Movimiento de los Focolares

Movimientos y nuevas comunidades: preciosas piezas en el mosaico de la Iglesia

El 20 de junio se realizó en Roma el Congreso “La identidad de los Movimientos y de las nuevas Comunidades en el camino sinodal de la Iglesia” promovido por la Pontificia Universidad del Laterano conjuntamente con el Instituto Universitario Sophia.  Acrecentar y profundizar el diálogo entre dones jerárquicos y carismáticos, entre Iglesia institucional, Movimientos y Nuevas Comunidades.  El deseo  del Cardenal Marc Ouellet es que estos tiempos caracterizados por el camino sinodal hagan tomar mayor conciencia de los carismas en todas las comunidades eclesiales. Estas palabras del Prefecto de la Congregación para los Obispos y Presidente de la Pontificia Comisión para América Latina expresan la etapa importante del Congreso “La identidad de los Movimientos y de las nuevas Comunidades en el camino sinodal de la Iglesia”,  que se llevó a cabo ayer en la Pontificia Universidad Lateranense y fue promovido junto con el Instituto Universitario Sophia. En el centro de los calificados discursos pronunciados se encuentran el camino y las cuestiones abiertas sobre estas nuevas expresiones del Espíritu que requieren respuestas actualizadas y que sepan afrontar un mundo en continuo y rápido cambio. El Card. Kevin Farrell, Prefecto del Dicasterio para los Laicos, Familia y Vida, identificó en cuatro puntos los retos que este camino presenta hoy: fidelidad dinámica al carisma, unidad, sinodalidad y misionariedad: “Las perspectivas nuevas que el Espíritu Santo abre delante de nosotros se presentan siempre como retos, algo que no nos deja tranquilos, porque el Espíritu es dinamismo, es creatividad, es vida”.

