Está en marcha el Sínodo 2021-2023 titulado “Por una Iglesia sinodal: comunión, participación, misión”. En esta primera fase, además de la participación de cada uno en su propia comunidad parroquial o diocesana, también estamos invitados a dar un aporte como Movimiento de los Focolares.El motivo de nuestra participación “Considerando que las Asociaciones de fieles son un ‘gimnasio de formación a la sinodalidad’ (…) son colaboradores particulares en esta fase de consulta, al inicio de esta aventura eclesial quisiera ponerme cerca de todos para alentarlos y apoyarlos en este camino junto con el pueblo de Dios”, dijo el cardenal Mario Grech, Secretario General del Sínodo de los Obispos, en la carta dirigida a Margaret Karram en mayo de 2021, llamando al Movimiento de los Focolares a vivir con toda la Iglesia el camino hacia el Sínodo de los Obispos 2023. En respuesta a esta invitación de la secretaría del Sínodo de los Obispos, la presidente de los Focolares ha nombrado un equipo internacional para preparar la primera etapa, es decir, el tiempo de la escucha. Como Movimiento, por tanto, estamos invitados a buscar espacios de discusión sobre el tema de la sinodalidad en la perspectiva del carisma de la unidad. Una Iglesia sinodal Con motivo de la conmemoración del 50° aniversario de la instauración del Sínodo de los Obispos (2015), el papa Francisco recordó que “el camino de la sinodalidad es el camino que Dios espera de la Iglesia del tercer milenio. (…) Una Iglesia sinodal es una Iglesia de la escucha, con la conciencia que escuchar es más que oír”. En su discurso del 18 de septiembre de 2021 a los fieles de la diócesis de Roma (Italia), el Papa animó enérgicamente a seguir la voz del Espíritu Santo que no conoce fronteras, a escuchar a todos los que pertenecen al único pueblo de Dios y también los que viven al margen de la comunidad. “Los pobres, los mendigos, los jóvenes drogadictos, todos estos que la sociedad descarta, ¿forman parte del Sínodo? Sí, querido, sí, querida. (…) La sinodalidad expresa la naturaleza de la Iglesia, su forma, su estilo, su misión”. Tres fases Esta riquísima visión nos ofrece una clave importante para “entrar” en la realidad del proceso sinodal en curso, abierto el 10 de octubre de 2021 en el Vaticano, y después se abrió en las Iglesias locales el domingo 17 de octubre de 2021. Es un proceso de tres años, dividido en tres fases, marcado por la escucha, el discernimiento y la consulta. Y se presenta como una novedad absoluta tanto en la modalidad como en las fases de su desarrollo. No tiene lugar sólo en el Vaticano, sino en cada Iglesia particular de los cinco continentes. Es la primera vez en la historia de esta institución que se realiza un Sínodo de manera descentralizada. La primera etapa (octubre de 2021 – abril de 2022) se refiere a las Iglesias diocesanasindividualmente donde el camino sinodal pretende responder a diversas preguntas sobre la vida y la misión de la Iglesia. Y en particular, como nos recuerda en el Vademécum publicado por la Secretaría General del Sínodo, a una pregunta fundamental: “¿Cómo se realiza hoy, en niveles diferentes (desde el local al universal) ese ‘caminar juntos’ que permite a la Iglesia anunciar el Evangelio, según la misión que le ha sido encomendada?; y ¿qué pasos nos invita el Espíritu a dar para crecer como Iglesia sinodal?”. Tras la consulta de las diócesis, las Conferencias Episcopales ultimarán el resumen que será enviado a la secretaría general del Sínodo junto con las aportaciones diocesanas. Luego, la secretaría general redactará el primer Instrumentum laboris para septiembre de 2022. La finalidad de la siguiente fase, la continental (septiembre 2022 – marzo 2023), es dialogar sobre el texto del primer Instrumentum laboris en siete encuentros continentales: África, Oceanía, Asia, Medio Oriente, América Latina, Europa y América del Norte. Estas siete reuniones internacionales producirán a su vez siete documentos finales que servirán de base para el segundo Instrumentum laboris, que se utilizará en la Asamblea del Sínodo de los Obispos en octubre de 2023. La última fase del camino sinodal es la de la Iglesia universal (octubre de 2023). Una etapa fundamental de este proceso es la celebración de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, en octubre de 2023, a la que seguirá la fase de implementación, que volverá a involucrar a las Iglesias particulares. El carisma de la unidad para una espiritualidad sinodal ¿Con qué actitud nos ponemos ante el proceso