Stefano Zamagni, economista, director de la academia de Ciencias Sociales del Vaticano, habló recientemente en Loppiano (Italia) en el acto por los “30 años de la Economía de Comunión”. Transcribimos un fragmento de su discurso en el que destacó la contribución de la Economía de Comunión a la evolución del pensamiento económico.

 “(…) Debo confesar que cuando, hace exactamente 30 años, escuché el discurso de Chiara Lubich en Brasil cuando lanzó el proyecto Economía de Comunión, quedé muy impactado, casi conmocionado. Porque la economía como ciencia tiene muchas palabras: riqueza, rédito, eficiencia, productividad, equidad, pero no tiene la palabra comunión. Y me preguntaba: “¿Cómo es posible que una persona como Chiara, cuya matriz cultural no incluía una formación en materia económica, se haya podido lanzar a un desafío intelectual de ese tipo?”. Tenía que haber un carisma especial, hoy sabemos que así es. Esto me perturbó positivamente. Comencé a reflexionar y me pregunté: “Pero, ¿cómo es posible que, en la larga historia del pensamiento económico, en los siglos pasados, nunca se haya abordado un concepto como este?”. Unos años más tarde me encontré con la obra de Antonio Genovesi, el fundador de la economía civil y comprendí toda una serie de conexiones entre la Economía de Comunión y la economía civil.

Evidentemente, al principio hubo muchas dificultades para la Economía de Comunión. Recuerdo que en 1994 en Ostuni (Puglia-Italia), el Meic (Movimiento eclesial de compromiso cultural) organizó seminarios culturales durante el verano. En una presentación presidida por un célebre economista italiano, dos focolarinas recién recibidas se atrevieron a presentar el proyecto de Economía de Comunión. Este profesor empezó a decir: “Esto es una tontería, porque no reúne el criterio de racionalidad”. Yo, que estaba presente, le pregunté: “¿Pero crees que el gesto del buen samaritano reúna el criterio de racionalidad?”. Él que era inteligente lo comprendía. “Ves – continué – tú eres esclavo de un paradigma, de una forma de pensar que has mamado de tus estudios sin ponerte el problema, porque la racionalidad en la que piensas es la racionalidad instrumental, pero también existe la racionalidad expresiva. ¿Quién dijo que la racionalidad instrumental es superior a la expresiva? ¿No sabes que la Economía de Comunión está inscrita en el modelo de la racionalidad expresiva? Donde expresiva significa que se expresa un carisma, porque los carismas deben expresarse y traducirse en realidad histórica”.

La Economía de Comunión ha permitido recuperar esa tradición de pensamiento de la economía civil que nació en Nápoles en 1753. Hoy pensamos en la economía y en la escuela de economía civil que precede Luigino Bruni. Pero pensemos en el último gran evento que es la “Economía de Francisco” que no es más que una mezcla entre la economía civil – que es un paradigma, que significa una mirada a la realidad que luego se plasma en modelos, proyectos, en diferentes teorías – y la economía de comunión. Evidentemente, el evento aún es reciente, pero estoy seguro de que pronto conocerá una nueva temporada.

Para terminar, quiero utilizar una palabra que, lamentablemente, ha desaparecido del uso al menos desde hace un siglo: “conazione”. Es una palabra acuñada por Aristóteles hace 2400 años. Es el resultado de la mezcla entre conocimiento y acción y significa que el conocimiento debe ponerse al servicio de la acción y la acción no puede ejercitarse y dar frutos si no sobre una base de conocimiento. Digo esto porque el desafío de la Economía de Comunión para los próximos 30 años y más es fortalecer el componente cognitivo. Hasta ahora, se ha dado prioridad a la acción, a los logros. Pero debemos ser conscientes de que, si la acción no se nutre continuamente del conocimiento, corre el riesgo de implosionar.

Chiara Lubich tenía capacidad de intuición, comprensión y, por tanto, de anticiparse incluso en temas en los que no era especialista. De hecho, la contribución de la Economía de Comunión a la evolución del pensamiento económico como ciencia ha sido notable. Y hoy podemos hablar de ello en nuestras universidades: el profesor Luigino Bruni dirige un programa de doctorado de investigación en la Lumsa (Universidad Maria Assunta) en Roma (Italia) en economía civil y economía de comunión. Aquí en Loppiano está el Instituto Universitario Sophia y también en otras universidades ya no está prohibido hablar de Economía de Comunión. Desde mi punto de vista, este es un gran resultado (…)”

 Para ver la transmisión en directo de Loppiano por el 30 aniversario de la Economía de Comunión clic aquí

Lorenzo Russo

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