Movimiento de los Focolares
Burundi y el proyecto “¡Se puede hacer!”

Burundi y el proyecto “¡Se puede hacer!”

Microcrédito y micro-financiamiento comunitarios para sostener el crecimiento de proyectos en expansión. El testimonio de Rose acerca de la importancia de la iniciativa promovida por AMU. BIRASHOBOKA en lengua kirundi significa “SE PUEDE HACER”. De esa convicción nació en Burundi el proyecto de Microcrédito y Micro-financiamiento comunitarios A pesar de las grandes dificultades por las que atraviesa aún ese país –es el segundo más densamente poblado de África y uno de los cinco países con índices de pobreza más altos del mundo– AMU (Acción por un mundo unido-Onlus), organización no gubernamental de Desarrollo, que se inspira en la espiritualidad del Movimiento de los Focolares, sostiene desde hace mucho tiempo las capacidades de las comunidades locales. Desde 2007, de hecho, en plena sinergia con la organización sin fines de lucro CASOBU (Cadre Associatif des Solidaires du Burundi) ayuda a las familias locales en un recorrido de formación y mejora de las propias condiciones de vida. Con el proyecto “¡Se puede hacer!” se apunta a crear grupos de microcrédito comunitario cuyos miembros puedan auto-sostenerse para la creación de actividades laborales y, en la segunda fase, crear un grupo de micro-financiamiento comunitario para apoyar el crecimiento de los proyectos en expansión. “En mi grupo empezamos hace 13 años –cuenta Rose–. Con el primer crédito que obtuvimos, recuerdo muy bien que no hice nada especial, compré ropa y cosas que necesitaba, pero el resto lo malgasté.  Al comienzo no sabía cómo emprender una actividad y lo que sucedía a menudo era que me veía en dificultad para devolver los créditos recibidos. Después entendí que no podía continuar tomando préstamos sin un proyecto concreto y al final decidí iniciar el proyecto de un restaurante con los primeros 300.000 Fbu (150 €). Empecé a comprar ollas y platos, y poco a poco abrí el restaurante. Era el año 2009, aún no tenía ningún trabajador empleado. En ese momento mis hijos me ayudaban en la cocina y yo iba en autobús a llevar la comida a la ciudad, en donde tenía mis clientes. Cuando empezaron a conocerme y aumentaron los clientes, pude contratar a algunos empleados. Estoy orgullosa de que a través del sueldo que reciben yo también participo en la realización de sus sueños”. Rose, feliz por haber emprendido este recorrido, hoy puede asegurar un sueldo a otras cinco familias, además de la propia. Ahora ella quisiera mejorar y hacer crecer su actividad, por ejemplo alquilando una casa más grande, en donde poder cocinar y reducir los costos del restaurante y de los traslados. Es una decisión muy valiente porque se trata de sostener una inversión importante y Rose no tiene los requisitos ni las garantías necesarias para acceder a un préstamo de un banco cualquiera. Justamente para Rose y para muchas otras personas que como ella querrían hacer crecer su actividad, ha nacido el proyecto de AMU y CASOBU, que con su apoyo hace posible encaminar una institución de Micro-financiamiento comunitario y de ese modo ofrecer servicios de ahorro y crédito a personas con grandes sueños pero aún hoy no realizables a través de un banco. Para sostener el proyecto hacer click aquí.

