Recientemente se concluyó, en Bangkok (Tailandia), la Asamblea continental asiática para el Sínodo, que definió el precioso aporte del continente más grande y poblado del mundo. Entrevistamos a  Vanessa Siu-Wai Cheng, focolarina china presente en el evento.

“Baan Phu Waan es el lugar donde está ubicado el gran centro de formación pastoral de la Arquidiócesis de Bangkok (Tailandia). Un lugar bellísimo. Éramos unos ochenta los presentes en la Asamblea continental asiática del Sínodo, que se desarrolló del 24 al 26 de febrero de 2023”.

Vanessa Siu-Wai Cheng, focolarina de Hong Kong, nos introduce en  esta nueva fase continental del Itinerario Sinodal que se refiere a Asia, un itinerario que, como lo definió el Arzobispo metropolita de Tokio (Japón) Tarcisius Isao Kikuchi en su homilía de inauguración: “No es solo un evento pasajero el que se celebra, sino más bien un cambio de actitud de todo el pueblo de Dios para hacer que la sinodalidad sea la naturaleza fundamental de la Iglesia”.

¿Vanessa, cuántos eran los participantes?

Eran diecisiete Conferencias Episcopales y dos Sínodos de las Iglesias de rito oriental en representación de los 29 países de la FABC (Federation of Asian Bishops’ Conferences) que invitaron a sus representantes a este evento y que tenía como fin dar a las Iglesias asiáticas la oportunidad de platicar sobre el itinerario que lleva al Sínodo trazado por el Papa Francisco. Hemos podido compartir nuestras experiencias concentrándonos en varios temas y algunas problemáticas que afligen al continente. Se habló de la sinodalidad, del proceso de toma de decisiones, de las vocaciones sacerdotales, del papel de los jóvenes, la pobreza, los conflictos religiosos y el clericalismo, con el auspicio de proseguir juntos en un verdadero camino de crecimiento comunitario.  Con gran alegría estaba presente también alguien de la Delegación de la Secretaría de Estado, de la comisión y del equipo operativo (task force). Un testimonio de la disponibilidad de la Iglesia Universal de caminar en el proceso sinodal.

¿Cuál fue la metodología de trabajo?

Fueron tres días intensos de comunión y de trabajo en grupos. La metodología es siempre la de la Conversación espiritual. Los varios inputs que recibimos fueron muy importantes y estimulantes. En primer lugar, el Card. Mario Grech, secretario general del Sínodo de los Obispos, nos trajo el caluroso saludo del Papa y nos aseguró que no hemos sido olvidados. Subrayó que una Iglesia sinodal es una Iglesia de escucha y de discernimiento. El éxito del proceso sinodal depende de la participación del pueblo de Dios y de los pastores. Tenemos que estar muy atentos a las voces, sobre todo a aquellas que agitan a la Iglesia.

¿Qué te impresionó particularmente?

Una impresión muy fuerte fue ver que, desde el primer día, en cada mesa donde trabajaba un grupo había una silla vacía, en representación de aquellos que no podían ofrecer su voz o no querían darla. En el centro de la mesa había una candela que estaba rodeada de flores bellísimas y se encendía al principio de la jornada como símbolo de la luz del Espíritu Santo, necesario para poder hacer un discernimiento. Hicimos una experiencia de conversión al escuchar al otro vaciándonos de nosotros mismos, todos juntos: cardenales, obispos, sacerdotes, religiosas y laicos. Un momento para poder profundizar, para salir de nuestra visión particular y así poder llegar con una mirada más amplia, a nivel continental. Allí se dio la transformación del “yo” al “nosotros”. Además, hay que decir que Asia hospeda muchas religiones, también las más antiguas, y por lo tanto una de las características de los asiáticos es la espiritualidad y la oración. El programa se introducía con 10 minutos de silencio antes de la discusión de un argumento y media hora de oración en la capilla entre dos sesiones de discernimiento. Estos momentos de silencio y de oración ayudaron realmente a todos los participantes a estar con Dios y en Dios para escuchar su voz, tanto individualmente como colectivamente.

Según tu parecer ¿cuál es el mayor desafío?

Ha sido maravilloso estar juntos como Iglesia continental contemplando la complejidad y la variedad de características  y de los desafíos particulares y comunes. El primer día  nos parecía algo ambicioso pretender llegar en tres días a un boceto que después sirviera para la formulación del instrumentum laboris para el Sínodo, incluyendo prioridades precisas para el continente asiático, pero se siente que el Espíritu sopló fuerte. Gracias al trabajo de un grupo de redacción que nos preparó el «draft framework», que era un boceto del proyecto para poder ahorrarnos el tiempo de leer todas las relaciones desde cero, así pudimos trabajar con calma y sobre un texto bien ordenado. La última versión del documento expresa una única sinfonía con muchas voces que hacen eco a los sueños, las esperanzas, las aspiraciones y los dolores del continente asiático.

A cargo de Maria Grazia Berretta
Foto: © Synodbangkok2023

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