Jul 2, 2021 | Sin categorizar
Político, escritor y periodista, fue uno de los primeros focolarinos casados. El 3 de julio de 2021 su ciudad natal le dedicará una escalera mecánica ubicada en el Centro y recordará su compromiso civil y político en un encuentro que tendrá lugar en el teatro de la ciudad.
Un alma abierta de par en par al mundo y profundamente vinculada a su tierra de origen a favor de la cual se comprometió constante y valientemente promoviendo el desarrollo social y cultural. Spartaco Lucarini fue un periodista, escritor, político y hombre de cultura. Uno de los primeros focolarinos casados, dirigió durante varios años la revista Città Nuova de los Focolares y ofreció su colaboración en el Centro internacional del Movimiento cerca de Roma. Allí se transfirió con su familia desde su ciudad de origen, Cortona en Toscana, donde nació el 6 de mayo de 1924. En esta localidad, que es una joya de arte, todavía hoy muchos lo recuerdan, sobre todo por su compromiso en campo social, político y civil. Spartaco, entre otras cosas, dio vida a una empresa de Hotelería y turismo que dio a conocer su ciudad no sólo en Italia, sino también en el extranjero, a través de un premio periodístico y de otros eventos. Desde joven se preocupó por los problemas de su territorio, principalmente de la desocupación y de las condiciones laborales precarias. “A pesar de los compromisos de su trabajo profesional siempre participó con compromiso y afecto de los acontecimientos de Cortona – confirma Walter Checcarelli, presidente de la Asociación Cortona Cristiana y del periódico local “L’Etruria.it” – A principios de los años Sesenta intuyó las grandes potencialidades del anticuario y fundó la Expo del mueble antiguo que, con el pasar del tiempo, se convirtió en una de las más importantes a nivel nacional. Dio su aporte como Consejero Comunal, y se convirtió en el jefe del grupo de la Democracia Cristiana con un estilo abierto y dialógico, poco comunes en esos años de fuerte contraposición ideológica. Personalmente recuerdo unas vacaciones junto a su numerosa familia durante el período de Pascua, su presencia y su oración el Viernes Santo me quedaron grabadas de forma imborrable en mi mente y en mi corazón”. Y precisamente como signo de reconocimiento por su compromiso político como Consejero Comunal, pero también como reconocimiento por su aporte como constructor de la cultura social del territorio, es que el 2 de marzo de 2021 el Consejo Comunal de Cortona, por unanimidad, decidió dedicarle las escaleras mecánicas que desde el parqueo del Espíritu Santo conducen a la plaza Garibaldi. La ceremonia de la dedicación tendrá lugar el 3 de julio de 2021 durante el Festival de Música Sagrada, a las 10.30 (hora italiana). Se proseguirá con un encuentro en el Teatro Signorelli de Cortona donde se recordará su figura poliédrica y su aporte al panorama político y cultural del ‘900.
