Krizevci está a 60 kilómetros de Zagabria (Croacia). Aquí, después de la guerra provocada por la fragmentación de Yugoslavia en los años ’90, los conflictos no han llegado directamente, pero todos sus habitantes han sentido las consecuencias, debido al alto número de prófugos que han llegado, en esos años, también a esta pequeña ciudad de 23.000 habitantes. También el preescolar, inaugurado en 1995, desde un inicio, ha reflejado esta situación: entre los primeros niños, de los 3 a los 6 años, han sido muchos los hijos de los refugiados que la guerra ha traído acá a Bosnia desde las zonas ocupadas de Croacia. Ahora son 110 los pequeños huéspedes, y en estos años han pasado más de 400. Un paso para la reconstrucción del tejido social de una sociedad devastada por la guerra.

Quizás es por esto que cuando el obispo Miklovs ofreció un terreno para edificar el preescolar, enseguida se puso en movimiento una competencia de solidaridad internacional. Con el aporte de la AMU, la “Asociación por un mundo unido”, organización no gubernamental del Movimiento de los Focolares, y de otras asociaciones organizadas, así como de ciudadanos no asociados, se realizaron las obras de construcción, los acabados, el amoblado, la pavimentación externa y se puso a disposición el material didáctico. “En tiempos tan difíciles –dijo el alcalde de Krizevci durante la ceremonia de inauguración- cuando parece que en el mundo domina sólo el odio, la violencia, la guerra, Krizevci es uno de los faros que trata de llevar la luz y la alegría en este mundo de lágrimas «.

Un «rayo de sol» – No es casualidad si el preescolar tomó el nombre “Rayo de Sol”. Un verdadero rayo de sol en esta tierra martirizada son las sonrisas, la vivacidad contagiosa de estos jovencitos, protagonistas auténticos y concientes de este lugar donde la esperanza en un mundo de paz es una realidad palpable. Quizás es precisamente gracias a ellos, que el preescolar ha sabido pasar de ser objeto de solidaridad a promotor de iniciativas comunes, de asociaciones, no sólo de inspiración religiosa.

Junto con el método pedagógico basado en la pedagogía de comunión, por primera vez en Croacia, se está aplicando también el método de las Hermanas Agazzi, educadoras italianas de la primera post-guerra, que utilizan un material didáctico muy sencillo, pobre y natural que el niño reelabora con fantasía, junto con sus coetáneos, desarrollando así su capacidad de colaboración e integración.  “Pero el valor fundamental –explica una de las maestras- es el amor que crea una comunidad viva. Ya había trabajado en un preescolar, pero aquí hay algo nuevo. Es un trabajo de equipo, en el cual se ven involucrados también los padres”.

Aquí se educa a la paz – Las actividades del preescolar de Krizevci se multiplican según las líneas de un proyecto formativo de “educación a la paz”. En este sentido los niños viven experiencias fuertes de cultura del dar, por ejemplo, visitando un orfanato cercano, o entrando en contacto con otros preescolares, también de Italia, tejiendo con ellos una correspondencia cada vez más frecuente.

«Rayo de sol» se injerta y es una expresión de la Mariápolis Faro, una de las ciudadelas de los Focolares que repropone, también en la tierra croata, un estilo de vida “ciudadano” basado en el amor recíproco. La Mariápolis Faro surge precisamente en el municipio de Krizevci. En la ciudadela hoy día viven un centenar de personas con historias, tradiciones, idiomas, culturas, religiones diversas: son croatas, eslovenos, italianos, bosníacos, húngaros, rumanos, ucranianos. Quien pasa por la ciudadela no puede permanecer indiferente. La alegría profunda de sus habitantes –quienes han hecho la experiencia de la guerra- tiene su raíz en el dolor superado con el amor.

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