Entonces, ¿cómo podemos poner en movimiento el aggiornamento que es necesario realizar en múltiples ámbitos: formación de los miembros, actividades de evangelización, actividades de ayuda y sanación de las heridas más profundas de la sociedad?  En su variedad y complementariedad, las respuestas y los aportes ofrecidos por los representantes de los Movimientos y Nuevas Comunidades dieron un panorama del estado actual de la cuestión de estas realidades eclesiales. Margaret Karram, presidente del Movimiento de los Focolares,  destacó que “En este tiempo, en el que toda la Iglesia se orienta hacia un estilo sinodal, estamos llamados a un paso ulterior: caminar unidos, no sólo dentro de nuestras realidades, sino junto a todos”. Solamente si nos ponemos en red, siendo un don para la Iglesia y la humanidad los Movimientos descubrirán de una manera nueva la propia identidad también. Mary Healy, docente de Sagrada Escritura (Sacred Heart Major Seminary de Detroit, EEUU) evidenció en la formación, en la evangelización y en el primado de la dimensión carismática los tres frutos principales de los que los Movimientos y las Nuevas Comunidades se han hecho portadores, a partir del Concilio Vaticano II: dones que se han ofrecido a la Iglesia y a la humanidad fundados en el encuentro personal y comunitario con Cristo. Dando su aporte acerca de “Los movimientos eclesiales y las nuevas comunidades hoy en el kairós del proceso sinodal”, Mons. Piero Coda, teólogo, Secretario General de la Comisión Teológica Internacional y docente del Instituto Universitario Sophia, destacó un reto aún abierto: “lo provisional de la configuración de estas realidades eclesiales con referencia a su reconocimiento en el orden canónico.  La atención y cuidado de la Iglesia en esta fase es el preludio, en el contexto eclesiológico actual, de nuevos y más maduros ordenamientos”.
Luego, se le encomendó a una representación de los Movimientos y de las Nuevas Comunidades la sesión sobre “Fundación, desarrollo y encarnación del Carisma”. Moysés Louro de Azevedo Filho, Comunidad Católica Shalom –fundador y moderador general de la Comunidad Católica Shalom– presentó el espíritu y la finalidad de esta expresión eclesial que es “portadora de un carisma cuya síntesis es la palabra pronunciada por Jesús cuando encuentra a sus discípulos en el Cenáculo: “Shalom”, hacia una santidad comunitaria”. Daniela Martucci, vicepresidente de la Comunidad Nuevos Horizontes puso de manifiesto el corazón del carisma: la escucha del grito de Jesús Crucificado y abandonado en los pobres, en los últimos y en los descartados, como también el del amor del Hombre-Dios que nos sigue repitiendo: “Amaos como yo os he amado”. Iraci Silva Leite puso de relieve la centralidad de la Palabra de Dios que orienta la experiencia de la “Fazenda da Esperança”, Palabra que “nos une, especialmente en el esfuerzo por vivir el amor entre nosotros y en brindar la presencia de Jesús al que sufre”. Michel-Bernard De Vregille de la Comunidad del Emmanuel trató el tema de las crisis que han atravesado y atraviesan las realidades eclesiales: “A menudo se corre el riesgo de querer contraponer carisma e institución –afirmó–,  pero  la llama de la Iglesia jerárquica e institucional y la llama del carisma están hechas para encontrarse y ser una única y hermosa llama, que ilumine al mundo con la presencia del Resucitado”. Por lo que se refiere al aspecto de la encarnación, el Profesor Luigino Bruni, economista, se concentró en el reto “narrativo” de los carismas que nacen en un período histórico a menudo narrado con modalidades típicas del tiempo fundacional. “Tenemos que aggiornarnos junto con el carisma –afirmó– pero sin perder contacto con el núcleo fundamental de él.  Un nuevo capital narrativo llegará del pluralismo de los lenguajes, de los varios experimentos, del diálogo de distintas sensibilidades: jóvenes y adultos, académicos y gente común, Iglesia y movimientos, etc.”.
Por la tarde, los trabajos se focalizaron en cómo los carismas pueden y tienen que fermentar todos los aspectos de la vida de los miembros y de las comunidades, tanto los espirituales como los organizativos, tanto la inclusión de miembros de distintas vocaciones como la formación o la administración de los bienes y todas las formas de responsabilidad y Gobierno.  La profesora Elena Di Bernardo, titular de la cátedra de Derecho Canónico (Institutum Utriusque luris, Pontificia Universidad Lateranense) ofreció un excursus altamente calificado acerca de las relaciones entre teología y derecho canónico, así como han ido evolucionando a lo largo del tiempo. “Hay que presuponer que la identidad en sí misma de un Movimiento o realidad eclesial –observó– se considera adquirida cuando todos los aspectos carismáticos de ella han recibido una configuración jurídica adecuada”. Cerrando los trabajos se presentó el informe de la Dra. Linda Ghisoni, Subsecetaria del Dicasterio para los Laicos, Familia y Vida cuyo título era “Laicos hoy en la eclesiología de comunión”.  Destacó dos polaridades a las que hay que prestar atención: persona-institución y praxis-estatutos. Respecto de la primera observó que “el ente, Movimiento o nueva comunidad, será preservado si se  garantizan el carisma originario, las finalidades propias en las que hay que conjugar oración y apostolado y, sobre todo, será preservado si se custodia el bien de las personas que lo componen. Este último  ¡nunca podrá ser alternativo al bien de la institución!” Hizo hincapié en que la experiencia nos enseña con dolor que todas las veces que se ha pretendido preservar el “buen nombre” de la comunidad sacrificando las personas individualmente y sus derechos, se cometieron aberraciones, dañinas para toda la institución.  Y concluyó: “La persona en el centro, siempre, constituye una inversión para la comunidad o movimiento”.  La otra polaridad se refiere, en cambio, a praxis y estatutos: si bien por un lado es verdad que “la vida sin duda anticipa toda definición normativa” también es verdad que hay que evitar todo legalismo o demonización del derecho que “lejos de ser un mal necesario que hay que soportar redactando una lista de artículos, constituye un camino de libertad para todos: para todos los miembros y para quienes están llamados en primera persona a garantizarla, en particular para el que tiene tareas de gobierno, a todos los niveles”.

