Dic 13, 2017 | Sin categorizar
Se trata de un curso de preparación al matrimonio en el Centro internacional de Castelgandolfo, al que están invitados jóvenes de distintas naciones que desean dialogar sobre los valores fundamentales de la vida de pareja. En modo interactivo y dinámico serán propuestas temáticas como:
- la elección de la persona
- el ‘paso’ del yo al nosotros
- la comunicación en la pareja
- los conflictos y el perdón
- el lenguaje del cuerpo
- fecundidad y procreación responsable
- y muchas otras cosas
Han colaborado en la elaboración del programa, junto a los expertos de Familias Nuevas, cuatro jovenes parejas de distintas nacionalidades: Filipinas, Portugal, Brasil, Italia. Para información e inscripciones: famiglienuove@focolare.org Telf. +39.06.97608300 – +39.06.9411614
Dic 13, 2017 | Sin categorizar
La festividad judía de Janucá, conocida también como la Fiesta de las luces o Luminarias, que cada año comienza el 25° día del mes hebraico de Kislev y se prolunga en el mes de Tevet, este año iniziará en la noche del 13 de diciembre y durarà hasta el 20. La fiesta recuerda la revuelta de los Macabeos, en el II siglo a.C., che insurgieron en defensa del monoteísmo, de su tierra y de sus costumbres, contra los Griegos que querían despojar a los judíos de su identidad. Cuando regresaron al Templo de Jerusalén, después de la ocupación helénica, para reconsagrarlo encontraron una pequeña ampolla de aceite, suficiente sólo para un día. Milagrosamente esa pequeña cantidad de aceite siguió iluminando por 8 días. Cada año, en éste período, cada familia judía enciende en su casa la Januquiá (el candelabro de nueve brazos) por ocho noches, así como fueron los días en que la ampolla de aceite permaneció encendida en el Templo. El candelabro se pone cerca de la ventana, para que sea bien visible, como advertencia de respeto a la vida y a sus ideales.
Dic 12, 2017 | Sin categorizar
https://vimeo.com/246971375 Video en italiano y/o en inglés «Yo sólo había escuchado hablar de Santa Claus, pero ninguno me había contado la verdadera historia de Navidad, ¡la historia de Jesús que nace!», cuanta una niña. «Sí, la gente se había olvidado un poco de ella, pero nosotros se la podemos recordar! Como ya están haciendo muchos otros niños en todo el mundo», responde otro. Son los gen 4, niños y niñas «que quieren a todos como hizo Jesús y que hacen ver a todos que ¡Él es el don más grande!», como ellos mismos explican. Se lo enseñó Chiara Lubich, la fundadora del Movimiento de los Focolares, que les había dirigido a ellos esta invitación: «Hagan nacer a Jesús en medio de ustedes con su amor; ¡así será siempre Navidad! […] Podemos ofrecer a todo el mundo a Jesús, a Jesús en medio nuestro, y llevar este amor, esta alegría a las calles, a las escuelas, a los pequeños y a los grandes… ¡por doquier!». Hace algunos años, Chiara, paseando por las calles de Zúrich, en Suiza, antes de Navidad, había visto las vitrinas con luces, juguetes, la nieve sobre los árboles, Santa Claus… y se había preguntado: ¿Dónde está Jesús? Jesús no estaba. «Este mundo rico se apropió de la Navidad, pero han desalojado a Jesús», escribía. «¿Qué quiere decir ‘desalojado’?» Pregunta una niña. «Significa que Jesús no tiene lugar donde vivir, como cuando nació que no encontraban un lugar para Él». «Entonces Chiara nos dijo: ¡al menos nosotros hagámosle una fiesta! Nosotros los gen 4 de todo el mundo queremos hacer así e invitar a todos a hacerlo». Seguidamente nace la idea de hacer estatuitas del Niño Jesús y pesebres y ofrecerlas a las personas que quizás no saben o no recuerdan que Jesús es el regalo más importante de la Navidad. «Queremos hacer que recuerden que la Navidad es la fiesta de Jesús. Y les decimos a las personas: ¿quieres llevarlo a tu casa? Hay quien responde que no, hay quien pasa y ni siquiera se detiene, pero otros se detienen y nosotros les damos las imagencitas de Jesús o los pesebres, preparados por nosotros. Vamos a las principales plazas de las grandes ciudades, a los centros comerciales, se las damos a nuestros alcaldes y vamos a las casas de ancianos, tratamos de llamar la atención con nuestros quioscos, con nuestras canciones; organizamos fiestas de Navidad para muchos niños. Es como una ola de felicidad que involucra a todos y vuelve a poner en el centro de la Navidad al “festejado”».
