Movimiento de los Focolares

Puerto Rico después del huracán

Nov 8, 2017

La situación tras el paso del huracán María, sigue siendo muy crítica en la isla. La reconstrucción se traduce también en gestos de solidaridad, pequeños pero concretos. El testimonio de la comunidad de los Focolares.

PuertoRicoHurricanePasó ya un mes y medio del paso devastador del huracán María, que el 20 de septiembre pasado, con vientos de 250 km por hora y lluvias torrenciales, causó la muerte de decenas de personas y la destrucción de miles de viviendas. Desde el lejano 1928, Puerto Rico no experimentaba condiciones meteorológicas tan adversas.  Un huracán de categoría 5 pasó asolando el país. Desde ese día, la isla, que cuenta con más de 3 millones y medio de habitantes, sufre un grave problema de abastecimiento de agua potable, alimentos, medicinas, corriente eléctrica. Las dificultades no se han acabado, y podrían conducir a un éxodo sin precedentes, reduciendo aún más las posibilidades de recuperación a mediano plazo. En medio de estas enormes dificultades, también la comunidad de los Focolares brinda su contribución localmente mediante la recolección de alimentos y ropa para aliviar a la población. «Algunos de nosotros sufrieron pérdidas materiales – escriben –. Una familia, por ejemplo, lo perdió todo y logró rescatar sólo pocos objetos de la furia del huracán. Al momento se encuentran en un pequeño apartamento que les pusieron a disposición, pero toda la comunidad está haciendo una comunión de bienes para ayudarlos. La reconstrucción del país será lenta, pero confiamos en Dios y nos ponemos en sus manos». Son muchas las experiencias con los vecinos y las personas en dificultad. «Ayer, por segunda vez, una señora elegante caminaba por mi calle confundida y sin rumbo. Era evidente que se había perdido. La seguí, sin perderla de vista, hasta que la alcanzó otra persona que la estaba buscando. Me explicó que la señora sufre de Alzheimer y que había salido del instituto donde vive, porque el huracán se había llevado el portón de la parte de atrás del edificio. Además la planta eléctrica no funciona y adentro hacía demasiado calor. Volviendo a casa, hablé con un amigo que reparte diésel y me prometió que les llevaría. Luego contacté a otras personas que fueron a arreglar el portón. Ahora ese lugar está seguro». «Ayer, muy temprano, como a las 5 a.m., me puse a hacer fila para cargar gasolina. Por el espejo retrovisor de mi coche, vi que detrás había un bus. La espera era larga y pude seguir toda la escena. En el lugar del conductor estaba sentado un hombre muy enojado, que maldecía continuamente. A su lado una mujer, tal vez su esposa. De la ventanilla del lado del hombre salía un fastidioso olor a cigarrillo. Delante de mí tenía unos 20 coches. Además, nos enteramos de que la gasolinera abriría sólo a las 8 a.m. y no a las 6, como pensábamos. Mientras esperábamos, la mujer se me acercó y me pidió que le ayudara a mover el bus, ya que la fila avanzaba, su esposo se había alejado y ella no alcanzaba los pedales. En un primer momento me negué, con la excusa de que no sabía conducir ese tipo de vehículo. Pero el motivo real era otro: ese hombre, y su manera de comportarse, no me agradaban. Entendí que tenía que cambiar mi actitud y aceptar ese pedido como si me lo hiciera Jesús mismo. Cuando el chofer volvió, le expliqué que yo había movido el bus a petición de su esposa. Entonces empezó a desahogarse, y en el tiempo de espera que quedaba me contó todas sus dificultades. Cuando logramos llenar los coches de gasolina, él era una persona distinta. Nos dimos la mano. Había logrado superar mis prejuicios». «La carretera de donde vivo quedó totalmente bloqueada por los escombros y los árboles arrancados por el huracán. La mayoría de mis vecinos son adultos mayores con difíciles condiciones de salud. Pensaba en lo que sucedería si se llegaran a necesitar una ambulancia. Empecé entonces a cortar los troncos y moverlos. Viéndome tomar la iniciativa, una cadena de personas se unió a mi tarea y juntos liberamos la carretera. Al final compartimos un rico almuerzo preparado con todo lo que cada uno pudo aportar». «Quisimos compartir con los vecinos todas las provisiones de agua y comida. Las reservas han ido disminuyendo, pero las relaciones entre nosotros se han intensificado».  

___

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Suscríbete a la Newsletter

Pensamiento del día

Artículos relacionados

María Voce ha regresado a la casa del Padre

María Voce ha regresado a la casa del Padre

Primera Presidenta del Movimiento de los Focolares tras la fundadora Chiara Lubich, Maria Voce falleció ayer, 20 de junio de 2025, en su casa. Las palabras de Margaret Karram y Jesús Morán. El funeral será el próximo 23 de junio, a las 15.00 en el Centro Internacional de los Focolares en Rocca di Papa (Roma).

¡Gracias Emmaús!

¡Gracias Emmaús!

Carta de Margaret Karram, Presidenta del Movimiento de los Focolares, con motivo del fallecimiento de Maria Voce – Emmaús.

A che serve la guerra?

A che serve la guerra?

In questo momento in cui il mondo è dilaniato da conflitti efferati, condividiamo uno stralcio del celebre volume scritto da Igino Giordani nel 1953 e ripubblicato nel 2003: L’inutilità della guerra. «Se vuoi la pace, prepara la pace» : l’insegnamento politico che Giordani ci offre in questo suo volume può riassumersi in questo aforisma. La pace è il risultato di un progetto: un progetto di fraternità fra i popoli, di solidarietà con i più deboli, di rispetto reciproco. Così si costruisce un mondo più giusto, così si accantona la guerra come pratica barbara appartenente alla fase oscura della storia del genere umano.