Mar 2, 2021 | Sin categorizar
La Presidente de los Focolares atribuyó sus tareas a los nuevos consejeros generales del Movimiento y reiteró que forman un órgano de gobierno caracterizado por un profundo espíritu de servicio fraterno que nace del amor recíproco evangélico. Con la elección de Noreen Lockhart (Gran Bretaña) y Flavio Roveré (Brasil) como responsables de las secciones de las focolarinas y de los focolarinos, que tuvo lugar en sus respectivas Asambleas pasado jueves 11 de febrero, se ha completado también uno de los órganos centrales de gobierno del Movimiento de los Focolares, llamado “Centro de la Obra”. Forman parte del mismo, además de la presidente y el copresidente, los 22 consejeros, las consejeras generales y los dos responsables de las secciones. Los consejeros provienen de 17 países y 4 continentes, tienen entre 52 y 70 años y representan la multiculturalidad que distingue a los Focolares. Muchos de ellos han vivido en diversos contextos geográficos, además de aquel de origen, un dato importante para conocer en profundidad las características, necesidades y desafíos de los países en los que viven quienes se reconocen en el mensaje de unidad de los Focolares. Por su composición, el “Centro de la Obra”, de hecho, debería en cierto modo resumir a todo el Movimiento y manifestar su unidad. Según los Estatutos Generales de los Focolares, es tarea de este órgano, “asegurar e incrementar la unidad en todo el Movimiento, orientándolo a la realización de sus fines y ocupándose de la coordinación entre sus diferentes partes”. En su segunda sesión, la presidente Margaret Karram ha atribuido hoy, martes 2 de marzo, a los consejeros electos las tareas que deberán atender para seguir la vida del Movimiento en sus diferentes aspectos y en las distintas áreas geográficas. En esta ocasión reafirmó su deseo de que el “Centro de la Obra”, como todo órgano de gobierno del Movimiento, se caracterice por un profundo espíritu de servicio fraterno que nace del amor recíproco evangélico.
Oficina Comunicación
Consejeras Cuneo, Chiara (Italia) Espiritualidad y vida de oración Escandell, Silvia (Argentina) Delegada central Gómez, Margarita (España) Naturaleza y vida física Kempt, Donna Lynn (EE.UU.) Europa Kobayashi, Renata (Japón) Unidad y medios de comunicación Koller, Friederike (Alemania) Testimonio e irradiación, África y Medio Oriente Lockhart, Noreen (Gran Bretaña) Responsable de la sección de las focolarinas Moussallem, Rita (Líbano) Asia y Oceanía Ngabo, Bernadette (RDC Congo) América del Norte, Central y del Sur Sanze, Geneviève (Rep. Centroafricana) Comunión de los bienes, economía y trabajo Simon, Renata (Alemania) Sabiduría y estudio Zanolini, Clara (Italia) Armonía y ambiente Consejeros Asprer, Ray (Filipinas) Delegado central Bartol, Ángel (España) América del Norte, Central y del Sur Battiston, Ruperto (Italia) Comunión de los bienes, economía y trabajo Brüschke, Klaus (Brasil) Testimonio e irradiación, África y Medio Oriente Canzani, Francisco (Uruguay) Sabiduría y estudio Dijkema, Enno (Holanda) Armonía y ambiente Kenfack, Etienne (Camerún) Naturaleza y vida física Roveré, Flavio (Brasil) Responsable de la sección de los focolarinos Salimbeni, Antonio (Italia) Asia y Oceanía Schwind, Joachim (Alemania) Unidad y medios de comunicación St-Hilaire, Marc (Canadá) Espiritualidad y vida de oración Valtr, Vit (República Checa) Europa
Mar 1, 2021 | Sin categorizar
Buscar el amor y huir del dolor: he aquí un mecanismo casi natural de la existencia humana. El cristianismo, en cambio, con el mensaje de la cruz enseña que el amor verdadero y profundo pasa por el dolor. El que comprende bien la cruz – dice Chiara Lubich en el siguiente texto – encuentra en ella una clave para la plenitud de la vida. «Tome su cruz…» (Mt 16,24). Extrañas y singulares palabras. Y también estas como las demás palabras de Jesús, tienen algo de esa luz que el mundo no conoce. Son tan luminosas que los ojos apagados de los hombres, y también de los cristianos lánguidos, quedan deslumbrados y, por tanto, cegados. […] Quizás todo el error radique en esto: que en el mundo no se comprende el amor. Amor es la palabra más hermosa, pero también la más deformada, la más deteriorada […]. Quizá se pueda entender algo a través del amor materno, porque el amor de una madre no es solo caricias y besos: es, sobre todo, sacrificio. De la misma manera, a Jesús el amor lo llevó a la cruz, lo que muchos consideran que fue una locura. Pero solo esa locura ha salvado a la humanidad y ha forjado a los santos. Los santos son, en efecto, personas capaces de comprender la cruz. Personas que, siguiendo a Jesús, el Hombre-Dios, tomaron la cruz de cada día como lo más precioso de la tierra; la esgrimieron a veces como