31 Dic 2011 | Palabra de vida, Sin categorizar
“Ya que ustedes han resucitado con Cristo, busquen los bienes del cielo, donde él está sentado a la derecha de Dios” Se comprende, entonces, la exhortación del apóstol: “busquen los bienes del cielo”. Es decir, traten de salir espiritualmente de este mundo, abandonen las reglas y las pasiones del mundo para dejarse guiar por los pensamientos y los sentimientos de Jesús. En efecto, “las cosas del cielo” significa la ley del Reino que Jesús trajo a la tierra y quiere ver realizada por nosotros desde ahora. ¿Cómo llevar a la práctica esta Palabra? En primer lugar, nos anima a no contentarnos con una vida mediocre, de medias tintas y componendas, y nos impulsa a encaminarla en la ley de Cristo. Nos invita a vivir y a asumir el compromiso de dar testimonio de los valores que Jesús nos trajo. En algunos casos se tratará del espíritu de concordia y de paz, en otros de servicio a los hermanos, de comprensión y de perdón, de honestidad y justicia, de corrección en el trabajo, de fidelidad, pureza y respeto por la vida. Como se advierte, la propuesta es tan amplia como la vida, pero para no quedarnos en vaguedades tratemos de poner en práctica la ley que, de alguna manera, sintetiza a todas: reconocer en cada hermano a Cristo y ponernos a su servicio. Por otra parte, ¿no es acaso lo que se nos pedirá al final de nuestra existencia? Chiara Lubich Publicación mensual del Movimiento de los Focolares Este texto fue publicado en abril de 1988
27 Dic 2011 | Cultura, Famiglie, Focolari nel Mondo, Senza categoria
Un grupo de personas que participan del Movimiento de los focolares en la ciudad de Bahía Blanca se propusieron, en 2010, replicar un proyecto que, desde hace un tiempo se viene llevando a cabo en algunas parroquias locales. Fue así que partieron de una idea simple: armar cajas con los ingredientes necesarios para preparar la cena de Nochebuena, artículos navideños, cartas y regalos que harían llegar a algunas familias carenciadas de la ciudad. “Elegimos destinarlas a 34 familias que sigue el Centro Social Semillas de Esperanza, que funciona en Bahía Blanca como parte del proyecto ‘Solidaridad a distancia’”, nos cuentan. El objetivo que se plantearon fue que la propia Navidad no quedara sólo en el encuentro con los afectos sino que llegara a aquellos que tienen más necesidades. Enviaron por mail una carta a familiares y amigos invitándolos a sumarse a la iniciativa y fue tal el grado de aceptación que debieron abrir una casilla de correo electrónico para recibir las “inscripciones” de todos aquellos que querían participar. Luego de confeccionar una detallada lista con los destinatarios de la acción se le asignó a cada persona o grupo que habían decidido participar una familia y su composición, de manera que cada caja pudiera ser bien personalizada. Cuando llegó la fecha límite para la inscripción comprobaron que habían superado ampliamente el número de cajas que necesitaban para las familias de Semillas: de 34 iniciales que se habían propuesto juntar la cifra había alcanzado las 77. Fue entonces que decidieron destinar las sobrantes a la ONG “Crecer por la vida” (que realiza sus actividades en un barrio cercano a Semillas) y al Centro Social Nuevos Horizontes, de la vecina ciudad de Punta Alta. “Todas las cajas traían detalles que materializaban el amor y el entusiasmo con que fueron preparadas”, sintetizan desde Bahía, al tiempo que detallan: “Traían regalos envueltos con delicadeza, artículos de bazar, juguetes, pesebres, artículos de limpieza e higiene, arbolitos de navidad”. Finalmente llegó el día de la entrega. Para ello se organizó un brindis en las instalaciones del centro social donde se invitó no sólo a quienes recibían las cajas sino también a los que las habían preparado. Las repercusiones no se hicieron esperar. Quienes prepararon las cajas rescataron la alegría de ese gesto para con las familias. Y quienes las recibieron se sintieron muy agradecidos y reconfortados por estas muestras de amor concreto que llenó a todos de un verdadero espíritu navideño. (Extractado de Revista CN, Buenos Aires, diciembre 2011 – www.ciudadnueva.org.ar)
27 Dic 2011 | Focolare Worldwide
Reportamos el testimonio de Hanaa Keisar, contado con motivo de la entrega del Premio Madre Teresa de Calcuta en memoria de Chiara Lubich, el 10 de diciembre de 2011.
