Movimiento de los Focolares
7 de diciembre: donación y luz

7 de diciembre: donación y luz

(…) Hoy, mirando hacia atrás, podemos comprender qué podía decirnos, hace varios decenios, ese 7 de diciembre de 1943, año del nacimiento de nuestro Movimiento; afirma que un carisma del Espíritu Santo, una nueva luz, descendió esos días a la tierra; una luz que en la mente de Dios tenía que saciar la sed abrasadora de este mundo con el agua de la Sabiduría, calentarlo con el amor divino y hacer nacer así este pueblo nuevo, alimentado por el Evangelio. Esto, ante todo.

Pero como Dios es concreto en su manera de obrar, proveyó inmediatamente a asegurase el primer ladrillo para el edificio, esta Obra que le iba a ser útil para realizar sus planes. Y pensó en llamarme a mí, una chica como cualquiera. Y de allí nació mi consagración a El, mi “sí” a Dios que muy pronto fue seguido por muchos otros “sí” de jóvenes, mujeres y hombres.

Por eso aquel día nos habla de luz y de entrega a Dios de algunas criaturas, como instrumentos en sus manos para sus fines.

Luz y entrega de sí a Dios, dos palabras extremamente útiles en aquel tiempo de desorientación general, de odio recíproco, de guerra. Tiempo de tinieblas, en el que Dios parecía estar ausente del mundo con su amor, con su paz y guía, y parecía que nadie se interesara por Él.

Pero luz y entrega a Dios son dos palabras que también hoy el Cielo quiere repetirnos, cuando en nuestro planeta se prolongan tantas guerras. (…)

Luz que significa Verbo, Palabra, Evangelio, aún tan poco conocido y, sobre todo, demasiado poco vivido.

Chiara Lubich
(Conversazioni, Città Nuova, Roma 2019, p. 665)
Foto: © Archivio CSC Audiovisivi

¡Adelante siempre!

¡Adelante siempre!

La noticia de la muerte del obispo Christian Krause me llegó justo en el momento en que estaba empezando una conferencia por zoom con los obispos de varias Iglesias amigos del Movimiento de los Focolares, de quienes el obispo Christian ha sido un fiel compañero de viaje por muchos años. Desde hace un tiempo sabíamos que sus condiciones de salud se habían agravado y rezábamos por él; por lo cual fue espontáneo rezar juntos un “Padre nuestro”, agradeciendo a Dios por su presencia profética y alentadora en medio de todos nosotros. Era un hombre con un gran corazón y de amplios horizontes.

Habría mucho para decir sobre el obispo Christian. Mientras escribo este texto tengo delante de mí una fotografía en donde se ven el Cardenal Vlk de Praga (República Checa), el Cardenal Kriengsak de Bangkok (Tailandia), el Doctor Mor Theophilose Kuriakose de la Iglesia Siro-ortodoxa Malankara (India), se me ve a mí, católico, y al obispo Christian Krause mientras caminamos hacia el centro de la ciudad de Lund (Suecia), vestidos con nuestros atuendos eclesiásticos. Estábamos yendo a una ceremonia en la Catedral, que marcó el comienzo del 500° aniversario de la Reforma protestante. El encuentro ecuménico, cuya anfitriona fue la Federación Luterana Mundial (LWF) y con la presencia del Papa Francisco, fue la primera vez que católicos y luteranos conmemoraron juntos la Reforma a nivel global.

La foto me recuerda la simpatía con la que el obispo Christian llamaba a los obispos de las varias Iglesias amigos de los Focolares, “obispos coloreados”. Era un apasionado de la experiencia de la variedad y de la diversidad en la unidad, inspirada por un carisma y por una espiritualidad de la unidad y sostenida por el Movimiento de los Focolares, un movimiento al que en muchas ocasiones él puso de relieve por su aspecto prevalentemente laico. Nuestros ornamentos coloreados eran un signo exterior que indicaba la riqueza más profunda del intercambio de dones que hemos experimentado en el diálogo de la vida que los obispos de las varias Iglesias han emprendido a partir del año 1982 y que el obispo Klaus Hemmerle y Chiara Lubich han iniciado, con el apoyo del Papa Juan Pablo II.