un arma, haciéndose soldados de Dios, la amaron toda su vida y conocieron y experimentaron que la cruz es la llave, la única llave que abre un tesoro, el tesoro; abre, poco a poco las almas a la comunión con Dios. Así, a través del hombre, Dios se asoma de nuevo al mundo y repite –de modo infinitamente inferior, pero semejante– las acciones que Él realizó en un tiempo cuando, hombre entre los hombres, bendecía a quien lo maldecía, perdonaba a quien lo injuriaba, salvaba, curaba, predicaba con palabras de Cielo, saciaba a los hambrientos, fundaba sobre el amor una nueva sociedad y manifestaba la potencia de Aquel que lo había enviado. La cruz es, en resumen, ese instrumento necesario por medio del cual lo divino penetra en lo humano y la persona participa con más plenitud de la vida de Dios, elevándose desde el reino de este mundo al Reino de los Cielos. Pero es preciso «tomar la propia cruz…», (Mt 16,24), despertarse por la mañana esperándola, sabiendo que solo por medio de ella llegan a nosotros esos dones que el mundo no conoce; esa paz, ese gozo, ese conocimiento de las cosas celestiales que la mayoría desconoce. […] La cruz, emblema del cristiano, que el mundo no quiere porque cree que huyendo de ella huye del dolor, y no sabe que ella abre, de par en par, el alma de quien la ha comprendido, al reino de la Luz y del Amor. Ese amor que el mundo busca tanto, pero que no tiene.
Chiara Lubich
Cf. Chiara Lubich, Escritos espirituales, Madrid 1995, pp. 28-30
Feb 27, 2021 | Sin categorizar
“Hemos aprendido a amarnos sin pedir nada a cambio, como lo hace Dios” “Poco a poco nos hemos enamorado el uno del alma del otro. Nos encontramos ahora en una plenitud de amor que no habíamos experimentado antes, ni siquiera cuando éramos novios, y ello es posible porque ahora nos amamos en la libertad, sin pedir nada a cambio, como lo hace Dios”. Nacho y Fili son de México, están casados desde hace 30 años y tienen dos hijos. Cuentan que su amor nació, realmente, sólo después de haber hecho el descubrimiento de que Dios es Amor y que amó al hombre hasta dar la vida por él. Al ponerse como medida un amor tan grande entendieron que podrían superar sus respectivas limitaciones y sanar las heridas que habían lastimado su relación. Un descubrimiento que dio sentido al recorrido de cada uno de ellos y los hizo capaces de amarse recíprocamente hasta donarse el uno a la otra. Su historia, hasta un determinado momento, se asemeja a la de muchas parejas. Dos personas que se sienten enamoradas y deciden casarse, llevando “como dote” cada uno un vacío interior que socava los cimientos de todo proyecto. Un vacío que esperan colmar sumando sus llagas respectivas: es la premisa de un abismo que conducirá a una ulterior disgregación. “Mi padre tenía otra mujer y otros hijos –cuenta Fili– y yo sufría por eso. Entonces, mi deseo era casarme y tener una familia estable”. “Yo también de pequeño sufrí por la ausencia de mi padre y la poca atención de mi madre –continúa Nacho– Fili y yo unimos nuestras soledades, pero queríamos colmar esos vacíos sin haber conocido el verdadero amor. Muy pronto notamos la ausencia de ese amor entre nosotros”. De hecho, los problemas llegaron rápidamente. Por los celos de Fili, Nacho se vio obligado a cambiar a menudo de trabajo y el rencor que ello causaba producía mayor tensión. Los hijos también se resentían por todo lo que sucedía: “Nuestro amor para con ellos era grande, pero no sabíamos educarlos en el amor, ni hacer que ellos amasen a Dios”. Tras 15 años de matrimonio se separaron: Nacho estaba desilusionado y sentía que la relación se había roto; Fili no conseguía perdonar al esposo. “Parecía que ya nada nos unía – recuerdan– que ya no había amor”. Pero luego, un acontecimiento cambia la dirección de esta historia. Una noche, mirando la televisión, Nacho queda impactado por una mujer, Chiara Lubich, fundadora de los Focolares, que habla de amor fraterno. Ve las imágenes de la ciudadela del Movimiento en México, llamada El Diamante. Es cerca de su casa, un domingo van a misa allí y los invitan a la Mariápolis, un encuentro de los Focolares. No se imaginaban que la invitación a seguir el Evangelio podía ser para ellos revolucionaria: “Perdona hasta setenta veces siete” (Mateo 18:21-22) es la frase a la que se los llamaba a vivir en la cotidianeidad. “Nos hablaron de Jesús Abandonado –cuenta Fili– de cómo él perdonó y dio la vida por nosotros. Entendí que frente a eso mis dolores eran pequeños. Dios ya había perdonado a mi esposo, y la voluntad de Dios para mí era que lo perdonase. Lo hice y experimenté que es posible volver a nacer”. “Somos imperfectos y distintos –observa, al final, Nacho– pero he aprendido a tener confianza en ese Dios que hace que todo sea posible”.
