May 2, 2017 | Sin categorizar

Foto: Roger Anis
Sami trabaja como gerente de programación en el Centro Cultural de los jesuitas en Alejandría de Egipto. Se vio involucrado en la organización de este importante y audaz viaje del Santo Padre a su país. Una visita que tuvo en suspenso la atención del mundo entero, también por el riesgo de nuevos atentados, como los que habían ocurrido recientemente. Le pedimos que nos cuente cómo nació este viaje. «Al Papa le habían llegado tres invitaciones para venir a Egipto en momentos distintos. El primero se lo dirigió el Patriarca Tawadros II, cuando había ido al Vaticano en su primer viaje al exterior (10/05/2013). Regresando hablaba del “hermano Francisco” y designo el 10 de mayo como el día de la “Fiesta de la fraternidad católico-ortodoxa”, de la que me hice cargo junto a un amigo ortodoxo que trabaja con el Patriarca, para la edición 2015/2016. En esa ocasión entendimos el gran deseo del Patriarca de llevar adelante esta relación. El encuentro de oración ecuménico con cinco patriarcas y dos líderes de las iglesias evangélicas, tuvo lugar en la Iglesia donde tuvo lugar uno de los atentados. El Papa en varias ocasiones ha hablado del “ecumenismo de la sangre” que nos une. En necesario decir que este año, precisamente debido a los atentados, no habíamos celebrado la Pascua, pero la visita del Papa fue una reconciliación, una gran alegría, una verdadera Pascua.
La segunda invitación le había llegado de parte del Presidente Al-Sisi, cuando había ido al Vaticano (2014). Él está tratando de llevar adelante una cultura de paz, con no pocas dificultades. Pero el Papa fue más allá de la política, más profundamente. La tercera invitación se la hizo el Gran Imán de al-Azhar (2016). En esa ocasión el Papa le regaló la encíclica “Laudato sii”, buscando siempre lo que nos une. Desde mi punto de vista el Gran Imán fue muy valiente al hacer esta invitación, dados los precedentes. El discurso del Papa en la Universidad al-Azhar ha sido muy importante, quizás un inicio. Ahora creo que se necesitará aún más valor para afrontar los cuestionamientos más delicados, para profundizar también en la historia… Ahora nos toca nosotros egipcios trabajar para seguir adelante».
Además de estos importantes eventos el Papa Francisco se encontró con los y las religiosas, sacerdotes y seminaristas católicos. «A ellos les habló como un pastor lo hace con sus discípulos. La comunidad católica en Egipto es una minoría de la minoría (menos del 1%), sin embargo es un referente importante para el diálogo interreligioso, sobre todo a través de los religiosos: con su forma de ser, siempre abiertos al diálogo. Y después es lo específico nuestro, viviendo el “diálogo de la vida”, ayudados por la espiritualidad de la unidad. La semana que precedió la visita de Francisco, estuvieron aquí los padres de Chiara Luce Badano (la joven del Movimiento de los Focolares, que murió con sólo 19 años debido a un tumor, y que la Iglesia Católica indicó como un ejemplo de santidad para los jóvenes, ndr). Habían hecho un viaje al país dando a conocer la vida de su hija beata. Su visita se concluyó con un encuentro con 1500 jóvenes católicos, provenientes de todo Egipto en preparación a la misa del día siguiente con el Santo Padre. El momento más fuerte de la velada fue conocer la vida de Chiara Luce». Según tu parecer ¿qué puede cambiar con esta breve pero intensa visita? «Creo que se abrieron tres nuevos caminos que hay que recorrer, especialmente en el diálogo interreligioso y ecuménico. Ahora hay más confianza en el Papa, en la Iglesia. Por lo tanto pienso que será más fácil ir adelante. Es necesario mantenerse abiertos, aunque, pienso que se necesitará tiempo para “digerir” y entender profundamente los varios discursos del Papa. Durante la Misa la homilía sobre los discípulos de Emaús, él mismo subrayó que ellos necesitaron tiempo para entender el evento del Resucitado. También nosotros después de esta visita sentimos, como esos discípulos, que “nos arde el corazón en el pecho” por la gran alegría».
