Movimiento de los Focolares
Proyecto Together WE connect

Proyecto Together WE connect

En octubre de 2024, comenzó en Belén el proyecto Together WE Connect, un programa de formación del Movimiento de los Focolares que involucra a adolescentes con el objetivo de construir un futuro mejor fortaleciendo el tejido social deteriorado. El programa, de tres años de duración, comenzó con la participación de cinco escuelas en los distritos de Belén y del este de Jerusalén y abarcó a aproximadamente 300 chicos de entre 13 y 15 años.

Se planificaron sesiones de capacitación y actividades interactivas para involucrar y estimular a los estudiantes a través de sus propios lenguajes, como teatro, música, fotografía y talleres deportivos. Durante el primer año se desarrollaron tres temas: autoconciencia, autoestima y desarrollo personal. A continuación, se abordaron la gestión de conflictos, la apertura al encuentro en el trabajo en grupo. Finalmente, el diálogo intergeneracional. Cada tema se asocia a una acción específica del dado de la paz, de modo que cada tema se pone en práctica y se crean relaciones nuevas.

Los conjuntos internacionales Gen Rosso y Gen Verde aportaron su experiencia a través del arte, la música, la danza y el teatro.

Durante la primera semana de mayo de 2025, se celebró un evento para celebrar estos meses de trabajo. Gen Verde y Gen Rosso, junto con un centenar de estos jóvenes, participaron en tres días de talleres antes del evento final, celebrado en Belén unos días después. “Fue una experiencia extraordinaria, y agradecemos a Dios y a los muchos que colaboraron, por sus frutos”, cuentan los participantes.

Desde Tierra Santa nos cuentan: “Desde hace tiempo, deseábamos aportar nuestra contribución para que nuestra labor tuviera impacto en la sociedad, promoviendo actividades continuas. Tiempo atrás, el Patriarca de Jerusalén, cardenal Pierbattista Pizzaballa, había dicho: “Debemos comprometernos de verdad para que el nombre de Dios, hermano y compañero de vida, resuene en las escuelas, las instituciones, los medios de comunicación y los lugares de culto”. Esto nos animó a centrarnos en las escuelas, con los jóvenes. Todos conocemos la situación en la que nos encontramos, la situación que enfrenta la humanidad hoy. Tantas dificultades, tanto dolor: queremos aportar para que los jóvenes puedan tener una perspectiva diferente a la que ven a diario”.

Foto: https://www.focolare-hl.org/

Así nació el proyecto Together We connect. El objetivo era reavivar la esperanza, alimentar la fe y promover una espiritualidad arraigada en el Evangelio entre las generaciones más jóvenes, y formar a las mujeres y los hombres del mañana, capaces de ser promotores de reconciliación y de diálogo. Jóvenes líderes de una nueva cultura de cooperación, fraternidad, de compartir y una ciudadanía activa. Una cultura del cuidado y del encuentro.

Estas son algunas de las impresiones de los estudiantes: “Les agradezco de todo corazón porque lo que hacemos nos hace sentir importantes, y que nuestra existencia y nuestras opiniones son importantes”. “Lo primero que aprendimos fueron valores: amor, humildad, perdón y ayuda mutua. En clase, nos sentíamos como una familia, nos entendíamos mejor y nos ayudábamos más. También comprendí cómo podía ser una luz para los demás y que el focolar no es solo una palabra, sino una forma de vida”. “Me gustó mucho la actividad Together We connect; había gente nueva, fue bonito y me he fortalecido”. “A través de este proyecto, me he conocido mejor a mí misma y a los demás”. “He aprendido métodos para la resolución de conflictos, la escucha y el diálogo”. “Soy muy sensible, y este proyecto me hizo amar más la vida”. “Ha sido un proyecto útil y divertido; por ejemplo, el diálogo entre generaciones. Cuando lo puse en práctica con mi abuela, he conocido cosas que no sabía”.

Lorenzo Russo

Jubileo de los jóvenes: “Aspiren a cosas grandes”

Jubileo de los jóvenes: “Aspiren a cosas grandes”

Mirando la transmisión en directo de la vigilia en Tor Vergata, en la periferia de Roma, y viendo esas imágenes de una inmensa multitud, puede surgir una pregunta: ¿qué han venido a buscar aquí este millón de jóvenes? ¿Estar cerca del Papa León XIV? No me parece suficiente como motivación. ¿Conocer Roma? Podría ser, pero seguramente no habrían escogido estas condiciones de alojamiento, comida y transporte. Pues bien, en el silencio profundo y prolongado durante la hora de adoración se encuentra la respuesta. Estos chicos y chicas que han venido de todo el mundo, se vieron atraídos por Jesús, incluso sin que ellos lo supieran tal vez, para este encuentro personal y comunitario, en donde él sin duda ha hablado al corazón de cada uno, que vuelve a su casa cambiado, con una fe más sólida, con una esperanza de lo divino que no olvidará.

