Desilusionados de la política, desconfiados ante el compromiso social, prisioneros de una precariedad que les corta las alas a sus sueños. En suma tristes y sin esperanza. Así es como una reciente encuesta retrata la situación de tantos jóvenes españoles, casi una “periferia existencial” abandonada a sí misma. Sin embargo en su larga gira recién concluida, el Gen Verde encontró a jóvenes llenos de recursos, deseosos de vivir experiencias significativas y generosos al aceptar el desafío de experimentarlas. El conjunto propuso en numerosas ciudades españolas el proyecto Start Now. Su fórmula, bien ensayada, prevé cinco días de vida junto a los chicos: tres dedicados a talleres en donde las componentes del conjunto -22, de 14 naciones- se convierten en coach de canto, teatro, percusión y danza; uno de ensayo y el del espectáculo, ejecutado junto con los chicos; al final un momento de “retroalimentación” sobre la experiencia vivida. Son momentos en los cuales cada uno tiene la posibilidad de experimentar la fraternidad, de ver con sus ojos que lo que busca existe y se puede realizar.
«Hay un antes y un después con respecto a los talleres – constata la irlandesa Sally McAllister, manager del conjunto –. Los chicos trabajan duro, no sólo desde el punto de vista artístico, sino también en las relaciones, en el encuentro con quien es distinto de sí, aprenden a manejar la complejidad cultural de las personas con las que interactúan, a saber captar su valor positivo y enriquecedor. En suma: la finalidad es permitirles hacer una experiencia humano-artística, que los ayuda a convertirse en personas capaces de contener, comprender y valorar al otro sin importar quien sea, pasando así del sentido de inseguridad, temor, incluso odio, a actitudes basadas en la confianza y la inclusión». No se proponen ilusiones, sino ideales e instrumentos para construir aquí y ahora, empezando por cada uno, el mundo que soñamos. Y en todas partes «los jóvenes son como el fuego, basta encontrar la mecha correcta y cuando se encienden ¿quién los puede detener?». Así ha sido en las varias etapas: Burgos, Jaén, Murcia, Huétor Tájar, Albacete, Pozuelo, Bilbao, Pamplona, Azpeitia, Talavera de la Reina… Cada una con matices y características irrepetibles, como cuenta más detalladamente el diario de viaje en el sitio del Gen Verde.
Por doquier encuentros auténticos, acogida entusiasta. Como en Huétor Tájar, donde la bienvenida la ofreció una plaza repleta de familias, jóvenes, niños, con la música y las canciones del grupo en pantallas gigantes, al final unos treinta adolescentes alumnos de las escuelas de danza flamenca y gimnasia rítmica bailaron “Turn It Up” – reciente composición del Gen Verde – al ritmo del flamenco. ¿País de jóvenes tristes y sin esperanza, entonces? Todo lo contrario. Los ecos que llegan hablan claro. “Lloré, reí, bailé… pero sobre todo me llevo una gran esperanza en un mundo que tiene tanta necesidad de todo aquello”; “aprendí valores sin que nadie me dijera lo que tenía que hacer”; “después de pocos días de trabajo parecíamos una verdadera familia”; “he descubierto que las personas con un objetivo en común son más abiertas”; “no hubo nada teórico, hemos puesto en práctica todos juntos los valores de la fraternidad, el diálogo, la comunión que hemos aprendido durante el trabajo de estos días”; “Start Now es algo grandioso, un proyecto educativo, social, cultural, espiritual”. La palabra que puede sintetizar la herencia que ha dejado la gira la dijo uno de los tantos jóvenes encontrados. Sencilla y concreta, tiene el sabor del desafío y del compromiso: “Y si tenemos un sueño, no queremos realizarlo mañana sino hoy, si podemos”.
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