Lorenzo Russo

Descubrir a Dios allí donde ha desaparecido

Descubrir a Dios allí donde ha desaparecido

Junto a distintas realidades católicas el Movimiento de los Focolares en Alemania organizó un congreso online acerca de la búsqueda de Dios en un mundo en el que parece cada vez más ausente.  Es también un aporte al recorrido sinodal de la Iglesia Católica en Alemania. “Dios desaparece –y ¿acaso él es necesario? Dios desaparece– y ¿acaso él quiere que sea así?” Éstas eran las preguntas provocadoras que guiaron el programa de un congreso que se realizó online los días 26 y 27 de febrero en Alemania.  En colaboración con la “Herder-Korrespondenz”, revista mensual católica, y con la Academia Católica de la diócesis Dresde-Meissen en la ex-República Democrática Alemana, el Movimiento de los Focolares en Alemania había organizado este congreso para afrontar una de las preguntas más urgentes de muchos cristianos: ¿qué hacemos y cómo nos movemos en un mundo en donde parece que Dios ya no existe?” Fueron 350 los participantes de Alemania, Austria, Suiza y otros países europeos, dispuestos a profundizar las causas de una cada vez mayor ausencia de Dios en la sociedad y en la vida de las personas hasta llegar –como dijo el obispo anfitrión de Dresde, Heinrich Timmerevers, en su saludo inicial– incluso a la pregunta perturbadora, “¿es acaso la misma Iglesia la que aleja a las personas de Dios por la crisis causada por los abusos?” Margaret Karram, Presidente de los Focolares, afirmó en un mensaje de saludo que el tema de la ausencia de Dios toca el núcleo de la espiritualidad del Movimiento que se resume en la figura de Jesús, abandonado en la cruz por los hombres y por Dios, como “el momento más arduo y al mismo tiempo más divino de Jesús, como clave para contribuir a la realización de la fraternidad allí donde falta […] y a dirigirse a quienes sufren más por esta oscuridad” Luego siguieron dos días de reflexión crítica y estimulante sobre todo lo que, a pesar de una creciente tendencia al secularismo, es motivo aún para permanecer firmes en la fe en Dios. Pero incluso se habló sobre nuevas formas de interés –especialmente en los jóvenes– en algo trascendente que pasa por historias auténticas, experiencias de una profunda estética y sobre la curiosidad de profundizar nuevas reflexiones acerca del sentido de la vida. Pero también estaba presente la conciencia de que a menudo las Iglesias ya no consiguen satisfacer las nuevas exigencias religiosas de los hombres y las mujeres de hoy. Fue muy fuerte, casi un shock, el discurso de la teóloga alemana Julia Knop. Partiendo del debate acerca del abuso de poder y la violencia sexual por parte de clérigos y consagrados, demostró que hasta en los más fieles se siente una erosión de la confianza en la Iglesia. Y la crisis de la Iglesia –remarcó la profesora de teología dogmática– está estrechamente relacionada con la crisis de fe. El teólogo de la Iglesia Reformada Suiza, Stefan Tobler, afirmó que la ausencia de Dios puede ser también una oportunidad.  Presentando algunos aspectos de la mística de  Madeleine Delbrêl, la Madre Teresa de Calcuta y Chiara Lubich puso en luz que justamente la experiencia de un Dios que desaparece puede llegar a ser el lugar de la revelación de Dios. “Dios se deja encontrar justamente allí donde parece más lejano.  No se trata de llevarlo al mundo, sino de descubrirlo en el mundo”.

Joachim Schwind

La oración de los hijos de Abrahan: “abre nuestros corazones al perdón recíproco”.

El sábado 6 de marzo de 2021, durante el viaje apostólico del Papa Francisco a Irak, se celebró un encuentro interreligioso en la Llanura de Ur de los Caldeos. Al final, se entonó una oración inspirada en la figura del patriarca Abrahan, padre común en la fe para cristianos, judíos y musulmanes. Este es el texto.  Dios omnipotente, Creador nuestro que amas a la familia humana y a todo lo que han hecho tus manos, nosotros, los hijos e hijas de Abrahán pertenecientes al judaísmo, al cristianismo y al islam, junto a los otros creyentes y a todas las personas de buena voluntad, te agradecemos por habernos dado como padre común en la fe a Abrahán, hijo insigne de esta noble y amada tierra. Te damos gracias por su ejemplo de hombre de fe que te obedeció hasta el fin, dejando su familia, su tribu y su patria para ir hacia una tierra que no conocía. También te agradecemos por el ejemplo de valentía, resiliencia y fortaleza, de generosidad y hospitalidad que nuestro padre común en la fe nos ha dado. Te damos gracias, en particular, por su fe heroica, demostrada por la disponibilidad para sacrificar a su hijo por obedecer tu mandato. Sabemos que era una prueba muy difícil, de la que, no obstante, salió vencedor, porque sin condiciones confió en Ti, que eres misericordioso y abres siempre nuevas posibilidades para volver a empezar. Te agradecemos porque, bendiciendo a nuestro padre Abrahán, lo has hecho una bendición para todos los pueblos. Te pedimos, Dios de nuestro padre Abrahán y Dios nuestro, que nos concedas una fe fuerte, diligente en el bien, una fe que abra nuestros corazones a Ti y a todos nuestros hermanos y hermanas; y una esperanza invencible, capaz de percibir en todas partes la fidelidad de tus promesas. Haz de cada uno de nosotros un testigo de tu cuidado amoroso hacia todos, en particular hacia los refugiados y los desplazados, las viudas y los huérfanos, los pobres y los enfermos. Abre nuestros corazones al perdón recíproco y haznos instrumentos de reconciliación, constructores de una sociedad más justa y fraterna. Acoge en tu morada de paz y de luz a todos los difuntos, en particular a las víctimas de la violencia y de las guerras. Asiste a las autoridades civiles en la búsqueda y el rescate de las personas secuestradas, y en la particular protección de las mujeres y los niños. Ayúdanos a cuidar el planeta, la casa común que, en tu bondad y generosidad, nos has dado a todos nosotros. Sostiene nuestras manos en la reconstrucción de este país, y concédenos la fuerza necesaria para ayudar a cuantos han tenido que dejar sus casas y sus tierras con vistas a alcanzar seguridad y dignidad, y a comenzar una vida nueva, serena y próspera. Amén.