Abr 30, 2017 | Sin categorizar
«Queridísimos jóvenes, Dios llama de distintas y de varias maneras: llama a muchos con funciones y misiones particulares; por ejemplo, llama a algunos jóvenes a la sublime vocación sacerdotal, a ser otros Cristo. Llama a hombres y mujeres a formar parte de las áreas multicolores del jardín de la Iglesia que son las Familias religiosas, para hacer que la Esposa de Cristo perfume constantemente con las más espléndidas virtudes. Llama a hombres y mujeres en los modernos Movimientos eclesiales a donarse a Dios, individual y comunitariamente, o a componer familias modelo, como muchas pequeñas Iglesias. Recuerden: Él llama en todas las edades. Llama también a los chicos, también a los niños. Llama en todos los puntos de la Tierra. ¿Pero cómo se puede conocer la propia vocación? Por experiencia debo decirles que generalmente es necesaria una particular disposición. Dado que la llamada de Dios es un acto de amor suyo, si Él encuentra amor en las almas, está más libre para llamar. Entonces, ¿qué hay que hacer para escuchar la voz de Dios? Es necesario amar, pero con un amor verdadero. Si lo hacemos, facilitamos la tarea a Dios, y si ya se conoce la propia vocación, en el amor se encuentra la mejor manera de realizarla. Pero, es necesario el amor verdadero. Es tan importante el amor verdadero que si tú lo vives desencadenas en el mundo una revolución, que es la revolución cristiana. El amor verdadero tiene cuatro cualidades: ama a todos, porque Jesús murió por todos; María es madre de todos. Por lo tanto, un amor verdadero no tiene tanto en cuenta si una persona es simpática o antipática, joven o vieja, blanca o de color, alemana o italiana, de una religión o de otra, si es amigo o enemigo. El amor verdadero ama a todos. Intenten vivirlo. Nosotros estamos un poco acostumbrados a amar a los amigos, a amar a los padres, a los parientes. Y es maravilloso. ¿Pero tenemos en el corazón el amor hacia todos? Prueben, prueben. Es una revolución. Porque la gente no lo entiende y al cabo de poco tiempo dice: “¿Pero, tú por qué haces esto? ¿Por qué me quieres? ¿Por qué me has dado aquel lápiz? ¿Por qué me has ayudado con ese trabajo? ¿Por qué?” “¿Por qué? Porque quiero amar a todos”, y así comienza el diálogo entre nosotros, católicos, con personas de otras Iglesias o de otras religiones. Así comienza un diálogo porque en las personas se despierta el interés. Por lo tanto, recuerden que el primer punto del amor verdadero es amar a todos Segundo punto: ser los primeros en amar. Cuando Jesús vino a la Tierra, nosotros no lo amábamos, éramos todos pecadores. Él fue el primero en amarnos. Es necesario acercarnos a todos sin esperar que nos amen, no amar porque somos amados, ¡no! Es necesario ser los primeros en amar. Éste es el amor que el Espíritu Santo ha infundido en nuestro corazón. Es el mismo amor presente en la Santísima Trinidad, del cual nosotros participamos, pero que debemos poner en práctica. Además, es necesario ver a Jesús en todos, pues Él lo dijo: en el Juicio Final el examen será éste: “A mí me lo hiciste”, todo lo que hagamos de bueno y lo que hagamos – desgraciadamente – de malo. Tres cosas, entonces: amar a todos, ser los primeros en amar, ver a Jesús en el prójimo. Pero un amor que no debe ser platónico, sentimental, sino un amor concreto y para que sea concreto es necesario, como dice san Pablo, hacerse todo a todos (Cf. 1 Co 9, 22), hacerse uno con quien sufre, hacerse uno con quien goza y compartir alegrías, dolores, necesidades. Compartir. Entonces: amar a todos, ser los primeros en amar, ver a Jesús, y además, amar concretamente. Esto es lo que podemos hacer nosotros, poner en nuestro corazón el amor verdadero. La llamada es la parte de Dios, ésta es la nuestra. La llamada es la parte de Dios, es tarea suya. Queridísimos jóvenes, Dios no cesa de llamar, especialmente si amamos. A nosotros nos corresponde responder y componer con nuestra vida ese divino, maravilloso designio que Dios tiene para cada uno de nosotros para el bien de todos. ¿Saben lo que significa poner a Dios en el primer lugar, ya sea que te llame a consagrarte a Él o que te llame a formar una linda familia? Poner a Dios en el primer lugar en la vida significa encontrar ya desde aquí la felicidad. ¡Es lo que les deseo a todos ustedes! Apunten alto, jóvenes, tenemos una vida sola, no se repite: conviene gastarla bien».