Stefania Tanesini

(Activar subtítulos en español) https://youtu.be/uwykF7mn3f0

Chiara Lubich: Orientar el corazón a Dios

Jesús afirmó que ya estamos limpios en virtud de la Palabra que Él nos anunció. Por ello, no son tanto los ejercicios rituales los que purifican el alma, sino Su Palabra en la medida en que seamos capaces de ponerla en práctica. Nos lleva a tener el corazón siempre orientado solo a Dios. La Palabra de Jesús no es como las palabras humanas. En ella está presente Cristo, tal como lo está, de otra manera, en la Eucaristía. Por ella Cristo entra en nosotros y, en la medida que la dejamos actuar, nos hace libres del pecado y, por lo tanto, puros de corazón. Por lo tanto, la pureza es fruto de la Palabra vivida, de todas esas Palabras de Jesús que nos liberan de los llamados apegos, en los que necesariamente se cae si no tenemos el corazón en Dios y en sus enseñanzas. Pueden referirse a las cosas, a las criaturas, a sí mismos. Pero si el corazón se orienta solo a Dios, todo lo demás cae. Para triunfar en este propósito puede ser útil, a lo largo del día, repetirle a Jesús, a Dios, esa invocación del salmo que dice: “¡Eres tú, Señor, mi único bien!”[i]. Hagamos la prueba de repetirlo a menudo y, sobre todo, cuando los distintos apegos quisieran arrastrar nuestro corazón hacia esas imágenes, sentimientos y pasiones que pueden enturbiar la visión del bien y quitarnos libertad. ¿Nos sentimos inclinados a mirar ciertos carteles publicitarios, a seguir ciertos programas televisivos? Digámosles: no. “¡Eres tú, Señor, mi único bien!”, y ese será el primer paso para salir de nosotros mismos, volviendo a declararle nuestro amor a Dios. Así habremos adquirido la pureza. ¿Advertimos que a veces una persona o una actividad se interponen, como un obstáculo, entre Dios y nosotros, contaminando nuestra relación con Él? Es el momento de repetirle: “¡Eres tú, Señor, mi único bien!”. Esto nos ayudará a purificar nuestras intenciones y a volver a encontrar la libertad interior. La Palabra vivida nos hace libres y puros porque es amor. El amor es el que purifica, con su fuego divino, nuestras intenciones y todo nuestro mundo íntimo porque, según la Biblia, el corazón es la sede más profunda de la inteligencia y de la voluntad. Pero hay un amor que Jesús nos pide y que nos permite vivir esta felicidad. Es el amor recíproco, de quien está dispuesto a dar la vida por los demás, a ejemplo de Jesús. Este amor crea una corriente, un intercambio, un clima en el que la nota dominante es precisamente la transparencia, la pureza, por la presencia de Dios, que es el único que puede crear en nosotros un corazón puro[ii] . Viviendo el amor recíproco la Palabra actúa con sus efectos de purificación y de santificación. El individuo aislado es incapaz de resistir por mucho tiempo a las solicitudes del mundo, mientras que en el amor recíproco encuentra el ambiente sano, capaz de proteger su pureza y toda su auténtica existencia cristiana.

Chiara Lubich

(Chiara Lubich, en Parole di Vita, Città Nuova, 2017, pp. 616-618) [i] Cf. Sal 16, 2. [ii] Cf. Sal 50, 12.

Evangelio vivido: “Señor, tú eres mi bien, no hay nada superior a ti” (Salmo 16, 2)