sinodal en curso? Durante la Asamblea General del Movimiento de los Focolares, el papa Francisco invitó a los participantes a dar prioridad a la sinodalidad: “En cuanto al compromiso dentro del Movimiento, os exhorto a promover cada vez más la sinodalidad, para que todos los miembros, como custodios del mismo carisma, sean corresponsables y partícipes de la vida de la Obra de María y de sus finalidades específicas”. Reflexionando sobre la experiencia dentro del Movimiento, la presidente Margaret Karram recordó los puntos de referencia en la espiritualidad de los Focolares que pueden ayudar en la implementación de un proceso sinodal. El Pacto de amor recíproco, renovado y puesto en la base de todo proceso de discernimiento, representa el compromiso de estar dispuestos a amarse unos a otros. La caridad mutua y continua exige aprender el arte evangélico de amar: escuchar, ponerse en actitud de aprender. Hablar con respeto, con sinceridad y claridad. Todo se puede compartir con parresia, poniéndose ante Dios y manteniendo viva la realidad del mandamiento nuevo.
Liliane Mugombozi (Yaundé, Camerún), del equipo internacional para el camino sinodal del Movimiento de los Focolares.
Para facilitar el proceso de reflexión, compartir y escuchar, el equipo ha iniciado el “camino sinodal” en julio de 2021. Además de un video de entrevistas, publicado en el canal de YouTube del Movimiento de los Focolares, se creó un subsidio de estudio para ayudar a los miembros del Movimiento para vivir el proceso sinodal, recoger y elaborar aportes para ofrecer a la secretaría del Sínodo. Link al vademécum en español https://www.youtube.com/watch?v=9SosjcY4LVM&list=PLKhiBjTNojHpVNzhRRVCRJ-2BDdMzArXH&index=4
El 8 de febrero es la Jornada mundial de oración contra la trata de personas. Este año 2002 una maratón de oración online empezará en Oceanía y dará la vuelta al mundo para terminar en Norteamérica. El compromiso de los Focolares para contrarrestar este fenómeno.“Hay mucha prostitución en nuestro barrio, pero la invitación del Papa a ir a las periferias existenciales en busca de los más vulnerables, necesitados y olvidados, nos ha impulsado a acercarnos a quienes se prostituyen, para acompañarlos, estar cerca de ellos, hacerles sentir que los queremos como personas”. Laura Diaz, voluntaria del Movimiento de los Focolares, es una de las ocho mujeres del grupo “Juntas en camino” que nació en 2013 en la parroquia de la Santa Eucaristía, en el barrio Palermo de Buenos Aires, Argentina que se ocupa todos los días de cuidar a quien se prostituye para contrarrestar el fenómeno. “En este servicio nuestro –prosigue– recibimos más de lo que damos. En nosotros algo ha cambiado: nuestra mentalidad, nuestro acercamiento a ellos sin prejuicios. Este cambio se dio también en varias de nuestras familias. Nos relacionamos con ellos mirándolos como personas cuya dignidad ha sido violada pero que les puede ser devuelta”. Éste y otros testimonios de más de 30 países serán contados el 8 de febrero de 2022, durante la maratón de oración online –que tiene como título “La fuerza del cuidado”– organizado en ocasión de la Jornada mundial de oración y reflexión contra la trata de personas. Siguiendo los distintos husos horarios –delas 9.00 a las 17.00 (CET)– la maratón empezará en Oceanía, Asia y Medio Oriente, para pasar luego a África, Europa, Sudamérica y concluirá con Norteamérica. Será transmitido en directo streaming en cinco idiomas (francés, inglés, italiano, portugués y castellano) en la página de la jornada. www.preghieracontrotratta.org
Marcela Villares presenta el cuaderno de actividades al Papa
Marcela Villares, focolarina que vive en Argentina, también está comprometida todos los días en contrarrestar el fenómeno de la trata. Trabaja con los Obispos de la Comisión Episcopal para los Migrantes y los Itinerantes de la Conferencia Episcopal Argentina, en donde coordina el área del tráfico de seres humanos. “Hemos descubierto la importancia de trabajar para formar sobre estos temas a niños y adolescentes –cuenta–. Desde hace varios años ofrecemos una formación sobre temas relacionados con la trata de seres humanos a distintas diócesis del país, trabajando sobre todo en los colegios. Los frutos han sido muchos, sobre todo en los niños y en los jóvenes, en donde ya se siente que la semilla se lanzó; y en los docentes y directores que la han tomado como un eje pedagógico que hay que continuar en el tiempo”. El resultado de estas experiencias ha sido un librito con actividades didácticas y juegos para chicos desde los 6 hasta los 17 años. “Este años en una diócesis del norte de nuestro país, en el límite con la provincia de Salta, y por lo tanto muy sensible a este tipo de crímenes –sigue explicando Marcela–, gracias a un grupo de amigos de la Asociación Mundo Unido (Amu) de Luxemburgo, hemos podido formar y financiar material para cuatro colegios. El vicario para la educación nos pidió extender la formación a otras escuelas católicas y ha invitado a otros directores de colegios públicos”.