La idea de hacer un homenaje a Spartaco nació el año pasado y estaba previsto que formara parte de los eventos programados con ocasión del Centenario del nacimiento de Chiara Lubich Lubich, fundadora de los Focolares (1920-2020). Pero la situación sanitaria mundial obligó a postergar el evento dedicado a Lucarini. Fue precisamente Chiara Lubich quien propuso a Spartaco, a su esposa Iolanda (para todos Lalla) Castellani y a los 5 hijos de la pareja, si podían transferirse de Cortona a Roma para trabajar en la sede internacional de los Focolares. Lucarini también contribuyó al desarrollo de los Movimientos “Familias Nuevas” y “Humanidad Nueva” de los Focolares. Pero permaneció siempre vinculado a Toscana, además de contribuir al nacimiento de la comunidad local del Movimiento, ofreció un importante aporte también al desarrollo de la ciudadela de Loppiano (Incisa y Figline in Valdarno-Italia), en especial al nacimiento de la cooperativa agrícola y al nacimiento de la escuela internacional para familias que todavía hoy tiene su sede en la ciudadela. En abril de 1974 se le diagnosticó una grave enfermedad que le causó la muerte con solo 51 años. En los últimos tiempos, Spartaco, aun estando enfermo, volvió a Cortona. “Spartaco siempre parecía sereno -recuerda su esposa Lalla-, pero ya no era el de antes”. “Me encontré completamente cambiado -escribía Spartaco- yo siempre fui un tipo muy activo, tengo un temperamento muy dinámico por lo que siempre traté de dar todo de mí; ahora entendí que no cuenta tanto lo que haces, también cuenta no hacer nada. He descubierto el valor de “vivir dentro” más que fuera, porque viviendo dentro, en estrecha relación con Dios tu puedes llegar a las personas más lejanas, mientras cuando vives proyectado fuera puedes llegar solo a los más cercanos, a los que te rodean. Creo que he visto lo esencial. En este siglo María ha creado una Obra para ayudar a la Iglesia, y realmente quiere hacerlo rápido, quiere realizar la unidad no sólo entre nosotros los católicos, no sólo entre las Iglesias, sino también entre todos los hombres. Un programa que va más allá de cualquier programa humano”[1].
Lorenzo Russo
[1] Alfredo Zirondoli, Coraggio! Inchiesta su Spartaco Lucarini, Citta Nuova, 2000, p. 96-97.
Jul 1, 2021 | Sin categorizar
Numerosas experiencias sobre el “cuidado” por parte de los niños de los Focolares, los gen4. Además de esforzarse por ayudar a los necesitados, les piden a los adultos que se ocupen de todos los niños del mundo que tienen dificultades. Las experiencias concretas de los gen4, los niños del Movimiento de los Focolares, provienen de todo el mundo: en todos los continentes compiten por amor al prójimo, cuidando a los más necesitados. A continuación, presentamos algunos de sus testimonios partiendo de la India. Aquí algunos gen4 han decidido cuidar a los pobres que viven en la calle, preparándoles un plato caliente para la cena. Uno de ellos dice: “Mi mamá y yo solíamos poner los noodles calientes en las tazas, una pasta típica de algunos países asiáticos; mi hermano y mi papá los distribuyeron a los pobres. ¡Hay muchos niños pobres viviendo en la calle! Ahora, todos los viernes, repetimos esta acción”. En Grecia, en cambio, los niños de los Focolares han decidido hacer compañía a los ancianos que han permanecido aislados en las casas de reposo debido al Covid-19. También involucraron a sus amigos, recolectando dibujos con los que crearon un cartel muy apreciado por todos. Pasemos ahora a Corea, donde una gen4 ha decidido donar cabello a niños que tienen cáncer. Después de involucrar a una amiga suya, juntas comenzaron a dejarse crecer el cabello para poder donarlo, felices de ayudar a quienes están padeciendo una enfermedad. Desde Burundi, llega la noticia de que muchos gen4 han recolectado alimentos y los han llevado a un asilo de huérfanos. ¡Estos niños, que tampoco poseen mucho, estaban felices de llevar regalos a sus coetáneos! En Australia, algunos adultos han distribuido alimentos a personas sin techo y a estudiantes con dificultades económicas. La gen4 quisieron dar su aporte preparando postales para acompañar los paquetes que se distribuyeron. En Sudamérica, en Brasil, desde hace unos dos años los gen4 de la Mariápolis Ginetta han recolectado cajas de leche y jugo, colaborando con una ONG que tiene un proyecto llamado “Brasil sin grietas”. Con estas cajas se tapan las grietas de las paredes de las casas, aislándolas y evitando la entrada de insectos y se crean mantas térmicas para las personas sin techo. Otra noticia, de Irlanda: las y los Gen 4 participaron, involucrando a la comunidad local, en una iniciativa lanzada por el Correo irlandés: enviaron postales y pequeños paquetes como obsequio para los ancianos solos. Finalmente, vamos a Portugal: João, de 7 años, después de ver un noticiero que mostraba imágenes de guerra, se preguntó: “Nosotros gen 4, ¿qué podemos hacer?”. Quiso llamar al animador del grupo de los Gen 4. Poco después nació la idea de sensibilizar al mundo político: João y su hermana escribieron conjuntamente un comunicado de los niños a los políticos, maestros y todas las autoridades civiles y religiosas. La declaración dice: “Nuestras leyes hablan de los derechos del niño, pero deberían ser más explícitas al imponer el deber de cuidado. (…) Sabemos que no es fácil (…), pero si le cambias la vida a un solo niño ¡ya valió la pena enviarte este comunicado! ¡Si nos cuidan, nosotros cuidaremos del mundo!”. Una delegación de gen4 acercó el comunicado al lugar donde se celebró la Cumbre Social de la Comisión Europea, en Oporto. Esa misma noche, la noticia se transmitió en un noticiero. La declaración de los gen4, traducida a varios idiomas, se está difundiendo en varios países del mundo.