Poner a Dios en el centro y asegurarnos de no vacilar. Vivir plenamente lo que este salmo expresa es el consuelo más grande que uno pueda recibir: sentirse conducido y saber, en lo profundo del corazón, que sólo él hace bien todas las cosas. Semillas de Paz En el edificio en donde vivimos crecía el malhumor con relación a la administración, a las reparaciones, a los ruidos. Un día reflexionaba acerca de las palabras de un sacerdote: la paz, decía, empieza dentro de nosotros, en la conciencia en donde está la semilla de la verdad que es Dios. Es una semilla que germina con la caridad puesta en práctica en las diferentes situaciones de la vida. Hablando de todo ello con mi familia, se nos ocurrió hacer cada día alguna mejora en el edificio, pero sin que se vea quién es el autor.  Por ejemplo, eliminar las hojas amarillas de las plantas que están en la entrada y regarlas, limpiar los vidrios y los marcos de los cuadros en el hall, a los que tal vez nunca se les había quitado el polvo desde que se habían colocado allí. Sin duda eran tareas de la persona a la que pagamos para la limpieza, pero en la primera reunión de consorcio el administrador destacó el hecho que desde hacía un tiempo todos sentían que el ambiente era más acogedor.  Surgieron incluso algunas ideas de cómo pintar la escalera. Cuando se lo dije a mis hijos, quedaron muy entusiasmados.  Un aporte para mejorar el mundo puede empezar incluso desde el propio edificio. (C. – Croacia) El “montoncito” Desde los comienzos de nuestro matrimonio, hemos puesto siempre todo en común. Un día mi esposa y yo nos sentamos con lápiz y papel para ordenar la economía familiar.  Más allá de las cifras áridas, cada salida y cada entrada marcaban un crecimiento en la calidad de la relación entre nosotros. Hicimos participar también a nuestros hijos. Desde ese momento pasó a ser normal que el par de zapatos que no usábamos me lo indicaran como que era una necesidad de alguien o que entre las salidas indispensables había que poner una suma a disposición del prójimo en dificultad. Un paso ulterior fue el que nosotros hemos llamado “el montoncito”: es fijarse en lo que no es estrictamente necesario para darlo a otros. Sólo después de haberlo hecho nos dimos cuenta de la importancia de ese acto. Nos percatamos de que habíamos iniciado una relación con todos los que podían tener necesidad de todo. Incluso un bolígrafo, un libro, una manta se volvían signos de atención para con el prójimo. Esta forma de comportarnos ha renovado nuestra vida. (L.R. – Olanda) Confiar Había perdido mi trabajo, pero estaba confiada de que la Providencia de Dios me haría encontrar otro. ¿Acaso no había experimentado ya muchas veces el “Dad y se os dará” (Lucas 6,38) como respuesta a mi esfuerzo por poner en práctica el amor evangélico? Ese mismo día, en la parroquia, yo tenía que contar mi experiencia cristiana. Tras haber mencionado que también estaba buscando trabajo, una chica presente en el encuentro me hizo saber que en la empresa de su padre justamente andaban buscando un empleado. Fue así como, teniendo confianza, encontré trabajo. (F.I. – Italia)

Recogido por Maria Grazia Berretta

(extraído de Il Vangelo del Giorno, Città Nuova, año VIII, número 2, mayo-junio de 2022)

Nueva página web dedicada a Igino Giordani

A partir del domingo 19 de junio de 2022 estará en línea la nueva página web creada por el Centro Igino Giordani y dedicada a la figura de este escritor y político, cofundador del Movimiento de los Focolares. Un espacio completamente renovado, explica Alberto Lo Presti, donde se puede encontrar a “Foco” yendo al corazón de su testimonio de vida. “Alguien dijo que si en todos los puntos de la tierra desapareciera el Evangelio, los cristianos tendrían que ser tales que quienes los vieran vivir podrían reescribir el Evangelio. Bueno, Giordani era uno de esos cristianos”. Las palabras de Chiara Lubich, al describir la extraordinaria figura de Igino Giordani (a quien dio el nombre de Foco), nos permiten captar la belleza que se esconde detrás de la aventura hecha vida de quien se considera cofundador del Movimiento de los Focolares. Héroe del siglo pasado comprometido en varios frentes, desde el político hasta el social y el cultural, Giordani también avanza en el presente. El Centro Igino Giordani, fundado por Chiara Lubich e incardinado en el Movimiento de los Focolares, es el encargado de custodiar este legado y lanzará su nuevo sitio web el 19 de junio de 2022. Alberto Lo Presti, director del centro, nos habló de ello. Profesor Lo Presti, ¿cómo surgió la idea de crear un nuevo sitio dedicado a Igino Giordani y cuáles son las novedades? Vivimos una época desafiante desde muchos puntos de vista: la paz y la guerra, la justicia y la desigualdad, las migraciones y la acogida, el trabajo y el desempleo… y como Igino Giordani manejó estos temas con sabiduría e inspiración, muchos buscan hurgar en sus discursos, en sus escritos, en sus testimonios, para encontrar una luz que les guíe en sus opciones actuales. Por ello, hemos decidido actualizar la página web, renovándola por completo, adaptándola a los gráficos y la operatividad más modernos. De este modo, pondremos a disposición del público interesado los principales materiales que ilustran su pensamiento y su vida. ¿Cómo puede la figura de Foco abrirse paso en la actualidad y ser también una inspiración para las nuevas generaciones? A la venerable edad de más de 70 años, Igino Giordani era considerado un “mito” por muchos jóvenes y adolescentes que solían pasear por los jardines del Centro Internacional del Movimiento de los Focolares en Rocca di Papa, Italia, y se lo encontraban sentado en un banco. Les encantaba detenerse con él, para hablar de cosas profundas o simplemente contar algo de sus experiencias. Hoy en día los jóvenes siguen necesitando mitos y héroes, y a menudo los buscan en los lugares más insospechados (deporte, cine, videojuegos, redes sociales, influencers). Encontrarse hoy con Igino es conocer la historia de un verdadero héroe, que de verdad fue a la guerra, que de verdad eligió la paz, que realmente desafió a los poderosos para ser consecuente con sus ideales. Se suele creer que la juventud es la época de los ideales que, con la madurez, están destinados a desmoronarse. Igino se mantuvo joven hasta el final porque, como le gustaba decir, “en espíritu uno nunca envejece”. Aferrarse a su experiencia es escuchar su enseñanza: vivir por el ideal de la unidad es lo más emocionante que le ocurrió. Y a la mejora de la utilidad de la página web y su nuevo diseño gráfico, se suma la creación de una página de Instagram ya en línea, el primer canal oficial enteramente dedicado a Igino Giordani (Igino_giordani_oficial), para entrar en contacto con él, ciudadano del mundo y verdadero influencer de nuestro tiempo.