La estatua de Santa Bakhita del artista Timothy Schmaltz
Después de esta experiencia en Orán, Marcela y su equipo fueron contactados por varios medios de comunicación argentinos y el Presidente del Círculo de Periodistas pidió que se pudiera encaminar la formación para periodistas, médicos y enfermeros de los hospitales de la zona, para las personas relacionadas al transporte y también una universidad pidió que se hiciera una conferencia. “La pandemia ha aumentado el negocio de la trata, las condiciones de vulnerabilidad para las personas de más riesgo y las desigualdades entre hombres y mujeres –declara la HermanaGabriela Bottani, coordinadora de la Jornada mundial contra la trata–. Todo ello se afronta con valentía. Nosotras mujeres, por lo tanto, tenemos que asumir un rol de protagonistas para promover un sistema económico nuevo, fundado sobre la fuerza del cuidado. La violencia causada por la explotación puede ser transformada con gestos de cuidado y de solidaridad”. La maratón de oración del 8 de febrero de 2022 está coordinada por Talitha Kum, la red internacional anti-trata de alrededor de 3000 religiosas, amigos y colaboradores en todos el mundo, y está promovida por las Uniones Internacionales de las Superioras y de los Superiores Generales, conjuntamente con la Sección Migrantes y Refugiados del Dicasterio para el Servicioal Desarrollo Humano Integral, Caritas Internationalis, la Unión Mundial de las Organizaciones Femeninas Católicas, el Movimiento de los Focolares, el Jesuit Refugee Service y muchas otras organizaciones en todo el mundo.
En la sociedad actual, el perdón es una opción decididamente contra corriente. “Algunos piensan que el perdón es una debilidad” – escribe Chiara Lubich en el pasaje que publicamos–. No, es la expresión de una valentía extrema, es el amor verdadero, el más auténtico porque el más desinteresado. Si queremos contribuir efectivamente a crear un mundo nuevo, el camino es hacer como Dios, que no solo perdona, sino que también olvida. El Señor perdona todas nuestras culpas porque “el Señor es bondadoso y compasivo, lento para enojarse y de gran misericordia”[1]. Cierra los ojos para no ver más nuestros pecados[2], los olvida echándolos a sus espaldas[3]. Dios perdona porque, como todo padre, como toda madre, ama a sus hijos y por lo tanto los disculpa siempre, oculta sus errores, les da confianza y los alienta sin cansarse nunca. Como padre y madre, a Dios no le basta amar y perdonar a sus hijos y a sus hijas. Su mayor deseo es que ellos se traten como hermanos y hermanas, vivan de acuerdo, se quieran, se amen. La fraternidad universal, este es el plan de Dios para la humanidad. Una fraternidad más fuerte que las inevitables divisiones, tensiones, rencores que se insinúan con tanta facilidad por incomprensiones y errores. A menudo las familias se deshacen porque no se sabe perdonar. Viejos odios mantienen divididos a parientes, grupos sociales, pueblos. A veces hasta hay quien enseña a no olvidar las ofensas recibidas, a cultivar sentimientos de venganza… Entonces un sordo rencor envenena el alma y corroe el corazón. Algunos piensan que el perdón es una debilidad. No, es la expresión de una valentía extrema, es el amor verdadero, el más auténtico porque el más desinteresado: “Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué merito tienen?” – dice Jesús – esto saben hacerlo todos: “Ustedes amen a sus enemigos”[4] Además, a nosotros se nos pide que, aprendiendo de Él, tengamos un amor de padre, un amor de madre, un amor de misericordia con todos los que se cruzan en nuestro camino durante el día, especialmente con quien se equivoca. Además, a los que están llamados a vivir una espiritualidad de comunión, es decir, la espiritualidad cristiana, el Nuevo Testamento les pide más todavía: “perdónense mutuamente”[5] El amor recíproco exige casi un pacto entre nosotros: estar siempre dispuestos a perdonarnos unos a otros. Sólo así podremos contribuir a la realización de la fraternidad universal.