Claudia Di Lorenzi
Feb 23, 2021 | Sin categorizar
Un centro social en Bolivia ofrece apoyo a 220 niños y familias en dificultad. La historia de Silvio: acogido cuando era niño, hoy trabaja para la asociación que lo salvó. Silvio vive en Cochabamba, tiene 10 hermanos, su padre minero murió cuando él tenía 10 años. A partir de ese momento, la madre tuvo que criar sola a sus 11 hijos: vivían en una habitación de 4 x 5 metros en un barrio donde las drogas y el robo eran las principales actividades de los niños. Ahora Silvio trabaja para la Fundación Unisol, la misma organización benéfica que un día lo salvó a él y a sus hermanos de las calles. Esta fundación también cuenta con el apoyo de AFN (Asociación Acción para Familias Nuevas), ONLUS que ofrece, a través de programas específicos de Apoyo a Distancia, servicios orientados a apoyar al menor en el ámbito escolar, alimentario y médico, ocupándose también del contexto familiar y comunitario al que pertenece el menor, para que pueda crecer, dentro de lo posible, en un ambiente sano. La implementación de estos programas se coordina de forma remota con personal local competente. Pero, ¿qué hace concretamente la fundación? Le preguntamos al propio Silvio, cuya historia se entrelaza con la de Unisol que hoy ofrece apoyo a 220 niños y familias en dificultad. ¿Puedes contarnos algo sobre tu familia y tu infancia? “Somos una familia muy numerosa, en total somos 11 hijos. Al principio vivíamos en Quillacollo, uno de los barrios más peligrosos de Cochabamba (una de las ciudades más pobladas de Bolivia). Mi padre trabajaba en una mina. Murió de un tumor cuando yo tenía 10 años, y desde ese momento mi madre se encargó de todo, y nos crió sola. Por primera vez se vio obligada a buscar trabajo y la contrataron como personal de limpieza en una escuela de otra ciudad. Para facilitar el traslado, le ofrecieron vivir dentro de la escuela, en la portería: una pequeña habitación de 4×5 metros en la que vivíamos 8 personas. El barrio al que nos mudamos era mejor que el anterior, pero seguía siendo muy peligroso. Las familias a menudo no pueden cuidar de sus hijos porque trabajan todo el día y los niños entran en el ambiente de la droga fácilmente, por lo que venden o roban para pagar sus dosis. Muchos de mis compañeros de clase terminaron en esos grupos. Yo hablaba con ellos, incluso con los más peligrosos. ¡Ciertamente no quería ser enemigo de alguien que luego podría vengarse de mí o de mi familia! Algunos de mis amigos se drogaban mucho. Y también me la ofrecían a mí. Pero siempre me negué, sobre todo por el respeto que le tenía a mi madre, que se sacrificó por sus hijos, y que siempre admiré”. Pero un día algo cambió… “Sí. Un día llegaron a la escuela unas personas del Movimiento de los Focolares y le ofrecieron a mi madre ayuda para nosotros. Nos daban meriendas y golosinas, nos hacían jugar, nos escuchaban, nos dieron lo que necesitábamos. Y nos sentimos felices, finalmente. Luego, a medida que nos volvíamos más numerosos, nació la idea de encontrar un espacio, que no fuera la calle, donde jugar, estudiar, estar juntos. Así nació el centro ‘Rincón de Luz’, en Cochabamba. Paralelamente, también nacería el centro ‘Clara Luz’, en Santa Cruz. Este espacio ha cambiado nuestras vidas; por ejemplo, una de mis hermanas es sorda y muda. Era imposible encontrarle trabajo y no teníamos dinero para que estudiara. Pero gracias a la ayuda que recibimos de los donantes de la Fundación, pudo formarse y ahora también tiene una profesión”. ¿Qué hace realmente la Fundación Unisol? “Ayuda a los más desamparados, especialmente a las familias. Les proporciona alimentos, medicinas y útiles escolares; también ofrece apoyo escolar para los niños; organiza instancias recreativas, almuerzos, meriendas, talleres para enseñar algunas actividades prácticas y manuales, para sensibilizar sobre el reciclaje y el medio ambiente, formación personal, compartir experiencias…”. Después de haber tenido la experiencia de ser acogido por la Fundación, ahora eres tú quien recibe a niños y familias en dificultad. ¿Qué te empuja a quedarte? “Primero que nada, tengo que explicar un poco el contexto: en octubre de 2019 se realizaron las elecciones presidenciales en Bolivia. Inmediatamente después ha habido una crisis política que redujo significativamente el desembolso de fondos a los organismos públicos, luego llegó la pandemia. La situación ha empeorado: muchos médicos y trabajadores sanitarios han dejado de trabajar por miedo al contagio; cualquiera que accediera a trabajar en el hospital recibía salarios elevados. Fue en ese