Movimiento de los Focolares
Noorjeahan Majid, Premio Klaus Hemmerle 2016

Noorjeahan Majid, Premio Klaus Hemmerle 2016

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Foto: Martin Felder

«Nuestro gran sueño – declaró Noorjehan Majid en la ceremonia de premiación, que tuvo lugar el 22 de enero en Alemania, ante la presencia de autoridades civiles y religiosas- es poder curar al millón y medio de personas de nuestro país enfermas de Sida. Hasta ahora lo hemos logrado con 300.000, de las cuales 70.000 niños. Además, mediante una terapia especializada, ha sido posible que más de 60.000 madres infectadas dieran a luz niños sanos». Aunque todavía la meta está lejos, estos deslumbrantes resultados dan esperanza, precisamente por el compromiso de personas como Noorjehan y su equipo, que trabajan en el programa Dream promovido por la comunidad de San Egidio. Noorjehan Majid es una creyente musulmana. Como mujer de fe, su acción no se limita al campo médico. Su atención se ha enfocado a hacer que cristianos y musulmanes se encuentren entre ellos, y que juntos puedan contribuir a generar un cambio de mentalidad que todavía hoy margina y estigmatiza a los portadores del virus. Su “construir puentes” en la multiplicidad de culturas y tradiciones, uniendo a las personas en nombre de la humanidad, «es un signo potente –dice en su mensaje María Voce, la presidente de los Focolares- del aporte que pueden dar las mujeres del continente africano al desarrollo humano y ético de la sociedad».
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Foto: Ulrike Comes

El premio, instituido en el 2004, es otorgado cada dos años a personalidades que se han distinguido como “criaturas puente” –entre las cuales el profesor judío Ernst-Ludwig Ehrlich (2004) y al patriarca ecuménico Bartolomé I – este año se quiso dar el reconocimiento a la obra de una mujer musulmana, definida por Annette Schavan, la embajadora de Alemania ante la Santa Sede, como una “buena samaritana de nuestro tiempo”.   De un artículo de Klaus Hemmerle (1980): Somos criaturas puente tendido del infinito al polvo. Sólo en esta tensión somos personas. Pero esta tensión se conserva solamente porque hay Uno que es Dios y polvo: Jesucristo. Él nos envía, Él vive en nosotros. Él viene a nosotros en cada persona. De: La Luce dentro le cose – meditaciones para cada día. A cargo de Erich Strick, Ed. Città Nuova 1998, pág. 127

Aquisgrana – Premio Klaus Hemmerle 2016

Aquisgrana – Premio Klaus Hemmerle 2016

Dream_AwardEn la motivación del premio se menciona el reconocimiento a su trabajo y al de la comunidad de San Egidio en la lucha contra el SIDA. Además se subraya su excepcional capacidad, como mujer musulmana, de crear puentes entre cristianos y musulmanes, demostrando con su vida que es posible una convivencia pacífica y una colaboración eficaz entre cristianos y musulmanes. A la ceremonia de entrega, estará presente también Annette Schavan, embajadora alemana en la Santa Sede, quien pronunciará la Laudatio. En memoria de la persona y de la herencia espiritual del Obispo católico de Aquisgrana, Klaus Hemmerle (1929 – 1994) el Movimiento de los Focolari otorga un premio a personalidades que se distinguen como “constructores de puentes” de diálogo entre las iglesias, las religiones y visiones del mundo. El premio es asignado cada dos años. www.fokolar-bewegung.de Proyecto DREAM  

1994-2014. Recordando a Klaus Hemmerle

1994-2014. Recordando a Klaus Hemmerle

Chiara Lubich y el obispo Klaus Hemmerle. Sínodo de los Laicos, 1987.

«Klaus Hemmerle es una persona que trasciende el tiempo, porque no vivía él, sino Jesús en él. Por lo tanto hoy lo veo así como cuando estaba con nosotros. Lo veo como a otro Jesús, con todas las cualidades de su personalidad  bien definida, desde la sapiencia del justo a la sabiduría del elegido, veo el compromiso paterno y fraterno, decidido, con esa parte del pueblo de Dios que tenía confiada, veo la libertad de seguir un carisma del Espíritu Santo y esa característica propia suya, de ser artista. Porque era así».