«En Egipto, como todos saben, este año estuvo marcado por una etapa especial e inesperada: la caída del régimen dictatorial. A casi un año de distancia de la primera señal de esperanza y de libertad, nos encontramos en una fase delicada donde reinan la inseguridad, el desaliento, la grave crisis económica y el gran temor de cara al futuro. A pesar de este escenario, hemos constatado con maravilla como Dios nos está ayudando a crear un tejido escondido, entretejido con relaciones auténticas y fraternas. Mientras llegan noticias a los periódicos y a la TV de los sangrientos ataques a las iglesias en varias partes del país y de actos de violencia contra las masas de manifestantes pacíficos en la Plaza Tahrir, en uno de los barrios de la gran Cairo, hemos trabajado juntos, cristianos y musulmanes –todos animados por el ideal de la unidad que nos ha transmitido Chiara- en un proyecto, pequeño si se quiere, pero símbolo de la unidad: el proyecto ‘Pertenezco’.
Ante la desconfianza, el desinterés y la indiferencia en la que se encuentran tantos egipcios, el proyecto tiene como finalidad devolver el sentido de pertenencia al propio país empujando a las personas a descubrir sus riquezas culturales y embellecer los rincones descuidados y sucios. Así nació –promovida por el artista egipcio Elham Naguib – la iniciativa de pintar murales que expresen la fraternidad, la paz, la armonía y que responsabilicen el compromiso cívico. Nos lanzamos durante dos días, con 40 jóvenes y adultos, a pintar el muro de una escuela en un barrio popular y pobre con el tema “¡Tenemos el derecho de soñar!”. Estábamos a 8 meses de la revolución del 25 de enero. Si bien todo estaba en regla, la mañana después nos llegó la noticia de que la municipalidad había decidido cancelar el diseño, sin ninguna explicación. Era una pequeña llamita que se apagaba.
Sin embargo después, en la post revolución, nos llamó el responsable de uno de los barrios precisamente para hacer un mural incluso en los días en que hubo nuevos desórdenes en la Plaza Tahrir. Armados con la convicción de que la fraternidad es posible entre todos, empezamos el trabajo involucrando poco a poco a todos los habitantes de la urbanización: niños, jóvenes y ancianos, abogados y obreros, musulmanes y cristianos.
El mural, previsto sólo para 60 mts., se fue prolongando conforme los pasantes, maravillados, se detenían a pintar con nosotros, felices de poder dar su aporte por la fraternidad y la igualdad. No era tanto el mural, si bien era importante, sino el testimonio que daba el hacerlo juntos.
“Su iniciativa es la campaña mejor lograda para devolver vida y belleza a nuestra ciudad”, exclamó un señor. Uno de los candidatos al nuevo parlamento, regresando de la Plaza Tahrir, nos retó diciendo: “¿Ustedes piensan que con este lindo cuadro van a cambiar a Egipto?”. Y fue la gente del lugar la que le respondió: “Esto es lo que nosotros podemos hacer. ¡El cambio de Egipto lo empezamos desde acá!”.
Se trata de hacer un cambio de mentalidad, como está sucediendo con otro de nuestros proyectos dirigido a menores trabajadores, para restituirles su infancia perdida y la dignidad. Hemos asistido a un auténtico cambio en su conducta: de indisciplinados y agresivos, a muchachos capaces de respetar y amar a quien es diferente de ellos. Todos son musulmanes y aun sin hablar de cómo debe ser la relación entre cristianos y musulmanes, entre todos se vive la así llamada regla de oro: “Haz a los demás lo que quisieras que te hicieran a ti”». (H. K. – Egipto)