Mar 3, 2021 | Sin categorizar
La experiencia del Centro Mariápolis en Paraguay durante la pandemia, ayudando a los más necesitados de su barrio. El centro Mariápolis “madre de la humanidad” se encuentra en Paraguay a sólo 20 km de la capital Asunción, en un barrio donde viven unas 200 familias con buenas condiciones económicas. Tres focolarinas viven permanentemente en el Centro Mariápolis junto a tres casadas. Apenas comenzó la cuarentena por Covid 19, “no queríamos estar encerradas dentro del centro Mariápolis – dicen –, así que empezamos a mirar las necesidades de las familias de nuestra zona”. En el barrio se organizaron “ollas solidarias”, es decir, todos traen lo que tienen y todos juntos hacen una olla grande para compartir con todas las familias. Por lo tanto, esta podía ser una buena oportunidad para poner a disposición la cocina grande del Centro Mariápolis. “Hemos escrito cartas para involucrar a todos los clientes y proveedores del centro del Mariápolis. De inmediato llegó mucha ayuda, así que cocinamos una buena salsa boloñesa con pasta y arroz, distribuida a unas 4000 personas del barrio. Esto nos hizo descubrir muchas carencias: niños que no tenían casa, o tenían problemas de salud, o incluso casas sin baño o sin ventanas. Así hemos comenzado a atender sus necesidades”. Al mismo tiempo, se creó un grupo de WhatsApp en el barrio para compartir experiencias de ayuda a los pobres y solicitudes de todo tipo. “En poco tiempo los vecinos nos ayudaron trayendo leche, aceite, ropa, celulares para que los niños pudieran seguir sus lecciones en la escuela, refrigerador, materiales de construcción, así pudimos construir 5 baños para familias que no tenían”. La pandemia continuó y con ella también los problemas de gestión y gastos del Centro Mariápolis. “Nuestro punto fuerte era tener una cocina bien organizada, así que empezamos a ofrecer un menú para la venta. Los principales pedidos vinieron de nuestros vecinos: este nuevo trabajo nos dio la oportunidad de conocer mejor a algunos de ellos. Un día, por ejemplo, un vecino nos pidió ayuda para confesarse: hacía 32 años que no se acercaba al sacramento de la reconciliación. Otro vecino, un ciclista profesional, quiso organizar una maratón en las tres principales ciudades de Paraguay y con lo recaudado hemos ayudado a dos etnias de los pueblos originarios a llevar luz y agua potable a sus hogares”. La Providencia nunca faltó. “Un miembro de la comunidad de los Focolares donó una suma de dinero para cubrir 4 meses de sueldos, luego llegó una freidora industrial, mucha verdura, fruta y muchas cosas y lo que más nos sorprendió es que también llegó un coche para distribuir la comida. Pero el regalo, el mayor regalo que nos dio la pandemia a nosotras, focolarinas, fue la posibilidad de estar cerca de nuestros pobres y vivir plenamente nuestro carisma de la Unidad. Estamos aquí en esta brecha, donde podemos generar comunión entre ricos y pobres y llevar esta cultura de la fraternidad”.
