Movimiento de los Focolares
¡No nos demos paz hasta que no hayamos logrado la paz!

¡No nos demos paz hasta que no hayamos logrado la paz!

Acabamos de escuchar historias de paz expresadas en los más variados matices: canciones, oraciones, experiencias, proyectos concretos.

Todo esto refuerza en nosotros la confianza y la esperanza de que es posible ser constructores de paz. El Papa Francisco dice que tenemos que ser cada día “artesanos de la paz”. Y para esto necesitamos perseverancia y paciencia para poder mirar con amor a todos los hermanos y hermanas que encontramos en nuestro camino.

En este Genfest hemos aprendido que la paz empieza en mí con pequeños gestos de atención a las personas, a nuestros pueblos y a la creación.

¿Entonces por dónde podemos empezar?

Lo hemos dicho varias veces en estos días: derrumbando todas las barreras que nos dividen, para vivir la fraternidad. Y esto podemos hacerlo:

  • descubriendo que nuestra humanidad común es más importante que todas nuestras diferencias;
  • – después estando dispuestos a perdonar y a hacer gestos de reconciliación. Porque perdonar significa decirle al otro: “Tú vales mucho más que tus actos”.

Y como hicimos en la primera fase del Genfest, continuemos, también cuando regresemos a casa, siendo artesanos de paz en nuestras relaciones, dando el primer paso hacia los demás. Será el amor el que nos inspire qué hacer, hacia quién dirigirnos.

Perdonemos sin esperar a que sea la otra persona la que nos pida perdón.

Que este Genfest sea el momento de nuestro SÍ A LA PAZ.

No debemos sentirnos nunca más solos: en estos días hemos visto y ciertamente experimentado la fuerza de la “unión”, Juntos.

Unámonos a todos los que viven y trabajan por la paz. Las communities que construiremos en la Fase Tres ya son un posible camino a seguir.

¡Abran los ojos a visiones de paz!
¡Hablen un lenguaje de paz!
¡Hagan gestos de paz!
Porque la práctica de la paz lleva a la paz.
La paz se revela y se ofrece a los que la realizan,
día tras día,
todas esas formas de paz de las que son capaces. (*)

Abrir, hablar y actuar.

Entonces: ¡no nos demos paz hasta que no hayamos logrado la paz!

Margaret Karram

(*) Poesía de Juan Pablo II

El Genfest 2024 concluyó su segunda fase: un sí a la paz

El Genfest 2024 concluyó su segunda fase: un sí a la paz

Iniciada el 19 de julio de 2024, la segunda fase del Genfest 2024, el evento juvenil del Movimiento de los Focolares, concluyó su programa el 21 de julio de 2024 con la celebración de la Santa Misa en la Basílica del Santuario Nacional de Aparecida, en Aparecida (São Paulo), Brasil. El evento central del Genfest, que por primera vez tuvo su versión internacional en el continente latinoamericano, reunió a unos 4.000 participantes de más de 50 países y, desde el principio, se caracterizó por una alegría contagiosa. Además, miles de personas de todo el mundo siguieron parte del programa vía streaming.

Bajo el lema “Juntos para Cuidar”, los jóvenes reunidos en el “Centro de Eventos Padre Vítor Coelho de Almeida” promovieron un intenso programa que combinó celebración, arte, creatividad y testimonio, expresión de la convicción de que la construcción de la fraternidad universal requiere iniciativas concretas para cuidar la vida en el planeta, especialmente en lo que se refiere al cuidado de las personas en diferentes condiciones de vulnerabilidad y de la naturaleza, como ha pedido insistentemente el Papa Francisco.

En la ceremonia de apertura, los jóvenes fueron recibidos por el Arzobispo de Aparecida, Mons. Orlando Brandes; el Nuncio Apostólico en Brasil, Mons. Giambattista Diquattro; el Rector del Santuario de Aparecida, Padre Eduardo Catalfo y la Presidenta del Movimiento de los Focolares, Margaret Karram, entre las personalidades presentes. El obispo Orlando Brandes leyó un mensaje enviado por el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado del Vaticano, en nombre del papa Francisco. “Seamos capaces de reaccionar con un nuevo sueño de fraternidad y amistad social que no se limita a las palabras”, dice el telegrama. En sus palabras de saludo a los jóvenes, Margaret Karram subrayó que “juntos, nuestros sueños se harán realidad”. A continuación, los jóvenes fueron recibidos por una “fiesta latinoamericana” con actuaciones artísticas típicas de distintos países. Fue una explosión de alegría que involucró a todos.

