El Mediterráneo se enfrenta a grandes retos: pobreza, conflictos, pluralidad religiosa, problemas ecológicos, migraciones. Pero también cuenta con enormes recursos históricos, religiosos, culturales y socioeconómicos que pueden ayudar a encontrar respuestas y soluciones a estos retos.

"Los Encuentros Mediterráneos" comenzaron en Bari (2020), después tuvieron lugar en Florencia (2022) en Italia, y este año 2023 la elección ha sido Marsella en Francia.

Reunir a las Iglesias y, junto a ellas, a todos los actores de buena voluntad (comunidades religiosas, asociaciones, movimientos, universidades, empresas, etc.) es el objetivo de estos eventos, para que la alegría y la esperanza revivan en las culturas y los pueblos del Mediterráneo. El encuentro, celebrado del 17 al 24 de septiembre de 2023, contó también con la presencia del Papa Francisco, que viajó a Marsella los días 22 y 23 de septiembre.

El Movimiento de los Focolares preparó la Vigilia de la fraternidad y la unidad: El arte de amar que une en la iglesia de Nuestra Señora de Accoules el 22 de septiembre. Se presentó la contribución del Movimiento a la construcción de la familia humana en el Mediterráneo. Un momento de oración, testimonios, cantos. Margaret Karram, presidenta del Movimiento de los Focolares, envió un video mensaje.

 

Con la más plena adhesión y no sin una cierta emoción acepté la invitación a participar en esta vigilia preparada en la Semana de Encuentros del Mediterráneo.

Me hubiera gustado mucho participar físicamente en los actos tan importantes de estos días, pero como no es posible, quisiera transmitirles al menos a través de este video mensaje mi mayor cercanía.

Como quizás sepan, nací y crecí en Haifa, en Tierra Santa, y por ello me siento hija del Mediterráneo. Desde mi infancia, he experimentado la coexistencia de diferentes pueblos, culturas y religiones: en la escuela, en el barrio, en mi ciudad. Este itinerario humano ha determinado mis opciones de vida y ha arraigado en mí la convicción de que es posible construir un mundo fraterno.

Los encuentros de esta semana son ocasiones muy valiosas para reavivar en muchos –especialmente en nosotros, gente del Mediterráneo– un gran sueño: el de una convivencia que sepa integrar y apreciar la diversidad como valor y como enriquecimiento mutuo.

Es el sueño de "un Mediterráneo de la fraternidad”[1]  que muestra cómo las diferencias nos hagan progresar y nos permitan superar las fronteras. En concreto, no se trata solo de una confrontación cultural entre los pueblos de las riberas del norte y de las del sur, como se nos ocurriría inmediatamente, sino que la cuenca mediterránea acoge también tierras a oriente –como la mía– y a occidente; por tanto, ¡es un encuentro de 3 continentes y 5 riberas!

“Un Mediterráneo de la fraternidad”, decíamos, ¿es una utopía? El pasado nos enseña que no lo es. Lo confirma también el historiador inglés David Abulafia[2] que explicó que durante la mayor parte de los siglos pasados, más aún, milenios, la característica del Mediterráneo fue "integradora". Solo en algunas fases históricamente raras, provocadas por tensiones políticas y económicas, perdió este carácter integrador.

Lamentablemente, ahora estamos viviendo una de estas fases. El Mediterráneo está desgarrado, fragmentado y roto. Esta fragmentación se ve a menudo reforzada y explotada por intereses políticos y económicos y alimentada por miedos y prejuicios arraigados en resentimientos étnicos, nacionalistas y, por desgracia, también religiosos.

Según la Organización Internacional para las Migraciones, son más de 2.000 las personas que han muerto desde principios de este año intentando cruzar el Mediterráneo; el desafío ecológico está agravándose, baste pensar en la biodiversidad que se ha empobrecido enormemente en este mar. A estos retos se añaden las diversas formas de pobreza y las injusticias sociales y económicas, que luego afloran dramáticamente cuando se trata de hacer frente a catástrofes naturales, como el reciente terremoto de Marruecos o las devastadoras inundaciones en Libia.

¿Cómo afrontar esta situación? ¿Cómo contribuir a la nueva realización de esa utopía que forma parte de la identidad histórica y cultural del Mediterráneo? ¿Cómo hacer renacer una fraternidad verdadera, auténtica, eficaz y –por qué no– también afectiva?

El Papa Francisco invita al diálogo, como camino por excelencia para llegar a la fraternidad; un diálogo que –como reiteró recientemente en Mongolia– "no aplana las diferencias, sino que ayuda a comprenderlas y las preserva en su originalidad…”[3].

Pero este diálogo necesita un espíritu que lo anime, lo vivifique y lo impulse: es el amor, ese amor que para nosotros los cristianos está enraizado en el Evangelio de Jesucristo, pero que se encuentra en los principios de todas las religiones y forma parte de la ley inscrita en el corazón de cada hombre.

Podemos vivirlo a través de ese arte de amar del que hablan las oraciones, los textos y los testimonios de la vigilia de esta tarde: experiencias de personas y de grupos que han abierto los ojos al hermano, a la hermana que tienen delante y se han dispuesto a amar: sin esperar la iniciativa del otro, sin hacer distinción alguna de origen, sexo, nacionalidad, religión o condición social.

La fraternidad, en efecto, no significa solo tolerar al otro, sino aprender a hacer nuestros sus problemas, sus sueños... y estoy convencida de que solo un diálogo que parta de estos presupuestos permitirá afrontar juntos los grandes desafíos del Mediterráneo a los que antes me refería. Desde esta perspectiva, puedo atestiguar que la colaboración entre fieles de distintas Iglesias y hombres y mujeres de distintas religiones puede ser una gran contribución: podemos atestiguarlo también como Movimiento de los Focolares con diversas iniciativas en este campo, compartidas también con otras organizaciones, en ámbito ecológico y en el reto migratorio.

Seguiré soñando con un Mediterráneo en el que, precisamente por nuestra experiencia milenaria, podamos dar testimonio de una estima mutua, entre individuos, grupos, asociaciones, Iglesias, religiones, pueblos, naciones.

Sueño un Mediterráneo que se convierta en un ejemplo de fraternidad para los tres continentes que bordean su mar y para el mundo entero.

¡Gracias por su atención! Les envío un cordial saludo.

Margaret Karram

[1]     Cf. Entrevista de Vatican News al cardenal Jean-Marc Aveline, arzobispo de Marsella, 29 de julio de 2023. (https://www.vaticannews.va/it/papa/news/2023-07/papa-francesco-viaggio-marsiglia-aveline-mediterraneo-fraternita.html)
[2]     David Abulafia, The great sea: a human history of the Mediterranean, London 2014.
[3]     Papa Francisco, Incontro Ecumenico e interreligioso, Ulaanbaatar, Mongolia, 3 de septiembre de 2023.

VIDEO (ITALIANO)

El arte de amar que une

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