Esta mañana, mientras estaba comprando en el supermercado, pasé junto a un carrito grande donde una empleada estaba apilando cajas y vi que dos de ellas estaban en el suelo.
Temiendo haberlas dejado caer sin darme cuenta, me disculpé, luego recogí las cajas y las coloqué en el carrito.
La empleada me agradeció y me dijo que no me preocupara. Luego, haciendo un comentario en voz alta, añadió: “¡La amabilidad es rara!”. Otra persona que pasaba cerca confirmó: “¡Es realmente cierto!”. Entonces la dependienta le contó, a modo de explicación, lo sucedido.
Por mi parte, estaba feliz, también porque este pequeño episodio me recordaba una frase que escuché hace algún tiempo y que me llamó la atención: nos invitaba a “sembrar amabilidad”. Me pareció una “caricia” de Dios.
G.S. – Italia (*)
Sanar relaciones
Tengo un hermano, cristiano católico, que se casó con una mujer alemana de la Iglesia Evangélica. Cuando se establecieron en Italia, la relación entre mi madre y mi cuñada no fue fácil, aunque ella no se oponía a que sus hijos fueran educados en la Iglesia católica. En cuanto a mí, traté de ser un “mediador” entre ella y mi madre. Mi cuñada también sufría por la incomprensión, que sin embargo se solucionó poco antes de la muerte de nuestra madre. Desde hace un tiempo comparto con ella diariamente, vía WhatsApp, el “pensamiento del día” que nos ayuda a vivir cada día el amor evangélico. Un día nos invitó a “ser misericordiosos”, con este breve comentario: “La misericordia es un amor que sabe acoger a cada prójimo, especialmente a los más pobres y necesitados. Un amor que no mide, abundante, universal, concreto”. Su respuesta no se hizo esperar: “Si te he hecho sentir mal en cualquier circunstancia en los últimos años, perdóname”. Sorprendida, respondí a mi vez: “Yo también me disculpo”. Y ella: “No recuerdo ningún episodio por el que deba disculparte…”.
C. – Italia (*)
Llamados y testigos
Una persona muy querida me pidió que escribiera algo sobre mi experiencia como docente para un conocido suyo de otro país que estaba haciendo un proyecto sobre educación en valores.
Entendí que era una oportunidad para transformar en testimonio y “anuncio” lo que, de alguna manera, ha sido, a lo largo de mi vida, mi respuesta personal al “llamado” a vivir según las enseñanzas del Evangelio como docente y como madre.
La redacción requirió muchas horas de escritura, borrando, corrigiendo, reescribiendo, recordando aspectos que podría agregar, eliminando otros que me parecían irrelevantes y, sobre todo, filtrando cada palabra con amor. Intenté ponerme en el lugar de la persona para quien escribía, porque, aunque no la conocía, podía amar a Jesús en ella.
Se lo envié a mi amiga, sabiendo que tal vez no era exactamente lo que necesitaba, pero dispuesta para cambiarlo todo.
Para mi sorpresa, ella respondió: “Ya envié tu carta y gustó mucho”. Sin duda, no fue la escritura en sí lo que gustó, sino la obra que Dios hizo en mí y que, compartida, puede ser una pequeña luz para los demás.
Y por supuesto, las otras cosas que necesitaba hacer en esos días fueron fáciles de solucionar, ya que hubo algunos cambios de programa que me dejaron tiempo libre para hacerlas.
Vivir la Iglesia en su dimensión comunitaria a través del método sinodal. Este es uno de los mensajes que surgieron del congreso eclesial organizado por el Movimiento de los Focolares de Italia y Albania que se celebró a principios de noviembre en el Centro Mariápolis de Castel Gandolfo, en Italia. Un evento que contó con la participación de mil personas, de diferentes edades y vocaciones, que adhieren a la espiritualidad de los Focolares, pero también representantes de otras asociaciones.
