
Evangelio vivido: los frutos llegan.
Como nos proponía la Palabra de Vida de mayo pasado, La alegría de Dios reside precisamente en estar conmigo, contigo, con nosotros todos los días, hasta la conclusión de nuestra historia personal y de la historia de la humanidad. Pero, ¿es así? ¿Es posible encontrarlo?. El ejercicio de encontrarlo donde Él está.
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