El Movimiento Político por la Unidad junto con la ONG New Humanity, expresiones ambas del Movimiento de los Focolares, con el apoyo de Porticus, promueven el proyecto político que lleva como título “Una humanidad, un planeta: liderazgo sinodal”. Dirigido a jóvenes entre los 18 y los 40 años con experiencia en representación política, liderazgo gubernamental o en los movimientos sociales, el programa ofrece formación académica, mentoring (mentoría) personalizado y un hackathon en Roma con expertos internacionales.
Objetivo: reforzar la participación de los jóvenes políticos en los procesos de advocacy político a nivel global, a través de un itinerario de reflexión y acción colaborativa entre líderes socio-políticos, generando una red global de jóvenes líderes provenientes de los distintos continentes. Un reto para superar las actuales crisis (sociales, ambientales, políticas y económicas) y ser una contribución en la creación de una red de liderazgo para la generación y el desarrollo de estrategias políticas a nivel internacional.
El programa comenzará a finales de abril de 2025, la fecha última para la presentación de las solicitudes es el 31 de marzo, tendrá la duración de dos años y será totalmente gratuito. Están previstos aportes de prestigiosas instituciones académicas y ONG internacionales. La implementación será mixta, de manera presencial y online, a través de módulos interactivos con expertos provenientes de todo el mundo, entre los cuales importantes líderes políticos y docentes de reconocidas universidades. Está en programa un evento de una semana en Roma –del 6 al 12 de octubre de 2025– con huéspedes de nivel internacional, para crear juntos propuestas de acciones de colaboración a nivel global con la finalidad de resolver los actuales retos sociales, ambientales y económicos.
El idioma no debería ser un obstáculo, ya que en los encuentros sincronizados habrá traducciones en castellano, portugués, francés, inglés, italiano u otros idiomas según las exigencias.
¿Qué ofrece el programa?
Es un proceso de acción colectiva global que integra formación, relaciones, instrumentos y encuentros. Ofrece experiencias e herramientas para aumentar la calidad de la política y así mejorar la incidencia en la transformación social. Están previstos espacios de formación y construcción colectiva de conocimientos, con intercambio con docentes y expertos internacionales, además de espacios de reflexión entre los participantes. Los jóvenes intervinientes estarán acompañados siempre por un mentor con experiencia política para mejorar su propio proyecto político en un ámbito social, económico y ambiental, y serán integrados –a partir del segundo año– a una red global de 600 jóvenes líderes provenientes de los diferentes continentes.
A la conclusión se les entregará un diploma formal que certifica la participación en el programa.
En este año dedicado al Jubileo de la Esperanza, los Gen4 de Roma – los niños del Movimiento de los Focolares – han iniciado un camino por etapas para profundizar en la historia del cristianismo y entender cómo vivir el Jubileo en su ciudad que acoge a millones de peregrinos de todo el mundo. Las etapas se refieren a las basílicas vaticanas en Roma: San Pedro, San Juan de Letrán, San Pablo Extramuros, Santa María la Mayor. Como guía buscaron la ayuda del Padre Fabio Ciardi, OMI, profesor de teología espiritual y autor de numerosos libros y publicaciones.
Primera etapa: Basílica de San Pedro
En octubre de 2024, dos meses después del inicio del Jubileo, 33 niños y otros tantos adultos, antes de entrar en la Basílica de San Pedro, pudieron vivir la experiencia de una realidad muy especial, situada junto a la residencia donde se aloja el Papa Francisco. Es el Dispensario de Santa Marta, un lugar donde el Evangelio se hace carne cada día y se manifiesta a través de la ayuda a cientos de madres y niños. Una oportunidad para explicar a los Gen4 cómo pueden vivir concretamente el Jubileo ayudando a los demás.
