Oct 19, 2016 | Sin categorizar
Hace demasiados años, las guerras destruyen los continentes que un brazo de mar separa de Europa, guerras que ya han entrado en nuestra casa y han hecho que el terrorismo sea la última frontera con la que tenemos que medirnos. Y precisamente en Francia, después de un año de la terrible masacre del Bataclan, se relanza la apuesta de la paz. El 17 de diciembre de 1996 en Paris, Chiara Lubich recibió de la Unesco el Premio “Por la educación a la paz”, como reconocimiento a su vida totalmente entregada a la difusión de la cultura de la unidad y de la paz y a formar con ella a miles y miles de personas, de todos los credos y latitudes. El Movimiento de los Focolares, presente en la Unesco a través de la Ong New Humanity, la Dirección General de la Unesco y el Observatorio Permanente de la Santa Sede, sintieron juntos la exigencia de testimoniar y reafirmar el compromiso por la unidad y la paz, proponiendo una jornada rica de reflexiones y testimonios orientados según cinco pistas principales: Educación, Bien común, Justicia, Ecología y Arte. El tema del evento En el pasado mes de abril, en la sede de la Onu en Nueva York, en su intervención durante un debate temático de Alto nivel sobre la promoción de la tolerancia y la reconciliación, la actual Presidente de los Focolares, María Voce propuso, para caminar hacia la paz, la radicalidad del diálogo «que es arriesgado, exigente, desafiante, que pretende cortar las raíces de la incomprensión, del miedo, del resentimiento». El desafío del diálogo es más que nunca actual, es el punto de partida para construir, día tras días, las teselas del mosaico de la paz. Un planeta en el que pueden existir el recíproco reconocimiento de las identidades y las diferencias, la reconstrucción de un tejido social destrozado, una nueva atención a las necesidades, la justicia, la dignidad humana, la comunión de los bienes. La misma palabra paz encuentra su más profundo sentido a partir de la raíz sánscrita pak que significa ligar, unir. Comprometerse en reinventar la paz, por lo tanto, significa orientarse a establecer vínculos que requieren recursos humanos, intelectuales, institucionales. Quiere decir involucrar la economía mundial, el derecho internacional, la educación a la paz en todos los niveles. Valorar la diversidad cultural, es decir, la riqueza de la identidad de cada pueblo. Formar las nuevas generaciones a una cultura del diálogo y del encuentro. Afrontar concretamente el drama migratorio. Tutelar el ambiente. Contrastar la corrupción y promover la legalidad en todos los ámbitos. Detener el incremento de los gastos militares y del comercio internacional de los armamentos. Trabajar en pos de una nueva configuración de seguridad, estabilidad y cooperación para Oriente Medio. Programa y relatores En el evento participarán representantes del mundo diplomático, expertos en relaciones internacionales y de los procesos de paz y exponentes de New Humanity y del Movimiento de los Focolares. La primera sesión, que tendrá como título “Chiara Lubich, la educación a la paz”, será introducida por el representante de la Unesco y por Mons. Francesco Follo, Observador permanente de la Santa Sede. Seguirán las intervenciones de María Voce y Jesús Morán, respectivamente presidente y copresidente de los Focolares. La segunda sesión,“Cinco caminos para la educación a la paz en los cinco continentes”, estará constituida por la presentación del testimonio de buenas prácticas en todo el mundo. Por la tarde se llevará a cabo: “El diálogo, remedio a las divisiones del mundo”, sesión abierta por Enrico Letta, quien fue Primer Ministro Italiano y es actualmente Presidente del Instituto Jacques Delors. Seguirán dos momentos de intercambio sobre religiones, economía y política.
Info : Unesco – New Humanity Roma: Tel: +39 06 94798133/+39 338 2640371; info.unesco2016@focolare.org Paris: Tél: +33 6 73 78 56 64 Email: reinventerlapaix2016@gmail.com
Oct 18, 2016 | Sin categorizar
La décima edición del “Forum mundial de la paz”’ y la segunda del “Forum Mundial de los Jóvenes por la Paz” se llevó a cabo contemporáneamente en Florianópolis, Brasil (22-25 de septiembre), con algunos programas compartidos y otros por separado. El Forum vió la participación de 1.500 jóvenes y adultos que venían de 60 países, de diferentes culturas y creencias religiosas. El tema “Nosotros Creemos”, estuvo articulado de esta manera: Nosotros creemos en el cambio, Jornada dedicada a la ecología; Nosotros creemos en los derechos humanos, Jornada dedicada a la humanidad; Nosotros creemos en la paz, Jornada dedicada a la educación. 21 de septiembre, la ceremonia de apertura se realizó en la plaza, frente a la Catedral, donde se presentó un espectáculo con más de 400 bailarines. Entre las cinco banderas agitadas durante la coreografía, estaba también la del Movimiento de los Focolares. La característica principal de la ceremonia la representó el profundo clima de oración en favor de la paz. El 22 de septiembre, se llevó a cabo una marcha por la paz a lo largo de las calles de la ciudad, en la que participaron niños, jóvenes y adultos. «Ha sido una gran emoción – comenta Carlos Palma, Presidente del Forum Mundial de los Jóvenes por la Paz – ver escrito, sobre la puerta de una de las grandes aulas, el nombre de Chiara Lubich acompañado del título “Constructor de Paz” (atribuido por la UNESCO en 1996 por la Educación a la Paz)».
