, monumental de todas las virtudes. Ella espera, ella cree: las palabras de Jesús, que durante su vida, anunciaban su muerte, pero también su resurrección, aunque otros las habían olvidado, Ella jamás las había olvidado: Conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón (cf. Lc 2, 51). Por lo tanto, no sucumbe ante el dolor: espera.»   Fuente: Chiara Lubich en conexión telefónica. Castel Gandolfo, Roma, 20 de Abril de 2000.

“Queremos una Iglesia que sea acogedora y creíble”

“Queremos una Iglesia que sea acogedora y creíble”

“Paz, amor, confianza, equidad, libertad y justicia”. Pero también seguridad, escucha, consideración y participación. Es lo que desean los jóvenes de todo el mundo, de todas las latitudes, de todos los credos y convicciones, de cualquier condición social, económica y cultural. Jóvenes que también donde están, “no se ven reflejados ya en las religiones tradicionales y no se definirían como religiosos”, es más, “están abiertos a la espiritualidad”, deseosos de gastar su vida por los demás y por el bien común, y están en búsqueda de guías que los ayuden a descubrir la propia vocación y a dar sentido a su propia vida. Lo contaron ellos mismos en ocasión del encuentro que se realizó en Roma desde el 19 al 24 de marzo, considerado como un momento de preparación al XV Sínodo ordinario de Obispos. El Papa Francisco desea realizar este Sínodo sobre el tema “Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional” y el Sínodo será en el mes de octubre. Son más de 300 los que están físicamente presentes y más de 15 mil conectados por web. Ellos le comunicaron a la Iglesia –que por primera vez los recibió para escucharlos en un encuentro de este tipo- sobre sus sueños y sus desafíos, y dicen qué esperan de los ministros de Dios y qué le piden a la sociedad. Ofrecieron sus testimonios y sus propuestas para que el anuncio del Evangelio llegue al mayor número de jóvenes con un lenguaje adaptado y una actitud humilde y dialogante. Siguiendo la indicación del Papa Francisco, que les pidió que dialoguen libremente, invitándolos a que sean “cara dura” y que digan también cosas incómodas, los muchachos dijeron con fuerza que querían “modelos atractivos, coherentes y aunténticos”, “testimonios vivos, que estén en grado de evangelizar a través de su vida”, “hombres y mujeres que sean capaces de expresar con pasión su fe y su relación con Jesús, y al mismo tiempo que alienten a otros a acercarse”. A la Iglesia le piden que sea acogedora y misericordiosa, humilde y humana, inclusiva, coherente y creíble, capaz “de entrar en empatía con todos los jóvenes del mundo” y exprese “ternura” también hacia aquellos “que no sigan aquéllos que creemos sean los standard”. Y se esperan “explicaciones racionales y críticas a problemas complejos”, como los temas de la sexualidad, “las adicciones, los fracasos matrimoniales, las familias disgregadas”, y “los grandes problemas sociales, como el crimen organizado y la manipulación de seres humanos, la violencia, la corrupción, la explotación, el feminicidio, toda forma de persecución y degradación del ambiente natural” Admiten que no tienen una visión unitaria sobre temas complejos como la acogida a los emigrantes y a los refugiados, aúnque reconocen “el deber universal del cuidado de la dignidad de cada persona humana”, y afirman que “existe frecuentemente gran desacuerdo entre los jóvenes, ya sea en la Iglesia como en el mundo, respecto a las enseñanzas que hoy son particularmente debatidas”. Entre ellas “la contracepción, el aborto, la homosexualidad, la convivencia, el matrimonio y también la forma en que se percibe el sacerdocio”. No obstante ésto, también aquellos que no comparten plenamente las enseñanzas oficiales “desean, de todos modos, formar parte de la Iglesia” Y es más, ellos están espantados por la “inestabilidad social, política y económica” y a la Iglesia le piden que sea “solidaria y brinde protección a aquéllos que luchan en las periferias”. Quieren una guía segura, porque “las respuestas simplísticas no son suficientes”. Y se esperan que la Iglesia reconozca los propios errores, las faltas y las llagas más dolorosas: sólo así podrá ser creíble y confiable. Los jóvenes piden estar más involucrados en los organismos eclesiales, que puedan participar también con roles de responsabilidad y de liderazgo en los contextos más amplios como en los pequeños grupos parroquiales, y subrayan la exigencia de dar mayor espacio a las mujeres, a sus talentos y a su sensibilidad. Quieren ser buscados, y encontrados, por la Iglesia en los lugares a los cuales asisten, reales y virtuales, desde los bares hasta las canchas de deportes, en las redes sociales. Y quieren saber más sobre los Sacramentos y participar en los eventos a gran escala como las JMJ pero también en los pequeños grupos diocesanos o parroquiales. Buscan inclusión: “también en los grupos pequeños locales donde podamos expresar nuestros interrogantes y compartir la fraternidad cristiana lo cual es de primaria importancia para conservar la fe” Son jóvenes que están en la búsqueda de su propia vocación en el mundo y un sentido más profundo de dar la vida, custodian y cultivan una espiritualidad propia y reconocen – casi siempre- que la Iglesia es un interlocutor importante. Ahora la palabra se la pasan a la Iglesia, que en su anuncio, de ahora en adelante, no podrá no tener en cuenta su voz. La cita es para la Asamblea sinodal de octubre, pero mientras tanto el Papa aseguró que “serán tomados en serio”. Claudia Di Lorenzi Lea el documento

Viernes Santo: Jesús Abandonado

Viernes Santo: Jesús Abandonado

«Acabo de escribir un libro sobre Él titulado: “El grito” (1). Se lo he dedicado a Él con la intención de escribirlo también en vuestro nombre, en nombre de toda la Obra de María “como –esta es la dedicatoria– una carta de amor a Jesús Abandonado”. En el libro se habla de Aquel que, en la única vida que Dios nos ha dado, un día, un día preciso, diferente para cada uno, nos llamó a seguirlo, a donarnos a Él. Y se comprende –y lo declaro allí– que todo lo que quiero decir en aquellas páginas, no puede ser simplemente un tema, aunque familiar, cálido, sentido; quiere ser más bien un canto, un himno de alegría y sobre todo de gratitud a Él. Lo había dado todo: una vida al lado de María, en medio de las incomodidades y en la obediencia. Tres años de predicación, tres horas en la cruz, desde la cual perdona a los verdugos, abre el Paraíso al ladrón, nos da a su Madre. Le quedaba la divinidad. Su unión con el Padre, la dulcísima e inefable unión con Él, que lo había hecho tan potente en la tierra, como Hijo de Dios, y tan majestuoso en la cruz; este sentimiento de la presencia de Dios, debía ir desapareciendo en el fondo de su alma, hasta dejar de sentirlo; separarlo de algún modo de Aquel con el cual había dicho que Él era una sola cosa, y grita: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” (Mt 27, 46).» Fuente: Chiara Lubich en conexión telefónica. Castel Gandolfo, Roma, 20 de Abril de 2000. (1) C.LUBICH, Il grido, Roma 20036.