Lorenzo Russo
Mar 2, 2021 | Sin categorizar
La Presidente de los Focolares atribuyó sus tareas a los nuevos consejeros generales del Movimiento y reiteró que forman un órgano de gobierno caracterizado por un profundo espíritu de servicio fraterno que nace del amor recíproco evangélico. Con la elección de Noreen Lockhart (Gran Bretaña) y Flavio Roveré (Brasil) como responsables de las secciones de las focolarinas y de los focolarinos, que tuvo lugar en sus respectivas Asambleas pasado jueves 11 de febrero, se ha completado también uno de los órganos centrales de gobierno del Movimiento de los Focolares, llamado “Centro de la Obra”. Forman parte del mismo, además de la presidente y el copresidente, los 22 consejeros, las consejeras generales y los dos responsables de las secciones. Los consejeros provienen de 17 países y 4 continentes, tienen entre 52 y 70 años y representan la multiculturalidad que distingue a los Focolares. Muchos de ellos han vivido en diversos contextos geográficos, además de aquel de origen, un dato importante para conocer en profundidad las características, necesidades y desafíos de los países en los que viven quienes se reconocen en el mensaje de unidad de los Focolares. Por su composición, el “Centro de la Obra”, de hecho, debería en cierto modo resumir a todo el Movimiento y manifestar su unidad. Según los Estatutos Generales de los Focolares, es tarea de este órgano, “asegurar e incrementar la unidad en todo el Movimiento, orientándolo a la realización de sus fines y ocupándose de la coordinación entre sus diferentes partes”. En su segunda sesión, la presidente Margaret Karram ha atribuido hoy, martes 2 de marzo, a los consejeros electos las tareas que deberán atender para seguir la vida del Movimiento en sus diferentes aspectos y en las distintas áreas geográficas. En esta ocasión reafirmó su deseo de que el “Centro de la Obra”, como todo órgano de gobierno del Movimiento, se caracterice por un profundo espíritu de servicio fraterno que nace del amor recíproco evangélico.
Oficina Comunicación
Consejeras Cuneo, Chiara (Italia) Espiritualidad y vida de oración Escandell, Silvia (Argentina) Delegada central Gómez, Margarita (España) Naturaleza y vida física Kempt, Donna Lynn (EE.UU.) Europa Kobayashi, Renata (Japón) Unidad y medios de comunicación Koller, Friederike (Alemania) Testimonio e irradiación, África y Medio Oriente Lockhart, Noreen (Gran Bretaña) Responsable de la sección de las focolarinas Moussallem, Rita (Líbano) Asia y Oceanía Ngabo, Bernadette (RDC Congo) América del Norte, Central y del Sur Sanze, Geneviève (Rep. Centroafricana) Comunión de los bienes, economía y trabajo Simon, Renata (Alemania) Sabiduría y estudio Zanolini, Clara (Italia) Armonía y ambiente Consejeros Asprer, Ray (Filipinas) Delegado central Bartol, Ángel (España) América del Norte, Central y del Sur Battiston, Ruperto (Italia) Comunión de los bienes, economía y trabajo Brüschke, Klaus (Brasil) Testimonio e irradiación, África y Medio Oriente Canzani, Francisco (Uruguay) Sabiduría y estudio Dijkema, Enno (Holanda) Armonía y ambiente Kenfack, Etienne (Camerún) Naturaleza y vida física Roveré, Flavio (Brasil) Responsable de la sección de los focolarinos Salimbeni, Antonio (Italia) Asia y Oceanía Schwind, Joachim (Alemania) Unidad y medios de comunicación St-Hilaire, Marc (Canadá) Espiritualidad y vida de oración Valtr, Vit (República Checa) Europa
Mar 1, 2021 | Sin categorizar
