“La vida puede traducirse en una aventura divina”, escribe Chiara Lubich, sugiriendo el modo de hacer que nuestra existencia sea tal. Es necesario aprender a ver lo que nos sucede creyendo que todo es un signo del amor de Dios por nosotros y que todo lo que nos sucede puede contribuir a nuestro bien.

Todo contribuye al bien para quienes aman a Dios. El hecho es que Él tiene un propio designio de amor sobre cada uno de nosotros, nos ama con amor personal, y si creemho toltoos en ese amor y correspondemos con el nuestro  ̶ esta es la condición ̶  Dios conduce cada cosa hacia el cumplimiento de ese designio.

Basta mirar a Jesús. Sabemos cómo Él amó al Padre. Pues bien, si pensamos en Él aunque sea un momento, podemos ver cómo realizó esta Palabra durante toda su vida. Para Él nada sucedía por mera casualidad. Todo tenía un significado.

Pero la encarnación de esta Palabra se ve en Él, de manera especialisima, sobre todo en el último tramo de su existencia: nada sucedió por casualidad durante su pasión y muerte.

También el abandono por parte del Padre, prueba extrema para Él, cooperó al bien porque con su superación Jesús dio cumplimiento a su Obra.

Las causas eran tal vez ciegas: quienes lo sometieron a sufrimientos y después a la muerte no sabían lo que hacían. Y no solo en el sentido de que no conocían a quien flagelaban y crucificaban, sino también porque no sabían que eran autores de un sacrificio, del sacrificio por excelencia, que llevaría a la salvación de la humanidad. Los dolores le llegaban a Jesús, por tanto, sin esta intención, pero Él, porque amaba al Padre, los tradujo todos en medios de redención, viendo en esos terribles momentos, por el contrario, la hora esperada desde siempre, el cumplimiento de su divina aventura terrenal.

El ejemplo de Jesús tiene que ser una luz para nuestra vida: todo lo que llega, lo que sucede, lo que nos rodea y también todo lo que nos hace sufrir, tenemos que saber leerlo como voluntad de Dios que nos ama, o una permisión suya, que es igualmente amor.

Entonces todo resultará más que interesante en la vida; todo tendrá un sentido; todo, será extremadamente útil.

¡Ánimo! Aún estamos vivos. Todavía estamos en viaje. La vida puede convertirse en una divina aventura. El designio de Dios sobre nosotros todavía puede cumplirse. Basta amar y tener los ojos abiertos a su voluntad siempre espléndida.

                                                                                                                      Chiara Lubich

(Chiara Lubich, Conversazioni in collegamento telefonico, a cura di Michel Vandeleene, Città Nuova, Roma, 2019, pp. 160-161)

3 Comments

  • Explêndido. Creio e sigo neste trem da Santa Viagem, uno e em preces com e por todas as companheiras e companheiros de viagem rumo a Estação final. Obrigada! Grazie Mille!

  • Oui, j’aime ces paroles de Chiara. Par mon expérience personnelle, par l’expérience de mes enfants, je comprends le message de Chiara. J’ai quitté ma région natale car je n’y avais plus ma place. Il m’a fallu beaucoup d’années pour retrouver un équilibre. Il s’en est trouvé idem pour mes enfants qui eux n’ont pas quitté leur région natale mais leur pays. Ce qui veut dire que nous n’avons plus nos enfants près de nous. Je pense que je n’ai pas du tout lieu de maugreer cela. Non, ils sont partis eux aussi pour trouver leur bonheur.. Et par là, je comprends le message de Chiara. On est parfois dans l’obligation de s’évader du lieu de notre naissance pour trouver un équilibre qu ‘on n’ a pas chez soi. Les causes peuvent être multiples. On comprends qu ‘il nous faut partir et essayer de s’ insérer ailleurs. Et c’est vrai que ce rejet que beaucoup de mes concitoyens peuvent faire par rapport aux migrants qui affluent partout dans le monde est une sacrée injustice. N’avons nous pas le droit de voyager ? Je sais que rien que le dimanche, lorsque je sors de chez moi et que je vois d’autres paysages, lorsque je rencontre d’autres personnes, je me remets à vivre. Et si je ne le fais pas, j’ai tendance à déprimer. Il nous faut accueillir l’autre et lui ouvrir la porte. C’est cela la VIE. Et mettre notre vie, notre destinée dans les bras de Dieu peut nous aider alors à comprendre notre bonheur.

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