Movimiento de los Focolares
Vincenzo “Eletto” Folonari, un gracias de 50 años

Vincenzo “Eletto” Folonari, un gracias de 50 años

Una estela en el cielo. Es el título del documental que cuenta la apasionante historia de Vincenzo “Eletto” Folonari, joven descendiente de una rica familia italiana, quien deja todo por seguir a Jesús. “He elegido a Dios y ninguna otra cosa” es una de sus frases célebres. http://vimeo.com/100491503 De la presentación: 20140712-02«Era joven. Rico. Guapo. Tenía todo lo que a su edad se puede desear. Pero Vincenzo miraba lejos, quería más de su vida. Conoció el espíritu de los Focolares, dejó todo por un ideal: la fraternidad universal. Desapareció un día de verano, entre las olas del lago de Bracciano. Pero su muerte no fue en vano. Fue el impulso para que naciera el Movimiento Gen. Jóvenes, chicos, niños presentes hoy en 182 países del mundo. Era su sueño. Él se llamaba Vincenzo. Pero para todos era Eletto (Elegido)».   Para adquirir el dvd (disponible en varios idiomas): http://editrice.cittanuova.it/s/38125/Una_scia_nel_cielo.html

Loppiano: un gracias a Vincenzo (Eletto) Folonari

Loppiano: un gracias a Vincenzo (Eletto) Folonari

Directo streaming, desde Loppiano, sábado 21 giugno a las 15,30 (hora italiana): http://live.focolare.org/loppiano


Eletto Folonari“¡Gracias Eletto!”: Un viaje en medio de la historia y las perspectivas de vida de Eletto Folonari, del desarrollo de la ciudadela de Loppiano, que a partir del próximo octubre festejará sus primeros 50 años de vida, y del Movimiento Gen que él acompañó a dar sus primeros pasos. En una carta a Chiara Lubich, Eletto escribía: “¡He elegido a Dios para siempre y sólo a Él! ¡Absolutamente ninguna otra cosa!”. Le comunica que, por lo tanto, que quiere donar al Movimiento de los Focolares todos los bienes que recibió en herencia –entre ellos las 80 hectáreas en las que surgió la ciudadela de Loppiano (Florencia)- agregando: “No tengo ningún mérito para poseerlos, porque los recibí gratis”  Una de las características de Eletto, era su relación con los niños y los muchachos del Movimiento que Chiara misma le confió a inicios de los años ‘60. “¿Por qué queremos darle gracias a Eletto?”- explican los gen que están organizando el encuentro del próximo 21 de junio en Loppiano- “En primer lugar por su Sí a Dios, incondicional que fue la base de todo lo que más adelante el Eterno Padre actuó a través de él, es decir el nacimiento de la primera de las 33 ciudadelas de los Focolares y del Movimiento Gen esparcido hoy en todo el mundo”. Sí, porque fue éste su mérito fundamental: Eletto supo ponerse completamente al servicio de la acción divina como lo expresó muy bien Igino Giordani, que fue su primer biógrafo. En la conclusión del volumen de 1965 que tiene como título: “Vincenzo Folonari” escribe que su característica más notoria fue la humildad y que él: «….queda como el prototipo de ese apostolado de los laicos modernos (…). Que en el fondo es la santidad como se le pide hoy a una sociedad democrática, de tipo comunitario, globalmente desacralizada: evangelización desde lo interno, sin artificios, inspirada sólo en el amor (…)» En la tarde (comenzando a las 15.39 en directa streaming) se ofrece un viaje que oscila entre su historia y las perspectivas de la vida de Eletto. Estarán presentes los familiares y algunos de los “primeros popetti”, como eran llamados los niños en el dialecto trentino, que participaban en las primeras Mariápolis en Fiera di Primiero (Dolomitas) y que Eletto cultivaba y amaba. No faltará la música y las danzas de distintos países y la presencia de muchos gen, testigos de la acciones y de la difusión del Movimiento Gen de los años ’60 hasta hoy, en los cinco continentes.

Chicos: desde siempre en el corazón de los Focolares

Chicos: desde siempre en el corazón de los Focolares

Chiara los llamaba“popetti”, es decir, niños” en su dialecto trentino. Eran los chicos que habían entrado en contacto con el naciente Movimiento de los Focolares en los años ’50, formaban parte de la primera comunidad. Seguían de cerca los acontecimientos, compartieron con los protagonistas alegrías y sufrimientos y también momentos relevantes como las Mariápolis, que se realizaban en el período de verano en las Dolomitas alrededor del primer grupo de focolarinas y focolarinos.