Buscar el amor y huir del dolor: he aquí un mecanismo casi natural de la existencia humana. El cristianismo, en cambio, con el mensaje de la cruz enseña que el amor verdadero y profundo pasa por el dolor. El que comprende bien la cruz – dice Chiara Lubich en el siguiente texto – encuentra en ella una clave para la plenitud de la vida. «Tome su cruz…» (Mt 16,24). Extrañas y singulares palabras. Y también estas como las demás palabras de Jesús, tienen algo de esa luz que el mundo no conoce. Son tan luminosas que los ojos apagados de los hombres, y también de los cristianos lánguidos, quedan deslumbrados y, por tanto, cegados. […] Quizás todo el error radique en esto: que en el mundo no se comprende el amor. Amor es la palabra más hermosa, pero también la más deformada, la más deteriorada […]. Quizá se pueda entender algo a través del amor materno, porque el amor de una madre no es solo caricias y besos: es, sobre todo, sacrificio. De la misma manera, a Jesús el amor lo llevó a la cruz, lo que muchos consideran que fue una locura. Pero solo esa locura ha salvado a la humanidad y ha forjado a los santos. Los santos son, en efecto, personas capaces de comprender la cruz. Personas que, siguiendo a Jesús, el Hombre-Dios, tomaron la cruz de cada día como lo más precioso de la tierra; la esgrimieron a veces como un arma, haciéndose soldados de Dios, la amaron toda su vida y conocieron y experimentaron que la cruz es la llave, la única llave que abre un tesoro, el tesoro; abre, poco a poco las almas a la comunión con Dios. Así, a través del hombre, Dios se asoma de nuevo al mundo y repite –de modo infinitamente inferior, pero semejante– las acciones que Él realizó en un tiempo cuando, hombre entre los hombres, bendecía a quien lo maldecía, perdonaba a quien lo injuriaba, salvaba, curaba, predicaba con palabras de Cielo, saciaba a los hambrientos, fundaba sobre el amor una nueva sociedad y manifestaba la potencia de Aquel que lo había enviado. La cruz es, en resumen, ese instrumento necesario por medio del cual lo divino penetra en lo humano y la persona participa con más plenitud de la vida de Dios, elevándose desde el reino de este mundo al Reino de los Cielos. Pero es preciso «tomar la propia cruz…», (Mt 16,24), despertarse por la mañana esperándola, sabiendo que solo por medio de ella llegan a nosotros esos dones que el mundo no conoce; esa paz, ese gozo, ese conocimiento de las cosas celestiales que la mayoría desconoce. […] La cruz, emblema del cristiano, que el mundo no quiere porque cree que huyendo de ella huye del dolor, y no sabe que ella abre, de par en par, el alma de quien la ha comprendido, al reino de la Luz y del Amor. Ese amor que el mundo busca tanto, pero que no tiene.
Chiara Lubich
Cf. Chiara Lubich, Escritos espirituales, Madrid 1995, pp. 28-30
Feb 27, 2021 | Sin categorizar
“Hemos aprendido a amarnos sin pedir nada a cambio, como lo hace Dios” “Poco a poco nos hemos enamorado el uno del alma del otro. Nos encontramos ahora en una plenitud de amor que no habíamos experimentado antes, ni siquiera cuando éramos novios, y ello es posible porque ahora nos amamos en la libertad, sin pedir nada a cambio, como lo hace Dios”. Nacho y Fili son de México, están casados desde hace 30 años y tienen dos hijos. Cuentan que su amor nació, realmente, sólo después de haber hecho el descubrimiento de que Dios es Amor y que amó al hombre hasta dar la vida por él. Al ponerse como medida un amor tan grande entendieron que podrían superar sus respectivas limitaciones y sanar las heridas que habían lastimado su relación. Un descubrimiento que dio sentido al recorrido de cada uno de ellos y los hizo capaces de amarse recíprocamente hasta donarse el uno a la otra. Su historia, hasta un determinado momento, se asemeja a la de muchas parejas. Dos personas que se sienten enamoradas y deciden casarse, llevando “como dote” cada uno un vacío interior que socava los cimientos de todo proyecto. Un vacío que esperan colmar sumando sus llagas respectivas: es la premisa de un abismo que conducirá a una ulterior disgregación. “Mi padre tenía otra mujer y otros hijos –cuenta Fili– y yo sufría por eso. Entonces, mi deseo era casarme y tener una familia estable”. “Yo también de pequeño sufrí por la ausencia de mi padre y la poca atención de mi madre –continúa Nacho– Fili y yo unimos nuestras soledades, pero queríamos colmar esos vacíos sin