momento que recibí una oferta de trabajo muy ventajosa. Tuve la tentación: ¿a quién no le hubiera gustado tener algunas comodidades adicionales? Pero luego me di cuenta de que el dinero no me haría feliz. Comprendí que vivir para los demás me hace feliz: tenía que seguir en Rincón de Luz…”. ¿Cómo ha cambiado la ayuda a las familias con la pandemia? ¿Y hay algo que le gustaría decir en particular a quienes conocerán la Fundación Unisol? “La pandemia ha afectado mucho a las familias. Muchos solían vender artículos o comida en la calle, y ahora ya no pueden hacerlo, dejando de ganar dinero. Muchos están perdiendo la esperanza de recuperarse de esta situación. Además, ha habido muchos divorcios y esto también tiene muchas consecuencias para los niños que acogemos. En este momento mi madre también recibió a un niño en casa, es el hijo de una pareja que se acaba de separar y que prácticamente ya no tiene nada. Lo que hacemos es esto, estar ahí para todo lo que estas familias necesitan. Lamentablemente, no tenemos los recursos para llegar a un mayor número de personas, incluso aun queriendo. A las familias que seguíamos antes, continuamos ayudándolas. Por lo demás, también intentamos ofrecerles un lugar donde puedan distraerse, porque la situación es realmente muy difícil. Pero los que necesitarían apoyo serían muchos más, para ello invito a los que están conociendo la Fundación Unisol, a dar una mano, empezando por los que nos rodean, que quizás no sepan, pero que necesitan nuestro tiempo, nuestra atención y nuestro amor”.
Laura Salerno
Entrevista de Laura Salerno con Silvio: https://youtu.be/UVTztN2UoUE Contactos: www.fundacionunisol.org Facebook: @fundaciónunisol https://www.afnonlus.org/ Facebook: @afnonlus Instagram: @afn.onlus
Feb 22, 2021 | Sin categorizar
La elección más radical en la vida de Chiara Lubich fue la de amar a Jesús sobre todo en su mayor dolor: su abandono en la cruz. Pero amar a “Jesús Abandonado” significa como consecuencia, amar sobre todo a esos prójimos que sentimos más “alejados” de nosotros. “Todo aquel que se encolerice contra su hermano, será reo ante el tribunal”1. […] Volvemos al amor al hermano. Es útil, es necesario, es bueno para nosotros volver a tomarlo en consideración. El fin general [de nuestro Movimiento] es la perfección de la caridad. Amor al hermano. Amor cada vez más sentido, profundo, perfeccionado, refinado. A veces sentimos que es difícil doblegar nuestro corazón a un amor más refinado del que ya tenemos a nuestros hermanos: nuestro corazón es todavía un poco de piedra; nuestro amor es rudo, superficial, muy apresurado. ¿Por qué? Porque todavía tenemos el corazón ocupado por nosotros mismos, por una cierta consideración de nosotros. Aunque no nos demos cuenta somos egoístas y soberbios. Eso se demuestra por el hecho de que cuando pasamos alguna prueba espiritual dura (que, como un terremoto, parece que desarraiga todo de raíz, produciendo como efecto el desapego de nosotros mismos, y de nuestras cosas, humillándonos y haciendo disminuir nuestro orgullo), notamos que tenemos un amor más comprensivo, más profundo, más fácil, más espontáneo hacia nuestros hermanos. Es así. Por tanto, se puede deducir que la pobreza y la humildad están en la base de la caridad. La pobreza y la humildad. ¿Cómo adquirirlas? ¿Cómo conquistarlas sin esperar a que vengan tormentas espirituales? […] Hay que “vivir el otro” […] y esto lleva consigo el no pensar en sí mismos, la pobreza total y la humildad total. […] Pongámonos ante nuestros prójimos con la actitud de acoger su vida en nosotros plenamente. […] Y ya que hablamos de prójimos, preguntémonos: ¿A quién amar primero? ¿A quién amar más? ¿Por quién tener preferencia? Nosotros hemos elegido en nuestra vida a Jesús Abandonado. Por lo tanto, tenemos que preferir a aquellos que, debido a las situaciones en las que se encuentran, nos recuerdan en algo su rostro: todos los que, aun siendo católicos viven separados de la Iglesia; y luego, a todos los que de distintas formas, están más o menos alejados de la verdad que es Cristo, y a los que no creen. Sobre todo a estos debemos dirigir nuestra atención. ¿Tenemos que cuidar nuestros “racimos de personas” con cartas, con visitas, con llamadas por teléfono? Empecemos por quienes, en cierto modo, están más alejados de nosotros. Reavivemos nuestro amor a los hermanos, haciéndonos uno con ellos hasta el punto – por decir así – de vivir su vida. Y empecemos por aquello que nos parecen estar más lejos de nuestro modo evangélico de pensar y de vivir […] Jesús Abandonado nos espera allí. Allí está nuestro sitio.