Si bien él conocía a los Focolares desde la década de 1980 gracias a los contactos con el obispo Klaus Hemmerle, el encuentro con Chiara Lubich del 31 de octubre de 1999 fue para él un momento especial. Un encuentro que tuvo lugar en el contexto de lo que sin duda fue un hito fundamental de su vida: la firma, en nombre de la LWF, de la Declaración conjunta sobre la doctrina de la justificación con la Iglesia católica romana, justamente ese 31 de octubre, en la ciudad de Augsburgo, Alemania. A lo largo de todos estos años, el obispo Krause nos contó muy a menudo de ese evento, resaltando su importancia como documento firmado antes de entrar en el siglo XXI. Pero le gustaba también recordar que justamente en esa ocasión, por la tarde, un grupo de focolarinos y responsables de Movimientos y comunidades, evangélicos y católicos, se reunió en la ciudadela focolarina de Ottmaring y lanzó el proyecto “Juntos por Europa”. El encuentro con Chiara Lubich, ese día, le abrió un camino en una experiencia ecuménica que él comprendió –quizás más que muchos de nosotros– como algo rico de posibilidades e implicancias proféticas.

Cuando fui consagrado obispo en el año 2013, empecé a tener un mayor contacto con el obispo Christian en el ámbito de los obispos de varias Iglesias amigos del Movimiento de los Focolares. Después de Lund nos encontrábamos todos los meses a través de tele-conferencias online. Los encuentros con Christian siempre nos abrían los horizontes, porque le gustaba ver las cosas en el cuadro general. Su sentido del humorismo se manifestaba en el brillo de sus ojos y en su sonrisa amable.

El obispo Christian Krause era un apasionado de la Iglesia, de la unidad de la Iglesia y de la necesidad de dar pasos hacia adelante. Para él, la vida no consistía en estar quietos. Y si queremos mejorar el futuro, ¡tenemos que estar dispuestos a desarmar el presente! En el caso de los obispos amigos de los Focolares, el obispo Christian siempre nos exhortó a ampliar el círculo y a comprometernos a promover lugares de diálogo vivo con los obispos de las varias Iglesias del Sur del mundo. Se alegró mucho cuando, en el mes de septiembre de 2021, durante la pandemia Covid, conseguimos organizar un encuentro online para 180 obispos de 70 Iglesias de todo el mundo. Fue un maravilloso encuentro de tres días.

Recientemente fui a visitar al obispo Christian en la residencia de salud adonde se había trasladado en las últimas semanas de vida. Tuvimos una conversación que recordaré por mucho tiempo. Me habló de su gratitud por el encuentro con el carisma de los Focolares, por el apoyo y la amistad que había experimentado. Habiendo crecido en la tradición del “despertar” (pietista), el encuentro con el Movimiento se encontraba en la línea de su personal convicción de la necesidad de la piedad, de la espiritualidad.

No ocultó su dolor por el hecho de que a veces pareciera que el mundo hubiera perdido la dinámica visionaria de la esperanza de los años de la década de 1960, cuando la misión mundial y los horizontes de la paz se presentaban muy auspiciosos. Era doloroso para él también el hecho de que aún no le fuera posible recibir la comunión en la Iglesia católica.

Sin embargo me contó de un acontecimiento en la década de 1990 cuando Chiara Lubich no se encontraba bien de salud. Mientras estaba en una reunión con el Cardenal Miloslav Vlk, éste lo invitó a ir con él y llamar por teléfono a Chiara. Debía ser simplemente una breve llamada. Por ello, para no alargar la conversación, el obispo Christian le preguntó a Chiara: “¿Tienes alguna consigna para nosotros?”. Chiara no dudó un momento y respondió: “¡Adelante siempre!”. Christian quedó muy impresionado.

