Movimiento de los Focolares
El Gen Rosso en Mongolia

El Gen Rosso en Mongolia

Casi 9.000 kilómetros de distancia desde Loppiano (Italia), sede del grupo internacional Gen Rosso. Por primera vez la banda ha aterrizado en Mongolia, el país del Asia Oriental encerrado entre Rusia y China. Ha sido por una invitación del Prefecto Apostólico Cardenal Giorgio Marengo, que guía la joven y ferviente Iglesia católica de Mongolia (son alrededor de 1.500 los bautizados sobre una población de tres millones y medio de habitantes), como una etapa de preparación de las comunidades al Jubileo de la Iglesia Católica de 2025. “Una Iglesia joven, hecha de jóvenes, que necesita un lenguaje joven para hablarle a la gente –así se expresaba el Cardenal–. Crecí con los cantos del Gen Rosso. Luego, una persona me propuso que los contactara para hacerlos venir aquí a Mongolia. Lo pensé como una oportunidad de realizar una animación misionera al estilo del Gen Rosso, que es adecuado especialmente para una realidad como Mongolia, en donde la Iglesia está en sus comienzos. El lenguaje del arte, de los textos del Gen Rosso tienen un horizonte muy amplio y por lo tanto me pareció una ocasión de oro”.

Del 23 de noviembre al 2 de diciembre de 2024 el Gen Rosso se reunió con algunos centenares de personas, sobre todo jóvenes que participaron en varios talleres de diferentes disciplinas artísticas – danza hip hop, broadway, party dance y canto coral– para terminar con un concierto que se llevó a cabo el uno de diciembre en la capital Ulan Bator.

“Hemos pensado en hacer un concierto ‘participado’ al que han aportado incluso los jóvenes del lugar con quienes nos hemos encontrado los primeros días de nuestra permanencia en Mongolia –la banda nos cuenta–. ¿Cuál es el objetivo? Favorecer el intercambio cultural entre los jóvenes y prepararlos para ser animadores con todos nosotros del concierto del 1 de diciembre. Hemos cantado principalmente en inglés, algo en italiano y por lo menos una estrofa de la canción “Esperanza de paz” (Hopes of Peace) en idioma mongol. El deseo ha sido el de ser un aporte a la promoción de una cultura de paz y fraternidad, fundada en los valores de la compartición y la unidad”.

En la agenda un programa intenso: los encuentros con los niños del orfanato, con los que no tienen una morada fija y con algunas familias nómades. “Una gran emoción poder estar con ellos, cantar las canciones junto con los niños, dar esperanza a esas personas, pero también conocer su cultura y sus tradiciones” –comentan Emanuele Chirco y Adelson Oliveira del Gen Rosso–. Luego, se realizó un encuentro con jóvenes artistas del lugar para promover, a través de la música y el arte, una cultura de paz y fraternidad. De hecho, la banda, nacida en el año 1966 en Loppiano por inspiración de Chiara Lubich, fundadora del Movimiento de los Focolares, difunde justamente esos valores a través de la música. Antes de regresar, el Gen Rosso fue recibido también por la Embajadora de Italia en Mongolia, doctora Giovanna Piccarreta.

El viaje del Gen Rosso fue una etapa importante para la comunidad local. Aquí en 2002, cuando el Papa Juan Pablo II erigió la Prefectura, la Iglesia mongol contaba con poco más de un centenar de fieles y pocos religiosos y sacerdotes. El Cardenal Giorgio Marengo llegó en 2003 como misionero de la Consolata. La comunidad de los creyentes sigue creciendo poco a poco. En 2023 fue el histórico viaje del Papa Francisco para llevar un mensaje de esperanza.

“Ha sido una hermosa experiencia de amistad con el Gen Rosso, en donde se sentía ese común denominador que es Jesús que nos une –comenta el Cardenal Marengo al finalizar la gira–. Enseguida nos hemos sentido en sintonía. Conservo en mi mente también la belleza de ver que los varios miembros de la banda se relacionan entre ellos con una atención fraterna. Y la certeza de que cuando subieran al escenario, ofrecerían una experiencia de belleza, de profundidad para que las personas reflexionaran”.