Laura Salerno
Jun 30, 2021 | Sin categorizar
La voluntad de Dios es la voz de Dios que nos habla siempre y nos invita; es la manera que Dios tiene para expresarnos su amor, un amor que pide una respuesta para que él pueda realizar sus maravillas en nuestra vida. La verdad que no pasa Tras cuatro años en la India y 25 de vida sin escatimar nada estando al servicio del prójimo, con las “baterías” completamente descargadas, volví a Italia para tratar de recuperar una salud que temía estuviera completamente comprometida. Durante los largos meses de inactividad, de soledad (si bien estaba rodeado del amor de los compañeros de comunidad), fuera de la vida tan dinámica y rica de relaciones que mi temperamento extrovertido siempre me había hecho llevar, se dio –a nivel interior, existencial– algo muy importante y difícil de expresar con palabras: un retorno a mi elección original, a la comprensión de una verdad fundamental. Entendí lo siguiente: que todo es un don, es un regalo, que hay que agradecer a Dios por todo, pero dispuestos a perder, porque eso no es la verdad; la verdad que no pasa es otra, y es justamente la relación con él, el único ideal de siempre: Dios y basta. Contrariamente a lo que temía, recuperé la salud. Empezó así un nuevo período, en la alegría que había reencontrado de trabajar a su servicio. Y al mismo tiempo comenzaba a custodiar en lo más profundo de mi ser la nueva unión con Dios, nacida de esa prueba. (Silvio – Italia) Yo había sido enfemera Impresionada por el hecho que tantos médicos y enfermeros arriesgan y dan la vida, y como 30 años atrás yo había sido enfermera (después había cambiado de actividad) decidí inscribirme en un hospital como enfermera de reserva. Recientemente me han llamado para que dé mi ayuda en el sector de terapia intensiva una vez por semana. Es un reto enorme para mí (en estos 30 años muchas cosas han cambiado en lo que se refiere al equipamiento y atención hospitalaria), pero la alegría de ser útil todavía es muy grande. La mayor recompensa que podría haber recibido fue cuando mis hijos, a quienes trato de no descuidar, dijeron que se sintieron orgullosos de mí. (Martina – República Checa) Esencialidad nueva En el instituto para ancianos en donde presto servicio como animadora, mi relación con los internos se había vuelto afectiva. Saber adivinar cómo ayudar a un enfermo de Alzheimer o pacientes con otras patologías degenerativas hizo que mi servicio creara una verdadera red de relaciones intensas y vivas. Luego, entró el Covid y uno tras otro se enfermaron todos. Para mí era desgarrador sentir que yo era el vínculo entre el paciente y el pariente sin poder hacer nada para llenar ese vacío. Tal vez por haber ayudado a una anciana muy enferma a hablar con sus seres queridos por celular, contraje el virus yo también. En mi soledad comprendí mejor aún la de mis ancianos y volví a descubrir el valor de la oración. Cuando recibía la noticia de la muerte de alguno de ellos, mi dolor aumentaba junto con el sentido de impotencia, pero también intensificaba la oración, generalmente no sola sino junto a quien se quedaba. La pandemia nos ha llevado a una esencialidad nueva, más allá de la que ya causa la enfermedad y la vejez. (G.K. – Eslovaquia)
Recopilado por Lorenzo Russo