haber conocido el verdadero amor. Muy pronto notamos la ausencia de ese amor entre nosotros”. De hecho, los problemas llegaron rápidamente. Por los celos de Fili, Nacho se vio obligado a cambiar a menudo de trabajo y el rencor que ello causaba producía mayor tensión. Los hijos también se resentían por todo lo que sucedía: “Nuestro amor para con ellos era grande, pero no sabíamos educarlos en el amor, ni hacer que ellos amasen a Dios”. Tras 15 años de matrimonio se separaron: Nacho estaba desilusionado y sentía que la relación se había roto; Fili no conseguía perdonar al esposo. “Parecía que ya nada nos unía – recuerdan– que ya no había amor”. Pero luego, un acontecimiento cambia la dirección de esta historia. Una noche, mirando la televisión, Nacho queda impactado por una mujer, Chiara Lubich, fundadora de los Focolares, que habla de amor fraterno. Ve las imágenes de la ciudadela del Movimiento en México, llamada El Diamante. Es cerca de su casa, un domingo van a misa allí y los invitan a la Mariápolis, un encuentro de los Focolares. No se imaginaban que la invitación a seguir el Evangelio podía ser para ellos revolucionaria: “Perdona hasta setenta veces siete” (Mateo 18:21-22) es la frase a la que se los llamaba a vivir en la cotidianeidad. “Nos hablaron de Jesús Abandonado –cuenta Fili– de cómo él perdonó y dio la vida por nosotros. Entendí que frente a eso mis dolores eran pequeños. Dios ya había perdonado a mi esposo, y la voluntad de Dios para mí era que lo perdonase. Lo hice y experimenté que es posible volver a nacer”. “Somos imperfectos y distintos –observa, al final, Nacho– pero he aprendido a tener confianza en ese Dios que hace que todo sea posible”.
Claudia Di Lorenzi
Feb 23, 2021 | Sin categorizar
Un centro social en Bolivia ofrece apoyo a 220 niños y familias en dificultad. La historia de Silvio: acogido cuando era niño, hoy trabaja para la asociación que lo salvó. Silvio vive en Cochabamba, tiene 10 hermanos, su padre minero murió cuando él tenía 10 años. A partir de ese momento, la madre tuvo que criar sola a sus 11 hijos: vivían en una habitación de 4 x 5 metros en un barrio donde las drogas y el robo eran las principales actividades de los niños. Ahora Silvio trabaja para la Fundación Unisol, la misma organización benéfica que un día lo salvó a él y a sus hermanos de las calles. Esta fundación también cuenta con el apoyo de AFN (Asociación Acción para Familias Nuevas), ONLUS que ofrece, a través de programas específicos de Apoyo a Distancia, servicios orientados a apoyar al menor en el ámbito escolar, alimentario y médico, ocupándose también del contexto familiar y comunitario al que pertenece el menor, para que pueda crecer, dentro de lo posible, en un ambiente sano. La implementación de estos programas se coordina de forma remota con personal local competente. Pero, ¿qué hace concretamente la fundación? Le preguntamos al propio Silvio, cuya historia se entrelaza con la de Unisol que hoy ofrece apoyo a 220 niños y familias en dificultad. ¿Puedes contarnos algo sobre tu familia y tu infancia? “Somos una familia muy numerosa, en total somos 11 hijos. Al principio vivíamos en Quillacollo, uno de los barrios más peligrosos de Cochabamba (una de las ciudades más pobladas de Bolivia). Mi padre trabajaba en una mina. Murió de un tumor cuando yo tenía 10 años, y desde ese momento mi madre se encargó de todo, y nos crió sola. Por primera vez se vio obligada a buscar trabajo y la contrataron como personal de limpieza en una escuela de otra ciudad. Para facilitar el traslado, le ofrecieron vivir dentro de la escuela, en la portería: una pequeña habitación de 4×5 metros en la que vivíamos 8 personas. El barrio al que nos mudamos era mejor que el anterior, pero seguía siendo muy peligroso. Las familias a menudo no pueden cuidar de sus hijos porque trabajan todo el día y los niños entran en el ambiente de la droga fácilmente, por lo que