Movimiento de los Focolares

El Evangelio vivido: una invitación a ayudarse recíprocamente

Jun 22, 2016

La Palabra de vida nos invita a tejer entre las personas actitudes de escucha, de amor verdadero; a dejar de lado los propios razonamientos para comprender y recibir los del otro.

flicker_com_6370807801_4b979a785a_b_croppedUna nueva vida «Trabajo como médico en emergencias. Una mañana fui llamado para socorrer a un anciano que se había sentido mal. Vivía en medio de un gran desorden, estaba destruido por el dolor por la muerte de su único hijo, que había ocurrido en circunstancias misteriosas. Después de un momento de desorientación (por los documentos me había dado cuenta de que me encontraba ante una persona que, durante el régimen comunista, había hecho mucho daño a la gente), aparté de mí todo tipo de prejuicio y me esforcé en ayudar a este hombre que sufría y que necesitaba principalmente afecto. Más allá de todo, ahora para mí él era un prójimo que Jesús me pedía que amara. En el hospital, donde fui a visitarlo varias veces, a menudo me contaba sobre su pasado. Algunas veces me resultaba difícil escucharlo, pero cuando pude hablarle de mi fe, vi que en ese hombre se encendía una esperanza: parecía que nacía a una nueva vida» (M. U. – República Checa) El soborno «Soy responsable del sector ventas de una empresa. En una ocasión presentamos una licitación para obtener el contrato de una importante proveeduría y poseíamos toda la documentación para ganarla: el proyecto, el precio conveniente… Pero para obtener el contrato teníamos que pagar un soborno. Con un colega, cristiano como yo, decidimos no continuar con ese intento, a costa de perder un notable porcentaje de las ventas del mes. El mes siguiente sin embargo, las ventas superaron las proyecciones del balance y cubrieron el déficit precedente: para nosotros fue la confirmación de que siempre conviene confiar en Dios» (J. P. – Panamá) Una traducción «Tenía que terminar para hoy la traducción de una conferencia para un congreso. Ocurrió que me llamó por teléfono un amigo para decirme que tenía urgencia de que lo ayudara en la traducción de una carta. Como él recién había ingresado en ese trabajo, hacer bien esa traducción era algo muy importante para él. Le dije que lo iba a ayudar. Cuando recibí la carta, me di cuenta de que había algunos términos técnicos que resultaban difíciles también para mí, que no pertenecía a su sector. Sólo con la ayuda de Internet y varias llamadas telefónicas a especialistas logré terminar la traducción de la carta.  Apesar de que me había atrasado en mi trabajo, estaba tranquilo por haber ayudado a mi amigo. En ese momento llamé a la sociedad que me había confiado el trabajo para explicar que enviaría la traducción al día siguiente, pensando que me quedaría trabajando toda la noche. La respuesta fue: “Puedes dormir tranquilo. Esa intervención fue cambiada de fecha”» (T. M. – Eslovaquia)

___

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Suscríbete a la Newsletter

Pensamiento del día

Artículos relacionados

¡Adelante siempre!

¡Adelante siempre!

El 28 de noviembre nos ha dejado el obispo luterano alemán Christian Krause, quien fuera presidente de la Federación Luterana Mundial (LWF). El recuerdo de Monseñor Brendan Leahy, coordinador de los Obispos amigos de los Focolares.

Concurso Chiara Lubich: bajo el signo de la paz

Concurso Chiara Lubich: bajo el signo de la paz

El concurso “Una ciudad no basta – Chiara Lubich, ciudadana del mundo”, que ha llegado a su quinta edición, sigue ofreciendo a las comunidades educativas una oportunidad de reflexión y profundización en el ámbito del valor de las relaciones, la recepción de las diversidades y el desarrollo de las nuevas tecnologías, que comprenden también el ámbito del estudio.

Evangelio vivido: “En su pobreza ha puesto todo lo que tenía para vivir” (Mc 12,44)

Evangelio vivido: “En su pobreza ha puesto todo lo que tenía para vivir” (Mc 12,44)

El Evangelio, si queremos vivirlo, nos pide que pongamos todo lo que tenemos, nuestra inteligencia, nuestras capacidades, nuestro corazón y nuestras manos para tender la mano a nuestros hermanos y hermanas. Pequeños gestos que muchas veces pueden ayudar a reconstruir relaciones o incluso simplemente enriquecer nuestros días con amabilidad.