“El cristianismo, a pesar de la crisis espiritual que atraviesa hoy la civilización humana, es capaz de renovarse continuamente”. En estas palabras del Rector de la Universidad Estatal Eslovaca de Trnava, Prof. Peter Blaho, está encerrado el significado más profundo de la solemne ceremonia que tuvo lugar esta mañana no en el Aula Magna del Ateneo, sino en la gran sala del Centro Mariápolis de Castelgandolfo, donde las máximas autoridades de la Universidad le otorgaron a Chiara Lubich el doctorado honoris causa en Teología.

En el palco sobresalían las banderas eslovaca, europea e italiana. Una imagen elocuente. De hecho, Eslovaquia está entre los 10 países que entrarán a la Unión Europea en mayo del 2004. De las intervenciones emergían las raíces cristianas, todavía vitales, de la cultura eslovaca que ha dado vida a la Universidad de Trnava, en el lejano 1635.
Las palabras del Decano de la Facultad de Teología, el Prof. Ladislav Csontos, quien promovió el reconocimiento, revelaban el heroísmo vivido bajo el régimen comunista tanto da docentes del Instituto de Teología -fundado por los jesuitas, y después asumido desde 1992 por la Universidad de Trnava- como da estudiantes, en su mayoría sacerdotes y religiosos ordenados clandestinamente. Y se puso en evidencia la intensa actividad que permitió, a pesar del régimen, que se enriquecieran los estudios con las enseñanzas del Concilio Vaticano II. De allí deriva el estilo dialogante asumido por la Facultad en todos sus niveles: en las actividades didácticas, con seminarios científicos interdisciplinarios, con conferencias y publicaciones.

“Por estos motivos –dijo el Decano, quien definió la figura y la obra de la neo-graduada– la teología de la unidad y del diálogo de Chiara Lubich está muy cercana a nuestras facultades y sus aportes son para nosotros el motivo principal para proponer este reconocimiento”. Definió a la fundadora de los Focolares como “un personaje- clave del movimiento ecuménico y del diálogo interreligioso”. Y recordó que su obra se ha hecho presente en Eslovaquia a través del Movimiento, que echó raíces todavía en los tiempos del régimen comunista, dando a quien adhirió a él gran apoyo espiritual y a la vida de la Iglesia local el espíritu del Concilio Vaticano II”.

El Rector de la Universidad habló de los “caminos” y de los “nuevos modelos” en las relaciones interpersonales abiertos por Chiara Lubich, con reflejos innovadores también en el campo económico, político y cultural, sobre la base del diálogo por ella promovido, que se basa en el mandamiento evangélico del amor. “Es necesario construir la unidad del mundo sobre esta base espiritual -afirmó- si no queremos perecer”.

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