20150612-01«El sol es fuerte, pero tenemos que llegar al próximo pueblo. Hoy hicimos una parte del camino con Grey de Sudáfrica, un joven presentador de TV. Nos sorprendimos al encontrar gente de todo el mundo en el sendero hacia Compostela, de Corea, Japón, China, Estados Unidos, Brasil, Canadá y, naturalmente, de toda Europa.

Hace 30 años por Roncesvalles sólo pasaban unas 100 personas por año. Hoy son 65.000. El camino parece responder a una exigencia del ser humano de hoy. Las razones para emprenderlo son tantas y es interesante compartirlas. Peter, alemán, de 35 años, administrador de un hotel de los alrededores de Múnich se sienta en nuestra mesa. Durante dos años no fue de vacaciones, después su novia lo dejó. Quiere reflexionar sobre su vida. Paul y Celine, de Canadá, están haciendo el camino para agradecer por su vida. Tracy, de Australia, persigue un sueño: quisiera tener una gran historia que contar a sus hijos y nietos. Antonella confiesa que no sabe llorar, quisiera conocerse más y encontrar su libertad.

Emprendimos “El Camino” hace 19 días. Bernard y Jean-Paul de Bélgica e Ivo, de Brasil, quien estaba asustado con los 740 km que hay que recorrer. Le parecía demasiado. A lo largo del camino se dio cuenta de que sus piernas y sus pies estaban bien, y cada día que pasa se anima más. Jean-Paul es médico y está casado, se pensionó hace un mes, a menudo se detiene y nos explica cuáles son las plantas que se encuentran a lo largo del sendero. Nos hace sentir el perfume de la naturaleza rica de variedad. Quedamos encantados ante la belleza de las flores, de las iglesias, como la de Burgos y la de León, pero también las de las pequeñas aldeas.

A menudo damos una vuelta para mirar el panorama a 360 grados. En la mañana hacemos un pacto entre nosotros, para ayudarnos en los momentos difíciles. De hecho, el camino, nos hace sentir nuestros límites: dolores, cansancio, sed, hambre… y puede hacer que fácilmente nos olvidemos del prójimo.

Ivo le inyecta mucha vitalidad a nuestro pequeño grupo y otros están contentos de caminar algunos kilómetros con nosotros. Surgen preguntas, alegrías y también dificultades. Una noche un sacerdote nos explica el significado de Compostela: campo de estrella. También nosotros tenemos que seguir nuestra estrella y ser estrella (luz) el uno para el otro. Todos los días tocamos muchos corazones, pero también los otros nos tocan.

20150612-03Tratamos de abrir la puerta a Dios, porque tenemos la impresión de que Él está presente en medio nuestro, mediante el amor evangélico. Compartimos la cena con otros y rezamos juntos. Nicole, de Austrialia, está feliz de encontrar personas que quieran recitar la oración del Rosario con ella. Responde en latín, Jean-Paul en francés y nosotros en italiano. Después Nicole se pone a cantar en tagalo (el idioma de Filipinas) e Ivo en portugués. Ella nos cuenta su historia: está por entrar en una comunidad religiosa. En otro momento Doriano, un policía pensionado, nos acompaña a 10 metros de distancia. Nos dice que iba rezando con nosotros. Ésta es una experiencia nueva en su vida. Algunas hermanas de clausura rezan por nosotros y por todos los peregrinos, esa es su vocación. Muchos nos preguntan por qué hablamos italiano. Les contamos nuestra historia, la historia de Chiara Lubich y del Movimiento de los Focolares. A otros les hablamos del Evangelio, de la vocación, del camino de la vida.

“El camino” es una experiencia diferente para cada uno. Tenemos curiosidad de saber qué sucederá cuando lleguemos a los pies de Santiago de Compostela. Será una sorpresa, al igual que será una sorpresa cuando nos encontremos al final del camino de la vida. Será una alegría haberlo recorrido, haber encontrado a tantas personas que ahora llevamos en nuestro corazón. Nos despedimos con un ‘buen camino’. Quién sabe cuándo nos volveremos a encontrar».

Bernard, Jean-Paul, Ivo

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