Chiara Lubich
(Chiara Lubich, en Parole di Vita, Città Nuova, 2017, pp. 666-667) [1] Cf. Sal 103, 3.8 [2] Cf. Sab 11, 23 [3] Cf. Is 38, 17 [4] Cf. Mt 5, 42-47 [5] Cf. Col 3, 13
Nacido en 2012, el proyecto de educación para la paz “Living Peace” promueve una cultura de paz y fraternidad. Involucra a más de 1.000.000 de jóvenes, adolescentes y niños de 130 países del mundo y está inspirado en el arte de amar de Chiara Lubich. El 5 de febrero de 2022, un evento on line en el canal de Youtube de Living Peace International celebrará su décimo aniversario. “Estaba dando clases en una escuela estadounidense en El Cairo, en Egipto y allí nació esta idea de contribuir a la paz y su cultura para responder a los muchos desafíos que se vivían en Medio Oriente”. Así comienza la historia de Carlos Palma, focolarino y docente, creador del proyecto “Living Peace”, nacido el 5 de febrero de 2012 con el objetivo de promover una cultura de paz, fraternidad y solidaridad. Hoy, después de 10 años, este camino de educación para la paz se ha desarrollado en todo el mundo. Es promovido por la Asociación AMU – Acción por un Mundo Unido, una organización sin fines de lucro en asociación con Teens4Unity y New Humanity, involucrando a más de 80 organizaciones internacionales y más de 1000 escuelas y grupos, involucrando a más de un millón de adolescentes, jóvenes y niños. El 5 de febrero de 14:30 a 16:00 (UTC+1) en el canal de YouTube de Living Peace International con motivo del décimo aniversario del proyecto, se realizará un evento on line traducido al inglés, español, portugués, francés e italiano. “Living Peace” se basa en el “Dado de la Paz” en cuyas caras no hay números, sino frases que ayudan a construir relaciones de paz entre todos. Está inspirado en los puntos de “El arte de amar” que Chiara Lubich había propuesto años antes, con un dado, a los niños del Movimiento de los Focolares. Junto al Dado, se propone también el “Time out”: a las 12 h todos los días, en cada franja horaria, un momento de silencio, de reflexión o de oración por la paz. Nacido inicialmente para las escuelas primarias, pronto se desarrolló también en las escuelas secundarias, llegando a universidades, movimientos juveniles, asociaciones, fundaciones, prisiones, comunidades religiosas, centros de formación artística, etc. ¿Qué significa educar para la paz? La Constitución de la Unesco afirma: “Puesto que las guerras comienzan en la mente de los hombres, es en la mente de los hombres donde deben construirse los baluartes de la Paz”. Educar para la paz no es una disciplina adicional, sino hacer de cada área formativa un instrumento de paz, un camino en el que se desarrolle la creatividad y la autonomía de las niñas y niños y adolescentes frente a los problemas y conflictos, aprendiendo a dialogar. Educar para la paz significa, por tanto, promover acciones concretas por la paz y la reconciliación desde las escuelas y llegando a todos los centros de formación posibles. “En 2013 fui nombrado embajador de la paz por el Círculo Universal de Embajadores de la Paz (Francia/Suiza), nos cuenta Carlos Palma. Dos años después nació la idea de nombrar también jóvenes embajadores de la paz de entre 6 y 25 años. Hoy son 600 jóvenes embajadores en todo el mundo que portan el ‘Dado de la Paz’ por todas partes, protagonistas de las más variadas acciones en todos los campos. También se ha convertido en un tema de estudio y de profundización en algunas universidades. Gracias a los jóvenes embajadores, se creó el “Dado por la Paz” en braille para personas ciegas y se creó el formato Peace Got Talent que, siguiendo el ejemplo del formato televisivo conocido en varias partes del mundo, da espacio a jóvenes talentos para promover paz”. Luego llegó la pandemia. “Pero a pesar de ello – concluye Carlos Palma – los jóvenes han seguido y siguen de mil maneras, a través de la web y las redes sociales, promoviendo la paz y la fraternidad”. Para obtener más información, visite el sitio web en este link.
