
(C) Giancarlo Nuzzolo
Son 415 las y los Voluntarios
presentes en las Asambleas de las dos ramas del
Movimiento de los Focolares, que representan a los 23 mil miembros de todo el mundo. Se reunieron en Castel Gandolfo (Roma)
desde el 22 al 26 de octubre pasado. Se pone en evidencia su vocación específica: mientras comparten las dificultades de todos. Ellos están llamados a irradiar la luz del Espíritu en acciones concretas, preparándose constantemente a enfrentar los desafíos del presente, en todos los campos. Hacen un balance del camino recorrido en los últimos seis años, sea en el crecimiento espiritual como en las obras sociales emprendidas y en el compromiso de difundir la cultura de la fraternidad en los distintos ámbitos humanos. La voluntarias son más de 223 y los voluntarios son 162. Provienen de los cinco continentes, con 17 idiomas en traducción simultánea. Está también presente un numeroso grupo de invitados.
Entre ellos hay personas de varias Iglesias. «Es importante la presencia de ustedes que nos permite ser ecuménicos, universales en el sentido pleno» – afirmó en la inauguración de la Asamblea María Ghislandi, la responsable internacional saliente.

(C) Giancarlo Nuzzolo
El
23 de octubre – precisamente durante el desarrollo de los trabajos – es el
aniversario de los hechos de Hungría: que ocurrieron en el mes de octubre de 1956, después de la represión soviética. Pio XII respondió con la exhortación de volver a llevar a Dios en el mundo. En respuesta a este llamado, por inspiración de
Chiara Lubich nacen en el seno del Movimiento de los Focolares, los “
Voluntarios de Dios” Maria Voce los define como «una realidad concreta», poniendo en evidencia que ellos son los que llevan el Ideal de la unidad a las fábricas, a las oficinas, a las familias, a la sociedad con sus sufrimientos, con sus dolores, con las guerras. Los voluntarios se asemejan a la Eucaristía en su ser amor que se encarna. Los invitó luego a ser, junto con todo el Movimiento de los Focolares, capaces de llevar mensajes de verdad y esperanza, como lo dijo el Papa en el último Sínodo.

Maria Ghislandi, Maria Voce, Paolo Mottironi, Jesús Morán (C) Giancarlo Nuzzolo
El copresidente
Jesús Morán recordó que la peculiaridad y la belleza de los Voluntarios consiste en el ‘ser mediadores’ de la luz del Carisma de modo que ésta entre en todas las estructuras. Lo demuestran las experiencias de personas de distintos continentes y profesiones, presentes en los más diversos contextos y campos de trabajo: en la función pública, en el área empresarial, en la justicia, en las relaciones públicas, en la inmigración y acogida, en el mundo de la educación, de la legalidad.
Y agrega: «Todos estamos llamados a salir afuera, pero ustedes, por su vocación, están en la vanguardia en el llevar la dimensión del hombre-mundo que debe nacer». Lo que cuentan posteriormente las voluntarias y los voluntarios procedentes de Siria y de otros países de Medio Oriente atestigua que este tipo de “hombre-mundo”, que cree en la revolución que produce el carisma de la unidad, en cualquier situación, ya existe. Durante estos 5 días, hubo espacios para trabajar en grupo, con el objetivo de recoger las solicitudes que llegaron de las zonas y formular propuestas, sugerencias, recomendaciones para presentar en la Asamblea plenaria, en continuidad con el trabajo desarrollado en el mes de septiembre por la
Asamblea general de los Focolares.

Paolo Mottironi, Patience Mollè Lobè – (C) Giancarlo Nuzzolo
Fueron varias las temáticas en las cuales se concentran los trabajos: vocación/formación, con el compromiso en lo social, la realidad de
Humanidad Nueva, los diálogos con el mundo
ecuménico,
interreligioso, con
personas de convicciones no religiosas y con la
cultura, además de las comunidades locales.
La Asamblea de los Voluntarios reeligió para un segundo mandato a
Paolo Mottironi, de 50 años, italiano, casado con dos hijos, empleado estatal.
Las Voluntarias eligieron a
Patience Félicité Mollé Lobé, de 57 años, camerunense, viuda, ingeniera civil y comprometida en política. «En todo lo que he vivido veo – confiesa Patience- que Dios me preparaba para realizar un plan de amor que yo no conocía». Y concluye Paolo Mottironi: «Estamos escribiendo el libro de nuestra historia, con un capítulo nuevo que está a continuación de las páginas precedentes. Ayúdennos a estar cada vez más al servicio».
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