(extraído de El Evangelio del Día, Città Nuova, año VII, número 3, mayo-junio 2021)
Jun 28, 2021 | Sin categorizar
Todos estamos llamados a realizar esta conversión en nuestro interior recomenzando continuamente a amar a todos, si hubiésemos dejado de hacerlo; tenemos que experimentar este tipo de renacimiento, esta plenitud de vida. Por eso es necesario, lo más posible, traducir en amor al prójimo todas las expresiones de nuestra existencia. Tenía ante mis ojos la estupenda página del juicio final: Jesús vendrá a juzgarnos y nos dirá: “Tuve hambre y ustedes me dieron de comer; tuve sed y ustedes me dieron de beber”*. La lectura de aquellas palabras me impresionó como si fuese la primera vez que las leía. Redescubrí que Jesús, en el examen final, no me preguntaría sobre esta o aquella cosa que también debo hacer, sino que se fijaría precisamente en el amor al prójimo. Empecé, como una persona que inicia ahora su ascenso hacia Dios, a amar a todos, a todos aquellos con quienes yo tenía algo que hacer durante el día y, ¡créanlo! me sentí renacida, y advertí que mi alma tiene sobre todo hambre de amor, hambre de amar; y que aquí, en el amor hacia todos, encuentra realmente su respiro, su alimento, su vida. El hecho es que también antes trataba de realizar muchos actos de amor, pero ahora me daba cuenta de que algunos de ellos eran, más que otra cosa, manifestaciones de una espiritualidad demasiado individual, que se alimenta de pequeñas o no tan pequeñas penitencias que, a pesar de nuestra buena voluntad, pueden ser para nosotros que estamos llamados al amor, ocasión de un cierto replegarnos sobre nosotros mismos. En cambio, ahora, en esta nueva tensión a amar a todos, podía realizar también muchos actos de amor, pero todos ellos finalizados a los hermanos, en los que veía y amaba a Jesús. Y solo de esta manera yo alcanzaba la plenitud de la alegría. Queridos, todos estamos llamados a realizar continuamente en nosotros esta conversión y todos debemos experimentar esta especie de renacimiento, esta plenitud de vida. Por eso debemos tratar lo más posible de traducir en caridad hacia el prójimo todas las manifestaciones de nuestra existencia. ¿Es nuestro deber ocuparnos de la casa? Hagámoslo no solo por motivos humanos, sino porque Jesús está en los hermanos a los que hay que amar, vestir, saciar su hambre y servirles. ¿Debemos realizar cualquier otro trabajo? Jesús está en los individuos y en las comunidades a las cuales llevamos nuestra contribución. ¿Debemos orar? Oremos siempre por nuestra persona como por las demás, utilizando ese «nosotros» que Jesús nos enseñó en el Padrenuestro. ¿Estamos llamados a sufrir? Ofrezcamos nuestro dolor por los hermanos. ¿Es voluntad de Dios que tratemos con alguien? Que siempre exista la intención de escucharlo a Él, de aconsejarlo a Él, de instruirlo a Él, de consolarlo a Él… en una palabra, de amarlo a Él. ¿Tenemos que descansar, comer o distraernos? Demos a todas estas acciones la intención de querer con ellas recobrar fuerzas para servir mejor al hermano. En resumen, hagamos cada cosa, pensando en el prójimo. Por eso, más aún, para que se produzca en nosotros esta reconversión, tengamos en nuestra mente en los próximos […] días este compromiso: «Renacer con el amor».