Lorenzo Russo

Para informaciones y próximos encuentros con el Gen Rosso: www.genrosso.com

La ONG New Humanity presenta las propuestas del Genfest en el Foro Global de la UNAOC

La ONG New Humanity presenta las propuestas del Genfest en el Foro Global de la UNAOC

En un mundo marcado por guerras, crisis y polarización, el diálogo y la cooperación siguen siendo los únicos caminos hacia la paz. Con esta convicción, la ONG New Humanity ha adherido al Foro Global de la Alianza de Civilizaciones de las Naciones Unidas (UNAOC) que convocó a su Grupo de Amigos en Cascais, Portugal, del 25 al 27 de noviembre. Con el tema “Unidos en la paz, restaurar la confianza, remodelar el futuro – Reflexionar sobre dos décadas de diálogo por la humanidad”, el evento reunió a diversas partes interesadas, incluidos líderes religiosos, académicos, jóvenes, medios de comunicación y representantes de la sociedad civil. Entre los participantes de alto perfil se encontraban António Guterres, Secretario General de las Naciones Unidas, Marcelo Rebelo de Sousa, presidente de Portugal, el Rey Felipe de España, varios ministros de Asuntos Exteriores en ejercicio y ex primeros ministros de países europeos.

La ONG New Humanity del Movimiento de los Focolares y miembro del Consejo Asesor multirreligioso de UNAOC subrayó el compromiso de la organización para promover una sociedad justa y unida, donde las religiones sean espacios de encuentro y colaboración. Arraigada en décadas de iniciativas de base, New Humanity conecta la acción local con la diplomacia internacional para abordar los desafíos globales y promover la paz. Esta participación subrayó la importancia de los esfuerzos multilaterales para restablecer la confianza y remodelar un futuro de armonía y colaboración entre las instituciones internacionales, las organizaciones religiosas y el sector privado.

Durante el Foro Global, Ana Clara Giovani y André Correia, representantes de los jóvenes del Movimiento de los Focolares, junto con Maddalena Maltese, principal representante de la ONG Nueva Humanidad en Nueva York, presentaron el documento “Juntos para cuidar – Por nuestra familia humana y nuestra casa común”. Este documento representa un compromiso de Jóvenes por un Mundo Unido (Y4UW) con el Pacto para el Futuro, aprobado por las Naciones Unidas el pasado mes de septiembre.

En el Genfest 2024, un encuentro de 4.000 jóvenes de todo el mundo celebrado en Brasil, se lanzaron ocho centros de innovación para promover la unidad de la familia humana y el cuidado de nuestra casa común. Las ocho Comunidades del Mundo Unido han consolidado y desarrollado propuestas y proyectos inspirados en la espiritualidad de la unidad del Movimiento de los Focolares, en línea con los principios de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos Humanos y el Pacto para el futuro de las Naciones Unidas. Estas iniciativas se concentran en áreas como el desarrollo sostenible, la acción por el clima, la promoción de la paz y los derechos humanos, el diálogo intercultural, la cohesión social y el empoderamiento de la juventud.

Estos proyectos y propuestas forman el núcleo del documento presentado en Cascais. Se abrió con una carta al Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, reconociendo sus incansables esfuerzos para apoyar la paz y el desarrollo sostenible. Las propuestas clave incluyen el establecimiento de un Foro Juvenil de Alto Nivel para integrar las perspectivas de los jóvenes en la toma de decisiones global y los preparativos para el 80º aniversario de las Naciones Unidas y la COP 30, mostrando soluciones lideradas por jóvenes para la sostenibilidad urbana y la salud climática.

Presentado a Miguel Ángel Moratinos, Alto Representante de UNAOC, y a Felipe Paullier, Alto Representante para los Asuntos de la Juventud, el documento obtuvo una entusiasta respuesta. Ambos líderes reconocieron las contribuciones de larga data de New Humanity y expresaron interés en analizar más a fondo las propuestas. Este compromiso destacó el papel central de los jóvenes en la formulación de políticas para un futuro justo y sostenible, fortaleciendo el vínculo entre las acciones de base y la diplomacia internacional.

Para ampliar el alcance y la eficacia de este trabajo, los Embajadores del Mundo Unido, una red de jóvenes, desempeñarán un papel clave al conectar iniciativas de base con instituciones internacionales como las Naciones Unidas, asegurando que las acciones locales tengan eco a nivel mundial.

New Humanity continúa su compromiso de conectar iniciativas de base con organizaciones relevantes, llevando a cabo su misión de promover la hermandad, el diálogo y el desarrollo sostenible. Las relaciones formadas durante el Foro Global de UNAOC serán cruciales para fortalecer el impacto de nuestros proyectos y amplificar las voces de los jóvenes de todo el mundo.