El Forum con los jóvenes fue una explosión de vida con conmovedores testimonios de sus diferentes proyectos y experiencias personales vividas comprometiéndose a favor de la paz. El 23 de septiembre, otros 500 jóvenes provenientes de todo el mundo se conectaron mediante la web a la Conferencia Mundial de los Jóvenes por la Paz que forma parte del proyecto Living Peace International en colaboración con Peace Pals International (New York, USA), que se realiza cada dos meses. El Forum mundial de la Paz concluyó el 25 de septiembre con un profundo momento de oración interreligiosa, con unos 30 representantes de diferentes religiones y tradiciones espirituales. Una parte importante del programa fue la dedicada a la Educación a la Paz, en el centro de la cual se hizo la presentación de Living Peace. La presentación y la historia de este proyecto, cómo se ha difundido en todo el mundo y su pedagogía, fue acompañada por una serie de testimonios de jóvenes de Brasil, España, Paraguay, Estados Unidos de América y de otras partes del mundo.
La consigna del Premio Luxemburgo por la Paz a Omar Abou Baker del Cairo, un joven de Living Peace International fue un momento particularmente emotivo. Al igual que el anuncio de las sucesivas ediciones del Forum Mundial de la Paz: en Amman (Jordania), en el mes de septiembre de 2017 junto a los adultos, y otro en Manila /Filipinas), organizado por los jóvenes con ocasión del Genfest 2018. La firma, en una solemne ceremonia, del Protocolo de Florianópolis, que lleva por título “1% por la Paz”, fue una digna conclusión. Este documento propone a las organizaciones privadas y públicas destinar el 1% de lo que invierten en la seguridad interna y externa, al financiamiento de acciones y proyectos para la formación de una cultura de paz. Eliana Quadro, una joven voluntaria de los Focolares de Florianópolis, recibió una medalla de plata: “Comandante del Forum Mundial por la Paz”, en reconocimiento a su labor en la realización del evento. «El Forum se ha caracterizado por las relaciones profundas que se han creado, – concluyó Carlos Palma – por la gran alegría que albergaban los corazones de todos los participantes, y sobre todo, por la inmensa gratitud hacia Dios y hacia el carisma de Chiara Lubich que nos impulsa hacia la humanidad, haciéndonos constructores de paz y de unidad».
Oct 17, 2016 | Sin categorizar

Paolo Crepaz e Paolo Cipolli
«Un baño de belleza, una ocasión de nuevas relaciones, un pozo de inspiración, una sorprendente correspondencia respecto a la visión de Chiara Lubich sobre la relación con las realidades humanas. El deporte como factor potencial de cambio y al servicio de la humanidad con una apertura valiente a un auténtico diálogo, sin renunciar a donar con liviandad la inspiración fundada en la Sabiduría que ha tocado los corazones y, esperamos, también las mentes y por lo tanto las intenciones de la multiforme representación del deporte mundial». Estas son las impresiones de Paolo Cipolli, presente en el evento, coodinador mundial de Sportmeet, realidad fundada por Chiara Lubich en el 2002, con el objetivo de dar una contribución a la fraternidad universal, en el deporte y a través del deporte. La ceremonia de apertura, presidida por el Papa Francisco, contó con la presencia de invitados significativos, comenzando por el secretario general de las Naciones Unidas Ban Ki-moon, por el presidente del Comité olímpico internacional Thomas Bach y por líderes de otras iglesias y grandes religiones. Los principios inspiradores de la conferencia son seis: compasión, respeto, amor, inspiración, equilibrio, alegría. «El deporte es una actividad humana de gran valor, capaz de enriquecer la vida de las personas, de la que se pueden valer y gozar tanto hombres como mujeres de cada nación, etnia y fe religiosa. El lema olímpico “altius, citius, fortius” es una invitación a desarrollar los talentos que Dios nos dio. Es importante que todos puedan participar en las actividades deportivas, y estoy contento de que en el centro de su atención en estos días esté el compromiso de asegurar que el deporte sea cada vez más inclusivo y que sus beneficios estén verdaderamente al alcance de todos», afirmó el Papa Francisco.
