Frente a una cultura individualista y consumista ¿es posible proponer el valor de la vida humana como un don  que se recibe? Ante el  vacío de una pareja estéril, ¿cómo mostrar que la fecundidad no coincide necesariamente con la fertilidad? ¿Cómo hacer para que las jóvenes generaciones descubran el valor de la corporeidad y de la sexualidad como valor superior a la espontaneidad a la cual son empujados por los medios de comunicación?

¿Existe el derecho al hijo? Y para que crezca, ¿es realmente necesario que la figura de los padres sean  una mamá y un papá?

Sobre interrogantes como estos estuvieron reflexionando 130 especialistas del movimiento Familias Nuevas de más de veinte nacionalidades, en el curso de un Seminario de estudios que se realizó en el Centro Mariápolis de Castel Gandolfo (Roma) desde el 10 al 13 de enero de 2013.

El convenio forma parte de un proyecto trienal  que comenzó el año pasado y se han vuelto a ofrecer, a todos los que se preocupan por la familia, instrumentos apropiados para enfrentar los nuevos desafíos culturales que rozan la vida cotidiana de todos nosotros.

Se inscribieron en el Seminario parejas de matrimonios, por la particular credibilidad que pueden tener cerca de otras familias, por la capacidad de captar las inquietudes  partiendo de su vida cotidiana.

Después de la reflexión del año pasado sobre la dinámica de las relaciones conyugales, se identificaron algunos temas de particular actualidad: la procreación responsable, las técnicas de fecundación artificial, la homosexualidad, la ideología del género.

Los trabajos resaltaron el significado y el valor de la sexualidad humana, sobre la base de la visión antropológica cristiana, profundizando específicamente cada tema por medio de laboratorios dedicados al diálogo y al intercambio de ideas y experiencias. Estos espacios de discusión  fueron particularmente eficaces gracias a la internacionalidad de aportes y la competencia de los participantes, sea en el ámbito profesional como por su experiencia en recorridos de formación, compartidos con otras parejas y familias de las más variadas áreas geográficas.

Gracias a la traducción simultánea en siete idiomas, los participantes pudieron subdividirse en tres grupos de trabajo multiculturales en los cuales se logró un intercambio activo y muy rico entre los de USA y los de Filipinas,  los de Europa Oriental y Occidental,  los de Medio Oriente y Africa, los de Brasil e Hispano América.

 

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