Cristianos de aproximadamente 350 iglesias y comunidades eclesiales: personas injertadas completamente en su Iglesia y al mismo tiempo, capaces de crear unidad entre cristianos de distintas iglesias; así, vive el Movimiento el ecumenismo.
La finalidad. El Movimiento quiere dar su contribución para derribar los muros que separan las Iglesias, destruyendo prejuicios y construyendo espacios, en los cuales los distintos tipos de diálogo puedan dar fruto. El ‘diálogo de la vida’ es un lugar donde los cristianos pueden testimoniar que es posible vivir juntos.
El fundamento. Está en el Evangelio vivido a la luz de la espiritualidad de la unidad. Cristianos de varias iglesias, viviendo esta espiritualidad, sienten el deseo de reconocer y profundizar el patrimonio común y valorizar las fuentes de vida espiritual, que se encuentran en las distintas iglesias. La novedad está en el hecho de que uno se siente parte de una familia, en la que los lazos están ligados al mandamiento de Jesús: “Les doy un mandamiento nuevo: ámense los unos a los otros. Así como yo los he amado, ámense también ustedes los unos a los otros. En esto todos reconocerán que ustedes son mis discípulos: en el amor que se tengan los unos a los otros” (Jn 13,34-35). Estar unidos en el amor de Cristo es un requisito para tener la presencia de Jesús entre los suyos, la característica específica de la vida ecuménica del Movimiento de los Focolares.
Una nueva vía ecuménica. A 50 años del inicio del compromiso ecuménico de los Focolares, se delineó el ‘diálogo de la vida’, como la verdadera fisonomía de la aportación que el pueblo de Dios puede dar al proceso de acercamiento entre las Iglesias, para contribuir a recomponer la plena y visible comunión entre las iglesias. Chiara constataba: “Cada iglesia a lo largo de los siglos se ha endurecido por dentro, en cierto modo, por las oleadas de indiferencia, incomprensión, incluso de odio recíproco. Es necesario, por tanto, en cada una un suplemento de amor; sería necesario, incluso que la cristiandad fuera inundada por una marea de amor” (1997, Graz – Austria).
Los frutos. Se han multiplicado en el mundo y en el tiempo; el diálogo de la vida gradualmente se ha convertido en el diálogo del pueblo. Hoy, forman parte del Movimiento de los Focolares cristianos de más de 350 iglesias y comunidades eclesiales. Entre ellos hay también obispos, que cada año se juntan para vivir juntos el Evangelio y crecer la comunión en Cristo.
Han nacido escuelas ecuménicas o cursos de formación ecuménica en Europa, en Medio oriente y en América del Norte y América del Sur.
En Ottmaring, cerca de Augsburg (Alemania), ya en 1968 nace una ciudadela ecuménica querida por parte de Focolar y de la Fraternidad de vida en común (Fraternidad evangélica que ha hecho suya la oración de Jesús por la unidad). Actualmente cerca de 120 personas habitan en la ciudadela. Su objetivo es hacer visible la unidad y decir a todos que esta realidad ya es posible, hoy, entre los cristianos de las distintas iglesias.
“Juntos por Europa”. En 1999, inicia un camino de comunión entre Movimientos y comunidades de distintas iglesias: “Juntos por Europa”. Está basado en una alianza de amor recíproco. Comienza entre ellos una colaboración a favor del bien común, en el compromiso con la defensa de la vida, de la familia, de la paz, de los pobres, de una economía justa, de la responsabilidad ambiental… Tras el ejemplo del mensaje final del convenio internacional “Juntos por Europa” el 12 de mayo de 2007 en Sttutgart (Alemania).
La historia. Este diálogo tiene su origen en el 1961 cuando en Darmstadt, en Alemania, un grupo de evangélicos-luteranos escuchó, por primera vez, a Chiara Lubich. Fueron atraídos por la propuesta , sencilla pero radical, de una vida impregnada de la Palabra de Dios. En ese mismo año, después de contactos numerosos y encuentros informales, se fundó en Roma una secretaría para el ecumenismo, llamada Centro Uno. Igino Giordani fue el primer director y siguió siéndolo hasta su muerte, en 1980.
Ya desde 1955, a través de un arquitecto suizo, el Movimiento se difundió en la iglesia reformada suiza.
Los primeros contactos con los anglicanos tuvieron lugar antes del Vaticano II. En 1966, Chiara Lubich encuentra el Primado de la Iglesia de Inglaterra Michael Ramsey. Todos los arzobispos de Canterbury, hasta el actual Rowan Williams, fomentan la difusión de la espiritualidad del Focolar en la Iglesia anglicana.
En 1967, tiene lugar el primer encuentro de Chiara con algunos dirigentes del Consejo Ecuménico de las Iglesias en Ginebra.
La historia de las relaciones fraternas entre el Movimiento de los Focolares y los ortodoxos radica en el encuentro extraordinario entre Chiara Lubich y el patriarca de Constantinopla Atenágoras I. “Era el 3 de junio de 1967 –cuenta Chiara. Me acogió como si me conociera de siempre. “La esperaba” exclamó y quiso que le contara los contactos del movimiento con los luteranos y anglicanos”.
Fueron en total 25 los encuentros de Chiara con Atenágoras I. La relación continuó después con el Patriarca Demetrio I. Y los contactos con el actual patriarca ecuménico Bartolomeo I prosiguen con el mismo espíritu de estima y amistad. Mientras tanto, la espiritualidad del Movimiento ha sido acogida también por cristianos de las Antiguas Iglesias Orientales, de este modo, el diálogo se ha desarrollado con los siro-ortodoxos, coptos, etíopes, armenos y asirios.
Contacto:
Centro “Uno” para la unidad de los cristianos
Via della Pedica 44 A
00046 Grottaferrata (Roma) – Italia
Email: centrouno@focolare.org
Tel. +39-06- 9411825
fax +39-06- 94147833