Dic 11, 2017 | Sin categorizar
No es un viaje turístico el que organiza la Red Internacional “Diálogos en Arquitectura”, junto con la Universidad de La Salle de Bogotá; es una experiencia de vida juntos, que permite conocer directamente los lugares, el mundo de la cultura, de las empresas y de las asociaciones. Se sale de Bogotá, del sur de la ciudad. Las miradas desorientadas de los italianos dicen que es necesario “cambiar los ojos” para transferirse con el corazón y la mente en esta tierra de fuertes contrastes, con una relación diferente con el ambiente y el territorio. Superamos los más de 3.000 metros de Cordillera Oriental para llegar al centro de Villanueva, un pueblo colonial entre las montañas, donde parece que el tiempo se detuvo. Participamos en un simulacro de evacuación de los habitantes en caso de terremoto. Todos se reúnen en la plaza del pueblo lo que nos permite vivir con todos este momento comunitario. El viaje prosigue por una larga calle en bajada, con muchas curvas, a través de un túnel que nos permite ver en algunas partes el verde intenso de las montañas y la vista de bellísimos panoramas. Sólo en un momento se ve la intervención del hombre que está construyendo un audaz puente de conexión.
Llegamos a la puerta del Llano, Villavicencio. La temperatura externa es muy alta, al igual que la calidez de la gente que encontramos. Un majestuoso árbol nos repara de la luz. Proseguimos el camino atravesando “el llano”, una extensión inmensa. Es una naturaleza virgen, que contrasta con la megalópolis. Etapa sucesiva: Yopal, una ciudad que no habíamos visitado antes, pero que enseguida nos resulta familiar por la acogida que recibimos. Visitamos la Universidad Unitrópico, que ha iniciado un camino interdisciplinario de arquitectura social. Como en todos los países de América Latina, también en Colombia la arquitectura no se puede separar de lo social, nace de las relaciones construidas con las comunidades. En los alrededores de Yopal se encuentra el campus universitario. Una ‘Utopía’ de la Universidad de La Salle. Una experiencia para los jóvenes que provienen de las regiones rurales, víctimas de la violencia por parte de la guerrilla. Conjuga el estudio y el trabajo de la tierra y permite obtener un diploma en Ciencias Agrarias y la posibilidad de empezar un trabajo. Se trata de una experiencia piloto de paz, que hay que mirar con esperanza. Estamos a la mitad del viaje. Después de un óptimo desayuno típico, proseguimos hacia las ciudades coloniales de Monguì, y Tunja, que fue la primera capital de Colombia. En las grandiosas plazas coloniales, como la de Villa de Leyva, se encuentran las poblaciones indígenas que nos transmitieron su fuerte identidad, que hoy se integran bien a las arquitecturas coloniales. Regresamos a Bogotá por el Norte. El impacto es casi más fuerte que el del Sur. Pasamos por la zona más rica con sus casas encerradas en recintos de seguridad. La experiencia continúa con el taller organizado por el Observatorio Urbano de la Universidad de La Salle, en el barrio periférico de Cazucá, donde nos transferimos por una semana. Podemos conocer de cerca a las familias, compartir su comida y dormir en sus casas. El impacto es muy fuerte. Estamos junto a jóvenes universitarios de Alemania, de Bogotá y de Yopal. La pobreza es altísima, pero la solidaridad y las relaciones que existen nos hacen descubrir la identidad del lugar. ¡La experiencia de trabajo es nueva! Se trata de completar la parte externa de algunas casas, realizar huertas y pintar algunas fachadas, poner a punto una biblioteca y diseñar algunos murales que expresen la vida de esa comunidad. Toda la familia es representada simbólicamente por pájaros, entre ellos está también un hijo que fue asesinado por la delincuencia local, un dolor que hemos compartido. Uno de los jóvenes del barrio nos dice: «Hemos trabajado juntos y hemos hecho más bello nuestro barrio. Ahora proseguiremos completando las calles». Sus miradas se imprimen dentro de nosotros; un gran entusiasmo y una nueva esperanza nos invaden. El intercambio cultural ha sido un auténtico enriquecimiento, al hacer arquitectura juntos, poniendo a disposición capacidades y conocimientos. El arquitecto puede contribuir a reconstruir el tejido social creando espacios que destinados a custodiar y hacer crecer la identidad de un lugar con su comunidad.