En particular, en referencia a las periferias que son cada vez más numerosas, el Papa amonestó sobre la indiferencia: «Todos conocemos el entusiasmo de los niños que juegan con una pelota desinflada o hecha de trapo en los suburbios de algunas grandes ciudades o en las calles de los pequeños pueblos. Quisiera alentar a todos, a las instituciones, a las sociedades deportivas, a las entidades educativas y sociales, a las comunidades religiosas, a trabajar juntos para que estos niños puedan llegar al deporte en condiciones dignas, especialmente aquellos que están excluidos por causa de la pobreza» El pontífice concluyó con un desafío preciso: «Mantener la genuinidad del deporte, protegerlo de las manipulaciones y del usufructo comercial. Sería triste, para el deporte y para la humanidad, si la gente ya no lograra confiar en la verdad de los resultados deportivos, o si el cinismo y el desencanto tomasen la delantera sobre el entusiasmo y sobre la participación feliz y desinteresada. En el deporte, como en la vida es importante luchar por el resultado, pero¡ jugar bien, con lealtad es todavía más importante!» Con el Papa, en el palco, muchos atletas, entre los cuales los italianos Alessando Del Piero y las medallas de oro en Esgrima en las Olimpiadas, Daniele Garozzo y Valentina Vezzali, la nadadora de Zimbabwe y ex poseedora del record del mundo Kirsty Coventry, el gimnasta Igor Cassina y atletas paralímpicos como la varias veces campeona Anna Schaffelhuber, el atleta Giusy Versace y la campeona de esgrima y medalla de oro en Rio 2016 , Bebe Vio. Muy significativas las breves palabras del maratoniano de Sudán del Sur, Paulo Lokoro, que corrió en Rio 2016 en el equipo olímpico de los refugiados. Dieron su contribución además, en este congreso del 5 al 7 de octubre, más de 300 delegados, de diversas etnias, culturas y religiones, en representación de organismos internacionales, deportivos o no deportivos, de gobiernos, de asociaciones y ONG, de empresas comprometidas en el variado mundo del deporte. Gracias a momentos de reflexión, profundizaciones temáticas, testimonios, trabajos de grupo, se enfocó el rol, insustituible, que el deporte puede tener en el servicio a la humanidad. «Estamos muy felices de haber participado y de haber colaborado en un evento de alcance histórico por su novedad con el cual la Iglesia ha dirigido su mirada al Deporte», subraya Paolo Crepaz, también él de Sportmeet. Como conclusión, con una solemne firma, cada uno se comprometió a ser “gamechanger”, es decir personas que se integran y promueven una red mundial, convencidas de que el deporte puede cambiar el mundo.
Oct 16, 2016 | Sin categorizar
«Educar significa encender una llama, y no llenar un odre. Pero si es una llama que hay que alimentar, hay que educar al hombre para que guarde y aumente el calor y la luz: necesita la educación, que no dura solamente en la época de la infancia, sino que se prolonga desde el nacimiento hasta la muerte, es decir, en todo el tramo de la vida en el que hace falta dar calor y encender una luz». Giordani fue un escritor y un periodista, un hombre político, pero fue también un formidable educador. Sus escritos estaban pensados para enseñar, para formar al ciudadano a una vida recta y, de hecho, fueron muchos – laicos y clero, en la Iglesia y en la sociedad civil – que se formaron con las publicaciones de Giordani, en el difícil periodo de la resistencia cultural al fascismo y después en los años de la guerra fría. Giordani vivía y escribí. Escribía y con ello enseñaba. A su parecer, la educación debe ser un proceso universal, que involucre a todos los ciudadanos. El significado de la función educativa es el de transmitir dos principios que fundamentan a la persona: libertad y responsabilidad. Haciendo referencia a una imagen usada por Plutarco, para Giordani educar significa encender una llama, y crear las condiciones para que el discípulo sepa mantenerla constantemente viva. El baricentro del proceso educativo, con ello, se traslada del docente al alumno, y de la infancia al entero arco de la vida, hacia una auténtica educación permanente: «Los educadores son de orden natural: familia y Estado, y de orden sobrenatural: Iglesia. Cuando los unos y la otra colaboran para alcanzar un solo ideal, cooperando en lugar de tropezándose, la educación alcanza su plena eficacia. Entonces tanto los individuos como las masas no se quedan impasibles y neutrales ante su destino, sino que lo enfrentan con valor: entonces se viven periodos épicos de las grandes empresas de paz y de guerra, del pensamiento y del trabajo. La familia no es sólo un vivero o un hospicio o un alojamiento corporativo: es una iglesia y una escuela. Los padres gozan del derecho que les da la naturaleza, y por ello de Dios, de educar además del de engendrar y alimentar, a los hijos: derecho y deber, irrenunciables, anteriores a cualquier otro derecho de la sociedad civil.