Cristiana Formosa y Gabriele Bardo, responsables del Movimiento de los Focolares en Italia y Albania, resaltaron el camino recorrido hasta ahora junto con otras realidades de la Iglesia italiana. Todo surgió de “un diálogo profundo, crecido en el tiempo, entre sacerdotes y laicos; trabajando juntos, personas de todas las ramas de la Obra de María (es decir, Movimiento de los Focolares); una valorización creciente de todos aquellos que de diferentes maneras trabajan en la iglesia local y en los organismos diocesanos y nacionales. […] Sentimos que en los últimos años esta sensibilidad dentro del Movimiento ha crecido significativamente y tanto a nivel nacional como local colaboramos mucho más con otros Movimientos y Asociaciones eclesiales”.
El primer día, el profesor Vincenzo Di Pilato, profesor de teología fundamental y coordinador académico del Centro Evangelii Gaudium, destacó (testo) la figura de María como Madre de Dios y Madre de la humanidad, resaltando la raíz trinitaria de la encarnación y la dimensión social de María.
A continuación, el cardenal Giuseppe Petrocchi ha ahondado en la realidad del ser Iglesia hoy, subrayando cómo es necesario tener una brújula de valores para entender cómo moverse, qué iglesia ser y cómo ser iglesia. Debemos estudiar y amar el contexto sociocultural del territorio en el que actuamos y mirar los signos de los tiempos: lo que el Señor nos pide hoy.
Luego, un espacio para diversas experiencias sobre proyectos educativos dirigidos a personas marginadas, sobre las nuevas generaciones, la fraternidad universal, la opción de los “pobres” por una sinodalidad inclusiva.
El segundo día estuvo enriquecido con la presencia de la Dra. Linda Ghisoni,subsecretaria del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, que trajo el saludo y el aliento del Prefecto del Dicasterio, el cardenal Kevin Joseph Farrell. La Dra. Ghisoni donó una reflexión meditativa titulada “Dimensión mariana: una Iglesia con rostro sinodal”. Recorriendo la vida de María, afirmó que también nosotros debemos “confiar en Dios que es fiel”. Nos corresponde a nosotros, lejos de cualquier triunfalismo, estar de pie ante las situaciones más duras de nuestra sociedad, de nuestra familia, de nuestro movimiento. No debemos avergonzarnos si parece que pertenecemos a un grupo de fracasados, si tenemos cobardes entre nosotros, y acoger la llamada a una generatividad siempre nueva, anunciando con cercanía, cuidado, escucha, inteligencia, atención y diálogo, que Dios es fiel, es cercano, es misericordioso”.
Y ha recordado las palabras que el cardenal Farrell dirigió al Movimiento de los Focolares en el 80° aniversario de su nacimiento: “El ideal que Chiara (Lubich) transmitió sigue siendo siempre actual, incluso en el mundo secularizado de hoy, tan diferente del de los inicios de la Obra. Vuestro carisma contiene en sí una gran carga vital, pero como suele decir el Santo Padre: ‘no es una pieza de museo… necesita entrar en contacto con la realidad, con las personas, con sus inquietudes y sus problemas. Y así, en este encuentro fecundo con la realidad, el carisma crece, se renueva y la realidad también se transforma, se transfigura a través de la fuerza espiritual que este carisma trae consigo’”.
Con Marina Castellitto y Carlo Fusco se profundizó en el tema de la vocación universal a la santidad, a través de las figuras de algunos miembros del Movimiento de los Focolares para quienes se ha iniciado la causa de beatificación.
Después la experiencia de la Semana social de los católicos italianos celebrada en Trento en julio de 2024: “Esos días fueron una experiencia de escucha y de estudio del aquí y ahora de nuestro tiempo: interrogándonos sobre nuestro ser comunidad de creyentes en el más amplio ámbito eclesial y, por tanto, comunidad política como historia y red de relaciones humanas”, afirmó Argia Albanese, presidenta del Movimiento Político por la Unidad (MPPU) Italia.
La jornada continuó con la experiencia de la Consulta Nacional de Agregaciones Laicas (CNAL) en presencia de la secretaria Dra. Maddalena Pievaioli. La Consulta es el lugar en el que viven de manera unitaria la relación con el Episcopado italiano, ofreciendo la riqueza de sus asociaciones y acogiendo activamente sus programas e las indicaciones pastorales. La esperanza es que esta realidad pueda difundirse cada vez más dentro de las Asociaciones.
