Un productor de cine independiente, ciudadano del mundo, fanático de cine, televisión y… de la fraternidad universal.

En el corazón de la noche italiana, a las 11 de la mañana en Melbourne, el último saludo vía streaming a Mark Ruse, un productor de cine australiano, que murió después de una muy breve enfermedad a la edad de 64 años.

Mark no solo era un productor independiente muy apreciado y querido por todos en el circus australiano de cine y televisión, sino que era un ciudadano del mundo que a través de su trabajo, pero sobre todo con su humanidad y simplicidad, había entablado vínculos auténticos y profundos con muchas personas, incluso fuera del ambiente cinematográfico.

Mark Ruse había comenzado su carrera como productor independiente y en los últimos 20 años, junto con su socio, Stephen Luby, fundaron Ruby Entertainment, que ha producido una increíble cantidad de películas y series de televisión, especialmente comedias con premios, reconocimientos e índices de escucha entre los más altos de Australia. También había producido películas y documentales socialmente comprometidos, vinculados a la historia a veces trágica de su tierra natal, como Hoddle Street sobre la masacre de 1987 en Melbourne, que le valió un importante premio internacional.

Mark, sin embargo, era sobre todo una persona sencilla y amable, apasionado de su trabajo, que afrontaba las dificultades – que para un productor independiente son muchas – con simplicidad y una buena dosis de humor.

Nos conocimos hace más de 40 años en Italia. Muchos nos encontramos, venidos de diferentes países de Europa y del mundo, en las colinas cercanas a Roma, y ​​compartimos lo que Chiara Lubich nos propuso en esos años 70 en particular precisamente a nosotros Gen, los jóvenes de los Focolares. Un ideal revolucionario en muchos sentidos, que tenía en su centro una dimensión espiritual y personal muy fuerte, pero al mismo tiempo comunitaria y global.

La pasión juvenil de ambos (cine y televisión) se convertiría en nuestro trabajo a lo largo del tiempo, el mío como director de televisión, el suyo como productor, pero también el espacio vital para tratar de aportar las ideas y convicciones profundas que compartíamos.

A principios de la década del 2000, compartimos el nacimiento de NetOne, una gran red mundial de profesionales de diversos campos de la comunicación, directores, productores, guionistas, periodistas que, hoy en día, quiere contribuir junto con otros a una comunicación diferente, tanto en relaciones de producción que en el respeto al público, el destinatario final de nuestro trabajo. Mark fue un constructor incansable de esta red.

Cada vez que nos veíamos en Roma o en Melbourne o en otro lugar del mundo, el discurso se reanudaba exactamente donde lo habíamos dejado, incluso si se trataba de meses o años antes. Hasta el mensaje de hace unos meses, en el que me confió su enfermedad: «Será un viaje lo sé, pero quiero compartirlo contigo y con todos los de Netone. He abrazado esta nueva fase de la vida con amor».

Se fue en pocos meses, no obstante una última conexión a través de zoom, unos días antes de su muerte, lo había mostrado alegre y siempre lleno de planes para el futuro.

«En la base de mi fe está la idea de querer amar al prójimo, decía. Lo que hacemos es algo que debe mejorar la sociedad, que realmente enriquezca a las personas que verán nuestra película, y esto es otro modo de poner el amor en la sociedad».

El cine australiano ha perdido un buen productor, nosotros de la red de NetOne un amigo, un compañero de viaje que nos dejó con la espontaneidad de su sonrisa… «We’re crazy, we’re crazy people, but we need to feel part of a family». Así es, Mark, así es.

Marco Aleotti

Cortesía de Cittanuova.it

1 Comment

  • Un tassello di questo meraviglioso puzzle famigliare ha trovato la sua collocazione in cielo. Noi cerchiamo intanto di completarlo in terra! GRAZIE Mark!

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