Maria Grazia Berretta

Juntos, libres de cualquier encierro

El arte de sostenerse recíprocamente no se aprende en los libros, pero ayudar a alguien en su estudio y dedicarle tiempo puede ser la oportunidad adecuada para descubrir maravillas y cosechar frutos inesperados, incluso en un lugar como la cárcel. Así le pasó a Marta Veracini, dándole una nueva mirada a su vida. Reír a carcajadas mientras una voz lejana te susurra que no molestes; intercambiar ideas y opiniones en un intento de encontrar la concentración adecuada para estudiar y permanecer en los libros. Es la escena que se repite todos los días en las salas de estudio de las universidades, entre una pausa para el café y una nueva lección a seguir. En realidad, todo esto y mucho más es lo que le sucede a Marta Veracini, una joven toscana, cada vez que escucha cerrarse tras ella las puertas blindadas de la Dogaia, la prisión de Prato (Florencia – Italia). Licenciada en derecho y con una maestría en criminología, en 2019 Marta se unió al proyecto de Servicio Civil organizado de la Universidad de Florencia, a través del cual los voluntarios ayudan a los reclusos a prepararse para los exámenes universitarios. Desde ese momento, incluso pasado el final del año, siguió realizando este servicio, allí mismo, en un lugar que a cualquiera le costaría definir como “bonito” pero que, sorprendente e inesperadamente, se ha convertido en un espacio dedicado al cuidado y a la confianza recíproca; un lugar donde es la relación la que se convierte en un “casa acogedora” y donde todos, prisioneros y no, pueden finalmente ser ellos mismos. “Cuando alguien me entrevista -dice Marta- siempre me preguntan cómo se siente llevar consuelo y ayuda a un lugar como la prisión. La verdad es que nadie imagina realmente cuánto puede recibir, incluso en ese contexto. El voluntariado en prisión me ha cambiado la vida, me ha permitido derrumbar las barreras de mi timidez, de mis inseguridades y hoy me permite lucir una sonrisa que antes escondía. Soy yo quien debe agradecer a las personas que conocí por todo lo que han hecho por mí y siguen haciendo. Con ellos soy realmente libre”. Un verdadero logro. De hecho, hay muchas celdas que pueden aprisionarnos, que pueden encerrar nuestros sueños, nuestros pensamientos, nuestras esperanzas. La experiencia de Marta, compartida con la de los internos que ha tenido la suerte de conocer y ayudar en el estudio a lo largo de los años, son un ejemplo de cómo, juntos, todavía es posible levantar vuelo, sentir que vales algo y, por qué no, pensar en el futuro. “El curso universitario es ciertamente un camino agotador para todos – dice Marta – pero trabajan duro y es lindo ver su determinación y alegría al aprobar un examen. Son pequeños grandes objetivos que los ven confrontándose también con materias difíciles. Muchos, por ejemplo, estudian derecho y algunos ya han alcanzado la graduación. Entre ellos hay jóvenes, pero también adultos, de varias regiones de Italia o extranjeros. Es bonito ver cómo no se ponen límites, se animan unos a otros y se convierten en un ejemplo el uno para el otro. Para quienes tienen una larga condena significa invertir fuerza y ​​tiempo para lograr un resultado que los enorgullezca y enorgullezca a las familias afuera. Los que se van, en cambio, tienen la oportunidad de aprovechar lo estudiado para volver a empezar”. Una mirada de esperanza que abraza y se deja abrazar. Las historias de la vida cotidiana entre los muros de la Dogaia, contenidas en el libro que escribió Marta durante la pandemia, “Mi ángel de la guarda tiene cadena perpetua”, son una pequeña gota en el gran mar de indiferencia que divide el interior del exterior, testimonio de cómo es posible derribar barreras generando belleza, poniendo en el centro el amor incondicional al prójimo. “Nunca quise saber las razones por las que cada uno de ellos está en prisión -continúa Marta- pero una cosa es cierta, nunca los he mirado como ‘monstruos’, solo personas que, aunque con errores detrás, tienen las mismas necesidades de los demás, los mismos sentimientos y el mismo deseo de relación y de compartir. Personas que tienen una dignidad como las demás y gracias a las cuales yo también encontré la mía. En pocas palabras, verdaderos amigos”.