Ante la pregunta sobre como era su relación con el Obispo Hemmerle, Chiara Lubich lo describe como «Una persona llamada por Dios a fundar, junto al fundador de una Obra Suya, una parte de ella. Por lo tanto era una relación única, que la puede conocer sólo quien la experimenta, caracterizada por una amistad especial, entretejida por la caridad de Cristo». Hasta el punto de definirlo como un “co-fundador”:  «Él me ayudó a realizar dos importantísimas expresiones del Movimiento de los Focolares: la rama de los Obispos amigos, animada por la espiritualidad de la unidad, y la fundación de la Escuela Abbá, destinada a traducir en doctrina la espiritualidad de la unidad, fruto de un carisma».

«Eran muchos los dotes que poseía e irradiaba. Cuando se piensa en él, a pesar de estar revestido de la dignidad sacerdotal y episcopal, es más fácil identificarlo con un ángel que con un hombre, por la sublime delicadeza de su alma, la libertad de espíritu, la inteligencia profunda e iluminada, el humor siempre igual, el ardor, sin llegar a exagerar,  y la firmeza si era necesario defender o proteger a alguien. Lo veía o lo veíamos como un modelo por su capacidad de estar desapegado completamente de sí mismo y de todo lo que a él se refería. Sólo después de su muerte, por ejemplo, supe de su talento hacia la música y la pintura.

Era un modelo en su constante tensión de amor hacia cada hermano o hermana que tenía cerca o todo lo que, para él, representaba la voluntad de Dios.

Modelo por su apasionado apego a la Palabra hasta, por ejemplo, llegar a vivir intensamente, durante cinco años, una Palabra al mes, para prepararse a la Escuela Abbá. De hecho, había conocido la experiencia que habíamos vivido con la Palabra al inicio de nuestro Movimiento antes  de que el Espíritu Santo nos donara intuiciones especiales, que resultarían preciosas después para estudiar el carisma».

Un grupo de obispos amigos de los Focolares.

¿A él le gustaba ser obispo?

«Una vez me contó confidencialmente que, humanamente, habría preferido seguir siendo teólogo, pero, pienso que al convertirse en obispo pudo ser realmente útil a la Iglesia, así como lo fue al Movimiento de los Focolares, ya que sumaba, a su sublime saber, la autoridad del magisterio eclesial, que para nosotros era una importante garantía».

De “Klaus Hemmerle, enamorado de la Palabra de Dios”, Wilfried Hagemann, Ed. Città Nuova, Roma, 2013, págs. 288-289.

Klaus Hemmerle: el mundo en la mente y en el corazón

Klaus Hemmerle: el mundo en la mente y en el corazón

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El obispo Klaus Hemmerle

«El mundo se acerca cada vez más, y cada vez más se convierte en un mundo único. Pero no es suficiente que se acerque desde el punto de vista económico, técnico, político. Lo más necesario para nosotros es un espíritu común, en el cual verdaderamente todos los hombres puedan construir juntos el único destino del mundo. Un espíritu que supere el aislamiento, pero también el peligro de un colectivismo de masa, sin alma. Este espíritu lo ofrece el Evangelio. El mismo Dios se hizo hermano nuestro, y nos hizo hermanos unos de otros. El ritmo existencial de este mundo que se va uniendo debe ser el mandamiento nuevo: ámense también ustedes los unos a los otros como Yo los he amado» (De una entrevista realizada en diciembre de 1977) «El interés primario del cristiano debe ser llevar adelante la edificación de un mundo humano, no sólo con aquéllos que comparten sus ideales, sino con todos aquéllos que tienen responsabilidades en el mundo». (Extraído de una conferencia del 17.11.1978) «Si tu nación es para mí tan importante como la mía, si tu cultura es para mí preciosa como la mía, estoy facilitando el camino gracias al cual Jesús podrá ser una presencia determinante en medio de este mundo. No seremos nivelados ni mezclados dentro de una anónima uniformidad, sino que tendremos en la mente, en las intenciones y en el corazón, al otro. Tendremos en la mente y en el corazón al mundo. Y así nuestros mundos formarán parte de una única realidad, sin ahogarse en un mundo neutral, banal. El mismo mundo, simultáneamente  llegará a estar más unificado y será más variado». (Del volumen Der Himmel ist zwischen uns, pp. 93 s.) «Los lugares donde vivimos no deben convertirse en celdas bien arregladas de una gigantesca cárcel disfrazada de hotel, sino que deben ser lugares de encuentro, en donde las personas puedan esperar y recibir a los otros seres humanos, y, más aún, en los cuales el hombre pueda esperar y recibir a Dios». (extraído de un artículo de diciembre de 1973) Klaus Hemmerle, “La luz dentro de las cosas”, Ed. Città Nuova (1998 – pp. 286, 287, 300, 282)