Chiara Lubich
(En una conferencia telefónica, Rocca di Papa, 12 de febrero de 1987) Extraído de: “Empezar por el amor a los más alejados”, Cf. Chiara Lubich, Buscando las cosas de arriba, Ciudad Nueva 1993, pp.21-23. 1) Mt 5,22a
Feb 19, 2021 | Sin categorizar
A partir del compromiso de una pequeña comunidad en el territorio de Murcia (España) han nacido muchas actividades para abrir espacios de diálogo y solidaridad: encuentros entre ciudadanos y políticos, eventos culturales, actividades por emergencias sociales y humanitarias.
Aljucer es una pequeña ciudad de la región de Murcia, en el sur de España. Aquí hace doce años la comunidad local de los Focolares se preguntó cómo concretar el compromiso de vivir la fraternidad e incidir a nivel social en esta localidad inmersa en una zona fértil cercana al mar Mediterráneo, en la que tampoco faltan las emergencias pequeñas o grandes. El primer paso fue encontrar el camino para actuar formas de participación en la vida de la ciudad más abiertas e inclusivas. Por ello, en colaboración con otros grupos, dieron vida a la asociación cultural “ACLF Aljucer”. “La primera experiencia que hicimos como asociación -relatan- fue reunir a varios alcaldes que administraron la ciudad en el período democrático español. No fue fácil hacer las invitaciones, pero al final todos aceptaron participar. Tuvieron la oportunidad de presentarse, recordar los tiempos en el que desempeñaron en sus encargos y, en algunos casos, de reconciliarse. Al final, nos agradecieron, nos animaron a seguir en esa línea”.
Fue una experiencia que hizo surgir una idea: replicar cada año encuentros para acercar a políticos y ciudadanos. Así nacieron: “Nuestras manos” y “The Speaker”. “El primer evento, que ya llegó a la décimo segunda edición -explican- se realiza antes de las elecciones y ofrece un ambiente sereno que favorece el diálogo entre ciudadanos y candidatos. En el segundo evento en cambio se elige un argumento de actualidad y se da la palabra a los políticos y a los ciudadanos. Las intervenciones y las propuestas son recogidas, publicadas en el sitio de la Asociación y ofrecidas como aporte al Consejo Comunal. Algunos temas propuestos han sido profundizados y, a partir de esta experiencia, surgió la idea de un Centro Cultural en los espacios municipales que se está realizando”. Otro campo de actividad de la Asociación es el cultural: conciertos, presentaciones de libros y exposiciones. Y después “Aljucereños”, un evento en el cual personajes de la cultura, de la música, de la pintura, de la literatura, de la política, de la economía y de la medicina, relatan sus experiencia de vida y las motivaciones de sus elecciones. Con otras Asociaciones se promueve un encuentro mensual y organizan la Feria Anual de las Asociaciones.
Pero para realizar la fraternidad es necesario también escuchar y responder a los dolores y a las heridas del territorio. “El primer paso en el campo de la solidaridad -prosiguen- fue una cena para el proyecto ‘Fraternity with Africa’, para financiar becas para jóvenes africanos que se comprometieron a trabajar por su país por lo menos por cinco años. En poco tiempo se convirtió en nuestra principal actividad, por la cual muchos nos conocen”. En la realización de las cenas, en donde se reúnen alrededor de doscientas personas, colaboran empresas y asociaciones. En cada edición se ofrece un informe sobre la evolución del proyecto”. Pero la Asociación también colabora con iniciativas promovidas por otros entes en programas de apoyo a emergencias humanitarias (Filipinas, Madagascar, Croacia) y está comprometida a favor de los refugiados que ha provocado la guerra en Siria. La última actividad fue una colecta de fondos a favor de Líbano, después de las explosiones en Beirut de agosto 2020. Y también cuando las emergencias llegan cerca de casa no se echan para atrás. “El año pasado -explican- nuestra prioridad fue recoger agua y víveres para las personas afectadas por las inundaciones de nuestra región. También organizamos actividades de voluntariado y colectas de material escolar para una escuela de nuestro territorio con un alto porcentaje de población en riesgo social. En el último año hemos sostenido a tres familias víctimas de la pandemia, con alimentos, medicinas y ayuda económica. Difundimos todas estas actividades a través del sitio web y la página de facebook de la Asociación, medios que nos ayudan a promover una cultura solidaria a amplia escala”.