Cerrando el intercambio de algunas buenas prácticas como el Centro Evangelii Gaudium, las experiencias del Movimiento Diocesano de Pesaro y Fermo y reflexiones sobre el diálogo ecuménico e interreligioso, el diálogo con personas de creencias no religiosas y el diálogo con el mundo de la cultura.
El último día contó con la participación de Margaret Karram y Jesús Morán, presidente y copresidente del Movimiento de los Focolares. Margaret narró su reciente experiencia en el Sínodo al ser convocada entre nueve personalidades en calidad de invitados especiales. “El Sínodo, con sus 368 participantes, entre obispos y laicos, entre ellos 16 delegados fraternos de otras Iglesias cristianas, nos ofreció un ejemplo perfecto de la dimensión universal de esta esperanza – afirmó Margaret –. Veníamos de 129 naciones y cada uno de nosotros era portador de nuestra propia realidad: de paz, de guerra, de pobreza, de bienestar, de migración, de alegrías y tristezas de todo tipo. Por eso diría que el primer mensaje, quizás el más importante, es la dimensión profundamente misionera del Sínodo. […] Y la primera lección que aprendimos es: caminar juntos, dar testimonio juntos, nos necesitamos unos a otros. La segunda lección fue la práctica espiritual del discernimiento que requiere: libertad interior, humildad, confianza mutua, apertura a la novedad”. (…) Nuestra responsabilidad es “ser portadores de la sinodalidad en todos los ámbitos: eclesial en primer lugar, basta pensar en cuántos de nosotros – ¡y aquí son muchísimos! – están comprometidos con su Iglesia local. Pero nosotros, miembros de la Obra de María, no podemos limitarnos sólo a este ámbito, somos un Movimiento laico y esta laicidad es imprescindible, viene del Carisma y no la podemos perder. El Sínodo ha subrayado en numerosas ocasiones que debemos ‘ampliar nuestra tienda’ para incluir a todos, especialmente a aquellos que se sienten excluidos”.
Jesús Morán realizó una meditación-reflexión sobre ser una Iglesia de esperanza hoy. “La esperanza – afirmó – nos ayuda a superar el miedo. La esperanza debe estar unida a la fe y al amor, las tres hermanas de la vida teologal. La esperanza es virtud comunitaria, nos libera del aislamiento de la angustia y nos lanza hacia el “nosotros”; un “nosotros” que se convierte en amor concreto al hermano”.
“Dar un alma a Europa”. En síntesis, es ese el objetivo de Juntos por Europa, la red cristiana que hoy agrupa a más de 300 Movimientos y Comunidades cristianas de Europa occidental y oriental. Un signo de esperanza sobre todo en tiempos de conflictos y crisis.
El 31 de octubre pasado Juntos por Europa (JpE) ha celebrado el 25° aniversario de su nacimiento. El mismo día de 1999, en Augsburgo (Alemania), tuvo lugar el evento fundador con la firma conjunta católico-luterana de la Declaración sobre la justificación que ponía fin a una profunda ruptura entre las dos Iglesias desde hacía más de 500 años. En los años sucesivos se construyó un diálogo cada vez más profundo, sobre la base del perdón recíproco, hasta llegar al evento histórico del pacto de amor recíproco (diciembre de 2001) en la iglesia luterana de Munich repleta, con más de 600 personas.
Entre los primeros promotores de la red JpE se encuentran Chiara Lubich, fundadora del Movimiento de los Focolares, Andrea Riccardi,fundador de la Comunidad de San Egidio, otros fundadores de movimientos y comunidades católicas italianas y evangélico-luteranas alemanas, decididos desde un comienzo a caminar juntos.
Este año, del 31 de octubre al 2 de noviembre más de 200 representantes de la red JpE se reunieron en Graz-Seckau (Austria), para el evento anual cuyo título era “Llamados a la esperanza”, en representación de 52 Movimientos, Comunidades y Organizaciones provenientes de 19 países europeos. Estaban presentes cristianos ortodoxos, católicos, protestantes, reformados y miembros de las Iglesias libres, líderes espirituales y laicos, autoridades civiles y políticas.