“Se trata de un auténtico centro médico familiar, que inició esta obra de atención a los niños pobres y a sus familias en 1922 – explica el padre Fabio -. Hoy son más de 400 los niños que, junto con sus madres, son atendidos gratuitamente por unos sesenta médicos voluntarios. “Se trata en su mayoría de personas sin permiso de residencia y sin asistencia sanitaria”. Consultas ginecológicas y pediátricas, pero también visitas al dentista para personas sin techo.
El padre Fabio luego vincula su relato con la historia de San Pedro a través de algunos dibujos. Los niños escuchan en solemne silencio su voz a través de los auriculares: “Jesús encuentra a Simón el pescador y le invita a seguirlo. «Ven conmigo», le dice, «te haré pescador de hombres». Y le da un nombre nuevo, lo llama Pedro, que significa roca, porque quiere edificar sobre él su Iglesia”. Y mientras continúa la historia, nos trasladamos a la basílica para orar ante la tumba de San Pedro. “Pedro llegó a Roma. Cuando Nerón quemó la ciudad culpó a los cristianos y Pedro fue asesinado en el circo del emperador Calígula que Nerón había restaurado… y finalmente la tumba de San Pedro en su basílica”. Hay una atmósfera de recogimiento entre los Gen4, a pesar de la gran afluencia de turistas en esta tarde de sábado romano. Dirigiéndonos hacia la Puerta Santa se camina descubriendo algunas obras de arte. “Esta Virgen era muy querida por Chiara Lubich”, dice el padre Fabio en la nave derecha: “cada vez que venía a la basílica se paraba aquí para rezar a María”.
La etapa en San Juan de Letrán
Llega así la segunda etapa en enero de 2025. Esta vez el grupo es más numeroso: 140 personas, incluidos 60 niños, siempre bajo la guía experta del padre Fabio, se reunieron para descubrir la Basílica de San Juan de Letrán, llena de sorpresas y tesoros vinculados a la historia del cristianismo. Atentos y curiosos, con los auriculares puestos, durante poco más de dos horas los Gen4 permanecieron escuchando el intenso relato del Padre Fabio.
Gen4 en San Juan de Letrán Gen4 en San Juan de LetránGen4 en San Juan de Letrán
“Ha sido bonito contar la historia del obelisco, explicar el significado del claustro – escribe el padre Fabio en su blog -, ha sido bonito contar las historias de San Juan Bautista y San Juan Evangelista y dejar que los niños fueran y descubrieran sus estatuas en la basílica. Ha sido bonito mostrar la antigua silla del Papa y la actual, en la que se sienta para tomar posesión de su cargo. Ha sido hermoso señalar las reliquias de la mesa en la que Jesús celebró la Última Cena y aquella en la que Pedro celebraba aquí en Roma. Ha sido bonito cruzar juntos la Puerta Santa… Ha sido bonito estar con los niños y contarles cosas bonitas…”
Los niños ya han construido una relación especial con el padre Fabio. Caminan junto a él en la basílica, le estrechan la mano, le hacen preguntas para aprender más. “Pero, ¿cómo es el Paraíso?”, pregunta un Gen4. “Imagina un día de escuela con muchas tareas. Cuando terminas, vuelves a casa y la encuentras hermosa, acogedora, cálida, con tus padres, abuelos, amigos que te dan alegría y atención. Te sientes feliz en ese momento, ¿verdad? Y así es el Paraíso: un lugar donde te sientes bien, ¡donde te sientes como en casa!”. Esta etapa también termina. Regresamos a casa felices y conscientes de que el Jubileo debe ser para nosotros un momento para dar esperanza y felicidad a los más desfavorecidos, a nuestros pobres, a los que sufren.
El viaje sigue, pero las buenas oportunidades se renuevan con las otras generaciones.
A la espera de continuar este viaje con los Gen4, los Gen3 (40 adolescentes), los Gen2 (30 jóvenes) y un grupo de adultos, fascinados por la experiencia positiva que los niños estaban viviendo con el Padre Fabio, quisieron hacer el mismo itinerario, siempre guiados por él.