Anna Lisa Innocenti
Feb 15, 2021 | Sin categorizar
Si la espiritualidad de los Focolares, centrada en el amor al hermano, es una expresión del Evangelio, entonces, también la “perfección en las virtudes”, como la conoce la tradición cristiana, debe ser realizable en la relación con los demás, con los hermanos. Esta es la convicción que Chiara Lubich explica en el siguiente texto. Para poder hacer de la vida un Santo Viaje, y que esa concluya como deseamos, La Imitación de Cristo, ese libro de piedad y de meditación tan rico de espiritualidad, que muchos de nosotros conocemos, dice que hay que tener algunas cualidades muy difíciles: el completo desprecio del mundo, el deseo ardiente de progresar en la virtud, el amor al sacrificio, el fervor en la penitencia, la renuncia a uno mismo y el saber soportar cualquier adversidad… Son cualidades que es necesario que también todos nosotros poseamos. Sin embargo, tenemos que preguntarnos: según nuestra espiritualidad, ¿de qué manera podemos adquirirlas? La respuesta es clara y segura: nosotros no estamos llamados por Dios a realizar todo esto a través de una vida monástica y apartada del mundo. Estamos llamados a permanecer en medio del mundo y a llegar a Dios a través del hermano, es decir, a través del amor al prójimo y del amor recíproco. Comprometiéndonos a proseguir por este original camino evangélico es como descubriremos, como por encanto, nuestra alma enriquecida con todas esas virtudes. Es necesario el desprecio del mundo: No hay mejor desprecio de una cosa que el olvidarse de ella, ignorarla, descuidarla. Si todos nosotros tendemos a pensar en los demás, a amar a los demás, no nos cuidamos del mundo, lo olvidamos, y por tanto lo despreciamos, aunque esto no nos dispense de hacer nuestra parte, para alejar sus sugestiones, cuando nos ataquen. Es necesario progresar en la virtud: Pero es con el amor con lo que se logra eso. ¿No está escrito acaso: “Corro por el camino de tus mandamientos, pues tú dilatas [con el amor] mi corazón”?[1] Si amando al prójimo se corre para cumplir los mandamientos de Dios, quiere decir que se progresa. Es necesario el amor al sacrificio: Amar a los demás significa precisamente sacrificarse a sí mismos para dedicarse al hermano. El amor cristiano es sinónimo de sacrificio, aunque comporte mucha alegría. Es necesario el fervor de la penitencia: En una vida de amor es donde encontraremos la mejor y principal penitencia. Es necesaria la renuncia a uno mismo: En el amor hacia los demás está siempre implícita una renuncia a sí mismo. Es necesario, en fin, saber soportar las adversidades: ¿No es cierto que muchos dolores son causados en el mundo por la convivencia con los demás? Debemos saber soportarlos todos y amarlos por amor a Jesús Abandonado y así superaremos en nuestra vida muchos obstáculos. Sí, en el amor al prójimo encontramos un modo excelente de hacer de la vida un “Santo Viaje”. […]
Chiara Lubich
(En una conferencia telefónica, Rocca di Papa, 27 de noviembre de 1986) Extraído de: “Cualidades indispensables para hacer un Santo Viaje”. Cf. Chiara Lubich, Juntos en Camino, Ciudad Nueva Argentina, 1988, pp.191-192. [1] Sal 119, 32
Feb 12, 2021 | Sin categorizar
Éste es el título del congreso que tendrá lugar los días 18 y 19 de febrero próximos, promovido por el Centro Chiara Lubich y por la Biblioteca Nacional Central de Roma. Consonancias y puntos de encuentro de la espiritualidad de la unidad con las ideas y el pensamiento de los grandes de nuestro tiempo. ¿Cómo nos imaginamos un diálogo entre Chiara Lubich, Dietrich Bonhoeffer, Simone Weil, el Mahatma Gandhi, y también con Giorgio La Pira, Martin Luther King o incluso Mijail Gorbachov? Cuando sucede que la visión de una personalidad se cruza con la de otros “grandes” de su tiempo o de otros tiempos, a menudo tales convergencias potencian o enriquecen un movimiento de ideas transversal, capaz de alcanzar porciones de humanidad vastísimas e imprimir una dirección de marcha hacia un cambio duradero. Además, poner en diálogo la idea de la unidad de Chiara Lubich con distintas personalidades que hicieron historia, es la intención del congreso “Más allá del siglo XX. Chiara Lubich en diálogo con nuestro tiempo” (18/19 de febrero de 2021), promovido por el Centro Chiara Lubich y por la Biblioteca Nacional Central de Roma. Será posible seguir el evento online en el canal YouTube de Città Nuova, en castellano, italiano, inglés y portugués. JUEVES 18/02 Y ITALIANO https://youtu.be/hePSudSFdbo PORTUGUÊS https://youtu.be/91uF6G4uJ80 ENGLISH https://youtu.be/_vKWn0NNP_Q ESPAÑOL https://youtu.be/Awo4Z3sbQU0 VIERNES 19/02 ITALIANO https://youtu.be/R1NtYaCUifA PORTUGUÊS https://youtu.be/pQKtuCs1loQ ENGLISH https://youtu.be/s8H4u-LHC70 ESPAÑOL https://youtu.be/TNFO84-RZBM El congreso afrontará