Mirando la transmisión en directo de la vigilia en Tor Vergata, en la periferia de Roma, y viendo esas imágenes de una inmensa multitud, puede surgir una pregunta: ¿qué han venido a buscar aquí este millón de jóvenes? ¿Estar cerca del Papa León XIV? No me parece suficiente como motivación. ¿Conocer Roma? Podría ser, pero seguramente no habrían escogido estas condiciones de alojamiento, comida y transporte. Pues bien, en el silencio profundo y prolongado durante la hora de adoración se encuentra la respuesta. Estos chicos y chicas que han venido de todo el mundo, se vieron atraídos por Jesús, incluso sin que ellos lo supieran tal vez, para este encuentro personal y comunitario, en donde él sin duda ha hablado al corazón de cada uno, que vuelve a su casa cambiado, con una fe más sólida, con una esperanza de lo divino que no olvidará.
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La semana del Jubileo dedicada a los jóvenes empezó el 28 de julio y concluyó el domingo 3 de agosto. Se han organizado muchísimas actividades para recibir a los que llegaban a Roma para vivir estos días: visitas a lugares históricos, a las Basílicas, eventos culturales, conciertos, catequesis.
El Movimiento de los Focolares también propuso 4 recorridos especiales en Roma siguiendo la Peregrinación de las Siete Iglesias, ideada por San Felipe Neri. Es un itinerario histórico que ha acompañado a los peregrinos desde el siglo XVI. Un camino de fe y comunión fraterna, hecho de oración, cantos y reflexiones sobre la vida cristiana, con actividades de grupo, catequesis y testimonios, ayudados por un librito de meditaciones para una profundización espiritual a la luz del carisma de la unidad. El nutrido grupo que adhirió a la propuesta estaba compuesto por jóvenes de lenguas inglesa, húngara, holandesa, italiana, alemana, rumana, coreana, española y árabe.
Todo el “viaje” se basó en 4 ideas clave: peregrinación (un camino), puerta santa (una apertura), esperanza (mirar hacia adelante) y reconciliación (construir la paz).
“Esperanza” es la palabra que se transmite en el testimonio de Samaher, joven siria de 28 años: “Los años de mi infancia han sido dolorosos, oscuros y solitarios. La casa no era un lugar seguro para una niña por los conflictos, y ni siquiera la sociedad, por el bullying. Afrontando todo sola, sin poderlo compartir con nadie, llegando a intentos secretos de suicidio por la fuerte depresión y el miedo. El Evangelio me cambió, después que la vida dentro de mí se había apagado y todo se había vuelto oscuro… me devolvió la luz”.
Las catequesis se llevaron a cabo en el Focolare meeting point a cargo de Tommaso Bertolasi (filósofo), Anna Maria Rossi (lingüista) y Luigino Bruni (economista). “Una mirada que parte del amor y suscita amor, ¿no es acaso el rostro más concreto de la esperanza?” es la pregunta provocatoria dirigida por Anna Maria Rossi a los jóvenes peregrinos.
José, un joven de 18 años de Panamá, lo confirmó en el testimonio que compartió a propósito del período de su enfermedad: “Mi experiencia demuestra que, cuando pones en práctica el arte de amar que consiste en ver a Jesús en todos, amar a todos, amar a los enemigos, amar como a ti mismo, amarse recíprocamente…, no sólo cambia tu vida, sino que también cambia la de los demás. Justamente este arte de amar, que muchos han compartido conmigo, ha creado un equilibrio tan fuerte que me ha ayudado a no derrumbarme en los momentos difíciles, sosteniéndome y reforzándome a través de cada obstáculo con el que me encontré”.
También Laís de Brasil no escondió los retos que encontró al separarse sus padres: “Hubo momentos en los que no entendía por qué vivían separados y deseaba que estuvieran nuevamente juntos. Sin embargo, cuando tuve una mayor conciencia de lo que había pasado entre ellos, les pude plantear preguntas sinceras, y ninguno de los dos me ocultó la verdad. Ello me ayudó a aceptar la realidad de nuestra familia. Hoy tienen una relación de amistad y eso para mí es un ejemplo de madurez, perdón y amor verdadero, que va más allá de las dificultades y los errores. Recomenzar es posible cuando nos ponemos realmente en juego”.