“Primero los niños, luego los adolescentes, luego los jóvenes y los adultos. San Juan de Letrán, San Pedro, San Pablo y Santa María la Mayor. Así vivo y hago vivir el Jubileo”, escribe el padre Fabio en su blog. “Hablo de historia, de arte, de espiritualidad, porque todo está entrelazado, lo humano y lo divino, el pasado y el presente. Son monumentos vivos, que después de cientos de años siguen hablando y siguen contando cosas siempre bellas”.
Gen 2 en San Pablo ExtramurosGen 2 en San Pablo ExtramurosGen 2 en San Pablo Extramuros
Y los jóvenes agradecieron al Padre Fabio “por haber preparado nuestros corazones para tan bella experiencia, nos ayudó a recorrer juntos esta etapa del Año Santo, con profundidad e ironía. “Nos gustó mucho el ambiente que has conseguido crear, despertando en nosotros el deseo de visitar juntos otros lugares romanos importantes para los primeros cristianos y el deseo de profundizar en el significado de ser peregrinos en camino hacia la meta del Paraíso”.
El martes 4 de marzo se ha inaugurado el 17º año académico del InstitutoUniversitarioSophiaen Loppiano (provincia de Florencia, Italia). La ceremonia se llevó a cabo en el Aula Magna del Instituto, en presencia de toda la comunidad académica y de una representación de la rica red de relaciones y colaboraciones que el Instituto Universitario Sophia, en estos 17 años de vida, ha sabido establecer con las Instituciones, con las otras Universidades y las realidades del tercer sector.
Intervinieron: el Rector Declan O’Byrne; el Gran Canciller del Instituto, S. E. Mons. Gherardo Gambelli, Arzobispo de Florencia; la Vice Canciller, la Doctora Margaret Karram, Presidente del Movimiento de los Focolares, el obispo de Fiesole (Italia), S. E. Mons. Stefano Manetti; el alcalde de Figline e Incisa Valdarno, Valerio Pianigiani; Paolo Cancelli, director de la Oficina para el desarrollo de la Pontificia Universidad Antonianum; Marco Salvatori, Presidente del Centro Internacional de Estudiantes ‘Giorgio La Pira’.
Momento central de la ceremonia fue el discurso inaugural, que tuvo como título “Diálogo, religiones, geopolítica” desarrollado por Fabio Petito, Profesor de Relaciones Internacionales y Director de la Freedom of Religion or Belief & Foreign Policy Initiative en la Universidad de Sussex, como así también coordinador científico del Programa Religiones y Relaciones Internacionales del Ministerio de Relaciones Exteriores italiano y del ISPI (Instituto para los estudios de Política Internacional). Petito hizo hincapié en que actualmente, “lareligión parece formar parte e incluso estar, a veces, en el centro del actual escenario de inestabilidad y crisis internacional”. Sin embargo, aunque se trate de un fenómeno menos visible en su globalidad , “no se puede negar que en el último cuarto de siglo ha habido un significativo crecimiento del esfuerzo de los representantes de las comunidades religiosas por responder a la violencia y a las tensiones políticas, a través de iniciativas de diálogo y colaboración interreligiosa”. De esa forma Petito subrayó la importancia de que lugares como el Instituto Universitario Sophia pueden llegar a tener al profundizar y difundir la cultura del encuentro y “hacer florecer pequeñas semillas de esperanza y frutos de unidad y fraternidad humana”.
Prof. Fabio Petito
En el característico estilo de Sophia, que es una comunidad académica y un laboratorio de vida, formación, estudio e investigación, tras el discurso de apertura hubo un momento de diálogo, moderado por el periodista y vaticanista Andrea Gagliarducci (Eternal Word Television Network y ACI Prensa). Participaron en él como protagonistas el Gran Canciller Mons. Gherardo Gambelli, en su primera visita al Instituto, la Vice Gran Canciller Doctora Margaret Karram y seis estudiantes de la Universidad.