Chiara Lubich
*Mt 25, 35. (En una conferencia telefónica, Rocca di Papa 20 de marzo de 1986) Cf. Chiara Lubich, Juntos en Camino, Ciudad Nueva, Buenos Aires 1988, pp. 147-149.
Jun 26, 2021 | Sin categorizar
Jesús conoce bien las necesidades básicas de las personas: ser comprendidos en lo más íntimo y tener, además de apoyar los esfuerzos, indicaciones claras sobre el camino a seguir. No perdamos la oportunidad de comportarnos con los que nos encontramos con el amor que sugiere en el Evangelio. Con paciencia y tenacidad Mi tío, considerado “un hombre de honor”, vivía desde hacía años en el Supramonte, una región montañosa de Cerdeña. Volvía al pueblo de vez en cuando y, cuando los carabinieri vinieron a arrestarlo, ya estaba lejos. Mi padre había tratado de evitar que nos metiéramos en líos con la justicia y con la familia del tío, de la que, entre otras cosas, nos separaban cuestiones de herencia. Sin embargo, como cristiana, esperaba la oportunidad adecuada para hacer las paces con ellos. La primera se presentó con la llegada al pueblo de una prima. Sin importarme de la gente que nos miraba, fui a saludarla. Cuando ella y su esposo me devolvieron el saludo, suspiré aliviada: el primer paso estaba dado. Más tarde, cuando supe de la hospitalización de mi tío, quise ir a verlo. Mi madre me desaconsejó, diciendo que yo no tenía tíos. Pero para mí era un hermano. Fui y me dio recibió conmovido. Con el tiempo, me acerqué a todos los demás familiares. La última fue la tía, la que más nos había hecho sufrir: hacía 18 años que no nos veíamos y habían sido necesarios tantos para que la paz volviera a nuestras familias con un amor paciente y tenaz.
(Gavina – Italia)
Las necesidades de los demás Cuando estoy saliendo en el coche, noto que el vecino está tratando de quitar el hielo del parabrisas y de las otras ventanas. Voy a ayudarlo, dejando de lado mi apuro. Con una sonrisa, pregunta: “Pero, ¿quién te empuja a hacerlo?”. No tengo respuestas preparadas, pero por dentro agradezco a Dios por señalar las necesidades del otro antes que mis tareas. Unas horas después me telefonea el mismo vecino: “Me alegré tanto con tu gesto que me dije: yo también debo vivir estando atento a las necesidades de los demás. Y no fue necesario mucho tiempo: en el trabajo, de hecho, me encontré con una situación difícil, que luego se resolvió con bastante facilidad poniéndome en el lugar del otro. ¡Gracias!”.
(F.A. – Eslovenia)
Adoptar un hermanito Somos estudiantes de un instituto técnico. Desde que nuestra profesora nos trajo Cittá Nuova para leer en clase, al principio algunas cosas nos parecieron un poco ilusorias… Pero la idea de ayudar a construir un mundo más unido juntos parecía, después de todo, hermosa. También porque, a medida que íbamos leyendo, nos dimos cuenta de que no eran palabras. La revista traía noticias que no encontrábamos en otras revistas, una forma diferente de ver los hechos. En fin, ¿qué perdíamos con intentar? Probamos. Cada mañana, junto con la profesora, nos dábamos una pequeña “máxima” para vivir. Por ejemplo: “Amar a todos” ¿quién lo había pensado? Luego, leímos un artículo sobre adopciones a distancia. Entonces, se nos ocurrió la idea de hacer una, todos juntos. Ese pequeño gesto de aportar cada uno una pequeña suma mensual también nos hace crecer como personas. A estas alturas Nader, aunque vive lejos (es un pequeño libanés), se ha vuelto muy importante: hablamos de él, de sus necesidades, como si fuera nuestro hermanito.