Amar la propia cruz

El amor a Dios y al prójimo gana espesor, profundidad y autenticidad solo si pasa por el dolor, si es purificado por la cruz que Jesús nos invita a acoger. Pero ¿de qué cruz se trata? La respuesta de Chiara Lubich en la siguiente reflexión es muy precisa: cada uno de nosotros tiene una propia cruz muy particular y personal. […] “Todo contribuye al bien [pero] para los que aman a Dios” (Cf. Rm 8,28). ¡Amar a Dios! Nosotros ciertamente queremos amarlo. Pero ¿cuándo podemos estar seguros de que lo amamos? No solo si le damos nuestro corazón cuando todo va bien, porque eso es fácil, es bonito, pero puede ser fruto también del entusiasmo o estar mezclado con intereses personales, con el amor a nosotros mismos y no a Él. Estamos seguros de que lo amamos si lo hacemos también en las adversidades: más aún, para garantizarnos el amor verdadero, hemos decidido preferirlo precisamente en todo lo que nos hace daño. Amar a Dios en las contrariedades, en los dolores, es siempre amor verdadero, seguro. Nosotros expresamos este amor con las palabras: amar a Jesús crucificado y abandonado. […] Pero ¿qué cruz hay que amar? ¿A qué Jesús Abandonado tenemos que desear amar? Ciertamente no una cruz genérica, como cuando decimos: quiero asumir […] los dolores de la humanidad. Tampoco una cruz fruto de  nuestra fantasía que sueña, por ejemplo, con el martirio, que quizás no llegue jamás. Jesús, a quienes querían seguirlo les dijo: “Si alguno quiere venir en pos de mí, tome su cruz” (Cf. Lc 9, 23). ¡Su cruz! Por lo tanto, cada uno debe amar la propia cruz, el propio Jesús Abandonado. En efecto, si en un momento preciso de nuestra historia Él –movido por el amor– se presentó ante nuestra alma pidiendo que lo siguiéramos, que lo eligiéramos, que –como solemos decir–, lo desposáramos, no pretendía manifestarse de una manera abstracta a cada uno de nosotros, sino precisa. Nos pedía abrazarlo en esos dolores, contrariedades, enfermedades, tentaciones, circunstancias, personas, y obligaciones que atañen a nuestra persona, de modo que podamos decir: “Esta es mi cruz”, o mejor: “¡He aquí mi Esposo!”. Porque cada uno tiene su proprio y personal Jesús Abandonado, que no es como el de su hermano, ni el de todos los demás hermanos, sino el suyo. Esto es estupendo si sabemos captar –más allá de la trama de los varios sufrimientos personales– el amor de Dios por cada uno de nosotros, y nos impulsa a unirnos con amor a nuestro Jesús Abandonado, a abrazarlo, como hacían los santos, a esperar verlo transfigurado en nosotros por una resurrección muy nuestra. […] Entonces no perdamos tiempo. Hagamos un pequeño examen sobre nuestra situación personal y decidamos, con la ayuda de Dios, decir sí a todo aquello a lo que quisiéramos decir no, pero que sabemos que es voluntad de Dios. […] Levantémonos por la mañana con este propósito en el corazón: “Hoy viviré solo para amar a mi Jesús Abandonado”. Y todo estará resuelto. El Resucitado vivirá en cada uno de nosotros y entre nosotros. […]                                       

Chiara Lubich

(En una conferencia telefónica, Mollens, 16 de agosto de 1984) Extraído de: “Amar la propia cruz”, Cf. Chiara Lubich, Juntos en camino, Ciudad Nueva Argentina 1988, pp.32-34.  