El diálogo, a partir de las historias personales de los jóvenes provenientes de Tierra Santa, Filipinas, Argentina, Kosovo, Sierra Leona y Perú, tocó temas de importancia global y de candente actualidad: el valor de la diplomacia desde abajo para la resolución de los conflictos y búsqueda de la paz; el compromiso por una economíamás justa y equitativa, con la experiencia de la Economy of Francesco; el rol de los jóvenes del Mediterráneo en la construcción de una cultura del encuentro; el valor de la
reconciliación y del diálogo interreligioso, en particular entre cristianos y musulmanes con la experiencia sophiana de Wings of Unity; las esperanzas de los jóvenes africanos comprometidos en el proyecto Together for a New Africa, para el cambio y el bien común de su continente; las inquietudes y las fragilidades de los jóvenes en busca de una vocación y realización en el mundo globalizado.
La inauguración del año académico 2024-25 ha puesto de manifiesto, una vez más, la capacidad de esta aún pequeña realidad académica de formar jóvenes preparados para afrontar la complejidad del mundo actual, en una perspectiva trans-disciplinaria y de trabajar en sinergia con especialistas de varios campos e Instituciones para promover en lo concreto de la vida social el diálogo entre las culturas, dando impulso al crecimiento interior, intelectual y social de las personas en una dinámica de reciprocidad.
Declaraciones
El Gran Canciller del Instituto, S. E. Mons. Gherardo Gambelli, Arzobispo de Florencia: “Entre los objetivos del Instituto se encuentra el de “promover en lo concreto de la vida social el diálogo entre las culturas, dando impulso al crecimiento interior, intelectual y social de las personas en una dinámica de reciprocidad”. Varias palabras-clave surgen en este proyecto: promoción, vida social, diálogo, crecimiento interior, intelectual y social, reciprocidad. Términos todos dirigidos hacia el crecimiento personal, haciendo que cada uno sea capaz no sólo de saber habitar de una manera digna el “nosotros” de la comunidad en la que está insertado, sino también de sentirse cada vez más habitado por ese “nosotros” al que pertenece. Un “nosotros” que no quiere contraponerse a un hipotético “ustedes”, sino que se vuelve capaz día tras día de abrazar todo lo que se presenta con el rostro del otro, del distinto, del descartado”.
La Vice Gran Canciller, Doctora Margaret Karram, Presidenta del Movimiento de los Focolares: “Es importante que en una institución como la nuestra se ponga de relieve el diálogo y el rol de las religiones en la actual situación mundial, en la que – como estamos viendo en estos últimos días– personas y pueblos corren el riesgo de hundirse en la desorientación y el abatimiento. […] También el Instituto Universitario Sophia, en cuanto ‘casa’ de una cultura basada en el Evangelio, está comprometido con y en la Iglesia a brindar respuestas y orientaciones a la luz del Carisma de la unidad. Nos corresponde ahora a nosotros la tarea de ir adelante con valentía y comprometernos a fin de que se reconozca aún más el aporte de este Instituto Universitario para la promoción de la cultura de la unidad que contribuye a construir la paz y la fraternidad entre personas y pueblos”.
Declan O’Byrne, Rector del Instituto Universitario Sophia: “Juntos, como comunidad académica unida por un ideal común, sigamos construyendo Sophia como un faro de sabiduría y unidad en el panorama de la educación superior. Que nuestro compromiso colectivo pueda seguir iluminando las mentes, inspirar los corazones y transformar la sociedad, paso a paso, hacia esa civilización del amor a la que todos aspiramos”.
Valerio Pianigiani, alcalde de Figline e Incisa Valdarno: “Frente a divisiones y violencias que no pueden dejarnos indiferentes, el saber, el conocimiento, la tolerancia y la comprensión del mundo que nos circunda pueden ser el antídoto contra la brutalidad y las divisiones. Un puente que ayuda a la comprensión del otro, en la óptica de trabajar todos juntos y de comprometerse por un bien común. Doy las gracias a los que trabajan en este Instituto con pasión y compromiso día a día, para cultivar mentes cada vez más conscientes, aquí también, en Figline e Incisa Valdarno, una comunidad que crece firmemente en el valor de la paz, de la solidaridad y del diálogo”.
