“Una ocasión para vivir la fraternidad entre nosotros Obispos, para profundizar relaciones de verdadera amistad: es éste el objetivo del congreso”. Dijo en la introducción Mons. Boniface Lele, Arzobispo de Mombasa, Kenia.

Le responde en Cardenal Emmanuel Wamala, Arzobispo emérito de Kampala, Uganda: “Para redescubrir nuestra tarea al servicio de la sociedad, tratamos de entender juntos el designio de Dios sobre nosotros. En estos días podemos constatar cuánto Él nos llama precisamente a la unidad, que es el carisma de Chiara Lubich”.

Desde su llegada a la ciudadela Piero, los Obispos se propusieron vivir “el arte de amar”, de amarse recíprocamente para poder merecer la presencia del Resucitado. “Será Él quien nos iluminará, quien nos dará los dones del Espíritu”, dijo el Cardenal Miloslav Vlk, promotor del congreso.

Es éste un estilo de vida vivido por más de 1000 Obispos en todo el mundo que se inspiran en la “espiritualidad de comunión”. De hecho Mons. Salutaris Libena, obispo auxiliar de Dar es Salaam, Tanzania, afirmo enseguida: “Vine para aprender a servir y amar concretamente. Es un estilo de vida que llena el corazón, que da alegría sobrenatural”.

Y Mons. Salesius Mugambi, obispo de Meru, Kenia: “En una atmósfera serena y alegre hemos reflexionado, profundizado en la espiritualidad de comunión. Hemos escuchado noticias, compartido alegrías y dolores, pero también ¡hemos vivido momentos de esparcimiento! Un punto de vista compartido por Mons. Damiao Franklin Arzobispo de Luanda, en Angola: “Han sido días vividos en la sinceridad con Dios y con los hermanos”.

Ha habido varios momentos de intercambio de experiencias, desde algunas personales a otras pastorales, con una mirada también a algunos de los retos que el continente africano debe afrontar: los conflictos y la violencia que lamentablemente persisten, la pobreza, la llaga de la corrupción; todos retos en los que los miembros del Movimiento están inmersos, y a los que tratan de responder viviendo la espiritualidad de comunión, que los lleva a ser constructores de paz y unidad allí donde se encuentran.

Lo confirma el sudafricano Mons. Patrick Mvemve, obispo de Klerksdorp, cuenta acerca de su primer encuentro con los Focolares todavía durante el período de apartheid, siendo un joven sacerdote: “Habiendo encontrado dos sacerdotes que realmente vivían el Evangelio con los hechos, sin hacer muchos discursos, se me despertó la curiosidad y fue así que me hablaron de Jesús crucificado y abandonado. En ese momento me “curé” de mis prejuicios y me convertí en un apóstol de la unidad”.

Otro argumento afrontado: “La emergencia educativa”. La experiencia de formación de los sacerdotes en la perspectiva de la ‘espiritualidad de comunión’ fue apreciada por los obispos “como uno de los aportes válidos para la Iglesia hoy” como afirmó Mons. Virgilio Pante, obispo de Maralal, Kenia.

Como conclusión de este Congreso, los obispos quisieron formular un “pacto” de amor recíproco, declarándose el querer seguir haciéndose cargo los unos de los otros también después de haber regresado a sus diócesis.

Mons. Sithembele Sipuka, obispo de Umtata, Sudáfrica, resumió la experiencia hecha: “Parto entusiasmado con un programa de vida. Pido al Espíritu Santo que me guíe para ponerlo en práctica en la realidad concreta de todos los días”.

En varias áreas geográficas del mundo, tienen lugar los encuentros de Obispos amigos del Movimiento de los Focolares que se inspiran en la “espiritualidad de comunión” propuesta por Juan Pablo II y practicada en la experiencia continua del Movimiento. Después del congreso de Kenia, se desarrollarán eventos similares en Madagascar y en Camerún, como también en Filipinas, en Medio Oriente y en Europa.

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