En esta ocasión nos detenemos en la piedra angular fundamental de la Espiritualidad de la Unidad. Chiara Lubich nos muestra el camino para obtener la gracia de la unidad del Padre. Aquí, en este punto típico nuestro, está implícito ese “algo más” de lo que es requerido, en general, en las espiritualidades individuales, al menos a lo largo de su historia. Ese “algo más” que, como sabemos, es reciprocidad y unidad. La unidad. Pero ¿qué es la unidad? ¿Se puede realizar la unidad? La unidad es lo que Dios quiere de nosotros. La unidad es realizar la oración de Jesús: “Padre, que sean uno como tú y yo. Yo en ellos y tú en mí, para que sean uno” (Cf. Jn 17, 21). Pero la unidad no se puede realizar solo con nuestras fuerzas. Puede realizarla solo una gracia especial, que desciende del Padre si encuentra una disposición especial en nosotros, un requisito preciso y necesario. Este requisito es el amor recíproco, ordenado por Jesús, puesto en práctica. Su amor recíproco, el que Él quiere y que –como sabemos– no es simple amistad espiritual, o estar de acuerdo, o buen entendimiento. Es amarse unos a otros como Él nos amó. O sea, hasta el abandono: hasta el desapego completo de las cosas y de las criaturas, materiales y espirituales, para poder “hacernos uno” con los otros recíprocamente, perfectamente. De esta manera hacemos nuestra parte y estamos en condiciones de recibir la gracia de la unidad, que no faltará, que no puede faltar. […] Debemos recordar que en nuestra espiritualidad comunitaria hay una gracia más; que el Cielo se nos puede abrir a cada momento; y nosotros, si hacemos lo que Él nos pide, invadidos por esta gracia, podemos hacer mucho, mucho por el Reino de Dios. […] Durante el próximo mes ¡esforcémonos por obtener siempre este regalo! Y no lo esperemos solo para ser felices, sino para estar capacitados para nuestra típica evangelización. Ya saben cuál es: “Que sean uno para que el mundo crea” (Jn 17, 21). En el mundo hay mucha necesidad de fe, de creer. Y todos estamos llamados a evangelizar. […] Que cualquier persona que observe a dos o más de nosotros unidos (en el focolar, en los núcleos, en las unidades, en nuestras reuniones o casualmente juntos) quede impactado por un rayo de nuestra fe y crea: crea en el amor porque lo ha visto. Empecemos ya. Esto quiere el Señor de nosotros. Lo quiere a través de nuestro carisma impreso en nuestros Estatutos: La unidad es la premisa de cualquier otra voluntad de Dios. Luego podremos también hablar para difundir el Evangelio. Pero solo después.