venden o roban para pagar sus dosis. Muchos de mis compañeros de clase terminaron en esos grupos. Yo hablaba con ellos, incluso con los más peligrosos. ¡Ciertamente no quería ser enemigo de alguien que luego podría vengarse de mí o de mi familia! Algunos de mis amigos se drogaban mucho. Y también me la ofrecían a mí. Pero siempre me negué, sobre todo por el respeto que le tenía a mi madre, que se sacrificó por sus hijos, y que siempre admiré”. Pero un día algo cambió… “Sí. Un día llegaron a la escuela unas personas del Movimiento de los Focolares y le ofrecieron a mi madre ayuda para nosotros. Nos daban meriendas y golosinas, nos hacían jugar, nos escuchaban, nos dieron lo que necesitábamos. Y nos sentimos felices, finalmente. Luego, a medida que nos volvíamos más numerosos, nació la idea de encontrar un espacio, que no fuera la calle, donde jugar, estudiar, estar juntos. Así nació el centro ‘Rincón de Luz’, en Cochabamba. Paralelamente, también nacería el centro ‘Clara Luz’, en Santa Cruz. Este espacio ha cambiado nuestras vidas; por ejemplo, una de mis hermanas es sorda y muda. Era imposible encontrarle trabajo y no teníamos dinero para que estudiara. Pero gracias a la ayuda que recibimos de los donantes de la Fundación, pudo formarse y ahora también tiene una profesión”. ¿Qué hace realmente la Fundación Unisol? “Ayuda a los más desamparados, especialmente a las familias. Les proporciona alimentos, medicinas y útiles escolares; también ofrece apoyo escolar para los niños; organiza instancias recreativas, almuerzos, meriendas, talleres para enseñar algunas actividades prácticas y manuales, para sensibilizar sobre el reciclaje y el medio ambiente, formación personal, compartir experiencias…”. Después de haber tenido la experiencia de ser acogido por la Fundación, ahora eres tú quien recibe a niños y familias en dificultad. ¿Qué te empuja a quedarte? “Primero que nada, tengo que explicar un poco el contexto: en octubre de 2019 se realizaron las elecciones presidenciales en Bolivia. Inmediatamente después ha habido una crisis política que redujo significativamente el desembolso de fondos a los organismos públicos, luego llegó la pandemia. La situación ha empeorado: muchos médicos y trabajadores sanitarios han dejado de trabajar por miedo al contagio; cualquiera que accediera a trabajar en el hospital recibía salarios elevados. Fue en ese momento que recibí una oferta de trabajo muy ventajosa. Tuve la tentación: ¿a quién no le hubiera gustado tener algunas comodidades adicionales? Pero luego me di cuenta de que el dinero no me haría feliz. Comprendí que vivir para los demás me hace feliz: tenía que seguir en Rincón de Luz…”. ¿Cómo ha cambiado la ayuda a las familias con la pandemia? ¿Y hay algo que le gustaría decir en particular a quienes conocerán la Fundación Unisol? “La pandemia ha afectado mucho a las familias. Muchos solían vender artículos o comida en la calle, y ahora ya no pueden hacerlo, dejando de ganar dinero. Muchos están perdiendo la esperanza de recuperarse de esta situación. Además, ha habido muchos divorcios y esto también tiene muchas consecuencias para los niños que acogemos. En este momento mi madre también recibió a un niño en casa, es el hijo de una pareja que se acaba de separar y que prácticamente ya no tiene nada. Lo que hacemos es esto, estar ahí para todo lo que estas familias necesitan. Lamentablemente, no tenemos los recursos para llegar a un mayor número de personas, incluso aun queriendo. A las familias que seguíamos antes, continuamos ayudándolas. Por lo demás, también intentamos ofrecerles un lugar donde puedan distraerse, porque la situación es realmente muy difícil. Pero los que necesitarían apoyo serían muchos más, para ello invito a los que están conociendo la Fundación Unisol, a dar una mano, empezando por los que nos rodean, que quizás no sepan, pero que necesitan nuestro tiempo, nuestra atención y nuestro amor”.
