Foto: Josh Hild (Pexels)


Tras los hechos de Minneapolis y las manifestaciones en todo el mundo nos sentimos impotentes e indignados, pero, sin embargo, seguimos creyendo y trabajando por un espíritu abierto de acogida y participación para afrontar las necesidades más profundas de nuestro tiempo.

Foto: Josh Hild (Pexels)

“Mientras tenemos aún delante de nuestros ojos los recientes sucesos que han puesto en evidencia una vez más la odiosa realidad de la injusticia racial y la violencia, tenemos el corazón destrozado.  Nos sentimos impotentes e indignados.   A pesar de ello, mantenemos la esperanza”.

Éstas son algunas de las expresiones de la Declaración con la que la comunidad de los Focolares en los Estados Unidos expresa su compromiso respecto de la justicia racial tras los hechos de  Minneapolis  y las protestas a las que estamos asistiendo en todo el mundo.  Un compromiso compartido a nivel global y que volvemos a afirmar aquí, en nombre de todos los miembros del Movimiento de los Focolares en el mundo.

Con el Papa Francisco y muchos líderes religiosos y civiles, nosotros también afirmamos que “No podemos tolerar ni cerrar los ojos ante ningún racismo, de cualquier tipo, ante ninguna exclusión” y que nos comprometemos a “sostener las acciones buenas y justas más difíciles en lugar de los fáciles errores de la indiferencia”, como sostienen los obispos estadounidenses.   “No podemos cerrar los ojos ante estas atrocidades y al mismo tiempo profesar el respeto por toda vida humana. Nosotros servimos a un Dios de amor, de misericordia y de justicia”.

Foto: Kelly Lacy (Pexels)

En un momento como éste, en el que “el sueño de nuestra fundadora, Chiara Lubich, que anhelaba ver pasos adelante en la realización de la oración de Jesús al Padre, ‘que todos sean una sola cosa’  (Juan 17,21),  pareciera lejano, como si estuviera fuera de nuestro alcance”[1], nos preguntamos qué podemos hacer tanto personalmente como a nivel comunitario. ¿Qué cambios hay que realizar en cada uno de nosotros?  ¿De qué manera podemos hacer que nuestra voz se oiga en el debate público para sostener al que sufre formas de racismo y otras injusticias?

“Nuestro objetivo es promover un profundo espíritu de abierta acogida y vibrante participación en nuestras comunidades culturalmente diferentes e intergeneracionales. Tomemos como guía las palabras de Chiara Lubich: ‘Sean una familia’ “[2].

Creamos y sigamos en el compromiso de hacer nacer comunidades locales que estén fundadas auténticamente en la ley evangélica de la fraternidad; un principio y una acción que también nos unen a todos los hermanos y las hermanas de todas las Religiones y a quien no se reconoce en un determinado credo.  Queremos dedicar nuestros esfuerzos sobre todo a los más jóvenes, que pueden experimentar un miedo especial y una aprensión de frente al futuro.

Frente a estas divisiones profundas y enraizadas, los proyectos y las iniciativas que llevamos adelante pueden parecer pequeños e ineficaces y  el camino puede presentarse  largo aún. Proyectos como la Economía de Comunión, el Movimiento político por la unidad (Mppu) y el  United World Project, la estrategia global propuesta por los jóvenes de los Focolares para afrontar los retos mundiales que se presentan, pueden parecer gotas en el océano, y sin embargo estamos convencidos de que contienen, como en una semilla, ideas potentes, capaces de ser un aporte para afrontar las necesidades más profundas de nuestro tiempo, junto a tanta gente, organizaciones y comunidades que constituyen esa red invisible capaz de salvar a la humanidad.

Stefania Tanesini

[1] Declaración del  U.S. Focolare Movement: our commitment to racial justicehttps://www.focolare.org/usa/files/2020/06/Focolare-Statement-on-Racial-Justice.pdf

[2] Ibid.

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