Chiara Lubich
(Chiara Lubich, Conversazioni, Cittá Nuova, 2019, p. 523-524) https://youtu.be/PqxbaGBkeo8
Los Gen, jóvenes de los Focolares, apuntan a la santidad. Son jóvenes como todos, con sus alegrías, dolores, sueños y dificultades. Pero saben que a una meta tan audaz no se llega de un día para otro. Se construye momento tras momento y no solos, sino juntos. Lo expresaron a través de sus testimonios de vida, canciones y relatos en una jornada mundial donde se reunieron durante más de dos horas, el domingo 19 de diciembre de 2021.Margaret Karram, Presidente de los Focolares, en su saludo los invitó a estar atentos y construir con todos relaciones auténticas, profundas, deteniéndose ante cada prójimo para descubrirlo “aquí y ahora”.Les damos la palabra a ellos mediante esta selección de experiencias de vida contadas durante la jornada.Unidad en la diversidad La República de Indonesia reconoce algunas religiones oficiales: el Islam, el Cristianismo, el Hinduismo, el Budismo, el Confusionismo, y las creencias tradicionales. La población más numerosa es musulmana. Esta diversidad hace que el diálogo interreligioso sea un diálogo de la vida cotidiana. Actualmente estoy haciendo una Maestría en Ciencias Farmacéuticas. En la universidad encuentro muchos amigos provenientes de las distintas islas, pertenecientes a distintas religiones. Algunas de ellas son muy cercanas, son como mis hermanas. Yo soy cristiana católica, mi amiga de al lado es hindú y las otras son musulmanas. Durante el mes de Ramadán, a menudo acompaño a mis amigos a romper el ayuno. Una vez las invité a romperlo juntos en el Focolar. Se sintieron muy amados. Después de ese encuentro, uno de ellos escribió en su perfil de Instagram: “No tenemos el mismo background, ni religión, ni edad, tampoco provenimos del mismo país, pero tenemos un sueño, crear una casa mejor para todos, esperar y rezar por un futuro próspero. Esperamos en un mundo universal, como dice el lema de nuestro país, “Bhineka Tunggal Ika” – “Unidad en la diversidad”. Vivo en una residencia donde la mayoría de las chicas son musulmanas. Cuando me transferí ahí, al principio me tenían miedo, porque parecía muy seria y la mayor parte de ellas nunca habían vivido con personas no musulmanas. Un día tenía muchos dulces así que pensé en compartirlos con ellas. La relación entre nosotros está creciendo. Cocinamos juntas, comemos, hacemos deporte, jugamos juntas. Nuestra experiencia de convivencia ha expandido nuestro horizonte y estamos felices por ello. Tika (Indonesia)Amar más allá de nuestras fuerzas Tengo una hermana que estudia arquitectura. Desde hacía tres meses estaba dedicada a su trabajo de graduación trasnochado a menudo. Tenía que presentar un proyecto de una ciudad, preparar la documentación, la presentación y las maquetas. Normalmente los estudiantes recién ingresados ayudan a los avanzados, pero debido al COVID-19 mi hermana tenía que hacer todo sola. A un cierto punto me pidió ayuda a mí y a mi mamá. Le respondí con alegría: “¡Está bien! ¡Yo te ayudo!”. Sin embargo después pensé: “También yo tengo muchas tareas en este momento”. y me pregunté: “¿Habrá sido la decisión más sabia decirle que sí la voy a ayudar? Es una tarea importante para su graduación, ¿lograré hacerla bien? ¿No sería mejor otra persona que conozca la materia?”. Sin embargo, viendo a mi hermana en dificultades pensé: “Si termino antes mis tareas voy a poder darle una mano”. Así, cada noche me quedaba ayudándola con sus tareas con todo el corazón, como si fueran las mías. Al final pudo entregar el trabajo concluido a tiempo, exitosamente. Me agradeció mucho y se sintió feliz por haber completado el trabajo, no solo ella, sino con la fuerza de todos. Sería mentira si dijera que ayudé a mi hermana al cien por ciento, sin quejarme, pero no me arrepiento de haberlo hecho, sentí mi corazón aliviado y contento. Además, dentro de mí sentí una pequeña alegría. Me vino a la mente la frase del Evangelio que dice: “Quien permanece en el amor vive en Dios y Dios vive en él”, y pensé: “¿Quizás Dios habrá vivido en mí?”