Un momento para encontrar caminos, o más bien senderos, para un mundo unido. Así comenzó la segunda jornada de esta fase del Genfest 2024. Por un lado, jóvenes de todo el mundo contaron cómo intentan construir relaciones fraternas en sus entornos. Fue el caso, por ejemplo, de Adelina, de Rio Grande do Sul (Brasil), que tuvo que hacer frente a la tragedia causada por las lluvias que azotaron su estado en mayo de 2024, y de Joseph, de Sierra Leona, que fue separado de su familia cuando era niño y reclutado por los militares que combatían a las tropas gubernamentales del país africano con actos de violencia. Momentos artísticos llamaron la atención sobre algunos de los grandes temas del mundo actual, como la ecología y la ciudadanía, mientras que spark changers, especialistas en diferentes áreas, ofrecieron al público algunas breves reflexiones que podrían provocar cambios en el mundo.

El programa del sábado también incluyó un “avance” de la Fase 3 del Genfest: se celebraron talleres sobre diferentes temas, siempre con la mirada puesta en el “cuidado” de la vida en sus diversas expresiones. Por último, un viaje alrededor del mundo con historias de realización personal o acción social, pero todas con la fraternidad como motivación para “abrazar a la humanidad e iniciar el cambio”. Concluyeron el programa del segundo día en el escenario del Genfest jóvenes de Turquía, Australia, Zimbabue, Bolivia, Italia y Colombia que contaron cómo habían afrontado o ayudado a otros a afrontar el dolor cuando éste parece quitarle sentido a la vida. Las presentaciones, sin embargo, no se limitaron a historias personales. También se presentaron en el escenario iniciativas sociales muy diversas, como Rimarishun, un proyecto de acercamiento entre diferentes culturas en Ecuador. También de Brasil fueron el Proyecto Amazonas, el Quilombo Rio dos Macacos de Salvador (comunidad afro descendientes) y la Casa do Menor, cuya coreografía recibió una standing ovation.

El programa de la jornada de clausura de la segunda fase del Genfest 2024 comenzó mirando al pasado para pensar en el futuro. Se recordaron algunos de los proyectos puestos en marcha en el último Genfest de 2018 y que ya han empezado a dar sus frutos, incluso de forma real, como es el caso de la plantación de árboles en zonas propensas a la degradación. Siguiendo el ejemplo de lo que se hizo en el último Genfest de Manila (Filipinas), se presentaron algunos proyectos que tendrán continuidad después de estas jornadas.

El primer proyecto comenzará con la tercera fase del Genfest. Se trata de las “Comunidades Mundo Unido”, que reunirán a jóvenes -incluidos los que no pudieron asistir al evento de Aparecida- en grupos por áreas de conocimiento, desde la economía al trabajo, desde la política a la ciudadanía. Los jóvenes interesados en las distintas áreas podrán unirse a estas comunidades en función de su “pasión”, como dicen los organizadores.

Una herramienta importante para la realización de estas comunidades es el Proyecto Mundo Unido. Lanzado en 2012 en el Genfest de Budapest (Hungría), se trata de hecho de un programa para difundir la fraternidad a gran escala y reunir acciones en este sentido, permitiendo compartir experiencias con muchos jóvenes de todo el mundo.

Otra acción derivada de este Genfest, pero más inmediata, es el lanzamiento de un cuestionario para recoger las propuestas de los jóvenes para el “Pacto por el Futuro”, un manifiesto que se presentará en la Summit of the Future, una cumbre internacional que organizará la ONU en septiembre de 2024.

Construir comunidades internacionales requiere diálogo. A este tema se dedicó gran parte de la sesión. Rabina Silvina Chemen y una joven líder musulmana, Israa Safieddine, contaron cómo intentan construir el diálogo.

Catorce jóvenes latinoamericanos de seis iglesias cristianas presentaron Ikuméni, un taller de buenas prácticas ecuménicas e interreligiosas. Todas estas iniciativas tienen como objetivo final la construcción de la paz, tema al que se dedicó toda la última parte del programa.

El uruguayo Carlos Palma presentó el proyecto Living Peace. Un vídeo de Chiara Lubich recordó cómo se puede construir hoy la paz: viviendo el amor mutuo.