El papa León, en varios momentos hizo intervenciones y saludos fuera de programa, como cuando, en la misa de bienvenida, quiso hacerse presente en la conclusión recorriendo, a bordo del “papamóvil” la Plaza San Pedro y la via della Conciliazione, repleta de jóvenes, para saludarlos. Hablando espontáneamente dijo: «Esperemos que todos ustedes sean siempre signos de esperanza (…) Caminemos juntos con nuestra fe en Jesucristo y nuestro grito tiene que ser también para la paz del mundo”.
Luego, el sábado 2 de agosto, mientras la naturaleza regalaba un magnífico atardecer, respondiendo a las preguntas de los jóvenes en Tor Vergata volvió a remarcar su llamado: “Queridos jóvenes, ¡quiéranse entre ustedes! Quererse en Cristo. Saber ver a Jesús en los demás. La amistad puede cambiar realmente el mundo. La amistad es un camino hacia la paz ”. Y luego agregó: “Para ser libres, hay que partir del cimiento estable, de la roca que sostiene nuestros pasos. Esta roca es un amor que nos precede, nos sorprende y nos supera infinitamente: es el amor de Dios. (…) Encontramos la felicidad cuando aprendemos a donarnos nosotros mismos, a donar la vida por los demás”. Indicó luego el camino para seguir a Jesús: “¿Quieren ustedes encontrarse verdaderamente con el Señor Resucitado? Escuchen su palabra, que es Evangelio de salvación. Busquen la justicia, renovando la forma de vivir para construir un mundo más humano. Sirvan al pobre, dando testimonio del bien que quisiéramos siempre recibir del prójimo”.
En la Misa del domingo el papa León XIV les dijo a los jóvenes que estamos hechos “para una existencia que se regenera constantemente en la donación, en al amor. Y así aspiramos continuamente a un “algo más” que ninguna realidad creada nos puede dar; sentimos una sed grande y ardiente a tal extremo, que ninguna bebida de este mundo puede saciar”. Y concluyó la homilía con una apremiante invitación: “Queridísimos jóvenes, nuestra esperanza es Jesús. (…) Aspiren a cosas grandes, a la santidad, en cualquier lugar en donde se encuentren. No se contenten con algo menos”.
Saludándolos al final, definió estos días como “una catarata de gracia para la Iglesia y para el mundo entero”. Recordando una vez más su grito por la paz: “Estamos con los jóvenes (…) de todas las tierras ensangrentadas por las guerras. (…) Ustedes son el signo de que un mundo distinto es posible: un mundo de fraternidad, en donde los conflictos se afrontan no con las armas sino con el diálogo”.
Un compañero a tu lado
Se concluye la experiencia única e irrepetible del Jubileo de los Jóvenes 2025. En este increíble viaje hemos: caminado, cantado, caminado, bailado, disfrutado, caminado, rezado, reído y caminado… arrastrados por una meta común y muchos compañeros de viaje. Sí, porque más allá del programa estupendo que nos enriqueció cultural y espiritualmente, quedará para siempre impresa en nuestros ojos la imagen de miles de chicos como nosotros que caminaban. Quizá si les hubiéramos preguntado a algunos de ellos cuál era su meta, habrían respondido algo como: “Estamos yendo a la iglesia de Santa María la Mayor” o bien “Estamos yendo a descansar finalmente”, pero estoy convencido de que si hubiéramos preguntado cómo lo estaban haciendo, habrían contado con los ojos llenos de energía sobre las canciones que cantaron, sobre los chicos con quienes hicieron amistad y sobre la plenitud de espíritu que este caminar les regaló. En el fondo, para nosotros el Jubileo ha sido eso, un camino como ningún otro, en una ciudad como
ninguna otra, en donde se unen sueños, esperanzas, alegrías y dolores de un mar de personas, en donde si caminas solo, tienes de todos modos un compañero a tu lado, en donde el mundo es al mismo tiempo minúsculo e inmenso, en donde todo grita Unidad. Volvemos a casa con un recuerdo que no se borrará fácilmente, el recuerdo de un Mundo Unido en el que nos tomamos de la mano y caminamos, con la cabeza bien alta y el corazón lleno de un espíritu más grande.