Luigi Liberati, romano, conoció la espiritualidad de la unidad a finales del ’53. «Todos los que han recibido el regalo de estar cerca de Chiara llevan dentro la seguridad de que ella los amó en forma exclusiva; siempre tengo en mi mente y en mi alma la fuerte experiencia de haberme sentido amado y de que me dieron mi lugar». Su relato ofrece un cuadro inédito y vivo, intenso y profundo: «En agosto del ’54, participé en mi primera Mariápolis. Como no éramos muchos, era muy fácil estar en contacto con Chiara». Luigi recuerda una anécdota: «En el Evangelio de la Misa se leía “…quien recibe a uno de estos pequeños…”, y enseguida, a la salida Chiara dijo: “Popetti, todos al auto, vamos a comer frutilla (fresas) con crema”. Inmediatamente todos entramos, apretados, en la Fiat 103.  A los más pequeños Chiara los llevaba en su regazo y después… buen atracón de fresas (frutilla) con crema».

Durante las primeras Mariápolis, Chiara  confió el grupo de chicos que aumentaba continuamente a Vincenzo Folonari, familiarmente conocido como Eletto: «Allí se evidenció todo el espesor espiritual de Eletto. Con él conocí gracias nunca antes vividas: abrió con nosotros un diálogo que era el vínculo con Chiara, ella nos amaba, nos enseñaba, y Eletto nos ayudaba a traducir en vida todo eso».

Con el pasar del tiempo, el grupo de chicos aumentaba y Chiara pensó en mantenerlos unidos creando un pequeño centro. «Casi todos los días alguno de nosotros llegaba allí después de la escuela; nos manteníamos en contacto por correspondencia con otros chicos esparcidos en varias partes de Italia. Chiara venía a menudo, nos daba consejos y nos animaba». La relación con ella era directa y filial: «Cuando en el ’57 tuvo un accidente y se rompió el hombro, Pablo Carta y yo íbamos casi todos los días a la clínica donde estaba internada y le dejábamos un mensaje en el auto para hacerle llegar todo nuestro amor».

En un momento éramos tantos, que un día sentimos la exigencia de organizar un encuentro internacional; ese día advertimos una responsabilidad que nos hacía sentir totalmente iguales a los adultos; vivíamos todo con sacralidad. Así se pusieron las bases de la difusión de la espiritualidad de la Unidad entre las nuevas generaciones: «Con todo esto –concluye Luigi- Dios nos estaba preparando para lo que, en la siguiente década, surgiría en forma explosiva con los “Gen”». Pero esto es otro capítulo.

Viaje a Eslovenia/2

Viaje a Eslovenia/2

20110803-03Sorpresa a la llegada de María Voce y Giancarlo Faletti a Eslovenia: los esperaba un grupo de friulanos y eslovenos con rostros sonrientes y flores. Un espectáculo insólito, dado que estos dos pueblos desde 1918 han atravesado dificultades recíprocas debido a las guerras mundiales. Las ideas evangélicas de los Focolares han sabido superar el pasado, y es por ello que se siente el clima de fiesta finamente caluroso tal como es el pueblo esloveno.

Una comunidad fortalecida por los largos años de fidelidad, incluso en medio del sufrimiento y que María Voce, encontrándose después con los representantes de las distintas secciones del Movimiento, consideró “madura”, porque “sólo con la forma de presentarse”, de ser, notó cuán radicada está “en el amor recíproco, que une a unos y otros”.

Este es un pueblo pequeño, como su extensión territorial, pero decidido y concreto en la experiencia evangélica. Entre las iniciativas, además de la vivacidad de los jóvenes quienes se reunieron con 600 coetáneos para presentar la figura de Chiara Luce Badano, una gen que fue beatificada hace poco, emergió como experiencia original el contacto constructivo con otros Movimientos católicos, sin los cuales “la iglesia no puede avanzar”, como dijo recientemente el arzobispo de Liubliana, y con los fieles de otras iglesias cristianas y de otras religiones.

El pasado 20 de junio los principales representantes de las religiones presentes en Eslovenia, firmaron e hicieron un llamado público a favor de la libertad religiosa, ante una tendencia laicista cada vez más difundida. Miles de personas, por primera vez, se manifestaron en defensa de los valores de la familia y contra una legislación que le sea adversa. Iniciativas en las cuales la comunidad del Movimiento está comprometida con convicción, apuntando a ese “tipo de relaciones que conforma a la familia, a ese espíritu evangélico que es el espíritu de la familia”, como subrayó María Voce al final del primer día en tierra eslovena.