Entre ellos el Obispo Wilhelm Krautwaschl de la Diócesis anfitriona, el Obispo Joszef Pàl de la Diócesis de Timisoara (Rumania), el Copresidente del Movimiento de los Focolares Jesús Morán, Reinhardt Schink, responsable de la Alianza Evangélica en Alemania, Markus Marosch de la Mesa Redonda (Austria), Márk Aurél Erszegi del Ministerio de Asuntos Exteriores húngaro, el ex Primer Ministro de Eslovenia Alojz Peterle y el ex Primer Ministro de Eslovaquia Eduard Heger. También participó del congreso una delegación de la Interparliamentary Assembly on Orthodoxie con el Secretario General Maximos Charakopoulos (Grecia) y el Advisor Kostantinos Mygdalis.
Gerhard Pross (CVJM Esslingen), moderador de JpE y testigo del comienzo, con ocasión del 25°aniversario puso de relieve en su discurso de apertura los muchos momentos de gracia vividos en estos años. El obispo Christian Krause, que en 1999 era presidente de la Federación Luterana Mundial y fue cosignatario de la “Declaración conjunta sobre la doctrina de la justificación”, él también, a través de un mensaje, hizo hincapié en la importancia de ese itinerario recorrido en común.
“Viendo la actual situación en Europa, he llegado aquí desalentado y deprimido –afirmó uno de los presentes–, pero estos días me han devuelto el coraje y la esperanza”. En esa sintonía, una señora ucraniana dijo: “Ser embajadores de reconciliación, eso es lo que me llevo del encuentro de Juntos por Europa. Vivo en un país en guerra, en donde aún no se puede hablar de reconciliación. Pero creo que podemos ser embajadores, porque un embajador es por definición un diplomático, no impone sino que presenta y prepara… Es esta la misión que deseo llevar allí donde vivo. Intentaré hacerlo tratando de ser, como ha dicho Jesús Morán, “artesano de una nueva cultura”.
De hecho, en su discurso, Jesús Morán había afirmado: “Las cosas no cambian de un día para el otro, son importantes los artesanos, los agricultores de una nueva cultura, que con paciencia trabajan y siembran y esperan. (…) Ese “juntos” del que estamos hablando no es juntos en el sentido de una unión. A diferencia de la unión, la unidad considera a los participantes como personas. Su objetivo es la comunidad… La unidad transforma las personas involucradas, porque llega hasta su misma esencia sin atacar su individualidad. La unidad es más que un compromiso común: es estar unidos, ser “uno” en el compromiso. Mientras en la unión la diversidad es fuente de conflicto, en la unidad es garantía de riqueza. En definitiva, la unidad es algo que está más allá de los participantes; la unidad los trasciende y, por lo tanto, no está hecha por ellos, sino que ellos la reciben como un don”.
Durante el encuentro los participantes renovaron solemnemente el Pacto del amor recíproco, base del compromiso común, rezando en cuatro idiomas: “Jesús, queremos amarnos como tú nos amaste”.
El evento concluyó con la idea de poder realizar un gran evento en 2027 con el objetivo de enviar una potente señal de unidad a Europa.
“Estoy segura de que el trabajo, la vida, el amor y el sufrimiento brindarán algo positivo a Europa – escribió una señora de los Países Bajos cuando concluía la manifestación–; es muy importante ser embajadores de reconciliación. (…) Los artesanos son importantes y arrojan la semilla de la esperanza”.
La provincia española de Valencia vivió uno de los desastres naturales más grandes de su historia hace algunos días luego de que las lluvias intensas provocaran inundaciones masivas -la DANA- en ciudades y pueblos de la región el pasado 29 de octubre.
Al momento se cuentan 214 fallecidos y aun están desaparecidos 32. Se calcula que 800.000 personas, un tercio de los habitantes de la provincia de Valencia, fueron afectados. Cerca de 2000 pequeños locales comerciales fueron invadidos por el agua y el barro y han perdido todo. Los automóviles navegaban como barcos de papel por las calles amontonándose unos sobre otros. No existe todavía registro de cuántas familias han perdido la fuente de su sustento. Un gran desastre magnificado por la prorroga indefinida de obras públicas necesarias para evitar que se produzcan estas verdaderas riadas.