La alegría de los primeros cristianos (como por otra parte la de los cristianos de todos los tiempos y de todos los siglos, cuando el cristianismo se vive radicalmente), la alegría de los primeros cristianos era una alegría realmente nueva, desconocida hasta entonces. No tenía nada que ver con la risa, con la euforia, con el buen humor. Ni ─como diría Pablo VI─ tenía nada que ver con «la alegría exaltante de la existencia y de la vida», con «la alegría tranquilizadora ─ continuaría ─ de la naturaleza y del silencio». (…) Aunque todas ellas sean hermosas…
La de los primeros cristianos era distinta: era una alegría parecida a la embriaguez que invadió a los Discípulos cuando vino el Espíritu Santo.
Era la alegría de Jesús. Porque Jesús, así como tiene su propia paz, tiene su propia alegría.
Y la alegría de los primeros cristianos, que brotaba espontánea del fondo de su ser, saciaba completamente su ánimo.
Ellos habían encontrado realmente eso que necesita y va buscando el hombre de ayer, de hoy y de siempre. Habían encontrado a Dios. Habían encontrado la comunión con Dios. Y esto los saciaba completamente y los llevaba a la realización. Eran hombres auténticos.
De hecho, el amor la caridad, con la cual Cristo, a través del bautismo y de los demás sacramentos, enriquece el corazón de los cristianos, se puede comparar a una planta. Cuanto más hunde sus raíces en el terreno, es decir, cuanto más se ama al prójimo, tanto más crece la planta, es decir, el tallo. O sea, cuanto más se ama al prójimo, más el corazón se inunda de amor a Dios. Este amor, esta comunión no es algo en lo que se cree solamente por fe, sino que es una comunión experimentada. Y esto es felicidad, es la felicidad: se ama y nos sentimos amados.
Esta era la alegría de los primeros cristianos, esta era la felicidad de los primeros cristianos, de grandes y jóvenes como ustedes, que después se manifestaba en forma de jubilosas liturgias maravillosas y rebosantes de himnos de alabanza y de acción de gracias.
Con motivo del Jubileo de los Jóvenes, del 29 de julio al 1 de agosto de 2025, los jóvenes del Movimiento de los Focolares ofrecen una propuesta a sus compañeros peregrinos que llegarán a Roma: ¡cuatro días de espiritualidad, intercambio, testimonios, oraciones, catequesis, alegría y caminar juntos!
Una oportunidad única para emprender un camino por lugares llenos de historia y espiritualidad, con muchas personas que se encontrarán en el camino, para crecer en la fe y la esperanza.
Cada día se propone una palabra clave, una etapa con un momento de reflexión y oración, una profundización espiritual vinculada al carisma de la unidad con testimonios y cantos, para vivir el Jubileo de los Jóvenes como un viaje basado en cuatro ideas clave: peregrinación (un camino), puerta santa (una apertura), esperanza (mirar hacia adelante) y reconciliación (hacer la paz). Para quienes lo deseen, habrá catequesis en el punto de encuentro Focolare meeting point a cargo de Tommaso Bertolasi (filósofo), Anna Maria Rossi (lingüista) y Luigino Bruni (economista).
La Peregrinación a las siete Iglesias
Esta oferta propone una ruta que sigue un itinerario histórico que ha acompañado a los peregrinos desde el siglo XVI: la Peregrinación a las Siete Iglesias, ideada por San Felipe Neri. Un viaje de fe y comunión fraterna, compuesto de oración, cantos y reflexiones sobre la vida cristiana.
Las etapas de esta peregrinación recorren siete lugares símbolo de Roma: la Basílica de San Sebastián, la Basílica de San Pablo Extramuros, la Basílica de Santa María la Mayor, la Basílica de San Pedro, la Basílica de San Lorenzo, la Basílica de la Santa Cruz de Jerusalén y la Basílica de San Juan de Letrán. 20 km de recorrido total, una experiencia vivida durante siglos por miles de jóvenes y adultos. Además, se prevé participar en los grandes eventos del Jubileo de los Jóvenes: el momento de reconciliación en el Circo Máximo, los encuentros con el Papa León XIV durante la vigilia y la misa final en la explanada de Torvergata, sede de la vigilia y la misa de los Jóvenes en el Jubileo del año 2000. Quienes puedan quedarse unos días más, el 4 de agosto podrán visitar el Centro Internacional de los Focolares en Rocca di Papa (Roma).
Hay muchos eventos para vivir el Jubileo, descubrir Roma y vivir juntos un momento de fe y espiritualidad. Durante el itinerario, los jóvenes recibirán una Credencial del Peregrino: en cada iglesia visitada, podrán describir, con una sola palabra, lo que experimentaron o lo que les impactó. Al final, tendrán un recuerdo único de esta experiencia.
