Una jornada insólitamente caliente acoge en Praga la llegada de María Voce, presidente del Movimiento de los Focolares, y del co-presidente Giancarlo Faletti, el 19 de mayo de 2011. El avión proviene de Moscú, llega con media hora de anticipación con respecto a lo previsto y hace menos larga la espera de las treinta personas que acogen en el terminal a los huéspedes con un aplauso: ¡es fiesta! El programa del viaje es intenso. En la agenda hay varios encuentros con representantes de la Iglesia local, con el arzobispo de Praga, Mons. Dominik Duka, pero también con sacerdotes que viven la espiritualidad de comunión. Hay una gran expectativa por parte de los jóvenes que han organizado una jornada en el Centro Mariápolis de Vinořy y por parte de toda la comunidad de los Focolares que acudirá numerosa a Praga de todo el país. Está previsto un encuentro abierto para recordar los 10 años de la visita de Chiara Lubich a la República Checa y el lanzamiento de la operación “Praga de oro”, promovida por ella misma en esa ocasión para actuar la “nueva evangelización”. María Voce y el pequeño grupo venido de Roma han sido hospedados en el moderno Centro Mariápolis nació en el arco de dos años, que es el corazón de la naciente ciudadela en construcción. “Cuando Chiara Lubich vino en el 2001 a Praga –cuentan los “pioneros”- expresó un doble deseo: dar una casa a la familia del Movimiento y tener un lugar donde las personas que ella había encontrado, exponentes del mundo político, civil y eclesial, pudieran reunirse”. Dicho y hecho. Con mucho entusiasmo y tantas iniciativas, no por última la acción “primeros sábados”, que todavía prosigue, el Centro Mariápolis empezó a tomar forma, y también la ciudadela, aunque si todavía está en plena construcción. En práctica todos los primeros sábados del mes el que quiere puede venir a trabajar, ladrillo tras ladrillo, para edificar lo que se está convirtiendo en un centro de irradiación de la espiritualidad de la unidad. Ya diez familias se transfirieron aquí y construyeron su casa, otras personas del Movimiento planean hacerlo.
La misma Chiara, antes de partir en el 2001, había colocado las primeras medallitas de las construcciones que habrían surgido en el terreno que constituía la ciudadela, ubicado dentro de una urbanización periférica de Praga. “Algunos vecinos no entendían –cuentan quienes estaban presentes-, pensaban que estábamos enterrando dinero. Pero con el pasar del tiempo comprendieron el sentido de lo que estaba naciendo. También personas lejanas de Dios se han acercado y forman parte de la “familia” del Movimiento. Sí, porque aquí, explica alguno, lo que está difundido no es el ateísmo, sino más bien la no creencia por falta de conocimiento, pero la sed de Dios no se ha apagado. La primera cita “oficial” fue al arzobispo del lugar, Mons. Dominik Duka, en el Palacio de la sede arzobispal de 1344, ubicada en el casco histórico de Praga. Adyacente al castillo que es en parte museo, y en parte sede del Presidente de la República, tiene vista a la ciudad y está a poca distancia de la suntuosa catedral gótica de San Vito, centro de la cristiandad, pero también del interior del país, como explica el párroco que guía la visita del grupo romano. El arzobispo los acoge muy cordialmente y pone en común la necesidad que él advierte, de hacer que en la diócesis se despierte la religiosidad popular, y también la esperanza de que en el 2013, aniversario de la llegada de los santos Cirilo y Metodio, quienes llevaron allí el cristianismo hace 1150 años, sea una gran ocasión de evangelización. De la enviada Aurora Nicosia [nggallery id=41]Ser constructores de paz
Ser constructores de paz
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