Un compromiso que implica a fuerzas políticas, instituciones, movimientos eclesiales, organizaciones de la sociedad civil y, en primera línea, a los jóvenes. Este es el clima que se respiró durante la Conferencia «Cuerpo Europeo de Solidaridad y Servicio Civil en Europa» el 24 de octubre de 2023 en Bruselas (Bélgica). Jesús Morán, copresidente del Movimiento de los Focolares presente en el encuentro, nos comparte sus impresiones.

El martes 24 de octubre, Bruselas (Bélgica) amaneció inesperadamente soleada, al contrario de lo que esperábamos la tarde del día 23, cuando llegamos a la capital belga y nos recibió una intensa lluvia. Para los habitantes de Bruselas, ciudadanos de innumerables países europeos, ver tanto sol era una novedad en pleno otoño; para nosotros era un buen presagio de lo que viviríamos esa mañana en el imponente edificio del Parlamento Europeo.

A las 9:15 horas, en un aula de seminarios con capacidad para 30 personas, inició el encuentro promovido por tres asociaciones con inspiración muy diferente: el Movimiento Europeo, la Asociación ‘Caterinati’ y el Movimiento de los Focolares, en el marco del Cuerpo Europeo de Solidaridad (CES), una iniciativa de la Comisión Europea capaz de reunir a parlamentarios de todos los sectores políticos gracias a su bagaje de valores y constructivo. El acto fue también un homenaje y un recuerdo a David Sassoli, Presidente del Parlamento Europeo fallecido el 11 de enero de 2022.

Para mí era la segunda vez que participaba en un acto de este tipo. La primera fue antes de la pandemia y se celebró en el Parlamento Europeo en Roma.

La providencia quiso que precisamente este martes la Comisión de Cultura del Parlamento Europeo aprobara casi por unanimidad, mientras iniciábamos la sesión, el informe sobre las actividades del CES para el periodo 2021-27.

El Movimiento de los Focolares estuvo representado no solo por mí, como copresidente, sino también por miembros del Movimiento Político por la Unidad, New Umanity (presente con tres jóvenes) y el «focolar europeo», que tiene su sede precisamente en Bruselas y que interactúa con muchas personas de las instituciones europeas, acogiendo también a inmigrantes y promoviendo actividades de diálogo y compartición de ideales.

No me detengo en los detalles del evento que pueden leerse en los diversos comunicados de prensa aparecidos en los últimos días. Quisiera, en cambio, subrayar la enorme importancia de estos acontecimientos aparentemente menores y minoritarios, que sin embargo pueden marcar la línea de un cambio de rumbo en las relaciones internacionales, en las dinámicas de la conformación social de las naciones y de los pueblos; que ofrece a Europa un rostro diferente, más acorde con la idea de los fundadores de la Unión de lo que estamos acostumbrados a ver, especialmente en estos tiempos, y más coherente con su verdadera identidad fundada en valores de indiscutibles raíces greco-latinas y cristianas, como la solidaridad, la apertura, la tolerancia, la comunión, la democracia, la trascendencia, la libertad, la fraternidad y la paz.

También es muy significativo que iniciativas como el CES tengan a los jóvenes como protagonistas. De ellos depende, en efecto, liderar el cambio de paradigma que todos esperamos. Los más de 300.000 jóvenes que han participado en el programa de solidaridad de la Comisión a lo largo de los años demuestran que esos son los objetivos por los que están dispuestos a gastar todas sus energías intelectuales y morales. Los jóvenes no se echarán atrás si les ofrecemos objetivos elevados y les facilitamos su camino.

En este momento dramático del mundo, la esperanza viene de ellos y de su deseo de cambio. Los jóvenes con la solidaridad en las venas pueden detener la deriva de incomprensión, polarización, odio y violencia que aflige al mundo. Con iniciativas como esta, estos jóvenes crean cultura –y alta cultura–, porque no solo trabajan por las causas más nobles, sino que también construyen nuevas relaciones, comparten experiencias y tradiciones, y se enriquecen de su diversidad.

Al final del encuentro se percibió una alegría especial en todos los participantes, que no se daba por descontada, sobre todo entre los parlamentarios, acostumbrados a enfrentamientos interminables y a luchas de poder a veces despiadadas.

El sol de Bruselas nos dijo, mientras nos dirigíamos al aeropuerto, que la niebla abandonará nuestros corazones si somos un poco más generosos y damos importancia a lo que realmente vale. Solo esto hace que todo sea más hermoso, también esta espléndida ciudad.

Jesús Morán

1 Comment

  • Grazie Jesús Morán della ventata di speranza e responsabilità che le tue righe ci portano. Lavorare, su un terreno condiviso, soggetti diversi ma con una visione comune è un richiamo forte a vivere «Insieme per… » questa umanità che ha così bisogno di luce.

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