Ana Clara Giovani y Maddalena Maltese

Para descargar el documento, en inglés, haga clic en la imagen

7 de diciembre: donación y luz

7 de diciembre: donación y luz

(…) Hoy, mirando hacia atrás, podemos comprender qué podía decirnos, hace varios decenios, ese 7 de diciembre de 1943, año del nacimiento de nuestro Movimiento; afirma que un carisma del Espíritu Santo, una nueva luz, descendió esos días a la tierra; una luz que en la mente de Dios tenía que saciar la sed abrasadora de este mundo con el agua de la Sabiduría, calentarlo con el amor divino y hacer nacer así este pueblo nuevo, alimentado por el Evangelio. Esto, ante todo.

Pero como Dios es concreto en su manera de obrar, proveyó inmediatamente a asegurase el primer ladrillo para el edificio, esta Obra que le iba a ser útil para realizar sus planes. Y pensó en llamarme a mí, una chica como cualquiera. Y de allí nació mi consagración a El, mi “sí” a Dios que muy pronto fue seguido por muchos otros “sí” de jóvenes, mujeres y hombres.

Por eso aquel día nos habla de luz y de entrega a Dios de algunas criaturas, como instrumentos en sus manos para sus fines.

Luz y entrega de sí a Dios, dos palabras extremamente útiles en aquel tiempo de desorientación general, de odio recíproco, de guerra. Tiempo de tinieblas, en el que Dios parecía estar ausente del mundo con su amor, con su paz y guía, y parecía que nadie se interesara por Él.

Pero luz y entrega a Dios son dos palabras que también hoy el Cielo quiere repetirnos, cuando en nuestro planeta se prolongan tantas guerras. (…)

Luz que significa Verbo, Palabra, Evangelio, aún tan poco conocido y, sobre todo, demasiado poco vivido.

Chiara Lubich
(Conversazioni, Città Nuova, Roma 2019, p. 665)
Foto: © Archivio CSC Audiovisivi

¡Adelante siempre!

¡Adelante siempre!

La noticia de la muerte del obispo Christian Krause me llegó justo en el momento en que estaba empezando una conferencia por zoom con los obispos de varias Iglesias amigos del Movimiento de los Focolares, de quienes el obispo Christian ha sido un fiel compañero de viaje por muchos años. Desde hace un tiempo sabíamos que sus condiciones de salud se habían agravado y rezábamos por él; por lo cual fue espontáneo rezar juntos un “Padre nuestro”, agradeciendo a Dios por su presencia profética y alentadora en medio de todos nosotros. Era un hombre con un gran corazón y de amplios horizontes.

Habría mucho para decir sobre el obispo Christian. Mientras escribo este texto tengo delante de mí una fotografía en donde se ven el Cardenal Vlk de Praga (República Checa), el Cardenal Kriengsak de Bangkok (Tailandia), el Doctor Mor Theophilose Kuriakose de la Iglesia Siro-ortodoxa Malankara (India), se me ve a mí, católico, y al obispo Christian Krause mientras caminamos hacia el centro de la ciudad de Lund (Suecia), vestidos con nuestros atuendos eclesiásticos. Estábamos yendo a una ceremonia en la Catedral, que marcó el comienzo del 500° aniversario de la Reforma protestante. El encuentro ecuménico, cuya anfitriona fue la Federación Luterana Mundial (LWF) y con la presencia del Papa Francisco, fue la primera vez que católicos y luteranos conmemoraron juntos la Reforma a nivel global.

La foto me recuerda la simpatía con la que el obispo Christian llamaba a los obispos de las varias Iglesias amigos de los Focolares, “obispos coloreados”. Era un apasionado de la experiencia de la variedad y de la diversidad en la unidad, inspirada por un carisma y por una espiritualidad de la unidad y sostenida por el Movimiento de los Focolares, un movimiento al que en muchas ocasiones él puso de relieve por su aspecto prevalentemente laico. Nuestros ornamentos coloreados eran un signo exterior que indicaba la riqueza más profunda del intercambio de dones que hemos experimentado en el diálogo de la vida que los obispos de las varias Iglesias han emprendido a partir del año 1982 y que el obispo Klaus Hemmerle y Chiara Lubich han iniciado, con el apoyo del Papa Juan Pablo II.