“Hacer familia” para ser familia

La historia de una familia “ampliada” que se abre a un amor que no es automático Acoger en la familia a un niño, un joven o una persona adulta es siempre un desafío. Complejo y para nada automático. Al vivirlo y en sus resultados, que nunca se pueden dar por concluidos. Mirando desde fuera a estas “familias ampliadas” se experimenta un sentimiento que es una mezcla de estima y asombro, parece que la serenidad que experimentan es el fruto de una indescifrable alquimia de amor.  Una visión casi romántica. Difícilmente es posible imaginar lo complejo que es armonizar sensibilidades, culturas y costumbres diferentes, y, concretamente, exigencias, horarios y lenguajes, en una amalgama donde los tantos “yo” se funden en un “nosotros fluido”. Sin artritis o. más bien, con engranajes bien lubricados. Después el sentirse una sola familia es una conquista que no anula el esfuerzo, las dudas, las desilusiones. De hecho, acoger en la familia a Therese -cuentan Serio y Susana, de la comunidad de los Focolares de Vinovo, en Turín (Italia)- no fue fácil. Su relato sincero, para nada azucarado, es por lo mismo auténtico. Lo que los sostuvo en esta decisión fue la voluntad de vivir su ser familia como un don para los demás, y el sentir la presencia espiritual de Jesús como fruto del amor recíproco. La decisión de abrir la puerta, y el corazón, a una joven madre africana, que había llegado a Italia como refugiada, fue tomada de acuerdo con sus hijas, Aurora y Beatrice, de 20 y 17 años. Y fue en la combinación de las necesidades recíprocas donde surgieron las primeras dificultades. “Beatrice ama planificar todo –dice Susanna. En la mañana tiene los minutos contados pero cada tanto Therese se levantaba antes y ocupaba el baño. Esto le creaba un problema, pero poco a poco aprendió a “crear la familia” con ella, sugiriendo con sencillez que se pusieran de acuerdo sobre el uso del baño. Aurora en cambio enseguida decidió compartir su armario con Therese y la ayudó con el estudio”. El desafío, de hecho, radica sobre todo en superar la contraposición, silenciosa y corrosiva, entre el “nosotros” y “el otro”. Y acoger al otro en nuestra dimensión íntima, extender el “nosotros”. En el “hacer familia” se esconde la voluntad necesaria para “ser familia”, de hecho el amor es ante todo una elección. Y para los adultos no deja de ser comprometedora.  “Por el deseo de ser acogedora con Therese, me encontré muchas noches hablando con ella hasta tarde –recuerda Susanna- pero después empecé a sufrir por la situación, no lograba explicarle que en la mañana me tenía que levantar temprano, tenía miedo de herirla. Sergio me ayudó a afrontar la cosa con gentileza y firmeza”. Para Sergio las dificultades nacían cuando en la noche, en lugar de regresar a casa del trabajo tenía que ir a buscar a Therese que estudiaba en un barrio cercano. “Las clases terminaban tarde, Therese no sabía usar los medios de transporte público, y yo tenía que cenar después de las 21”. También aquí, elegir amar quería decir acoger las necesidades de Therese, pero también cuidar el bienestar de la familia. “Tratamos de enseñarle a ser autónoma, como lo hicimos con nuestras hijas, para que la disponibilidad no se convirtiera en un peso demasiado grande para nosotros ni en un obstáculo para su crecimiento. Poco a poco ella aprendió a utilizar los medios públicos”. También descubrieron que el ser familia define la forma como se presentan externamente: “Durante los primeros meses que Therese estaba con nosotros –explica Sergio- había puesto en el perfil de whatsapp una foto en la que estaba con Susanna y las hijas. ¡Therese me dijo que no era una foto de familia porque faltaba ella! Y es esto lo que descubrimos cada día, somos una única familia porque somos hijos del mismo Padre y nos preocupamos los unos de los otros y gozamos con las conquistas de cada uno”. Es ese “nosotros” que por amor se amplía y nos enriquece.

