En 1967, Chiara Lubich fue invitada por el Consejo Mundial de las Iglesias a Ginebra, para compartir la espiritualidad de la unidad, la cual, durante la siguiente visita, en 1982, sería definida como “un estilo de vida ecuménico”.
De hecho, esta espiritualidad de vida ecuménica anima a los cristianos de distintas Iglesias: es “el diálogo de la vida”.
Chiara es invitada por tercera vez en 2002. El programa de charlas propuesto se convierte en una especie de “curso breve” para conocer la experiencia ecuménica del Movimiento de los Focolares.
Esta obra vuelve a recorrer aquellos días y es propuesta como la primera de una serie que ilustrará el empeño del Movimiento de los Focolares en el campo ecuménico.
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