Laura Salerno
Entrevista de Laura Salerno con Silvio: https://youtu.be/UVTztN2UoUE Contactos: www.fundacionunisol.org Facebook: @fundaciónunisol https://www.afnonlus.org/ Facebook: @afnonlus Instagram: @afn.onlus
Feb 22, 2021 | Sin categorizar
La elección más radical en la vida de Chiara Lubich fue la de amar a Jesús sobre todo en su mayor dolor: su abandono en la cruz. Pero amar a “Jesús Abandonado” significa como consecuencia, amar sobre todo a esos prójimos que sentimos más “alejados” de nosotros. “Todo aquel que se encolerice contra su hermano, será reo ante el tribunal”1. […] Volvemos al amor al hermano. Es útil, es necesario, es bueno para nosotros volver a tomarlo en consideración. El fin general [de nuestro Movimiento] es la perfección de la caridad. Amor al hermano. Amor cada vez más sentido, profundo, perfeccionado, refinado. A veces sentimos que es difícil doblegar nuestro corazón a un amor más refinado del que ya tenemos a nuestros hermanos: nuestro corazón es todavía un poco de piedra; nuestro amor es rudo, superficial, muy apresurado. ¿Por qué? Porque todavía tenemos el corazón ocupado por nosotros mismos, por una cierta consideración de nosotros. Aunque no nos demos cuenta somos egoístas y soberbios. Eso se demuestra por el hecho de que cuando pasamos alguna prueba espiritual dura (que, como un terremoto, parece que desarraiga todo de raíz, produciendo como efecto el desapego de nosotros mismos, y de nuestras cosas, humillándonos y haciendo disminuir nuestro orgullo), notamos que tenemos un amor más comprensivo, más profundo, más fácil, más espontáneo hacia nuestros hermanos. Es así. Por tanto, se puede deducir que la pobreza y la humildad están en la base de la caridad. La pobreza y la humildad. ¿Cómo adquirirlas? ¿Cómo conquistarlas sin esperar a que vengan tormentas espirituales? […] Hay que “vivir el otro” […] y esto lleva consigo el no pensar en sí mismos, la pobreza total y la humildad total. […] Pongámonos ante nuestros prójimos con la actitud de acoger su vida en nosotros plenamente. […] Y ya que hablamos de prójimos, preguntémonos: ¿A quién amar primero? ¿A quién amar más? ¿Por quién tener preferencia? Nosotros hemos elegido en nuestra vida a Jesús Abandonado. Por lo tanto, tenemos que preferir a aquellos que, debido a las situaciones en las que se encuentran, nos recuerdan en algo su rostro: todos los que, aun siendo católicos viven separados de la Iglesia; y luego, a todos los que de distintas formas, están más o menos alejados de la verdad que es Cristo, y a los que no creen. Sobre todo a estos debemos dirigir nuestra atención. ¿Tenemos que cuidar nuestros “racimos de personas” con cartas, con visitas, con llamadas por teléfono? Empecemos por quienes, en cierto modo, están más alejados de nosotros. Reavivemos nuestro amor a los hermanos, haciéndonos uno con ellos hasta el punto – por decir así – de vivir su vida. Y empecemos por aquello que nos parecen estar más lejos de nuestro modo evangélico de pensar y de vivir […] Jesús Abandonado nos espera allí. Allí está nuestro sitio.
Chiara Lubich
(En una conferencia telefónica, Rocca di Papa, 12 de febrero de 1987) Extraído de: “Empezar por el amor a los más alejados”, Cf. Chiara Lubich, Buscando las cosas de arriba, Ciudad Nueva 1993, pp.21-23. 1) Mt 5,22a