Abr 28, 2017 | Sin categorizar

Benjamin Barber – Foto: John FOLEY/Opale
El 24 de abril, después de una breve enfermedad, expiró en Nueva York el profesor Benjamín Barber. Tenía 77 años. Deja a su esposa Leah y a su hija Cornelia. Un filósofo de la política, autor de varios libros, entre ellos, el bestseller Jihad Vs. McWorld, Barber se dedicó hasta el último instante y con pasión a los temas de la ciudadanía y la democracia. Estaba convencido de que los grandes desafíos de la interdependencia se podían resolver de forma constructiva si los ciudadanos se comprometían a vivir las virtudes cívicas y participaban activamente en la política. Escéptico respecto a la capacidad de los Estados nacionales de dar respuestas eficientes a los desafíos globales contemporáneos (el cambio climático, el terrorismo, la inmigración por la pobreza), en los últimos años Barber enfatizó el protagonismo indispensable de la ciudad. En su libro Si los Alcaldes Gobernaran, demostró que las ciudades hoy responden en forma más eficaz que los Estados a los problemas de nuestro mundo interdependiente. Por eso, en los últimos años, Barber, con la pasión y tenacidad que siempre lo caracterizaron, había dado vida al Parlamento Mundial de los Alcaldes, al que ya han adherido 49 alcaldes, entre ellos, los italianos Leoluca Orlando y Virginio Merola. Conocí a Barber el día después del 11 de septiembre en la casa neoyorkina del periodista italiano Antonio Monda. Estábamos en una cena junto con Leoluca Orlando, y Barber nos habló de su nueva iniciativa: dar vida a un Jornada Mundial de la Interdependencia a celebrarse cada 12 de septiembre, el día después del aniversario del ataque a la Torres Gemelas y al Pentágono. De hecho, para Barber la respuesta al ataque del 11 de septiembre no podía ser militar, sino que tenía que surgir del compromiso común de encontrar juntos soluciones adecuadas y sostenibles para los grandes desafíos globales, que no se pueden encontrar en forma aislada. Recordando que los Estados Unidos nacieron con la Declaración de Interdependencia, Barber subrayó la necesidad de una nueva Declaración de la Interdependencia. Seguidamente, colaboré estrechamente con Barber para la organización de la primera Jornada de la Interdependencia, simbólicamente celebrada en Filadelfia. Juntos pensamos y organizamos la segunda edición de la jornada en Roma, en el 2004, con el aporte esencial del Movimiento de los Focolares. Fue en esa ocasión, que tuve el privilegio de presentarle a Chiara Lubich al profesor Barber y ser testigo de varios encuentros entre el 2003 y el 2004. Recuerdo que hacia finales del primer encuentro, en junio del 2003 en Rocca di Papa, después de haberlo escuchado atentamente, Chiara señaló que el concepto de la interdependencia era importante, pero no suficiente. Chiara le dijo a Barber en ese primer encuentro: «No sólo es necesaria la interdependencia, sino que hay que llegar a la comunión. Es necesario que los bienes se muevan. Pero los bienes no se mueven solos, por eso hay que mover los corazones. Por eso yo hablo de la fraternidad universal que nosotros realizamos a partir de los individuos, los grupos, pero si empezáramos a realizarla entre las naciones, resolveríamos el problema del terrorismo de raíz». Barber respondió: «Sí. La expresión “interdependencia” es la versión ligera de la palabra “comunión”. Es el primer paso hacia la comunión». Y agregó: «La democracia es también un asunto del espíritu, empieza con la costumbre del corazón y después se expresa en términos seculares. Por lo tanto muchas veces la separación entre lo espiritual y lo secular es algo forzado». Entre Barber y Lubich había un diálogo que vibra todavía hoy por su absoluta actualidad. Hoy de Barber nos queda la preciosa herencia de un compromiso intelectual y cívico para dar vida a una ciudadanía global que nos lleve más cerca de la unidad. Aldo Civico Fuente: Città Nuova
Abr 27, 2017 | Palabra de vida, Sin categorizar
Al final de su Evangelio, Mateo cuenta los últimos acontecimientos de la vida terrena de Jesús. Él ha resucitado y ha llevado a cumplimiento su misión: anunciar el amor regenerador de Dios por cada criatura y volver a abrir el camino a la fraternidad en la historia de los hombres. Para Mateo, Jesús es el Dios con nosotros, el Enmanuel prometido por los profetas y esperado por el pueblo de Israel. Antes de volver al Padre, Él reúne a los discípulos con quienes había compartido más de cerca su misión, y les encomienda que prolonguen su obra en el tiempo. ¡Una empresa ardua! Pero Jesús los tranquiliza: no los deja solos; es más, promete estar con ellos todos los días para sostenerlos, acompañarlos y animarlos hasta el fin del mundo. Con su ayuda serán testigos del encuentro con Él, de su Palabra y de sus gestos de acogida y misericordia para con todos, de modo que muchas otras personas puedan conocerlo y formar juntas el nuevo pueblo de Dios fundado en el mandamiento del amor. Podríamos decir que la alegría de Dios consiste