Un pueblo con una historia, un proyecto, una organización, una estructura. Y un corazón que, al igual que en el cuerpo humano, es el órgano central de todo el cuerpo.

En el corazón del Movimiento de los Focolares están aquellos que lo hicieron nacer, las focolarinas y los focolarinos, definidos en varias ocasiones por la misma fundadora como “custodios de la llama del amor de Dios y del prójimo”. Viven en pequeñas comunidades masculinas o femeninas, los focolares, dejan todo «padre, madre, hijos y campos» para seguir a Dios y ponerse completamente a disposición del Movimiento en todo el mundo. Forman parte de los focolares, en la medida que les es posible pero con igual dignidad, también las personas casadas, llamadas a una donación total a Dios aun conservando todos los compromisos y deberes de su estado.

En un Movimiento cuya naturaleza es laica, no podían faltar vocaciones que expresaran esta característica. Y si los focolarinos son también laicos, personas consagradas que trabajan y viven inmersos en el mundo, las voluntarias y los voluntarios son mujeres y hombres que han hecho propio el llamado a la santidad y el compromiso de animar y renovar el tejido social con el Evangelio, dando testimonio en el mundo familiar, profesional, político.

Parte activa del Movimiento de los Focolares son los gen, jóvenes, chicos y niños a quienes Chiara nunca ha dudado en presentar el ideal de la unidad integralmente, pidiendo y suscitando una respuesta totalitaria.

Presentes desde los inicios en Trento, están las religiosas y religiosos de diversas órdenes, desde los contemplativos a los de vida activa, de carismas antiguos y nuevos, que han acogido y hecho propia la espiritualidad de la unidad recibiendo una nueva comprensión de su fundador y convirtiéndose en instrumentos de unidad y, a menudo, de renovación dentro de sus respectivas comunidades.

También sacerdotes, diáconos y seminaristas diocesanos han asumido la espiritualidad que anima el Movimiento de los Focolares y se han convertido en promotores de diversas maneras. Hombres al servicio de todos –fue como los definió Chiara Lubich- indicando el episodio evangélico del lavatorio de los pies como modelo de su ministerio.

Y desde 1977 obispos atraídos por la espiritualidad de comunión han emprendido un camino espiritual como un aporte para realizar la “colegialidad efectiva y afectiva” con el Papa, entre ellos y con otros obispos, auspiciada por el Concilio Vaticano II y solicitada por los pontífices.

Hechos de vida

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Palabra de Vida Enero 2025

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“¿Crees esto?”
(Juan 11, 26)
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Jesús está llegando a Betania, donde Lázaro ha muerto hace cuatro días. Informada Marta, la hermana, corre esperanzada a su encuentro. Señala el Evangelio que Jesús la quería mucho, y también a su hermana María y a Lázaro[1]. A […]

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Palabra de Vida Diciembre 2024

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“No hay nada imposible para Dios”
(Lucas 1, 37)
 
Nos encontramos en la narración de la Anunciación. El ángel Gabriel va a casa de María en Nazaret para darle a conocer el plan de Dios: concebirá y dará a luz un hijo, Jesús, que “será grande y será llamado Hijo del Altísimo”[1]. El episodio se ubica entre […]

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Fiel al Ideal

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Griselda Imvinkelried, responsable del Movimiento de los Focolares en el Cono Sur, partió el lunes 11 de noviembre a la Casa del Padre de manera sorpresiva.
“Todo lo que deseen que los demás hagan por ustedes, háganlo por ellos” (Mt 7,12). Fue la premisa que encarnó desde su juventud y durante todo su camino de fidelidad […]

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