La narración de Alex, responsable de seguridad, salud y ecología en una empresa que trabaja en el lavado de calles: con su trabajo trata de cuidar el planeta y todas las especies vivientes.

Alex trabaja en una empresa que realiza operaciones de lavado de calles con cisternas de unos 19.000 litros de capacidad. Recogen agua de piscinas de salmuera y bañan los diferentes territorios de una gran mina en el norte de Perú. La empresa se mueve impulsada por valores como la vida por encima de todo, actuar de manera correcta, crecer y desarrollarse juntos, potenciar a quienes forman parte de la empresa, cuidar el planeta y todas las especies vivientes.

“Trabajo como supervisor de seguridad, salud y ecología y siempre estoy atento a la salud del personal, con el objetivo: ‘cero accidentes’, dice. También estamos atentos al impacto de nuestro trabajo en el ambiente, para que nuestra flora y fauna estén protegidas, ya que somos intrusos y debemos respetar su hábitat sin deteriorarlo.

A menudo sucede que los animales mueren en las piscinas creyendo que encontrarán agua dulce. Bajan por la empinada cuesta y se deslizan, cayendo al agua: cabras, vacas y zorros… Hoy nos encontramos con un pequeño zorro luchando por no ahogarse y no tenía esperanzas de lograrlo solo.

En la empresa que nos subcontrata existe una serie de “Emergencias Rescate”. Pero, como nadie respondió, decidí tomar medidas para salvarlo. Con un tubo de succión, sostenido por una cuerda, me puse manos a la obra. Tiré la cuerda a la piscina para que el pequeño zorro pudiera aferrarse, pero … no tenía fuerzas para trepar. Así que bajé a la piscina con la ayuda de dos compañeros que sostenían la cuerda, logrando así atraparla. Tenía frío, inmediatamente la cubrí con mi suéter y la llevé a la Oficina de Rescate”.

Estas palabras de Alex hacen pensar en la Laudato Sì del papa Francisco cuando habla de san Francisco que entraba en comunicación con toda la creación e incluso predicaba a las flores, invitándolas a alabar al Señor, porque para él cualquier criatura era su hermana, unida a él por los lazos de afecto. Por eso se sintió llamado a cuidar todo lo que existe.

Alex, continúa: “Cuando los empleados regresaron y vieron al zorro, me dijeron de mala manera que lo quitara porque mojaba el mueble sobre el que lo había colocado. Respondí que mi ropa también se había mojado y que había usado el suéter para calentarlo. Luego cambiaron de actitud y uno de ellos empezó a calentar al zorro con el tubo de escape del camión.

Más tarde supe que uno de los responsables había dado un parecer negativo por haberme expuesto demasiado. Pero no me desanimé.

El pequeño zorro nunca intentó atacarme, al contrario, confiaba en mí. Logró recuperarse y poco después pudimos liberarlo”.

Gustavo E. Clariá

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