La unidad del mundo. Queridísimos jóvenes: ¿Estamos tan al margen de los acontecimientos en los que nos encontramos sumergidos día tras día, que no vemos que nuestra época está marcada por tensiones, por guerras y guerrillas, incluso por el peligro de una conflagración nuclear, por divisiones de todo tipo, por el fenómeno del terrorismo, por secuestros, por los males más variados, engendrados, precisamente, por la falta de amor y concordia entre los hombres; que no vemos que hablar hoy de unidad es casi una utopía? […] Pero, gracias a Dios, no es sólo esto lo que caracteriza nuestra época, hay otros aspectos que pueden ser objeto de nuestra atenta observación. […]

El mundo tiende sin duda a la unidad: es su destino o mejor dicho: es el designio de Dios sobre él. […] A las preguntas que han hecho responderemos no sólo con palabras, sino con la vida después de este Genfest, recorriendo con decisión los diferentes caminos que dan una solución al mundo dividido, unificándolo. Estos -sólo para dar algún ejemplo- son:
el camino de la unidad entre las generaciones, entre las razas, los grupos étnicos, entre los diferentes pueblos, entre el Este y el Oeste, entre el Norte y el Sur;
entre los cristianos de distintas denominaciones, entre los fieles de las religiones más diversas;
el camino de la unidad entre ricos y pobres para llegar a una comunión de bienes;
entre Países en guerra a favor de la paz;
el camino de la unidad entre el hombre y la naturaleza;
el camino de la unidad con los indiferentes, los que están solos, con los que de algún modo sufren;
el camino del desarrollo, del progreso;
el camino de la unidad entre los distintos Movimientos espirituales, entre las asociaciones laicas; entre personas de diferentes ideologías, de distintas culturas, etc.

Y, como pueden constatar, algunos de éstos, son caminos que los jóvenes ya recorren porque los sienten suyos. […] Ellos quieren avanzar por los más variados caminos, pero recorriendo el Camino por excelencia […] el Camino que es Cristo. Él dijo de sí mismo: «Yo soy el Camino». (Jn 14,6).
Y ¿qué tenemos que hacer para estar bien insertados en este Camino y así avanzar con frutos también en los demás caminos? Ser Él, otros Él.

Viviendo la Palabra, toda la vida cristiana sembrada en nosotros mediante el bautismo volverá a florecer plenamente. Y a esta Palabra podrán unirse los jóvenes de todas las Iglesias o comunidades cristianas. La Palabra -en muchas de sus expresiones- es aceptada también por los jóvenes de otras religiones y por quien en buena fe se considera ateo.

La Palabra hará de todos ustedes un bloque y serán fuertes e inquebrantables. […]
Entonces, -si son fieles, si se difunden por el mundo como otros Jesús- el programa: «Que todos sean uno» no será una quimera, sino una realidad que estará cada vez más cerca, gracias también a ustedes. Florecerá una primavera en el mundo. ¡Veremos milagros! Podrá cumplirse en ustedes la afirmación de Cristo: «El que crea en mí, hará también las obras que yo hago, y las hará aún mayores”. (Jn 14,12).

(Fragmentos de la intervención de Chiara Lubich en el Genfest. Roma (Palaeur), 29 de mayo de 1985)

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