Stefano Manetti,obispo di Fiesole: “El compromiso de dialogar y comunicar con todos acorta las distancias, elimina las marginaciones, se vuelve un signo de esperanza evangélico que necesitamos muchísimo. Por ello, les deseo a los docentes y a los estudiantes que sigan rescatando a los últimos, a través del regalo de las relaciones y la compartición de los temas culturales, para seguir siendo ‘ángeles de la esperanza’ para todos aquellos con quienes ustedes se encuentren en su camino”.
Paolo Cancelli, director de la Oficina para el desarrollo de la Pontificia Universidad Antonianum: “Estamos convencidos de que debemos trabajar juntos en la cultura del diálogo como camino, en la colaboración común como conducta, en el conocimiento recíproco como método y criterio. […] Debemos poner en el centro la humildad, la vocación de estar el servicio de un proceso en el que tenemos una certeza: nadie se salva solo. Y justamente en esa lógica, que es la de la sinfonía de las diversidades, ha llegado el momento de poner en el terreno nuestros talentos, nuestras emociones, nuestras voluntades, para construir la que es la oportunidad de un futuro distinto. Un futuro en el que la fraternidad y la armonía puedan de alguna manera acompañarnos en esa sinfonía de las diversidades que hacen auténtica la misión universitaria. Creo que a nivel académico y a nivel científico, ésta se realiza si hay una acción inter y trans-disciplinaria. Delante de nosotros tenemos un poliedro de complejidad y no podemos resolver situaciones solos, desde una única materia. Necesitamos la idea de estar juntos”.
Marco Salvadori, Presidente del Centro Internacional de Estudiantes ‘Giorgio La Pira’: “Con gran alegría les traigo el saludo del Centro Internacional de estudiantes ‘Giorgio La Pira’. La inauguración de un nuevo año académico siempre es un momento de gran entusiasmo y reflexión. Es la oportunidad de mirar hacia adelante, de recoger los retos y de dar nuestro aporte a la construcción de un mundo más justo y sustentable a través del estudio, el compromiso y la dedicación. Lo que hoy celebramos no es sólo el comienzo de un nuevo año académico, sino también la posibilidad de aprender, de crecer juntos y construir vínculos duraderos entre culturas y generaciones. Entonces, les deseo a todos, particularmente a los jóvenes estudiantes, un año rico de descubrimientos y de crecimiento personal y profesional”.
Marta, Lina, Efi y Moria, cuatro mujeres, focolarinas, que en su vida recorrieron distintos caminos y que ahora coincidieron entre sueños, realidad y ofrecimiento para trasladarse desde los focolares precedentes, a Chimaltenango para empezar la experiencia de una convivencia en una ciudad donde pobreza, interculturalidad y fracturas entre etnias son pan cotidiano.
Chimaltenango es una ciudad de Guatemala, distante 50 km. de la capital, a 1800 metros sobre el nivel del mar. Casi 120.000 habitantes de 23 pueblos indígenas distintos que se han ido congregando allí por la supervivencia económica.
“Yo estuve muchos años en Argentina -comienza Efi, originaria de Panamá-. Después estuve algunos años en México y poco antes de la pandemia llegué a Guatemala donde estuve solo 3 meses y tuve que partir para Panamá para acompañar a mi mamá que enfermó y luego falleció”. Fue un año que sirvió también para replantearme muchas cosas, hacer un balance de lo vivido hasta entonces y renovar la elección de la donación a Dios hecha años atrás”. Regresó a Guatemala con este proyecto en Chimaltenango.
“Crecí en un ambiente rural, con gente muy simple y mi sueño fue siempre hacer algo por los más humildes -afirma Efi-. Aquí la pobreza es muy grande. Y también están las comunidades indígenas, hay gente que ha conocido la espiritualidad del Movimiento y que por la pandemia y la realidad social en la que viven han quedado al margen”.