el pensamiento, la experiencia histórica, política, económica y literaria de Chiara Lubich gracias al aporte de académicos y estudiosos de distintas disciplinas: Miguel Ángel Moratinos, Andrea Riccardi, Piero Coda, Alessandra Smerilli, Vincenzo Buonomo, Pasquale Ferrara, Maurizio Gentilini, Giulia Paola De Nicola, Adriano Roccucci, Cristiana Freni, Lucia Tancredi, Aldo Civico, con la participación de otros países a través de Andras Fejérdy de Hungría y Vinu Aram de la India, sólo para citar a algunos. El congreso se desarrollará en cuatro sesiones: histórica, literaria, socio-política y una última dedicada a algunas figuras del siglo XX. Chiara Lubich atravesó el siglo XX y vivió el inicio del nuevo milenio, mirando este cambio de época desde la perspectiva de la fraternidad universal, convencida –como dijo muchas veces– que “la unidad es un signo de los tiempos”. Las consonancias que el congreso quiere poner de relieve superan ampliamente el análisis del pensamiento de Chiara Lubich, porque lo colocan en diálogo y lo cotejan con figuras de grandes personalidades que, aun con recorridos de vida y culturales distintos, fijaron la mirada hacia la misma dirección. Además del Movimiento de los Focolares, colaboran con el congreso el Instituto Universitario Sophia, la editorial Città Nuova, New Humanity y la Fundación del Museo Histórico de la Provincia de Trento.
Stefania Tanesini
Feb 12, 2021 | Sin categorizar
29 de marzo de 1922 – 1° de noviembre de 2020 Jesuita y religioso de los Focolares, fue un gran educador y padre espiritual. Poco antes del amanecer de la fiesta de todos los santos, en la enfermería de los padres jesuitas de Roma, el Padre Paolo Bachelet subió a la Casa del Padre. El 29 de marzo del 2020 había cumplido 98 años. El Padre Paolo entró en la Compañía de Jesús el 7 de diciembre de 1941. Fue ordenado sacerdote el 7 de julio de 1951. Terminó su formación con los votos solemnes el 3 de febrero de 1958. Conoció el Movimiento y su Espiritualidad de la Unidad en los años ‘50, cuando era estudiante de Teología en la Universidad Gregoriana, donde tuvo como compañero de estudios a Pascual Foresi, co-fundador del Movimiento. Enseguida se creó entre ellos un vínculo espiritual que nunca se interrumpió. Chiara Lubich, fundadora de los Focolares, le “confió” una frase del Evangelio para que viviera en su cotidianidad, para que se convirtiera en su Palabra de Vida: “Es necesario que Él crezca y que yo disminuya” (Jn. 3,30). Cuando adhirió a la Espiritualidad de los Focolares entró a formar parte del grupo de religiosos del Movimiento y vivió muchos años, primero en el seminario regional de Anagni (Italia), después en la Capilla de la Universidad La Sapienza de Roma. Fue un gran educador y padre espiritual. Muchos ex-seminaristas de Anagni, incluso aquellos que llegaron a ser obispos, siguieron dejándose guiar espiritualmente por él. En la Capilla universitaria de La Sapienza, donde vivió de 1987 al 2003, fue muy amado y buscado como acompañante espiritual tanto por los estudiantes como por los docentes universitarios. Vivir con él una fuerte relación espiritual siempre era fuente de enriquecimiento y de edificación espiritual. Tenía una gran capacidad de escucha. Realmente sabía hacerse a un lado para acoger plenamente al otro. Al comunicar su alma dentro del pequeño grupo de los religiosos que compartían con él la Espiritualidad de la Unidad, a menudo refería cómo en muchos coloquios se encontraba delante de temas para los cuales no tenía una respuesta. No se preocupaba por eso porque constataba que quien le confiaba sus problemas, gracias a su escucha discreta y atenta, encontraba por sí mismo la luz y la respuesta. Lo comunicaba como un fruto de la presencia espiritual de Jesús que estaba en ese momento presente entre él y su interlocutor, tal como dice el Evangelio «Donde hay dos o tres reunidos en mi nombre, ahí estoy Yo en medio de ellos» (Mt 18,15-20). Tenía un amplio conocimiento de la Teología Moral y del Derecho Canónico. Siempre le dedicó gran atención a las familias y, con la colaboración de un focolarino casado y otros del Movimiento de los Focolares, en los años ‘90 colaboró con la formación de la asociación Familias Separadas Cristianas (FSC). Siguió con mucha dedicación el grupo romano de la asociación hasta el 2017, cuando se transfirió a la enfermería de Via dei Penitenzieri en Roma. Siguió con atención la preparación y realización del Sínodo de los Obispos sobre la familia. Algunas de sus observaciones, que llegaron a la Secretaría General del Sínodo, se pueden encontrar en el documento final: Amoris Laetitia. Recordamos al Padre Paolo como un hijo espiritual de Chiara Lubich y como un verdadero hermano en el compartir la Espiritualidad de la Unidad, que ahora nos acompaña desde el Cielo.
