Movimiento de los Focolares

Giorgio Martelli, sindicalista de Dios

Feb 6, 2016

Sensibilidad social, inteligencia y amor son algunas de las características que sobresalen en la personalidad de Giorgio Martelli (Turnea), uno de los primeros focolarinos que el pasado 26 de enero nos dejó.

Turnea-10«Promotor de una comunión activa entre los diversos grupos y realidades asociativas», con su «sensibilidad social, inteligencia y amor» se convirtió en «intérprete de los anhelos del card. Benelli y de Chiara Lubich» para la organización, en Florencia, a fines de los años ’70, del Centro Internacional de Estudiantes Giorgio La Pira. Es el Arzobispo de Florencia, el card. Giuseppe Betori, quien describe con estas palabras un tramo importante de su historia.  Giorgo Martelli, quien nació en Pistoia, en la región de Toscana, dio un aporte decisivo en el nacimiento de esta obra, en colaboración entre la arquidiócesis de Florencia y el Movimiento de los Focolares, y que todavía hoy continúa en su compromiso hacia « jóvenes que provienen de todas las naciones del mundo, especialmente de aquéllas naciones subdesarrolladas, ofreciendo una acogida fraternal y promoviendo el diálogo entre personas de todas las culturas y credos». Pero esta actividad del Centro La Pira es una de las varias historias importantes que se entrelazan en la vida de Turnea (éste es el nombre que le dio Chiara Lubich para caracterizar su personalidad: Turris Eburnea, Torre de Marfil, recordando una de las letanías de la Virgen). Nace en una familia de obreros. Turnea es educado a vivir con una fe simple, con rectitud, y con sed de justicia. Desde joven está comprometido en la Acción Católica donde recibe una formación cristiana más sólida. Durante la guerra, junto con su padre, soporta dos operativos militares que lo obligan a hacer trabajos forzados, de los cuales logrará escapar. Después de la guerra comienza a trabajar en el sindicato siendo especialista en lo que se refiere a contratos de personal y controversias de trabajo y al mismo tiempo retoma los estudios y adquiere el diploma de perito industrial. En los años de la Acción Católica conoce a otros jóvenes comprometidos cristianamente, entre éstos Bruno Venturini y Vitaliano Bulletti, también ellos futuros focolarinos. Él mismo escribe sobre este período: «Había dos aspectos de la vida cristiana que se me presentaban alternativamente: uno más personal, de búsqueda de la relación con Dios, el otro más social de necesidad de fraternidad entre los hombres, de justicia y de luchas para alcanzarlas. Pero ¡ estaban separados el uno del otro!». En enero de 1950 tiene lugar su primer encuentro con Graziella De Luca, quien había viajado a su ciudad para hablar con algunas personas sobre la experiencia del Movimiento de los Focolares, que recién nacía. En los meses siguientes viaja varias veces a Roma donde conoce a Chiara y a los primeros y primeras focolarinas. Después de algunos meses de lucha interior, decide ser uno de ellos y después de cortar con su novia y dejar a sus padres – en medio de fuertes incomprensiones- se muda a Roma, y vive en el primer focolar masculino romano. Los años sucesivos los pasa en varios focolares de Italia y Holanda. En 1968 Chiara lo llama para que sea el primer responsable de la recién nacida rama de los Voluntarios de Dios. En los congresos de los voluntarios, Turnea favorece los momentos de diálogo sobre problemas y preguntas que se relacionan con la forma de concretar la espiritualidad de la unidad en la vida de todos los días. Repite a menudo lo que Chiara afirmaba: los Voluntarios deben, en el día de hoy, imitar a los primeros cristianos. Durante muchos años se dedica al aspecto interno de los Focolares que se define como armonía y ambiente y que se refiere a las construcciones, a las ciudadelas, a los Centros Mariápolis, al arte, a las obras sociales. Una tarea que él vivió de forma apasionada, con amor y dedicación, realizando también numerosos viajes y visitas a varias naciones. Turnea también dedicó todas sus fuerzas, su tenacidad y amor en muchos otros ámbitos: en los comienzos del Movimiento de Jóvenes por un Mundo Unido, acompañando al Centro de Audiovisuales Santa Chiara y a la banda internacional Gen Rosso. Desde 2008 libre de tareas específicas, continúa dando su aporte con consejos y contribución de ideas. Como sacerdote sabe estar muy cercano a muchos focolarinos, sobre todo con aquellos que más sufren, por quienes celebra con regularidad la Santa Misa. En el año 2012 sufre una enfermedad que le provoca la invalidez motriz, que soporta con coraje y con su amor a Jesús crucificado y abandonado. Bruno Venturini, un amigo de toda la vida, cuenta así su último período: «Juntaba toda su fuerza para tratar de estar activo, disponible. Ocurría que, aún después de una difícil jornada, lograba levantarse y lo encontraba en la computadora controlando el correo. Y al mismo tiempo, en cada momento aceptaba con serenidad, como algo que Dios le pedía, la falta de fuerza, la inactividad. Nunca resignado. Recibía con alegría a todos los que venían a visitarlo; hablaba con lucidez, a menudo con esfuerzo, tocando los argumentos más variados que le podían interesar a la otra persona, sin descuidar un pensamiento profundo que expresaba su estado de ánimo, su plena adhesión a la voluntad de Dios. Pensamientos de cielo» El 26 de enero de 2016 Turnea concluye su camino en la tierra. Entre los primeros focolarinos, como escribe la presidente de los Focolares Maria Voce, «otro gigante».   Maria Chiara de Lorenzo

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