. Rosa (Corea)Entre la guerra y la esperanza Estoy estudiando Ingeniería Informática. Desde niño trato de vivir la espiritualidad de los Focolares. En el último período sentía muy lejana la relación con Jesús y con María. Me preguntaba dónde está Dios y por qué Él permite las dificultades que vivimos en Siria, como la falta de electricidad, el aumento de los precios, la dura situación económica. Además, todo esto tenía incidencia en mi relación con los demás. Recientemente estuve un mes en Londres visitando a mis hermanas y participé en un fin de semana con los gen, los jóvenes de los Focolares. Esta experiencia me ayudó a encontrar muchas respuestas y a encontrarme a mí mismo viviendo la espiritualidad de la unidad. Nunca olvidaré el amor que encontré en los gen, un amor que llenó mi corazón… era como si nos conociéramos desde hacía mucho tiempo. Estas experiencias me impresionaron tanto que sentí que como consecuencia algo empezaba a cambiar dentro de mí. Cuando recién regresé a Siria también aquí había un congreso en el que puede participar. Por primera vez, debido a las difíciles situaciones de la guerra, después de 10 años logramos volver a encontrarnos. Fue una experiencia rica caracterizada por el amor recíproco y vivida como en una única familia. Experimenté que la paz interior crecía dentro de mí día tras día. Las experiencias vividas en esos dos fines de semana con los gen y las personas que encontré, me dejaron una huella profunda en el corazón y me ayudaron a volver a ser la persona positiva que era, que mira hacia adelante con valentía. Existen períodos en donde, debido a la presión a la que estamos sometidos en la vida, perdemos la esperanza… es como si fuera el fin del mundo y ya no existiera nada. Pero si nuevamente experimentamos a Dios, Él con su gracia nos permite volver a Él y así descubrimos que las cosas difíciles que hemos vivido han sido como una pequeña participación nuestra a los sufrimientos de Jesús en la cruz. Nos damos cuenta que nuestros dolores son pequeños delante de Su sufrimiento vivido para redimirnos. Una cosa que siento que tengo que decir es que cuando vivimos momentos dolorosos en la vida, que parece que no tienen fin, ellos pueden terminar siendo luz, pero depende de nosotros pedir ayuda a Dios en la oración. Él siempre está dispuesto a ayudarnos y con gran esperanza podemos volver a empezar y también tener una relación cada vez más fuerte con Él. Paolo (Aleppo, Siria)Encontrar a los que más sufren Después del terremoto de hace dos años en Croacia decidimos emprender una actividad yendo a los lugares del epicentro. Buscando la mejor forma de poder ser útiles, el párroco de Sisak nos sorprendió, al pedirnos que colaboráramos con él preparando a un grupo de chicos para la primera comunión. Nos pusimos de acuerdo para ir todas las semanas durante algunos meses a la aldea de Capranske Poljane donde viven gitanos musulmanes y cristianos (ortodoxos y católicos). Con ellos estudiábamos el catecismo, hacíamos obras de teatro, juegos… A partir de estos encuentros nacieron relaciones bellísimas que continúan y siguen creciendo también hoy. A través de los focolarinos también conocimos y visitamos una familia de Petrinja, que vive en una situación muy difícil (debido al terremoto pero también por la situación socioeconómica en la que se encuentran). Con la ayuda de Cáritas logramos comprar material y herramientas para reparar su casa y para que pudieran regresar a trabajar. ¡En ellos renació la esperanza! En un encuentro con los gen sentí que tenía que dar un paso fuera de mi zona de confort -inspirado por el ejemplo de muchos en el mundo- quise “salir a la calle” para tratar de amar a los demás como a mí mismo. Un día fuimos a Sisak para hablar con el párroco de cómo seguir ayudando a la comunidad de gitanos y después fuimos a visitar a esta familia de Petrinja para llevarle algunas cosas de primera necesidad. Vimos cómo habían usado el dinero que habíamos recogido para arreglar su casa ¡que ahora es realmente acogedora! También les llevamos una laptop para que los niños puedan seguir sus clases on line. Me sentí como en mi casa. Había un lindísimo clima de familia. Aunque en ese momento no había hecho nada concreto por su situación, di lo que podía, a mí mismo con mi buena voluntad y un poco de mi tiempo. Estoy agradecido a Dios que me ha dado esta oportunidad de amar y quiero seguir amando porque he experimentado una alegría centuplicada que quiero compartir con los demás y ahora con ustedes. Thiana y Peter (Croacia)