Un gran desastre que se complementa con una gran solidaridad. Los días siguientes, cuando las aguas empezaron a retirarse y quedaba a la vista la acumulación de barro que todo lo cubría, miles de voluntarios, en su mayoría jóvenes, llegaban a la zona del desastre caminando con palas y escobas para ponerse manos a la obra.
“Esto ha sido, está siendo todavía, una tragedia inmensa. Por encima de cualquier cosa que hubiéramos podido imaginar. No acabábamos de creer que estaba pasando”, dice José Luis Guinot, médico oncólogo y presidente de la Asociación Viktor E. Frankl de Valencia para el apoyo emocional en la enfermedad, el sufrimiento, la muerte y cualquier pérdida vital. Fue convocado por el Ayuntamiento a colaborar en un centro de atención sanitaria y de apoyo que se creó para la ocasión para “escuchar y contener a quien viene con la necesidad de contar lo que le pasó y lo que está viviendo”.
Cuenta que algunos días después, participando de la misa dominical, le provoca dolor escuchar que sólo se rece por los muertos, los afectados de la inundación, sin proponer nada más. Luego reflexiona y piensa “cuidado, no nos basta rezar, aun si hay que rezar muchísimo. Es necesario acercarse para dar una esperanza. Y ahí nosotros como cristianos, como Movimiento de los Focolares, tenemos que dar esa esperanza más allá de las cosas durísimas que vivimos. Pero juntos y unidos es como podremos ayudar a salir de esta situación”.
En uno de los pueblos afectados a una familia de los Focolares con niños pequeños se les inundó la casa. No hubo consecuencias graves, pero ya nada de lo que tenían sirve: lavadora, heladera, todos los electrodomésticos, muebles… La ayuda de las otras familias no se hizo esperar: quien le lavó toda la ropa, quien les consiguió una lavadora nueva…
Eugenio, es un miembro de los Focolares que tiene una discapacidad por poliomelitis. Durante años se ha prodigado por la Federación de Deportes adaptados de Valencia, siendo el Presidente. Tiene muchos problemas de movilidad y durante los días siguientes a la inundación estaba imposibilitado de moverse. Pero tiene a mano el teléfono y desde su casa movilizó a las asociaciones locales de discapacitados que se organizaron para la ayuda. “Nosotros tenemos que dar ideas, ayudar a crear solidaridad, a generar donación”, aclara José Luis Guinot y así estas asociaciones han conseguido sillas de ruedas para quienes tienen las suyas inutilizadas.
“Yo creo que es una alerta a toda la sociedad. Es conocido que en España vivimos un periodo de conflicto político muy polarizado – reflexiona José Luis -. Pero hay otra sociedad de personas, muchos jóvenes, que pensamos que están atados a las redes sociales, sin embargo, ahora están ahí, en el barro, y nos están pidiendo una sociedad solidaria, un mundo unido, una sociedad donde la fraternidad se entiende. Este mensaje, hasta ahora no quedaba bien con los políticos. Pero ahora nadie lo va a discutir”.
Con la comunidad de los Focolares se reunirán un próximo fin de semana, después que pasen estos días de emergencia para pensar y programar juntos cuál es el servicio que pueden brindar. Porque “en dos o tres meses lo que va a venir va a ser esa necesidad de apoyo emocional, de sentirse parte de algo, de una comunidad, o bien parte de la parroquia… Allí tenemos una tarea muy grande, de usar mucho el teléfono, de poder ir a ver a las personas, de dejar que nos cuenten, animarlas sabiendo que está siendo muy duro, pero que estamos a su lado”. Una tarea en la cual se pueden y deben involucrar todos como dice José Luis: “No te puedes mover de casa, eres anciano, tienes hijos pequeños… pero tu tienes capacidad de hablar con tus vecinos, tienes la posibilidad de llamar por teléfono y dar ánimo. Transmitir comunidad… a quien está sufriendo una pérdida de seres queridos, bienes esenciales no le voy a explicar nada, les voy a dar un abrazo y le voy a decir: vamos a ayudarte para que encuentres la fuerza de salir adelante”. .