“Adelante siempre” ha sido el estímulo que el obispo Christian siempre nos ha aportado. Hablándome de su preparación a la muerte, manifestó su fuerte fe con la que solía mirar el futuro, incluso la muerte, con esperanza. Compartió conmigo la oración que tomó de una conocida poesía de Dietrich Bonhoeffer que era fuente de inspiración para él en ese último tramo de vida: “Cobijados maravillosamente por las fuerzas de la bondad, miremos con confianza lo que puede venir: Dios está con nosotros por la noche y por la mañana, y sin duda en cada nuevo día”.

Monseñor Brendan Leahy
Obispo de Limerick (Irlanda)

Foto: © Caris Mendez – CSC audiovisivi e Vatican Media – Encuentro de obispos de distintas Iglesias (Septiembre 2021)

Concurso Chiara Lubich: bajo el signo de la paz

Concurso Chiara Lubich: bajo el signo de la paz

“El concurso ha sido y sigue siendo una forma de dar a conocer la figura de Chiara Lubich, fundadora del Movimiento de los Focolares, especialmente a las nuevas generaciones y a un público que se ha acercado a ella desde un enfoque de carácter cultural” dice Giuliano Ruzzier, docente y colaborador del Centro Chiara Lubich.

El concurso está promovido por el Ministerio de la Instrucción y del Mérito, New Humanity y la Fundación Museo Histórico de la provincia de Trento. La temática de este año es la paz: reflexionar acerca del significado de esa palabra y de esa realidad, a la luz del aporte que nos ha dejado Chiara Lubich. “En su vasto patrimonio, considerando los ámbitos en los que ella se ha expresado de forma explícita sobre este tema –explica Ruzzier– hemos individualizado cuatro perspectivas a partir de las cuales se puede reflexionar en la temática de la paz”.

Las pistas por las que caminar son, concretamente, el diálogo constructivo entre personas de religiones y culturas diferentes, la superación de las disparidades económicas, el compromiso personal por la fraternidad generando relaciones de proximidad, y la difusión de una cultura de paz. “Chiara Lubich tuvo una mirada completa. Es conocida su invitación a ‘amar la patria del otro como la propia’, nos sigue diciendo el profesor Giuliano Ruzzier. “Seguramente algo que caracteriza el pensamiento y la vida de Chiara es el hincapié que hace en las relaciones de proximidad en la cotidianeidad. Como ella dijo, toda nuestra jornada puede llenarse de servicios concretos, humildes e inteligentes, que son expresiones de nuestro amor. No existe ningún gesto, por más pequeño que sea, que no tenga una implicancia en el cuerpo social”.

El concurso está dirigido a los niños de la escuela primaria y a chicos y jóvenes de la escuela secundaria. “Como ya sucedió en los años anteriores, este año también y de una manera especial, esperamos una amplia participación incluso por parte de las escuelas italianas en el exterior, ya que la temática escogida tiene un claro alcance internacional”.

Le preguntamos a Giuliano Ruzzier, qué les diría él como docente a sus colegas para alentarlos a participar en este concurso. “A mí me parece que con este concurso se les ofrece a los chicos la posibilidad de reflexionar de una manera original y autónoma sobre una idea que seguramente tiene gran actualidad e importancia como es el tema de la paz. Además, ofrece también la posibilidad de dialogar con el pensamiento muy singular de una mujer que recorrió y vivió de una forma fuertemente significativa el siglo XX. Y que se ha expresado de múltiples maneras”.

El término para la presentación de los trabajos es el 31 de marzo de 2025. Para acceder al reglamento y para todo tipo de información: https://chiaralubich.org/concorso-per-le-scuole-2024-25/

Carlos Mana

Evangelio vivido: “En su pobreza ha puesto todo lo que tenía para vivir” (Mc 12,44)

Evangelio vivido: “En su pobreza ha puesto todo lo que tenía para vivir” (Mc 12,44)

Esta mañana, mientras estaba comprando en el supermercado, pasé junto a un carrito grande donde una empleada estaba apilando cajas y vi que dos de ellas estaban en el suelo.

Temiendo haberlas dejado caer sin darme cuenta, me disculpé, luego recogí las cajas y las coloqué en el carrito.