Klaus Hemmerle: El sol en el valle

Klaus Hemmerle: El sol en el valle

1980 - Aquarell - Matterhorn mit Zermatt, Schweiz_Klaus-Hemmerle.de

1980 – Aquarell – Matterhorn mit Zermatt, Schweiz. http://www.klaus-hemmerle.de

«Durante estos paseos, recorría un camino ubicado a 1.250 metros de altitud, que gira alrededor de una cumbre. Se podía observar el valle y las cimas de las montañas. ¡Era hermoso! Pensaba que, de regreso a casa, pintaría todo aquello. Me detenía cada diez metros para fijar en mi alma una situación, una bella perspectiva. Y después de otros cinco metros, otra vista completamente distinta. Jamás en mi vida había observado con qué rapidez cambian las perspectivas. Y no era capaz de determinar cuál de ellas podía ser la más hermosa. Cada combinación, cada constelación era un evento distinto y una sorpresa nueva cada vez. Así vi el mundo de una forma completamente distinta. Vi un pedazo de cielo, y entendí que estas relaciones, este relacionarse de cada cosa con las otras, estos trazos en los que las líneas se dividen y luego se cruzan nuevamente, todo esto es realmente una plenitud infinita de todos los posibles encuentros de una sola y única realidad: esta montaña, esta otra montaña, esta otra  y este valle. Pero siempre en nuevas perspectivas, por lo que no puedo decir: “Ésta es la perspectiva correcta y aquella otra no lo es”, sino que tengo que ir adelante, dejando que estas perspectivas y estas líneas distintas se encuentren. Así tengo que ver que en el único Dios en el que creemos, todas las realidades creadas, todas las personas creadas, todas las cosas, se topan allá para vivir un encuentro siempre nuevo y un siempre nuevo cruzarse, para crear múltiples bellezas que no se excluyen, sino que se incluyen recíprocamente y son un único encanto y un único canto de la Belleza. Entre nosotros sucede lo mismo: tengo que estar dispuesto a dejar un punto de vista y una perspectiva para poder adquirir otro. En Dios dejo una perspectiva, pero ésta permanece. De tal suerte que existe una simultaneidad que no me oprime con su universalidad, sino que es una única danza, un único encuentro, un único juego, un canto nuevo. Y pensé para mis adentros: aunque entre las Iglesias haya obstáculos y barreras, hay cosas que se contraponen y que deben ser vividas y sufridas para que puedan resolverse, hay también un encontrarse siempre nuevo de carismas, luz y gracia. […] Nosotros deberíamos permitir, el uno al otro, palpar un fragmento de ese infinito que posee el paraíso y de este juego celeste y trinitario de las relaciones recíprocas. Cuanto más nos encontramos en esta belleza, estamos el uno dentro del otro, y nos apreciamos recíprocamente, tanto más atraeremos sobre la tierra un fragmento de Paraíso. Un fragmento de la Jerusalén celestial aquí en medio nuestro, es un primer anticipo de lo que tendrá que desarrollarse. Naturalmente también me pregunté dónde de hecho se puede encontrar un punto en el que se encuentren todas estas líneas tan distintas, donde también las realidades de dolor y las contradicciones se crucen, donde alcanza un punto de encuentro incluso lo que no se puede resolver con una especie de síntesis hegeliana, o también, aquellas cosas que quedan ahí como un grito, y que sin embargo deben ser vividas y sostenidas. Descubrí que este punto de cruce es Jesús en su abandono: Él se hace contemporáneo con lo que no es contemporáneo, es aceptación y acuerdo de aquello que no se acepta y no se pacta, es convivir con aquello que resulta ser la muerte del uno por el otro. Esto, precisamente, no es una simple idea especulativa, sino que es una posibilidad de vivir y aceptar las tensiones y los dolores y todo lo que no es posible resolver». Klaus Hemmerle Extraído del libro Klaus Hemmerle, innamorato della Parola di Dio  de Wilfried Hagermann, Città Nuova Ed. 2013, pagg. 297-98.