Claudia Di Lorenzi

Más allá del siglo XX. Chiara Lubich en diálogo con nuestro tiempo

Más allá del siglo XX. Chiara Lubich en diálogo con nuestro tiempo

El congreso sobre la figura carismática de Chiara Lubich que supo apuntar al nuevo milenio y al cambio de época que estamos viviendo, proponiendo el ideal de la fraternidad universal. El congreso internacional “Más allá del siglo XX. Chiara Lubich en diálogo con nuestro tiempo ha concluido oficialmente el intenso programa de eventos dedicado al centenario del nacimiento de la fundadora del Movimiento de los Focolares.  Un título programático, para leer en una perspectiva dinámica la figura carismática de una protagonista del siglo XX que supo apuntar al nuevo milenio y al cambio de época que estamos viviendo, proponiendo el ideal de la fraternidad universal, con la certeza de que “la unidad es un signo de los tiempos”. Las dos jornadas de estudio se llevaron a cabo el 18 y 19 de febrero en la Biblioteca Nacional Central de Roma y fueron dedicadas a la figura de la fundadora del movimiento de los Focolares desde múltiples puntos de vista.  La cita fue promovida por el Centro Chiara Lubich de Rocca di Papa (Italia) y por la Biblioteca Nacional Central de Roma, en colaboración con el Instituto Universitario Sophia, New Humanity y la Fundación del Museo Histórico de la Provincia de Trento. Los patrocinios fueron concedidos por la Comuna de Roma y por el Dicasterio vaticano para el Servicio del Desarrollo humano integral. El Presidente de la República italiana Sergio Mattarella confirió al congreso el reconocimiento de la Medalla de Representación, en virtud del particular interés cultural de la iniciativa. El programa se articuló en cuatro secciones: histórica, literaria, socio-política y una última dedicada a algunos personajes del siglo XX, analizando las posibles consonancias y convergencias entre su pensamiento y el Chiara Lubich. Una multiplicidad de perspectivas de lectura, con aportes de estudiosos de varias disciplinas y de distintos enfoques culturales, que permiten una más madura  y profunda reflexión y comprensión de la experiencia histórica y del pensamiento de Chiara Lubich, y un mayor conocimiento de su herencia intelectual, espiritual y existencial. Igualmente fecunda la confrontación con las figuras de otros protagonistas de la época contemporánea – Dietrich Bonhoeffer, Simone Weil, el Mahatma Gandhi, Giorgio La Pira, Martin Luther King, Mijail Gorbachov – con quienes Chiara Lubich no tuvo ocasión de encontrarse directamente, pero con los cuales dialogó a la distancia compartiendo la pasión por el hombre y el futuro de la humanidad, y poniendo en luz ideales e intuiciones con evidentes rasgos comunes. Los trabajos, en los que participaron estudiosos provenientes de todo el mundo, fueron introducidos por la lectio di Miguel Ángel Moratinos (alto representante de las Naciones Unidas) y por el historiador Andrea Riccardi, fundador de la Comunidad de Sant’Egidio. La clausura del congreso se le encargó a  Piero Coda, teólogo e hijo espiritual de Chiara. Donato Falmi, miembro de la comisión científica del congreso, presentó el evento con estas palabras:  “La biografía de Chiara Lubich, en su dimensión temporal, espiritual e intelectual, está caracterizada de manera marcada por algunas temáticas que pertenecen al corazón del mundo contemporáneo, más allá de toda diferencia étnica, social y religiosa. Pensamos que entre las más relevantes hay que mencionar la constante atención y apertura a la novedad, la capacidad y disposición a habitar el conflicto, la búsqueda de lo que une, la aptitud para medir los eventos con el metro de la unidad de los opuestos. Tales dimensiones profundamente humanas, y que deben ser consideradas estructuras basilares de la nueva época en la que ya hemos entrado, abren esas posibilidades de confrontación, encuentro y diálogo que animan el proyecto”. El congreso, transmitido en directo en la web con traducciones en cuatro idiomas (y ya disponible en  Youtube), ha sido ocasión para la presentación de la primera edición crítica de la obra de Chiara Lubich Meditaciones, a cargo de Maria Caterina Atzori. Un escrito, cuya primera edición fue en 1959, que ha sido traducido en 28 idiomas e impreso en más de un millón de copias, indicando al hombre contemporáneo el camino de la unidad para realizar en la tierra el testamento de Jesús “Que todos sean uno”. Como “corolario” del congreso, el lunes 22 de febrero se llevó a cabo la ceremonia de clausura del concurso nacional italiano “Una ciudad no basta. Chiara Lubich ciudadana del mundo”, dedicado al mundo de la educación, que registró la participación de numerosos institutos de enseñanza secundaria.

Maurizio Gentilini

  Foto di Thomas Klann