Los jóvenes participantes en el Genfest desfilaron finalmente con banderas de todos los países pidiendo la paz en todas las naciones. En la conclusión, la presidenta del Movimiento de los Focolares, Margaret Karram, invitó a todos a ser constructores de paz, rompiendo las barreras que dividen a las personas y tomando la iniciativa de perdonar: “Que este Genfest sea un momento para decir sí a la paz”, concluyó.


Luís Henrique Marques e Airam Lima Jr.

Foto: © Imprensa Genfest 2004 – CSC Audiovisivi

Siga Genfest 2024 en directo

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Horario (Italia)

Sábado 20: de 13:45 a 15:45

de 22:00 a 24:00

Domingo 21: de 13:45 a 15:45

Montet (Suiza): se cierra la ciudadela de los Focolares

Montet (Suiza): se cierra la ciudadela de los Focolares

Un día soleado de junio de 2024, más de 400 invitados de todo el mundo fueron a Montet (Suiza) para saludar a la multicolor e internacional comunidad de los Focolares. De hecho, el centro de formación del Movimiento será cerrado y la comunidad centrará sus esfuerzos en otros centros de formación. Durante la segunda mitad del año 2024, la mayoría de los residentes abandonarán el pequeño pueblo de Suiza francófona para unirse a otras comunidades.

Los responsables del “Mariápolis Foco”, como se llama esta ciudadela, Maria Regina Piazza y Markus Näf ilustraron el camino que ha llevado a dar este paso: “Para comprender esta decisión, debemos mirar el camino que ha recorrido el Movimiento de los Focolares, considerando la disminución de las vocaciones a la vida consagrada y los desafíos de la sociedad actual en todo el mundo”. Se trata de “redistribuir fuerzas y reducir estructuras para favorecer la cercanía a las personas donde más se necesita”.

Los invitados presentes, procedentes del mundo de la política, la sociedad y las Iglesias, subrayaron cuánto la ciudadela ha moldeado e influido positivamente en el entorno: se ha difundido la paz, el sentido de comunidad, el espíritu de unidad y de fraternidad y un testimonio de amor recíproco. En total, cerca de 3.800 personas vivieron aquí a lo largo de 43 años, la mayoría adolescentes y adultos jóvenes.

En un mensaje de saludo, el Secretario General del Consejo Mundial de Iglesias de Ginebra, reverendo profesor, Dr. Jerry Pillay, agradeció las ricas experiencias ecuménicas compartidas y disfrutadas juntos durante las visitas anuales de los estudiantes a Ginebra y subrayó que “la verdadera herencia del Centro de Montet no es su estructura física, sino la comunión, las relaciones y los valores evangélicos promovidos”.

Cédric Péclard, alcalde de larga data de Les Montets, a cuyo municipio pertenece el pueblo de Montet, lamentó mucho este cierre. Sin embargo, se congratuló de que el “dado de la paz” del parque del Centro de los Focolares haya sido donado al Municipio. Esta escultura interactiva encarna y transmite valores importantes para el Movimiento de los Focolares y tiene su origen en el pueblo: un grupo de focolarinas la había creado para trabajar con los niños durante su estancia en Montet, luego “el dado” se extendió por todo el mundo. Una maqueta móvil de gran tamaño se encuentra hoy en un parque infantil del centro de Les Montets.

En su discurso, la presidente de los Focolares, Margaret Karram, presente en Montet junto con el copresidente Jesús Morán, no ocultó el dolor que supone para la comunidad internacional el cierre de este sitio. “Sentimos muy claramente que debemos mirar a la humanidad que espera el don de la paz, de la unidad y que debemos ser capaces de captar, incluso a través de las circunstancias, el deseo de Dios para nosotros y para nuestras actividades y estructuras”. La decisión de cerrar la ciudadela de los Focolares en Montet no se tomó a la ligera. “Es como presenciar la poda de un árbol que durante muchos años ha dado tantos frutos hermosos”. “Pero sabemos que nada sucede por casualidad, sino que la Divina Providencia está siempre detrás de todo”. Y animó a todos – invitados y residentes – a llevar al mundo la experiencia adquirida en Montet: “Muchos de ustedes serán destinados a otras ciudades, a otros países, a otras comunidades o volverán a sus países y llevarán dondequiera que vayan la preciosa experiencia que han vivido aquí y que, por tanto, no sólo continuará, sino que les dará una dimensión aún mayor de amor que los asombrará, porque será nueva”.