Si bien él conocía a los Focolares desde la década de 1980 gracias a los contactos con el obispo Klaus Hemmerle, el encuentro con Chiara Lubich del 31 de octubre de 1999 fue para él un momento especial. Un encuentro que tuvo lugar en el contexto de lo que sin duda fue un hito fundamental de su vida: la firma, en nombre de la LWF, de la Declaración conjunta sobre la doctrina de la justificación con la Iglesia católica romana, justamente ese 31 de octubre, en la ciudad de Augsburgo, Alemania. A lo largo de todos estos años, el obispo Krause nos contó muy a menudo de ese evento, resaltando su importancia como documento firmado antes de entrar en el siglo XXI. Pero le gustaba también recordar que justamente en esa ocasión, por la tarde, un grupo de focolarinos y responsables de Movimientos y comunidades, evangélicos y católicos, se reunió en la ciudadela focolarina de Ottmaring y lanzó el proyecto “Juntos por Europa”. El encuentro con Chiara Lubich, ese día, le abrió un camino en una experiencia ecuménica que él comprendió –quizás más que muchos de nosotros– como algo rico de posibilidades e implicancias proféticas.

Cuando fui consagrado obispo en el año 2013, empecé a tener un mayor contacto con el obispo Christian en el ámbito de los obispos de varias Iglesias amigos del Movimiento de los Focolares. Después de Lund nos encontrábamos todos los meses a través de tele-conferencias online. Los encuentros con Christian siempre nos abrían los horizontes, porque le gustaba ver las cosas en el cuadro general. Su sentido del humorismo se manifestaba en el brillo de sus ojos y en su sonrisa amable.

El obispo Christian Krause era un apasionado de la Iglesia, de la unidad de la Iglesia y de la necesidad de dar pasos hacia adelante. Para él, la vida no consistía en estar quietos. Y si queremos mejorar el futuro, ¡tenemos que estar dispuestos a desarmar el presente! En el caso de los obispos amigos de los Focolares, el obispo Christian siempre nos exhortó a ampliar el círculo y a comprometernos a promover lugares de diálogo vivo con los obispos de las varias Iglesias del Sur del mundo. Se alegró mucho cuando, en el mes de septiembre de 2021, durante la pandemia Covid, conseguimos organizar un encuentro online para 180 obispos de 70 Iglesias de todo el mundo. Fue un maravilloso encuentro de tres días.

Recientemente fui a visitar al obispo Christian en la residencia de salud adonde se había trasladado en las últimas semanas de vida. Tuvimos una conversación que recordaré por mucho tiempo. Me habló de su gratitud por el encuentro con el carisma de los Focolares, por el apoyo y la amistad que había experimentado. Habiendo crecido en la tradición del “despertar” (pietista), el encuentro con el Movimiento se encontraba en la línea de su personal convicción de la necesidad de la piedad, de la espiritualidad.

No ocultó su dolor por el hecho de que a veces pareciera que el mundo hubiera perdido la dinámica visionaria de la esperanza de los años de la década de 1960, cuando la misión mundial y los horizontes de la paz se presentaban muy auspiciosos. Era doloroso para él también el hecho de que aún no le fuera posible recibir la comunión en la Iglesia católica.

Sin embargo me contó de un acontecimiento en la década de 1990 cuando Chiara Lubich no se encontraba bien de salud. Mientras estaba en una reunión con el Cardenal Miloslav Vlk, éste lo invitó a ir con él y llamar por teléfono a Chiara. Debía ser simplemente una breve llamada. Por ello, para no alargar la conversación, el obispo Christian le preguntó a Chiara: “¿Tienes alguna consigna para nosotros?”. Chiara no dudó un momento y respondió: “¡Adelante siempre!”. Christian quedó muy impresionado.

“Adelante siempre” ha sido el estímulo que el obispo Christian siempre nos ha aportado. Hablándome de su preparación a la muerte, manifestó su fuerte fe con la que solía mirar el futuro, incluso la muerte, con esperanza. Compartió conmigo la oración que tomó de una conocida poesía de Dietrich Bonhoeffer que era fuente de inspiración para él en ese último tramo de vida: “Cobijados maravillosamente por las fuerzas de la bondad, miremos con confianza lo que puede venir: Dios está con nosotros por la noche y por la mañana, y sin duda en cada nuevo día”.