La comunidad de los Focolares ha lanzado una campaña de recogida de fondos junto a la Fundación Igino Giordani, fondos que gestionarán localmente para la ayuda a los damnificados. Los daños y pérdidas materiales son incontables. Los sobrevivientes se han quedado sin camas, mesas, neveras, lavadoras, coches, materiales de trabajo…
Se pueden hacer aportes solidarios a través de: Fundación Igino GiordaniCaixaBank: ES65 2100 5615 7902 0005 6937 Proprietario: Fundación Igino Giordani Concetto: Emergencia DANA España Si se desea desgravar por su donación envíe sus datos fiscales ainfo@fundaciongiordani.org
Estamos en la conclusión del capítulo 12 del Evangelio de Marcos. Jesús está en el templo de Jerusalén; observa y enseña. A través de su mirada asistimos a una escena llena de personajes: gente que va y viene, encargados del culto, notables de largos ropajes, hombres ricos que echan sus magníficas ofrendas en el tesoro del templo.
Entonces se adelanta una mujer viuda; forma parte de una categoría de personas necesitadas social y económicamente. Ante la indiferencia general, echa en el tesoro dos moneditas. Pero Jesús sí repara en ella, llama a sus discípulos y les enseña:
«Esta viuda, en cambio, ha echado todo cuanto poseía, todo lo que tenía para vivir».
«Os digo de verdad…» son las palabras que introducen las enseñanzas importantes. La mirada de Jesús, concentrada en la pobre mujer viuda, nos invita a mirar en la misma dirección: ella es el modelo de discípulo.
Su fe en el amor de Dios es incondicional; su tesoro es Dios mismo. Y al entregarse totalmente a Él, desea además dar todo lo que puede para quienes son más pobres. En cierto modo, este abandonarse con confianza en el Padre es un anticipo del don de sí mismo que Jesús pronto cumplirá con su pasión y muerte. Es esa «pobreza de espíritu» y «pureza de corazón» que Jesús proclamó y vivió.
Significa «poner nuestra confianza no en las riquezas, sino en el amor de Dios y en su providencia. […] Somos “pobres de espíritu” cuando nos dejamos guiar por el amor a los demás. Entonces compartimos y ponemos a disposición de todos los necesitados lo que tenemos: una sonrisa, nuestro tiempo, nuestros bienes, nuestras capacidades. Cuando lo hemos dado todo por amor, somos pobres, es decir, estamos vacíos, somos nada, libres, tenemos el corazón puro» [1].
La propuesta de Jesús da un vuelco a nuestra mentalidad; en el centro de sus pensamientos está el pequeño, el pobre, el último.
«Esta viuda, en cambio, ha echado todo cuanto poseía, todo lo que tenía para vivir».
Esta Palabra de vida nos invita ante todo a renovar nuestra plena confianza en el amor de Dios y a dejarnos interpelar por su mirada para ver más allá de las apariencias, sin juzgar ni depender del juicio de los demás; a valorar la parte positiva de cada persona.
Nos sugiere el darnos totalmente como lógica evangélica que edifica una comunidad pacificada, porque nos empuja a cuidar los unos de los otros. Nos alienta a vivir el Evangelio en el día a día, sin alardear; a dar con abundancia y confianza; a vivir con sobriedad, compartiendo. Nos reclama prestar atención a los últimos, para aprender de ellos.
Venant, nacido y crecido en Burundi, cuenta: «En mi pueblo, mi familia podía presumir de una buena tierra y de una buena cosecha. Sabiendo que todo es providencia del cielo, mi madre recogía las primicias y las repartía puntualmente entre los vecinos, empezando por las familias más necesitadas, y a nosotros nos destinaba solo una parte de lo que quedaba. De este ejemplo aprendí el valor de dar sin interés. Así he entendido que Dios me pedía darle a Él la mejor parte, darle incluso toda mi vida».