La semana del Jubileo dedicada a los jóvenes empezó el 28 de julio y concluyó el domingo 3 de agosto. Se han organizado muchísimas actividades para recibir a los que llegaban a Roma para vivir estos días: visitas a lugares históricos, a las Basílicas, eventos culturales, conciertos, catequesis.

El Movimiento de los Focolares también propuso 4 recorridos especiales en Roma siguiendo la Peregrinación de las Siete Iglesias, ideada por San Felipe Neri. Es un itinerario histórico que ha acompañado a los peregrinos desde el siglo XVI. Un camino de fe y comunión fraterna, hecho de oración, cantos y reflexiones sobre la vida cristiana, con actividades de grupo, catequesis y testimonios, ayudados por un librito de meditaciones para una profundización espiritual a la luz del carisma de la unidad. El nutrido grupo que adhirió a la propuesta estaba compuesto por jóvenes de lenguas inglesa, húngara, holandesa, italiana, alemana, rumana, coreana, española y árabe.

Todo el “viaje” se basó en 4 ideas clave: peregrinación (un camino), puerta santa (una apertura), esperanza (mirar hacia adelante) y reconciliación (construir la paz).

“Esperanza” es la palabra que se transmite en el testimonio de Samaher, joven siria de 28 años: “Los años de mi infancia han sido dolorosos, oscuros y solitarios. La casa no era un lugar seguro para una niña por los conflictos, y ni siquiera la sociedad, por el bullying. Afrontando todo sola, sin poderlo compartir con nadie, llegando a intentos secretos de suicidio por la fuerte depresión y el miedo. El Evangelio me cambió, después que la vida dentro de mí se había apagado y todo se había vuelto oscuro… me devolvió la luz”.

Las catequesis se llevaron a cabo en el Focolare meeting point a cargo de Tommaso Bertolasi (filósofo), Anna Maria Rossi (lingüista) y Luigino Bruni (economista). “Una mirada que parte del amor y suscita amor, ¿no es acaso el rostro más concreto de la esperanza?” es la pregunta provocatoria dirigida por Anna Maria Rossi a los jóvenes peregrinos.

José, un joven de 18 años de Panamá, lo confirmó en el testimonio que compartió a propósito del período de su enfermedad: “Mi experiencia demuestra que, cuando pones en práctica el arte de amar que consiste en ver a Jesús en todos, amar a todos, amar a los enemigos, amar como a ti mismo, amarse recíprocamente…, no sólo cambia tu vida, sino que también cambia la de los demás. Justamente este arte de amar, que muchos han compartido conmigo, ha creado un equilibrio tan fuerte que me ha ayudado a no derrumbarme en los momentos difíciles, sosteniéndome y reforzándome a través de cada obstáculo con el que me encontré”.

También Laís de Brasil no escondió los retos que encontró al separarse sus padres: “Hubo momentos en los que no entendía por qué vivían separados y deseaba que estuvieran nuevamente juntos. Sin embargo, cuando tuve una mayor conciencia de lo que había pasado entre ellos, les pude plantear preguntas sinceras, y ninguno de los dos me ocultó la verdad. Ello me ayudó a aceptar la realidad de nuestra familia. Hoy tienen una relación de amistad y eso para mí es un ejemplo de madurez, perdón y amor verdadero, que va más allá de las dificultades y los errores. Recomenzar es posible cuando nos ponemos realmente en juego”.

El papa León, en varios momentos hizo intervenciones y saludos fuera de programa, como cuando, en la misa de bienvenida, quiso hacerse presente en la conclusión recorriendo, a bordo del “papamóvil” la Plaza San Pedro y la via della Conciliazione, repleta de jóvenes, para saludarlos. Hablando espontáneamente dijo: «Esperemos que todos ustedes sean siempre signos de esperanza (…) Caminemos juntos con nuestra fe en Jesucristo y nuestro grito tiene que ser también para la paz del mundo”.

