20141212-01«No son sencillamente actividades extracurriculares, o meramente una oportunidad de trabajo. Udisha es mucho más, es un auténtico punto de referencia para los niños, para las familias y para toda la comunidad». Es lo que escribe Susanna, joven voluntaria italiana, la primera de Italia en ofrecer este servicio en este proyecto del Movimiento de los Focolares en Goregaon, uno de los slum de Mumbai, que queda a 40 minutos de camino en tren desde el centro de la ciudad donde habitan 400 mil personas.

Udisha, que en idioma urdu significa “El rayo de sol que trae un nuevo amanecer”, involucra cada año a más de 100 niños, muchachos y muchachas (desde los 4 a los 22 años) y a muchas madres: son más de 60 las que están integradas en los proyectos de microcrédito. Es un proyecto que nació inspirado en la espiritualidad de la unidad, según la convicción de Chiara Lubich de que el Evangelio vivido es la mayor fuerza de transformación social. Concretamente, se trata de actividades que se realizan después del horario escolar, consultorías, terapias ocupacionales para los niños y jóvenes. Se les ayuda a pagar la matrícula escolar; se producen y venden bolsos para sostener las actividades de microcrédito, hay jornadas de convivencia y encuentros organizados con los padres, así como también ayuda económica para las familias.

«Lo que más me impresionó – sigue contando Susanna, que es una estudiante – es la conciencia que tienen, sobre todo los jóvenes, de la oportunidad que el proyecto les ofrece como estudiantes y como personas, y por consiguiente, existe compromiso y participación activa en el proyecto. Los muchachos encuentran en Udisha un verdadero segundo hogar, encuentran personas en quienes pueden confiar y saben que pueden contar con su ayuda. Es muy importante, bajo este punto de vista, la presencia de un orientador que proporciona un apoyo psicoeducativo a los jóvenes y a los padres».

20141212-02Los voluntarios desarrollan su vida cotidiana en Udisha, y la impresión que se tiene es que el proyecto tiene «un rol central para aquellos que lo integran. Se percibe ésto en la forma como los niños trabajan en grupo entre ellos, o viendo a los más grandes que son responsables de los más pequeños, en las madres que vienen a Udisha al menos tres veces al día para acompañar a los niños, para traerles el almuerzo y venir a buscarlos, y más tarde cuando regresan nuevamente para trabajar en el proyecto de elaboración de bolsos en el que están involucradas directamente. Es significativo también el hecho de que entre los profesores del proyecto haya también chicas que en el pasado se beneficiaron con el mismo y que ahora siguen formando parte como voluntarias».

Es una experiencia en la que cada uno puede poner al servicio de los demás lo que sabe hacer mejor, en el caso de Susanna por ejemplo, la danza: «Pude enseñarles danza tanto a los chicos como a las madres, preparando con ellos una presentación con ocasión de la fiesta de la Independencia. Esto me comprometió particularmente, porque me permitió intercambiar ideas con las mujeres, que adhirieron con entusiasmo a esta actividad, haciéndome comprender la importancia de construir espacios de diversión, que les permitan tener tiempo para a ellas y salir de la rutina cotidiana».

¿Una impresión antes de dejar el continente hindú? «Creo que la experiencia en Udisha representa una lindísima oportunidad porque permite vivir plenamente la realidad de India: la hospitalidad, la dignidad, la comida, el aspecto religioso y el respeto recíproco hacia las diversas religiones y culturas, los rituales, los fines de semana pasados con una familia hindú y en general con las familias de Udisha… estos aspectos positivos lograron que desaparecieran todos los temores que sentía antes de llegar».

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