La empleada me agradeció y me dijo que no me preocupara. Luego, haciendo un comentario en voz alta, añadió: “¡La amabilidad es rara!”. Otra persona que pasaba cerca confirmó: “¡Es realmente cierto!”. Entonces la dependienta le contó, a modo de explicación, lo sucedido.

Por mi parte, estaba feliz, también porque este pequeño episodio me recordaba una frase que escuché hace algún tiempo y que me llamó la atención: nos invitaba a “sembrar amabilidad”. Me pareció una “caricia” de Dios.

G.S. – Italia (*)

Tengo un hermano, cristiano católico, que se casó con una mujer alemana de la Iglesia Evangélica. Cuando se establecieron en Italia, la relación entre mi madre y mi cuñada no fue fácil, aunque ella no se oponía a que sus hijos fueran educados en la Iglesia católica. En cuanto a mí, traté de ser un “mediador” entre ella y mi madre. Mi cuñada también sufría por la incomprensión, que sin embargo se solucionó poco antes de la muerte de nuestra madre. Desde hace un tiempo comparto con ella diariamente, vía WhatsApp, el “pensamiento del día” que nos ayuda a vivir cada día el amor evangélico. Un día nos invitó a “ser misericordiosos”, con este breve comentario: “La misericordia es un amor que sabe acoger a cada prójimo, especialmente a los más pobres y necesitados. Un amor que no mide, abundante, universal, concreto”. Su respuesta no se hizo esperar: “Si te he hecho sentir mal en cualquier circunstancia en los últimos años, perdóname”. Sorprendida, respondí a mi vez: “Yo también me disculpo”. Y ella: “No recuerdo ningún episodio por el que deba disculparte…”.

C. – Italia (*)

Una persona muy querida me pidió que escribiera algo sobre mi experiencia como docente para un conocido suyo de otro país que estaba haciendo un proyecto sobre educación en valores.

Entendí que era una oportunidad para transformar en testimonio y “anuncio” lo que, de alguna manera, ha sido, a lo largo de mi vida, mi respuesta personal al “llamado” a vivir según las enseñanzas del Evangelio como docente y como madre.

La redacción requirió muchas horas de escritura, borrando, corrigiendo, reescribiendo, recordando aspectos que podría agregar, eliminando otros que me parecían irrelevantes y, sobre todo, filtrando cada palabra con amor. Intenté ponerme en el lugar de la persona para quien escribía, porque, aunque no la conocía, podía amar a Jesús en ella.

Se lo envié a mi amiga, sabiendo que tal vez no era exactamente lo que necesitaba, pero dispuesta para cambiarlo todo.

Para mi sorpresa, ella respondió: “Ya envié tu carta y gustó mucho”. Sin duda, no fue la escritura en sí lo que gustó, sino la obra que Dios hizo en mí y que, compartida, puede ser una pequeña luz para los demás.

Y por supuesto, las otras cosas que necesitaba hacer en esos días fueron fáciles de solucionar, ya que hubo algunos cambios de programa que me dejaron tiempo libre para hacerlas.

C.M. – Argentina

Carlos Mana
Foto © StockSnap-Pixabay

(*) De “Il Vangelo del giorno” noviembre-diciembre, Città Nuova, Roma 2024.

“Resurrección”

“Resurrección”

El 30 de septiembre de 2024, el Focolare Meeting Point recibió a la delegación coreana de la Fundación Lee Tae Seok y al director Soo-Hwan Goo, que presentaron a los participantes el documental «Resurrección».
Resurrección» cuenta la historia de John Lee Tae Seok, también conocido como “P. Jolly” (P. Allegro), un salesiano coreano que dedicó su vida a atender a los más pobres y sufrientes, especialmente en Sudán del Sur, y la historia de unos 70 de sus alumnos una década después de su muerte.
A pesar de su tristemente corta vida, el Hermano John Lee dejó una huella indeleble en los corazones de las personas que conoció a través de su compromiso como médico, educador y hombre de fe. Su legado sigue inspirando a miles de personas en todo el mundo.