precisamente en estar conmigo, contigo, con nosotros cada día, hasta el final de nuestra historia personal y de la historia de la humanidad. Pero ¿es así? ¿Es realmente posible conocerlo? Él «está a la vuelta de la esquina, está junto a mí, junto a ti. Se esconde en el pobre, en el despreciado, en el pequeño, en el enfermo, en quien pide consejo, en quien no tiene libertad. Está en el feo, en el marginado… Así lo dijo: “Tuve hambre y me disteis de comer…” (cf. Mt 25, 35). …Aprendamos a descubrirlo allí donde está»1. Está presente en su Palabra, que renueva nuestra existencia si la ponemos en práctica; está en todos los puntos de la tierra en la Eucaristía, y actúa también a través de sus ministros, servidores de su pueblo. Está presente cuando generamos concordia entre nosotros (cf. Mt 18, 20); entonces nuestra oración al Padre es más eficaz y encontramos luz para las decisiones de cada día. «Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo»: cuánta esperanza da esta promesa, que nos anima a buscarlo en nuestro camino. Abramos el corazón y las manos para acoger y compartir, personalmente y como comunidad: en las familias y en las iglesias, en los lugares de trabajo y en las celebraciones, en las asociaciones civiles y religiosas. Encontraremos a Jesús, y Él nos sorprenderá con alegría y luz, signos de su presencia. Si cada mañana nos levantamos pensando: «Hoy quiero descubrir dónde quiere encontrarme Dios», podremos hacer también nosotros una experiencia gozosa, como esta: «La madre de mi marido le tenía mucho apego a su hijo, y llegaba a tener celos de mí. Hace un año le diagnosticaron un tumor: necesitaba tratamiento y asistencia que su única hija no estaba en condiciones de darle. Por aquel entonces participé en la Mariápolis2, y el encuentro con Dios Amor me cambió la vida. La primera consecuencia de esta conversión fue la decisión de acoger a mi suegra en casa, superando todo temor. La luz que se me había encendido en el corazón en aquel encuentro me hacía verla con ojos nuevos. Ahora sabía que en ella estaba cuidando y asistiendo a Jesús. Ante mi sorpresa, ella me devolvía cada uno de mis gestos con el mismo amor. Transcurrieron meses de sacrificio y, cuando mi suegra se fue al cielo serenamente, dejó la paz en todos. En esos días me di cuenta de que estaba esperando un hijo, que hacía nueve años que deseábamos. Este hijo es para nosotros el signo tangible del amor de Dios»3. LETIZIA MAGRI _________________________________________
- CHIARA LUBICH, Palabra de vida, junio 1982: Ciudad Nueva 1982/6, 26.
- Encuentro estival del Movimiento de los
- D. ZAMBONI (ed.), Milagros cotidianos. Las “florecillas” de Chiara y de los Focolares, Ciudad Nueva, Madrid 2003, p.57.
Abr 26, 2017 | Sin categorizar
Faltan sólo tres días para la apertura, el 29 de abril, de la Semana Mundo Unido 2017, con el esperado Encuentro internacional de los Jóvenes por un Mundo Unido en Loppiano. Más de 500 jóvenes están en las puertas de salida. “United World Project” es el eslogan que los mueve y al que difunden en todas las posibles modalidades de comunicación. Pero, ¿en qué consiste el proyecto del que quieren ser portavoces? Es una red de innumerables gestos, contagiosos y valientes, que tienden puentes, abren caminos de diálogo y de solidaridad, indican rutas de fraternidad. «La crisis financiera, económica y sobre todo cultural que afecta todos los países –se lee en el documento programático “Fraternidad universal: oportunidad para el mundo”– plantea interrogantes históricos. ¿Cómo ofrecer un futuro de paz, libertad, justicia a los pueblos de la tierra? Queremos partir de la unidad de la familia humana, indicar el horizonte de la fraternidad universal a las personas y a los pueblos. Éste es el proyecto de nuestra vida». La frontera que se extiende desde el Golfo de México hasta el Océano Pacífico largo 3.169 kilómetros fuertemente controlados, representa plásticamente los sueños destrozados de tantos inmigrantes en busca de un futuro. En sus alrededores, en Mexicali (pero lo mismo sucede en Calexico, del lado de Estados Unidos), desde hace algunos años está en acción un grupo de jóvenes que, a pesar del muro, creen realmente en un mundo sin muros. «Empezamos a cantar en un parque de nuestra ciudad situado precisamente al lado del muro fronterizo. Un modo para llevar un poco de alivio a quien transita por allí. El segundo paso fue entrar en la cárcel de máxima seguridad de la ciudad donde conviven 4mil personas, para ofrecer música y canciones. Después de haber pasado muchos controles, nos permitieron compartir algunas horas con 130 detenidos reunidos en un salón. Durante el almuerzo nos contaron que la nuestra es la única visita que habían recibido en dos años». En el 2016 una etapa del maratón de relevos mundial Run4unity tuvo lugar precisamente al lado del muro. «Quisimos depositar nuestra bandera a lo largo del muro como símbolo de la unidad que nos comprometemos a construir con cuantos viven del otro lado». Prensa