Movimiento de los Focolares

Política: ciudadanos activos y no pasivos

Mar 2, 2015

Vínculo entre el carisma de Chiara Lubich y la política, desde los inicios de los Focolares. Formación de jóvenes sensibles al bien común, a través de las escuelas del Movimiento político por la unidad. #politics4unity

20150302-01Un consejero comunal, dirigente del partido mayoritario en la ciudad argentina de Mar del Plata (Argentina), ve entrar en su oficina a un par de jóvenes que se presentan como militantes de la oposición. El consejero los recibe con curiosidad. Los dos jóvenes le explican, con sencillez, que desean asegurarle el respeto por sus posiciones, pero que quieren ejercer el rol político de la oposición de forma constructiva. El consejero, asombrado por la insólita declaración, les pregunta donde aprendieron a vivir la política de esa forma. Los dos jóvenes le explican que son alumnos de una de las escuelas de formación del Movimiento Político por la Unidad (MPPU). Poco tiempo después, también el consejero comunal comienza a asistir a la escuela local de política del MPPU.

Es difícil que Chiara Lubich haya conocido este minúsculo episodio, perdido en el mar de miles de otros hechos que podrían evocar los muchos miembros del MPPU procedentes de numerosos países. No obstante, se lo puede sin duda considerar como un efecto típico del encuentro con el pensamiento y el espíritu del carisma de la unidad que Chiara trajo al mundo   y que tiene como paradigma el ideal de la fraternidad universal. ¿Cómo? Preparando a los ciudadanos y por lo tanto a una sociedad civil a que sea sensible a la vida de la comunidad política que integran. En síntesis, una ciudadanía activa.

Una zambullida en la historia. En la “Mariápolis” que tuvo lugar en el verano de 1959 en el Valle di Primiero, durante dos meses conviven por algunos días o más, un total de casi 12.000 personas, procedentes de 27 países de los cinco continentes. En esos días Chiara afirma: “Este es el tiempo … en el cual cada pueblo debe ir más allá de su frontera y mirar lejos, ha llegado el momento en el cual la patria de los demás debe ser amada como la propia”. Eran palabras audaces en tiempos en que los efectos del tremendo conflicto mundial estaban todavía a la vista, eran palabras inspiradoras de nuevas relaciones entre pueblos y jóvenes. Amar la patria del otro como la propia es todavía hoy una idea fuerte, una línea de acción, comenzando por los más débiles y los más pobres.

Filadelfia (USA), 2003. En el mensaje que Chiara escribe para la “Jornada de la interdependencia”, desarrollada en esa ciudad, dice: «Desde diversos puntos de la tierra, hoy, se levanta el grito de abandono de millares de refugiados, de millones de seres con hambre, de millones de seres explotados, de millones de desocupados que están excluídos y como “separados” del cuerpo político. Es este sentimiento de exclusión lo que los hace aún más pobres, peor aún, este sentimiento aumenta su desesperación, además de las penurias y las dificultades económicas que ellos padecen. La política no habrá alcanzado su objetivo, no habrá mantenido fidelidad a su vocación hasta que no haya reconstituido esa unidad y sanado estas heridas abiertas en el cuerpo político de la humanidad». Pero para alcanzar este meta será necesario que exista la fraternidad, porque «libertad e igualdad, ante los desafíos del presente y del futuro de la humanidad no son por sí mismas suficientes (…). Igualdad y libertad serán siempre incompletas y precarias, hasta que la fraternidad no forme parte integrante de los programas y de los procesos políticos en cada región del mundo»

No son meras palabras de Chiara, sino que es el fruto de la experiencia de un Movimiento que en su desarrollo ha extendido su horizonte sobre el mundo, haciendo propias “las alegrías y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de hoy”

Será pues la sociedad civil, sobre la base de los ciudadanos animados por el espíritu de fraternidad, como la auspició Chiara Lubich, la que dará los límites y el contenido a la libertad y a la igualdad, los tres pilares de nuestra civilización

Texto completo: Politics for Unity

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