Del 30 de mayo al 1 de junio, según el calendario de grandes acontecimientos del Jubileo de la Esperanza 2025, está previsto el Jubileo de las familias, de los niños, de los abuelos y de los ancianos; y del 28 de julio al 3 de agosto el Jubileo de la Juventud. Serán dos grandes eventos que reunirán a miles de personas de todo el mundo en Roma.
Para esta ocasión, el Movimiento de los Focolares propone algunos itinerarios para profundizar en la espiritualidad de la unidad y en la vida de algunos testigos de la esperanza. En particular, para los jóvenes se ha creado un recorrido por etapas a través de Italia titulado Jóvenes y Santidad. Para conocer más detalles entrevistamos a Paola Torelli y Lais Alexandre Pessoa de los Centros Juveniles del Movimiento.
Empecemos por el Jubileo de los jóvenes: ¿cómo surgió la idea del camino “Jóvenes y Santidad”?
El Jubileo de los jóvenes es una oportunidad única para emprender un camino, tanto físicamente en Roma como en otros lugares jubilares alrededor del mundo. Este viaje no es sólo un viaje a través de lugares, sino sobre todo una experiencia de encuentro con Dios y con tantos testigos de la esperanza, cuya vida puede ayudarnos a crecer en la fe y en la esperanza. De aquí nace la idea de Jóvenes y Santidad, para todos los jóvenes que participarán en el Jubileo de los jóvenes a finales de julio, ofreciendo un camino, acompañados de testigos de esperanza.
¿Cuáles son las propuestas del Movimiento de los Focolares?
Génova paraconocer a los dos amigos Alberto Michelotti y Carlo Grisolia, hoy Siervos de Dios. (info@albertoecarlo.it)
Loppiano (Florencia), en la ciudadela internacional de los Focolares, para conocer testigos de la esperanza hoy. (accoglienza@loppiano.it)
Asís para descubrir el testimonio de vida de San Carlo Acutis, que será canonizado el 27 de abril de 2025 en el contexto del Jubileo de los adolescentes. (Programma ospitalità giovani)
Roma para un recorrido por etapas en torno a cuatro palabras clave del Jubileo: Peregrinación y Profesión de Fe, Puerta Santa, Esperanza, Reconciliación. El recorrido se realizará a lo largo del itinerario de las Siete Iglesias, acompañado de un itinerario espiritual.
4 de agosto, visita al Centro Internacional de los Focolares (Rocca di Papa). Será posible participar en una visita guiada para profundizar en el carisma de la unidad y en la historia de la fundadora Chiara Lubich, cuyo cuerpo está enterrado allí. (accoglienza@focolare.org)
¿Se puede elegir sólo una etapa o es un único camino que incluye todas las etapas mencionadas?
Las etapas propuestas son independientes, cada grupo o persona puede elegir cuales realizar o, si es posible, realizar el recorrido completo. Para cada etapa se encuentran disponibles contactos de referencia para el programa y visitas.
¿Hay otras propuestas para los jóvenes?
En Roma, cada mes en el Focolare Meeting Point se realiza el evento titulado Llamados a una única esperanza – Jóvenes en camino. Con diversos Movimientos y Asociaciones que han aceptado la invitación, ofrecemos la oportunidad de alimentar y fortalecer la “esperanza” con intercambios de testimonios, reflexiones, silencio, oración. Es una experiencia de conocimiento recíproco. Preparar estos eventos junto con otros Movimientos y Asociaciones nos hace crecer y ser cada vez más Iglesia.
Pasamos ahora al Jubileo de las familias, de los niños, de los abuelos y de los ancianos, a finales de mayo: ¿qué propone los Focolares?
Habrá dos eventos programados para el viernes 30 de mayo. Son cursos interactivos para conocer el Jubileo de la Esperanza para familias con niños y adolescentes hasta 12 años, con reflexiones y juegos adecuados a esa edad. La primera tendrá lugar en el Centro Internacional de los Focolares donde también se podrán visitar varios lugares significativos, entre ellos la casa donde vivió Chiara Lubich y la capilla donde está enterrada junto a los cofundadores del Movimiento. El segundo evento tendrá lugar en Roma en varias iglesias y lugares significativos, comenzando desde el Focolare Meeting Point.