Lina, es guatemalteca, de origen maya, kaqchikel. Explica que una de las fracturas más evidentes es entre indígenas y mestizos (también llamados “ladinos” en Guatemala, englobando a todos los que no son indígenas). No existen relaciones fraternas, no hay diálogo. “Para mí -dice-, siempre fue un objetivo lograr superar esa fractura. Desde el momento en que tuve el primer contacto con los Focolares, pensé que esta es la solución para mi cultura, para mi pueblo, para mi gente”. Recuerda el momento en diciembre de 2007, cuando al finalizar el período de formación saludó a Chiara Lubich, diciéndole “Yo soy indígena y me comprometo a llevar a mi pueblo kaqchikel esta luz. Yo sentía que era un compromiso expresado frente a ella, pero hecho a Jesús”. De regreso a Guatemala se dedicó con esmero a acompañar a las nuevas generaciones siempre con la mirada puesta en generar vínculos de unidad tanto en las comunidades indígenas como en la ciudad.
Moria, Lidia, Marta, Lina, EfiLina visita a una familiaCon un grupo en el focolar
Marta también es guatemalteca. Mestiza. En sus primeros años de focolar también pudo dedicarse a difundir el carisma de la unidad en las comunidades indígenas. Más tarde tuvo que ocuparse de gestionar el Centro Mariápolis, la casa para encuentros en la ciudad de Guatemala. Trabajo intenso durante 23 años y vio desarrollarse el proceso de la reconciliación nacional y de la reivindicación de los pueblos indígenas, ya que las distintas comunidades indígenas elegían al Centro Mariápolis como lugar de encuentro. Se trasladó un período a México para reconstituirse después de tanta entrega. En ese tiempo se hablaba de identidad. Y la pregunta surgió espontáneamente “¿Yo qué identidad tengo? ¿Cuáles son mis raíces?”. La respuesta la encontró en la Virgen de Guadalupe que, que cuando se apareció en México en 1531, se mostró en el poncho de Juan Diegocon características somáticas típicas de los pueblos nativos americanos. “Para mí era entender que yo era mestiza como ella, que tiene las dos raíces y que puede dialogar tanto con uno como con el otro”.
Moria, que es de Chimaltenango, por motivos de salud vive con su familia y forma parte del focolar lo mismo que Lidia, focolarina casada que vive en la ciudad de Guatemala.
Historias que se entretejen hasta llegar a instalarse en esta ciudad que reúne tantas proveniencias, muchas culturas en una única cultura. “Nuestro deseo es estar con la gente, acercarnos”. “En las cosas simples, de cada día -dice Efi-, ese saludo, esa sonrisa, ese detenerse, estar con esa señora que no sabe ni siquiera hablar en español porque hablan su lengua y no nos entendemos”, y cuenta: “un día necesitaba comprar un pan. Voy al mercado y están las vendedoras sentadas sobre una esterilla de mimbre. Si quiero entrar en diálogo con ella me pongo al mismo nivel, me agacho, y como es un lugar de comercio trato de ser honesta con ella”.
“Desde que llegamos nos hemos propuesto volver a tomar contacto con las personas que conocieron la espiritualidad de la unidad en algún momento -interviene Lina- visitarlos en sus casas, siempre llevando algo, una fruta, por ejemplo, como se hace en estos pueblos ”. De ese modo, se crea un círculo de reciprocidad y se acercan al focolar. La casa se llena de voces de las mamás con sus niños, también jóvenes y a veces algún papá que se anima y las acompaña. Y así, sin buscarlo, se va creando la comunidad en torno a este novel focolar en el corazón de la cultura indígena de Guatemala.
Jesús desciende de la montaña tras una noche de oración y elige a sus discípulos. Al llegar a una llanura les dirige un largo discurso que comienza con la proclamación de las Bienaventuranzas.