La familia educará si los padres no sólo son personas educadas, sino si tienen conciencia de su misión de maestros; si saben alimentar en las almas infantiles ideales superiores a la comida y a la carrera; si actúan como pequeña iglesia docente. La religión nos sirve también para recordar, elevar y proteger la obligación pedagógica que posee la familia. Y la política debe hacer otro tanto. Por lo tanto, el Estado es el otro gran educador y cumple este deber sobre todo a través de la escuela. Hoy el Estado posee sus escuelas, y tiene el pleno derecho natural de poseerlas. Pero ya no estaría en su derecho si en estas escuelas coartara la conciencia religiosa y pervirtiera la moral; y aún peor, si impidiera a la Iglesia que tenga sus escuelas». «Por lo que se refiere a la moral, la educación es, o tendría que ser, una sola, desde la familia al Estado, desde la parroquia a la propia profesión; educación que toma sus normas de la ley de Dios y construye sobre ésta las leyes del hombre; una educación cuya alma es una fe trascendente que, como tal, saca a los individuos del individualismo y los conecta entre ellos, bajo el impulso de la justicia y de la caridad. Como dijo un pedagogo ilustre: “la verdadera cultura social nació en el Gólgota”». (Igino Giordani, “Educación e instrucción” en La società cristiana, Città Nuova, (1942) 2010, págs. 108 – 111)
Oct 15, 2016 | Sin categorizar

Kevin Kelly
«Cuando conocí los Focolares, decidí hacer algo por los demás. Adherí enseguida a la propuesta de dedicar un poco de mi tiempo al “The way”, un centro de acogida para persona alcohólicas sin hogar. Es gente que ha transcurrido una vida en la calle y ahora ya es anciana o demasiado maltrecha para enfrentar por sí sola ese poco de vida que le queda. Aquí conocí a Paddy, un joven irlandés que había luchado al lado de los ingleses. Como muchos ex soldados no logró enfrentar la vida normal y por lo tanto dejar de beber. En un momento de lucidez me cuenta que nunca disparó el arma para matar, sino que él solo apuntaba a las piernas. Una noche me dí cuenta de que estaba verdaderamente mal y que no superaría la noche. Llamé a un amigo sacerdote que logró darle la unción de los enfermos antes de morir. Juntos después, lo lavamos y lo preparamos para la sepultura. Ocuparnos de Paddy, que después de tanto sufrimiento se encuentra ahora en paz, es como deponer a Jesús de la cruz. Lo tratamos con la misma sacralidad. A continuación conozco a Peter, un médico del hospital St. Vincents con el cual compartimos las experiencias con los alcohólicos. Él tiene intenciones de abrir un hospital de día para la rehabilitación de los alcohólicos y me pregunta si quiero encargarme de la gestión de esta nueva estructura. De acuerdo con mi esposa, pido tres años de licencia en el servicio público donde trabajo y comienzo una estrecha relación con el personal del hospital para crear las condiciones justas para abrir el nuevo centro. Después de muchas consultas se abre en un viejo pub en Fitzroy. El personal está compuesto por un enfermero que tiene mucha experiencia en el sector, algunos profesionales de diversas áreas pero, sobre todo, por ex alcohólicos: personas maravillosas, honestas consigo mismos y con los demás; gracias a su experiencia brindan una gran ayuda a los pacientes, sobre todo en la primera fase de abstinencia.
Trabajar con ellos es una experiencia verdaderamente interesante. Casi todos llegaron a la sobriedad a través de “Alcohólicos Anónimos” y ahora saben cómo comportarse con quien se encuentra todavía “adentro”. Son seres humanos especiales, personas que en la aceptación de su condición, lograron salir transformando el sufrimiento en algo positivo. En determinado momento nos damos cuenta de que algunos pacientes habituales, personas sin hogar e indigentes, se dirigen al centro solo para despachar la borrachera, para luego volver a sus viejas costumbres. Este comportamiento, para los ex alcohólicos que se dedican tanto para ayudar a que las personas se recuperen, es muy difícil de aceptar. Gracias a la relación fraterna que se estableció entre nosotros, puedo compartir con ellos una simple pero revolucionaria enseñanza de Chiara Lubich: “vernos uno al otro cada día con ojos nuevos, como personas nuevas”. La mayor parte de los colaboradores, no sin dificultades, acepta como propio este principio. Y los efectos no tardan en llegar: un paciente habitual, con el récord por número de presencias, tratado por nosotros cada vez como una persona nueva, cuando menos nos lo esperamos decide abandonar el licor. Se deja ayudar, y, ante el estupor de todos, continúa manteniéndose sobrio también durante un largo período, ayudando a su vez a otras personas. Vivir en contacto con los alcohólicos me da la oportunidad de compartir su sufrimiento y conocer el rol del dolor en el desarrollo de las personas. Y también testimoniar la importancia de aceptar y amar a cada persona más allá de cómo se presenta, dando a cada uno toda la confianza que precisa».