Dic 10, 2017 | Sin categorizar
El 10 de diciembre de 1948 se proclamó la Declaración universal de los Derechos Humanos. Desde entonces, cada año en éste día se recuerda la Declaración elaborada por la Comisión por los derechos humanos, órgano de las Naciones Unidas, presidido entonces por Eleanor Roosevelt, esposa del presidente de los Estados Unidos, Franklin D. Roosevelt, para evidenciar la importancia y la defensa de la dignidad de la persona. El documento costituye un corte entre la época anterior al 1948, en la cual la inequidad en el mundo se evidenciaba con esporádicas intervenciones, y la que se inició en el ’48 en la cual se reconoce con firmeza y por primera vez la necesidad de contrarrestar las desigualdades en todos los Estados del mundo. Reconociendo la validez de ésta Carta y aplicando a la letra los 30 artículos, muchos aspectos desviados de nuestra sociedad desaparecerían: esclavitud, tortura, guerra, razismo, violencia de género, abuso de menores, explotación de las personas, pero también el empobrecimiento, abuso y contaminación de los recursos ambientales.
Dic 9, 2017 | Sin categorizar
En el mundo moderno, la obediencia ya no se aprecia en la justa medida. El soplo de libertad, de fraternidad y de igualdad que se desencadenó con la Revolución Francesa ha entrado ya en nuestros periódicos, en nuestros patios, en nuestras casas, e incluso en nuestras parroquias y en nuestros conventos. (…) Por eso no es raro encontrar en nuestro inconsciente un sentido de desconfianza frente a aquella preciosa virtud, como si ésta estuviera en contraposición con el descubrimiento evangélico de que somos todos hermanos en Cristo. (…) La obediencia no implica una abdicación de la propia personalidad, una humillación inhumana. Por el contrario nos ayuda a ser verdaderamente nosotros mismos, a desarrollar nuestro yo, porque nos inserta en un contexto social que es indispensable, humana y divinamente, para la verdadera manifestación de nuestras capacidades. Cuando la voluntad de quien es legítimamente superior a mí en el gobierno civil o eclesiástico me indica lo que debo querer o lo que debo omitir, aunque esto choque con mis proyectos o con mi manera de pensar, me eleva siempre a un plano más amplio y general, al plano del bien común. La limitación que experimento, la fricción por el contraste que produce, es la contribución necesaria para este ensalzarme. En aquel momento mi humanidad crece, es más plena. Y cuánto más unido me siento a los demás, descubro que es mayor mi fraternidad con ellos. Esto, en efecto es el fruto de la comunión. La obediencia, lejos de ser un obstáculo, se convierte así en un medio indispensable para la fraternidad humana. (…) Muchas veces al hablar de esta virtud, se presentan sólo los aspectos ascéticos de la misma: cuánto progresa el alma con la renuncia a la propia voluntad, cuánto se libera de las pasiones etc. Y ciertamente es verdad, pero además proporciona algo mejor, nos hace partícipes de la humanidad de Cristo místicamente, nos permite experimentar en nuestro corazón los mismos sentimientos de Jesús. (Cf Fil. 2,5). María Santísima es el modelo por excelencia de esta obediencia interior. Cuando responde al ángel: “He aquí a la esclava del Señor”. Cuándo para seguir el edicto del emperador romano, va a Belén; cuando “con toda prisa” sigue la inspiración de ir a asistir a Isabel; cuando en las bodas de Caná pide a Jesús un milagro; cuando en el Calvario da al Hijo de Dios para estar con Juan; cuando en medio de los apóstoles ora en espera amorosa del Espíritu Santo; su vida es un continuo obedecer sólo a Dios, obedeciendo a los hombres y a las circunstancias. Y reviviendo en nosotros a María, participaremos de su misma intimidad, de su misma docilidad. Como el focolarino Andrea Ferrari que, moribundo, con la sonrisa en los labios a quien lo preparaba para aceptar la voluntad de Dios, le decía sonriendo, con una agudeza que manifestaba su íntima unión: “ Hemos aprendido a reconocerla siempre, incluso en el rojo de un semáforo”. De: P. PASQUALE FORESI – Palabras de Vida – Ciudad Nueva 1972 – pág.95-98