El futuro prevé la venta de la finca de 5 hectáreas. Un comité encabezado por Hugo Fasel, ex director de Cáritas suiza, supervisará la venta y garantizará que el uso futuro del inmueble esté en consonancia con los valores del Movimiento de los Focolares.

Andrea Fleming

Fuente: Fokolar-Bewegung
https://fokolar-bewegung.de/nachrichten/fokolar-zentrum-der-franzoesischen-schweiz-schliesst

Amazonia, tierra del cuidado y del futuro

Amazonia, tierra del cuidado y del futuro

Desde Santarém, tras siete horas de lancha (el medio de transporte más rápido), se llega a Juruti, en el Estado de Pará. Con orgullo, sus habitantes dicen que esta zona es el corazón de la baja Amazonia brasileña, en donde la única vía de contacto es el río Amazonas, el “río-mar”, como lo llaman los nativos del lugar. De hecho, es el primer río en el mundo por su caudal de agua y el segundo por su longitud. Este río es el que marca los tiempos, la vida social, el comercio y las relaciones entre los alrededor de 23 millones de habitantes de esa vastísima región, en donde vive el 55,9% de la población indígena brasileña. Además de ser uno de los ecosistemas más preciosos del planeta, los intereses políticos y económicos son la causa de conflictos y violencias que siguen multiplicándose día a día. Aquí, la exuberante belleza de la naturaleza es directamente proporcional a los problemas de la calidad de vida y de la supervivencia.

“Observar y escuchar es lo primero que podemos aprender en la Amazonia”, les explica Monseñor Bernardo Bahlmann O.F.M., Obispo de Óbidos, a Margaret Karram y a Jesús Morán, Presidente y Copresidente de los Focolares, quienes han llegado hasta aquí para conocer y vivir algunos días con las comunidades de los Focolares de la región. Los acompañan Marvia Vieira y Aurélio Martins de Oliveira Júnior, responsables nacionales del Movimiento, junto a Bernadette Ngabo y Ángel Bartol del Centro Internacional del Movimiento.

El Obispo habla de la cultura diferenciada de esta tierra, en donde características nativas conviven con aspectos del mundo occidental. La convivencia social presenta muchos retos, como la pobreza, la falta de respeto a los derechos humanos, la explotación de la mujer o la destrucción del patrimonio forestal. “Todo ello exige volver a pensar qué significa cuidar las riquezas de esta tierra, de sus tradiciones originarias, de la creación y de la unicidad de la persona, para encontrar, juntos, un camino nuevo hacia una cultura más integrada”.

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Es una tarea imposible si no se involucran los laicos, agrega Monseñor Ireneu Roman, Obispo de la Arquidiócesis de Santarém: “ellos son la verdadera fuerza de la Iglesia amazónica”. En sus comunidades parroquiales los catequistas son alrededor de mil y tienen en sus manos la formación cristiana, la liturgia de la Palabra y los proyectos sociales. Monseñor Roman le pide a la comunidad de los Focolares en la Amazonia que dé su aporte específico, que es “la unidad en las estructuras eclesiales y en la sociedad, porque lo que se necesita más en esta tierra es volver a aprender la comunión”.

La primera comunidad masculina del Focolar llegó de manera estable a Óbidos en 2020, a pedido de Monseñor Bahlmann y hace seis meses se abrió la comunidad femenina en Juruti. Hoy en Amazonia hay siete focolarinos, entre los cuales un médico, dos sacerdotes, una psicóloga y un economista.

“Estamos en Amazonia para sostener el gran trabajo misionera que la Iglesia lleva a cabo con los pueblos indígenas”, explican Marvia Vieira y Aurélio Martins de Oliveira Júnior. “En 2003, una de las líneas guía de la Conferencia Episcopal Brasileña era incrementar la presencia de la Iglesia en esta región amazónica, porque la vastedad del territorio y la falta de sacerdotes hacían que fuera difícil una adecuada asistencia espiritual y humana”.

Así nació el “Proyecto Amazonia” veinte años atrás, en el que miembros del Movimiento de los Focolares provenientes de todo Brasil van allí por un período, a sitios elegidos de común acuerdo con las Diócesis, con el fin de realizar acciones de evangelización, cursos de formación para familias, jóvenes, adolescentes y niños, consultas médicas y psicológicas, tratamientos odontológicos, entre otras actividades.