Maria Grazia Berretta

Una nueva mirada al mundo y a los demás

La V Cumbre de Halki en Estambul (Turquía) ha llegado a su fin. Cuatro días de trabajo bajo el lema del cuidado del medio ambiente con vistas al futuro del planeta.  Al final de la quinta Cumbre de Halki, titulada “Sostener juntos el futuro del planeta”, nos despedimos en un ambiente muy familiar. El encuentro internacional e interdisciplinario coorganizado por el Patriarcado Ecuménico y el Instituto Universitario Sophia, inspirado en el magisterio profético del Patriarca Bartolomé y del Papa Francisco, fue reconocido unánimemente como un evento del Espíritu Santo. No fue casualidad que los días de la Cumbre coincidieran con los de las dos fechas de Pentecostés de nuestras respectivas Iglesias. La confrontación sincera, la escucha mutua libre y abierta, el intercambio de dones sustanciados en reflexiones compartidas, investigaciones y recorridos eclesiales, con asombro nos llevaron a la conciencia de estar viviendo un momento decisivo para el futuro de la familia humana, en el que cada uno tiene una responsabilidad ineludible. El reto y la oportunidad que se presentan en nuestro camino común son, sin duda, los de desarrollar, en primer lugar, un ethos ecológico compartido, aplicando -como artesanos de la paz y la fraternidad- buenas prácticas en todos los ámbitos: desde la pedagogía hasta la pastoral, desde lo social hasta lo político y lo económico. A ello hay que añadir el compromiso, en el plano puramente cultural, de profundizar en las vías interdisciplinarias para la formación de nuevos paradigmas de interpretación y transformación de la realidad, con vistas a superar la cultura del despilfarro. Por último, se puso de manifiesto la ineficacia de estas líneas de actuación sin un compromiso educativo no elitista que contemple una amplia y convencida implicación eclesial. Surgió una petición espontánea para firmar un último llamamiento dirigido a las Iglesias y a quienes cuidan de la casa común. La esperanza no es dejar todo atrás como un bello recuerdo, sino reconocer que tenemos ante nosotros un horizonte de luz que requiere una conversión de la mirada que parta del corazón y se alimente de la sabiduría evangélica. “La cultura ecológica -recuerda el Papa Francisco-  no se puede reducir a una serie de respuestas urgentes y parciales a los problemas que van apareciendo en torno a la degradación del ambiente, al agotamiento de las reservas naturales y a la contaminación. Debería ser una mirada distinta, un pensamiento, una política, un programa educativo, un estilo de vida y una espiritualidad que conformen una resistencia ante el avance del paradigma tecnocrático. De otro modo, aun las mejores iniciativas ecologistas pueden terminar encerradas en la misma lógica globalizada. Buscar sólo un remedio técnico a cada problema ambiental que surja es aislar cosas que en la realidad están entrelazadas y esconder los verdaderos y más profundos problemas del sistema mundial” (Enc. Laudato Si’, n. 111).

Vincenzo Di Pilato (Foto: Alfonso Zamuner, Noemi Sanches e Nikos Papachristou)