Skofja Loka

Otro momento muy significativo fue la visita de María Voce y Giancarlo Faletti, el 2 de agosto, a una iniciativa de considerable trascendencia educativa, además de espiritual: se trata de la guardería “Rayo de Sol”, en la ciudadela histórica de Skofja Loka, a 25 kilómetros de la capital. Una localidad inmersa en medio de la vegetación, donde domina un castillo –uno de los dos mil que tiene el estado- que fue la morada veraniega de los antiguos patriarcas de Aquileia.
28 educadores – de los cuales unos veinte son de los Focolares-, llevan adelante desde el 2003 un proyecto educativo para 120 niños, de los seis meses a los seis años, basado en la espiritualidad comunitaria de Chiara Lubich.

Es sorprendente constatar cómo de la experiencia evangélica haya nacido un proyecto-piloto que prevea una educación a la vida basada en relaciones de amor recíproco y de respeto, de escucha, en donde se ven involucrados, en forma distinta, los padres además de los mismos niños.

Si bien no se hace catecismo en forma tradicional, se presenta la figura de Jesús, nacido también él en la sencillez de una familia; una figura que acompaña el crecimiento de estos niños, abriéndolos a la fe.

Una experiencia exitosa de la que nacen solicitudes de abrir otras guarderías según este modelo. Sin embargo pocos saben cuánto sufrimiento –el estado apoya muy poco la iniciativa- está en su raíz.

María Voce, exhortando a los educadores a “escribir su extraordinaria experiencia”, no hizo más que valorar el significado de una obra que está comprometida a educar a los niños en una dimensión de relaciones basadas en el mandamiento de Jesús “Ámense los unos a los otros como yo los he amado”. Un momento histórico para la guardería “Rayo de sol”: un nombre que habla de la sensación que se experimenta visitándola. María Voce, en medio de la alegría general, señaló como protectores a dos hermanos focolarinos que tuvieron un amor intenso por la juventud: Camilla y Vincenzo Folonari.

Del enviado Mario Dal Bello

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Gracias Eli

Gracias Eli

Se apagó serenamente, el 26 de noviembre 2018, a la edad de 92 años, Giulia (Eli) Folonari, una de las testigos privilegiadas de la vida pública, pero sobre todo de la cotidianidad, de la fundadora de los Focolares. Nació en Milán, en el norte de Italia, el 8 de febrero de 1926; era la primogénita de los ocho hijos de Luigi y Speranza Folonari, una familia acomodada de industriales de Brescia. Después de graduarse de Economía y Comercio en la Universidad Católica del Sagrado Corazón de Milán, con 25 años, Eli escucha hablar por primera vez del naciente Movimiento de los Focolares de Valeria (Vale) Ronchetti. Ese mismo año, mientras hacía vacaciones cerca de Tonadico (Trento), donde se realizaba una de las primeras Mariápolis, decidió participar junto con sus hermanos Vincenzo y Camilla. En esa ocasión conoció a Chiara Lubich. Desde que se transfirió a Roma, en 1951, acompañó a Chiara en todos sus viajes por Italia, Suramérica, Asia, Australia, Norteamérica, Europa. «Una aventura divina –dijo después-. Una larga carrera para estar detrás de Chiara, de sorpresa en sorpresa». Fue su confidente en los difíciles años en los que el Movimiento de los Focolares (Obra de María) era estudiado por parte de la Iglesia; se hizo cargo, en especial, del desarrollo de los medios de comunicación: la fundación del Centro audiovisual dedicado a Santa Clara de Asís, y en 1980, en Suiza, del nacimiento de una “conferencia telefónica colectiva” que en breve tiempo se extendió a todas las naciones donde están presentes los Focolares. Nacida como instrumento para compartir la vida espiritual, las alegrías, los dolores y las noticias; la “conferencia” se transformó con el tiempo, gracias a la evolución tecnológica, en una conexión vía streaming y satelital, que todavía hoy se le llama CH (del latín Confederación Helvética) para recordar sus orígenes. Eli Folonari estuvo siempre al lado de la fundadora de los Focolares en sus encuentros con grandes personalidades de su tiempo, desde Pablo VI a Juan Pablo II, desde la Madre Teresa de Calcuta a Vaclav Havel y al Patriarca ecuménico de Constantinopla, Atenágoras I.  Su testimonio como testigo directa de estos eventos está contenido en el libro “La partitura escrita en el Cielo. Cincuenta años con Chiara Lubich” (Città Nuova, 2012). Desde su fundación, en julio del 2008, hasta el 2014, Eli Folonari fue la responsable del Centro Chiara Lubich, instituido para custodiar el pensamiento, la autenticidad y difundir el Carisma, junto con la historia del Movimiento, mediante encuentros, conferencias y un sitio web. El Centro pone a disposición de los estudiosos y del público en general el rico patrimonio de documentos escritos y multimedia que la fundadora de la Obra de María ha dejado.