Armando Ceccarelli S. J.
Feb 10, 2021 | Sin categorizar
De las comunidades de los Focolares de Croacia, Macedonia y Serbia, donde se experimenta la alegría de dar gratuitamente para ayudar a quien pasa dificultades. “La comunión de los bienes que nosotros hacemos nació observando la primitiva comunidad cristiana: hemos visto que ahí ponían en práctica y debido a la comunión de los bienes no había ningún indigente (…). Entonces esa es la fórmula, nosotros decíamos: si todo el mundo viviera la comunión de bienes los problemas sociales, los pobres, los hambrientos, los desheredados, etc. ya no existirían”. Son las palabras de Chiara Lubich, fundadora de los Focolares, cuando lanzó el proyecto de la Economía de Comunión, en 1991, relatando cómo nació en el Movimiento la costumbre de practicar la comunión de bienes, materiales y espirituales. En 1943, en Trento, la guerra había destruido la ciudad y muchos habían perdido la casa, el trabajo, algún familiar. Delante de tanta desesperación, a la luz de las palabras del Evangelio meditadas en los refugios -Chiara y sus primeras compañeras decidieron hacerse cargo de los más necesitados. “Teníamos el objetivo de actuar la comunión de bienes en la más amplia escala posible para resolver el problema social de Trento. Yo pensaba: “hay dos, tres localidades donde están los pobres… vamos ahí, llevamos lo que tenemos, lo compartimos con ellos”. Era un razonamiento sencillo, es decir, nosotros tenemos más, ellos tienen menos; elevaremos su nivel de vida hasta llegar a una cierta igualdad”. Después de ochenta años, la práctica de la comunión de bienes es en el Movimiento una realidad siempre viva. Cada uno dona libremente según sus posibilidades; a menudo es una expresión de gratitud por haber recibido. Se multiplican las experiencias por doquier en el mundo. Desde Croacia cuentan: “Fui a comprar 10 Kgs. de semilla para mis pollos. El señor que me la vendió no quiso el dinero. Doné lo que había ahorrado para la comunión de bienes extraordinaria en este tiempo de pandemia”. Ciertamente no siempre se trata de dar bienes materiales y dinero, pero el compromiso refuerza el valor del gesto: “Recientemente le vendí vino a un vecino, el me dio más dinero y no quiso el vuelto. Lo di para la comunión de bienes extraordinaria, pero no fue fácil, tuve que superar mi modo de pensar humano”. En cambio es común la experiencia de recibir después de haber donado. Es el “Den y se les dará”(Lc 6,38) evangélico que Chiara y sus primeras compañeras experimentaban concretamente. Desde Macedonia: “Ayudamos a algunas familias que se quedaron sin trabajo por la crisis causada por la pandemia, dándoles comida, medicinas y material escolar. Una pequeña ayuda, pero una de ellas nos dijo que con eso había podido comer durante dos semanas. Poco después una familia nos hizo una donación que cubría todos nuestros gastos. Todo circula”. Y también es común la alegría de dar y de recibir. En Serbia la comunión de bienes pudo ayudar a una familia con hijos donde el padre y la madre estaban enfermos y sin trabajo. Viven de la producción de su huerto y para pagar las facturas Toni ayuda en la parroquia. “Cuando fuimos a llevarle el dinero él estaba regresando a casa después de haber pedido un préstamo para comprar leña. Les explicamos de dónde estaba llegando la ayuda se sintieron conmovidos porque sentían que Dios a través de nosotros los había “mirado”. La comunión de bienes, en el fondo, no es otra cosa que un instrumento de la Providencia de Dios.
Claudia Di Lorenzi