(Los chicos de la IIIB – Italia)
editado por Lorenzo Russo
(tomado de El Evangelio del Día, Città Nuova, año VII, n. 3, mayo-junio de 2021)
Jun 23, 2021 | Sin categorizar
Jesús invita a reconocer la cercanía amorosa de Dios e indica cómo actuar en consecuencia: descubrir en la voluntad del Padre el camino para alcanzar la plena comunión con él. Huracán Las imágenes de la televisión mostraban las localidades afectadas por el huracán y que habían quedado aisladas, y como allí vivían nuestras familias es posible imaginar nuestra ansiedad, de nosotros seminaristas. La Palabra de vida del mes era muy adecuada: exhortaba a tener fe. Unidos, rezamos por nuestros queridos parientes y obtuvimos por parte de nuestros formadores el permiso para ir a verlos al día siguiente. Pero justamente esa noche la capital también fue objeto de esa calamidad: calles inundadas, puentes caídos, sin electricidad… Nuestro seminario, sin embargo, quedó en pie. De todos modos salimos. Durante el viaje, caminando o con medios precarios, en bote o atados a sogas para vencer la resistencia de los ríos, infinitas veces nos vimos obligados a desviar el camino. Pero al final llegamos a nuestro pueblo… ¡irreconocible! En donde antes había campo sembrado ahora había un lago. Tras haber abrazado a nuestros seres queridos (lo habían perdido todo, pero estaban sanos y salvos), nos pusimos a disposición del párroco para los primeros auxilios. La nueva Palabra propuesta para ese mes parecía que estuviera dirigida justamente a nosotros, para darnos coraje e infundirlo a los demás: “Bienaventurados los afligidos…”
(Melvin – Honduras)
El paraguas Sabiendo que en los pobres y los marginados está Cristo que pide ser amado, trato de no perder las ocasiones para hacerlo. Por ejemplo, en el bar que está cerca de mi casa había detectado a un pobre, al que llamaban Penna, que ese día estaba empapado porque llovía mucho. Yo sabía que él había tenido tuberculosis, y superando una cierta resistencia de que me vieran en su compañía, lo invité a mi casa, para darle algo de ropa seca. Mi familia quedó estupefacta e incrédula. “Papá, necesitaría un poco de ropa…”. Al comienzo mi padre no estaba demasiado convencido, pero luego me consiguió un par de pantalones, mientras yo buscaba una chaqueta. Pero la lluvia no daba señales de querer terminar… Y yo, volví a la carga: “Papá, ¿y si también le damos un paraguas?”. Llegó también el paraguas. El pobre estaba feliz, pero más lo estaba yo, porque nos habíamos esforzado juntos para ayudarlo. Pero la cosa no terminó allí. Algunos días después, Penna volvió para devolvernos el paraguas. En realidad, no era el que le habíamos dado, sino que era uno más bonito. Lo que había pasado era que se lo habían robado, y alguien después le había regalado uno nuevo. Y él quería devolvernos el favor.
(Francesco – Italia)
El amor no se explica con palabras Poco después de nacer, le habían diagnosticado a Mariana una lesión cerebral. No iba a poder hablar ni tampoco caminar. Pero Dios nos pedía que la amáramos así y nos encomendamos a sus brazos de Padre. La niña vivió con nosotros sólo cuatro años; nunca oímos de su boca las palabras papá o mamá, pero en su silencio hablaban sus ojos, que tenían una luz resplandeciente. No pudimos enseñarle a dar los primeros pasos, pero ella nos enseñó a dar los primeros pasos en el amor, en la renuncia a nosotros mismos para amar. Mariana ha sido para toda la familia un regalo de Dios, que podríamos resumir en una única frase: el amor no se explica con palabras.
(Alba – Brasile)
Recopilado por Lorenzo Russo
(extraído de El Evangelio del día, Città Nuova, año VII, número 3, mayo-junio de 2021)