En el texto de Lucas, a diferencia del Evangelio de Mateo, son solo cuatro y se refieren a los pobres, los que tienen hambre, los que sufren y los afligidos, con el añadido de otras tantas advertencias a los ricos, los hartos y los arrogantes [1]. Jesús convierte esta predilección de Dios por los últimos en su misión cuando, en la sinagoga de Nazaret [2], afirma que está lleno del Espíritu del Señor y que trae a los pobres la buena nueva, la liberación a los cautivos y la libertad a los oprimidos.
Luego continúa exhortando a sus discípulos a amar incluso a los enemigos [3]. un mensaje que encuentra su motivación última en el comportamiento del Padre celestial: “Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo” (Lc 6,36).
Esta afirmación es también el punto de partida de lo que sigue: “No juzguéis y no seréis juzgados, no condenéis y no seréis condenados, perdonad y seréis perdonados” (Lc 6,37). Luego, Jesús amonesta mediante una imagen intencionadamente disparatada:
“¿Cómo es que miras la brizna que hay en el ojo de tu hermano y no reparas en la viga que hay en tu propio ojo?”
Jesús conoce nuestro corazón de verdad. ¡Cuántas veces en la vida de todos los días hacemos esta triste experiencia! Es fácil criticar –y con rigor– errores y debilidades en un hermano o en una hermana, sin tener en cuenta que de ese modo nos atribuimos una prerrogativa que corresponde solo a Dios. La cuestión es que para “sacarnos la viga“ del ojo nos hace falta esa humildad que nace de ser conscientes de que somos pecadores que necesitan continuamente del perdón de Dios. Solo quien tiene la valentía de darse cuenta de su propia “viga“, de aquello de lo que tiene que convertirse, podrá entender sin juzgar y sin exagerar las fragilidades y flaquezas propias y de los demás.
Sin embargo, Jesús no invita a cerrar los ojos y dejar correr las cosas. Él quiere que sus seguidores se ayuden mutuamente a avanzar por el camino de una vida nueva. También el apóstol Pablo pide con insistencia que nos preocupemos de los demás: de corregir a los indisciplinados, confortar a los pusilánimes, sostener a los débiles y ser pacientes con todos[4]. Solo el amor es capaz de un servicio semejante.
“¿Cómo es que miras la brizna que hay en el ojo de tu hermano y no reparas en la viga que hay en tu propio ojo?”
¿Cómo poner en práctica esta Palabra de Vida?
Además de lo que ya hemos dicho, empezando por este tiempo de Cuaresma, podemos pedirle a Jesús que nos enseñe a ver a los demás como Él los ve, como Dios los ve. Y Dios ve con los ojos del corazón, porque su mirada es una mirada de amor. Luego, para ayudarnos mutuamente, podríamos restablecer una práctica que fue determinante para el primer grupo de chicas de los Focolares en Trento.
“En los inicios –cuenta Chiara Lubich a un grupo de amigos musulmanes– no siempre era fácil vivir la radicalidad del amor. […] También entre nosotras y en nuestras relaciones podía depositarse algo de polvo, y la unidad podía languidecer. Esto ocurría, por ejemplo, cuando nos dábamos cuenta de los defectos e imperfecciones de los demás y los juzgábamos, de modo que la corriente de amor recíproco se enfriaba. Para reaccionar ante esta situación se nos ocurrió un día sellar un pacto entre nosotras, y lo llamamos ‘pacto de misericordia’. Decidimos, cada mañana, ver nuevo al prójimo con el que nos encontrásemos –en casa, en clase, en el trabajo, etc.– y no recordar en absoluto sus defectos, sino cubrirlo todo con el amor. […] Era un compromiso fuerte, que asumimos todas juntas y que nos ayudaba a ser siempre las primeras en amar, a imitación de Dios misericordioso, el cual perdona y olvida” [5].
Augusto Parody Reyes y el equipo de la Palabra de vida
[5] C. LUBICH, «El amor al prójimo», Charla con un grupo de musulmanes, Castel Gandolfo 1-11-2002. Cf. El amor recíproco, Ciudad Nueva, Madrid 2013, pp. 109-110.