“Seguramente no lograremos solucionar todos los innumerables problemas de esta gente –dice Edson Gallego, focolarino sacerdote del focolar de Óbidos y párroco– pero podemos estar cerca de ellos, compartir sus alegrías y dolores. Tratamos de hacerlo desde que llegamos, en comunión con las diferentes realidades eclesiales de la ciudad”.

Las focolarinas explican que no siempre es fácil perder las propias categorías mentales: “A veces nos ilusionamos pensando que damos respuestas, pero sin embargo nosotras salimos enriquecidas de cada encuentro, por la fuerte presencia de Dios que se manifiesta en todos lados; en la naturaleza, pero sobre todo en las personas”.

En Juruti las focolarinas colaboran con las realidades de la Iglesia que desempeñan acciones de promoción humana y social. El “casulo” (capullo) Bom Pastor es una de los 24 jardines de infancia de la ciudad, con una específica línea pedagógica que forma a los niños en la consolidación de su propia cultura y tradiciones, en el sentido comunitario, en la conciencia de sí mismos y del otro. Una opción importante para una formación integral e integrada. Por otro lado, el Hospital “9 de Abril na Providência de Deus” se encuentra gestionado por la Fraternidad “São Francisco de Assis na Província de Deus”. Atiende a la población de la ciudad (alrededor de 51.000 habitantes), las localidades cercanas y las comunidades fluviales, con una particular atención al que no puede permitirse pagar los tratamientos médicos. Las Discípulas del Sagrado Corazón de Jesús, en cambio, son las animadoras del Centro de convivencia “Madre Clelia” en donde reciben a unos cien jóvenes por año, creando alternativas de formación profesional y contribuyendo al desarrollo personal, en particular de los jóvenes en situación de riesgo.

La comunidad del Focolar también actúa en sinergia con las parroquias y las organizaciones eclesiales. Encontrándose con ella, junto a otras comunidades que han llegado desde lejos, Margaret Karram agradece por la generosidad, la concreción evangélica y la acogida. Les dice: “Habéis reforzado en todos nosotros el sentimiento de ser una única familia mundial y por más que vivamos lejos los unos de los otros estamos unidos por el mismo don y misión: llevar la fraternidad allí donde vivimos y a todo el mundo”.

A través de una red de canales que se diversifican dentro de la selva amazónica, a una hora de embarcación de Óbidos, se llega al Mocambo Quilombo Pauxi, una comunidad indígena de unos mil afro-descendientes. Pertenece a la parroquia de Edson, que trata de ir por lo menos una vez al mes para celebrar la Misa y, junto con los focolarinos, compartir, escuchar y jugar con los niños. La comunidad está compuesta por unas mil personas que, por más que vivan sumergidas en una naturaleza paradisíaca, viven en condiciones especialmente desventajosas. Aislamiento, lucha por la supervivencia, violencia, falta de igualdad de derechos, de acceso a la instrucción y a los tratamientos médicos básicos, son los retos cotidianos que estas comunidades fluviales afrontan. Allí también, desde hace dos años, la diócesis de Óbidos ha puesto en marcha el proyecto «Força para as mulheres e crianças da Amazônia”. Está dirigido a las mujeres y a la infancia y promueve una formación integral de la persona en ámbito espiritual, sanitario, educacional, psicológico y de sostén económico. Una joven madre cuenta con orgullo sus progresos en la economía doméstica: “He aprendido mucho y me he dado cuenta de que tengo capacidades e ideas”.

Sin duda es sólo una gota en el gran mar de las necesidades de estos pueblos, “y es cierto –reflexiona Jesús Morán– que, solos, nosotros no solucionaremos nunca los grandes problemas sociales. Nuestra misión, aquí también en la Amazonia, es cambiar los corazones y construir la unidad en la Iglesia y en la sociedad. Tiene sentido lo que hacemos si las personas orientan su vida al bien. Ése es el cambio”.

Acoger, compartir, aprender: ésta es la “dinámica evangélica” que surge, escuchando a los focolarinos en la Amazonia, en donde cada uno y cada una se siente llamado personalmente por Dios a ser un instrumento suyo para “escuchar el grito de la Amazonia” (47-52) –como escribe el Papa Francisco en la extraordinaria exhortación post-sinodal Querida Amazonia– y para hacer crecer una “cultura del encuentro hacia una ‘multiforme armonía’”. (61).

Stefania Tanesini