«No existe una receta para el éxito, pero hay una receta para el fracaso. La receta para el fracaso es la violencia “en el nombre de Alá”». Así empieza el fuerte llamamiento a los musulmanes europeos, escrito el día después de los sangrientos ataques de Londres y Manchester, por el Gran Muftí emérito de Bosnia Herzegovina Mustafa Ceric, presidente honorario, así como Chiara Lubich lo fue en el pasado y actualmente lo es también María Voce, de la Conferencia de las Religiones por la Paz. «Éste no es mi credo. No es el de Alá en quien creo. Mi fe no es un cuchillo, no es terror. Mi Alá es Amoroso y Misericordioso». «Confieso – afirma el Gran Muftí, distinguido entre otros, en el 2003, con el Premio Unesco por la Paz Felix Houphouet-Boigny y con el premio Sternberg del Consejo Internacional de los Cristianos y de los Judíos “por su excepcional aporte a la comprensión entre los credos”. En el 2007 recibió el Premio Theodor-Heuss-Stiftung por su aporte a la difusión y la consolidación de la democracia. En el 2008, el premio Eugen Biser Foundation por su esfuerzo en promover la comprensión y la paz entre el pensamiento cristiano y el islámico – nunca me he sentido tan confuso y tan inerme al tratar de explicar lo que está sucediendo dentro y fuera de mi comunidad de fe. Me consuelo pensando que se trata de actos de minorías extremistas, sólo un juego político de las grandes potencias para ganar la riqueza musulmana». Mustafa Ceric usa palabras fuertes: « Mi comunidad de fe tiene muchos problemas. El más grande es delegar a otros la resolución de sus problemas. En cambio, mi Comunidad de Fe (mi Umma) debe ser quien resuelva el problema dentro de sí misma, antes de poder resolver los problemas del derredor». Hay quien afirma, sostiene Ceric, que los ataques contra inocentes civiles en Manchester o en Londres son más importantes que aquellos ocurridos en Palestina, en Kabul, Mosul, Sa’an y Misurata. «No son más importantes, pero ciertamente sí más peligrosos para los musulmanes en Europa, la mayoría de ellos han escapado de los países musulmanes buscando en Europa paz y seguridad para sus hijos. La paz y la seguridad que hasta ahora habían experimentado están siendo amenazadas». Después de Manchester, sucedió lo de Londres, pero antes estuvo lo de Berlín y Zúrich «los musulmanes europeos deben ser fuertes y claros no sólo para condenar la violencia “en nombre de Alá”, sino también para adoptar medidas concretas contra el abuso del Islam en cualquier forma. Deben tener una voz clara, única e unívoca en la lucha contra la violencia perpetrada “en nombre de Alá”. No es una cuestión de buena voluntad de personas o grupos que trabajan por el diálogo interreligioso. Es una cuestión existencial del Islam y de los musulmanes en Europa». El Gran Muftí lanzó por lo tanto un llamado a los musulmanes de Europa a «reunirse inmediatamente alrededor de una “palabra común” entre nosotros y con nuestros vecinos, independientemente de su credo, raza o nacionalidad, y hacer un juramento delante de Dios, ante sí mismos y ante nuestros propios vecinos en Europa, el de amar y promover la paz, la seguridad y la cooperación así como nos obliga nuestra cultura y el credo islámico. Debemos jurar que haremos todo lo que sea necesario para combatir juntos la violencia contra personas inocentes. Nosotros, actual generación de musulmanes europeos, le debemos esto a nuestros descendientes. No debemos dejarle nuestras deudas a nuestros descendientes que no tienen la culpa». «¡No hay tiempo para titubear!» – el gran Muftí, al final de su llamamiento, expresó con vehemencia toda la esperanza y el deseo de cambio. «No hay espacio para ponerse a hacer cálculos! ¡No hay excusas para postergar, o justificaciones para esperar! ¡No hay salvación en el silencio! ¡No hay futuro para el Islam o para los musulmanes en Europa si no en la convivencia y en la tolerancia con nuestros vecinos europeos!». Lee el llamamiento completo
Hacer sentir la cercanía
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