“Después del Año Santo 2000, empezó la segunda “Intifada ”, los peregrinos desaparecieron. Los cristianos del lugar se han sentido abandonados. La mayor parte de ellos viven de los servicios a los peregrinos, y ahora muchas familias están al borde de la sobrevivencia. Además de la ayuda material que se da, es también un apoyo espiritual” Es lo que nos dijo el Nuncio, Mons. Pietro Sambi, de Jerusalén.
“La unidad construida entre nosotros ‘peregrinos’ y con los amigos de allí, ha sido natural y concreta desde los primeros momentos. El corazón nos decía que era necesario ir a visitarlos allí, a su tierra, para entender la necesidad que tienen de sentirnos cerca, pero entrar en contacto con este pueblo quizás nos ha servido sobre todo a nosotros, que vinimos de otras partes del globo, para aprender y para agradecer por lo que ellos viven y ofrecen por todos”.
“Caminamos por la antigua ciudad y miramos a nuestro alrededor, llenos de tantas impresiones que con dificultad logramos ordenar. Son rostros, casas, colores, perfumes, palabras y silencios, panoramas y piedras. Las piedras que pisó un hombre-Dios cuya presencia está viva más que nunca y habla a este hoy, aquí. Es verdaderamente conmovedor ver como hay quien sigue construyendo la paz partiendo antes que nada de sí mismo”. Es la lección más grande de este viaje.
Hemos sido testigos de experiencias impresionantes: desde quien ha perdido al marido, a sus hermanos, a sus hijos; desde quien cada día vive con el temor de las alcabalas, viendo que se llevan a sus seres queridos o quien ve que se le derrumba su propia casa. De quien ya no tiene ninguna certeza, sólo la de que “es dándole Amor a quien pasa al lado que se puede volver a sonreír”, “amando a ese soldado, sonriendo no obstante esa ‘falta’, ofreciendo siempre algo positivo –a pesar de las mil injusticias- incluso a quien podría ser llamado tranquilamente ‘enemigo’”. Son miles las iniciativas de solidaridad, como la oficina de copiado nacida en una aldea de los Territorios Palestinos para ofrecer nuevos lugares de trabajo.
En estos días en Tierra Santa, este amor tan radical ha llegado también a nosotros. Es muchísimo lo que nos han dado, en vida y en gestos concretos: dulces, almuerzos, visitas, fiestas, todo ha sido un acto de Amor continuo hacia nosotros”. P. B.
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