Monseñor Brendan Leahy
Obispo de Limerick (Irlanda)

Foto: © Caris Mendez – CSC audiovisivi e Vatican Media – Encuentro de obispos de distintas Iglesias (Septiembre 2021)

«Nada es imposible para Dios» (Lc 1, 37).

«Nada es imposible para Dios» (Lc 1, 37).

En el relato de la Anunciación, el ángel Gabriel visita a María de Nazaret para darle a conocer los planes de Dios sobre ella: concebirá y dará a luz un hijo, Jesús, que «será grande y será llamado Hijo del Altísimo» [1]. Este episodio sigue la estela de otros eventos del Antiguo Testamento que llevaron a mujeres estériles o muy ancianas a nacimientos prodigiosos, cuyos hijos habrían de desarrollar una tarea importante en la historia de la salvación. Aquí, aunque María quiere adherirse con plena libertad a la misión de convertirse en la madre del Mesías, se pregunta cómo podrá suceder, siendo ella virgen. Gabriel le garantiza que no será obra de hombre: [2] «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra»[3]. Y añade:

Esta certeza, que significa que ninguna declaración o promesa de Dios quedará incumplida –pues no hay nada imposible para Él–, se puede formular también de este modo: nada es imposible con Dios. De hecho el matiz del texto griego –con, o cerca de o junto a– ilumina su estar cerca del hombre. Es al ser humano o a los seres humanos, cuando están junto a Dios y libremente se adhieren a Él, a los que nada les es imposible.

«Nada es imposible para Dios».

¿Cómo poner en práctica esta palabra de vida? Ante todo, creyendo con gran confianza que Dios puede actuar incluso dentro y más allá de nuestras limitaciones y debilidades, así como en las condiciones más oscuras de la vida.

Esa fue la experiencia de Dietrich Bonhoeffer, que, durante la reclusión que lo llevaría al suplicio, escribe: «Debemos sumergirnos una y otra vez en el vivir, hablar, actuar, sufrir y morir de Jesús para reconocer lo que Dios promete y cumple. Es cierto […] que para nosotros ya no hay nada imposible, porque nada hay imposible para Dios; […] es cierto que no debemos pretender nada y que sin embargo podemos pedirlo todo; es cierto que en el sufrimiento se oculta nuestra alegría y en la muerte nuestra vida… A todo esto Dios dijo sí y amén en Cristo. Este sí y este amén son el terreno firme en el que nos mantenemos»[4].

«Nada es imposible para Dios».

Cuando tratamos se superar la aparente «imposibilidad» de nuestra insuficiencia para alcanzar la «posibilidad» de una vida coherente, cumple un papel determinante la dimensión comunitaria, que se desarrolla allí donde los discípulos viven entre ellos el mandamiento nuevo de Jesús y así se dejan habitar, cada uno y todos juntos, por el poder de Cristo resucitado. Escribía Chiara Lubich en 1948 a un grupo de jóvenes religiosos: «¡Y adelante! No con nuestra fuerza, miserable y débil, sino con la omnipotencia de la Unidad. He constatado, palpado, que Dios entre nosotros realiza lo imposible: ¡el milagro! Si permanecemos fieles a nuestra divisa […] el mundo verá la Unidad y, con ella, la plenitud del Reino de Dios»[5].

Hace años, cuando estaba en África, muchas veces me encontraba con jóvenes que querían vivir como cristianos y me hablaban de las muchas dificultades que encontraban cada día en su entorno para permanecer fieles a los compromisos de la fe y a las enseñanzas del Evangelio. Hablábamos de ello durante horas, y al final siempre llegaban a la misma conclusión: «Solos es imposible, pero juntos podemos». Lo garantiza el propio Jesús cuando promete: «Donde están dos o tres reunidos en mi nombre (en mi amor), ahí estoy yo en medio de ellos» [6]. Y con él todo es posible.

Augusto Parody Reyes y el equipo de la Palabra de Vida


Fotos: ©Sammmie – Pixabay

[1]Lc 1, 32.
[2] Ibid, 35.
[3] Ibid, 37.
[4] D. BONHOEFFER, Resistenza e resa, San Paolo, Cinisello Balsamo 1988, p. 474. Dietrich Bonhoeffer (1906-1945) fue un teólogo y pastor luterano alemán, protagonista de la resistencia al nazismo.
[5] C. Lubich, Lettere dei primi tempi. Città Nuova, Roma 2010, p. 164.
[6] Cf. Mt 18, 20.