Luego, el sábado 2 de agosto, mientras la naturaleza regalaba un magnífico atardecer, respondiendo a las preguntas de los jóvenes en Tor Vergata volvió a remarcar su llamado: “Queridos jóvenes, ¡quiéranse entre ustedes! Quererse en Cristo. Saber ver a Jesús en los demás. La amistad puede cambiar realmente el mundo. La amistad es un camino hacia la paz ”. Y luego agregó: “Para ser libres, hay que partir del cimiento estable, de la roca que sostiene nuestros pasos. Esta roca es un amor que nos precede, nos sorprende y nos supera infinitamente: es el amor de Dios. (…) Encontramos la felicidad cuando aprendemos a donarnos nosotros mismos, a donar la vida por los demás”. Indicó luego el camino para seguir a Jesús: “¿Quieren ustedes encontrarse verdaderamente con el Señor Resucitado? Escuchen su palabra, que es Evangelio de salvación. Busquen la justicia, renovando la forma de vivir para construir un mundo más humano. Sirvan al pobre, dando testimonio del bien que quisiéramos siempre recibir del prójimo”.

En la Misa del domingo el papa León XIV les dijo a los jóvenes que estamos hechos “para una existencia que se regenera constantemente en la donación, en al amor. Y así aspiramos continuamente a un “algo más” que ninguna realidad creada nos puede dar; sentimos una sed grande y ardiente a tal extremo, que ninguna bebida de este mundo puede saciar”. Y concluyó la homilía con una apremiante invitación: “Queridísimos jóvenes, nuestra esperanza es Jesús. (…) Aspiren a cosas grandes, a la santidad, en cualquier lugar en donde se encuentren. No se contenten con algo menos”.

Saludándolos al final, definió estos días como “una catarata de gracia para la Iglesia y para el mundo entero”. Recordando una vez más su grito por la paz: “Estamos con los jóvenes (…) de todas las tierras ensangrentadas por las guerras. (…) Ustedes son el signo de que un mundo distinto es posible: un mundo de fraternidad, en donde los conflictos se afrontan no con las armas sino con el diálogo”.


Se concluye la experiencia única e irrepetible del Jubileo de los Jóvenes 2025. En este increíble viaje hemos: caminado, cantado, caminado, bailado, disfrutado, caminado, rezado, reído y caminado… arrastrados por una meta común y muchos compañeros de viaje. Sí, porque más allá del programa estupendo que nos enriqueció cultural y espiritualmente, quedará para siempre impresa en nuestros ojos la imagen de miles de chicos como nosotros que caminaban. Quizá si les hubiéramos preguntado a algunos de ellos cuál era su meta, habrían respondido algo como: “Estamos yendo a la iglesia de Santa María la Mayor” o bien “Estamos yendo a descansar finalmente”, pero estoy convencido de que si hubiéramos preguntado cómo lo estaban haciendo, habrían contado con los ojos llenos de energía sobre las canciones que cantaron, sobre los chicos con quienes hicieron amistad y sobre la plenitud de espíritu que este caminar les regaló. En el fondo, para nosotros el Jubileo ha sido eso, un camino como ningún otro, en una ciudad como

ninguna otra, en donde se unen sueños, esperanzas, alegrías y dolores de un mar de personas, en donde si caminas solo, tienes de todos modos un compañero a tu lado, en donde el mundo es al mismo tiempo minúsculo e inmenso, en donde todo grita Unidad. Volvemos a casa con un recuerdo que no se borrará fácilmente, el recuerdo de un Mundo Unido en el que nos tomamos de la mano y caminamos, con la cabeza bien alta y el corazón lleno de un espíritu más grande.

Mattia, Calabria (Italia)


Carlos Mana (con la colaboración de Paola Pepe)
Foto © Joaquín Masera – CSC Audiovisivi

Chiara Lubich a los jóvenes: la alegría de los primeros cristianos

Chiara Lubich a los jóvenes: la alegría de los primeros cristianos

(…)

La alegría de los primeros cristianos (como por otra parte la de los cristianos de todos los tiempos y de todos los siglos, cuando el cristianismo se vive radicalmente), la alegría de los primeros cristianos era una alegría realmente nueva, desconocida hasta entonces. No tenía nada que ver con la risa, con la euforia, con el buen humor. Ni ─como diría Pablo VI─ tenía nada que ver con «la alegría exaltante de la existencia y de la vida», con «la alegría tranquilizadora ─ continuaría ─ de la naturaleza y del silencio». (…) Aunque todas ellas sean hermosas…

La de los primeros cristianos era distinta: era una alegría parecida a la embriaguez que invadió a los Discípulos cuando vino el Espíritu Santo.

Era la alegría de Jesús. Porque Jesús, así como tiene su propia paz, tiene su propia alegría.

Y la alegría de los primeros cristianos, que brotaba espontánea del fondo de su ser, saciaba completamente su ánimo.

Ellos habían encontrado realmente eso que necesita y va buscando el hombre de ayer, de hoy y de siempre. Habían encontrado a Dios. Habían encontrado la comunión con Dios. Y esto los saciaba completamente y los llevaba a la realización. Eran hombres auténticos.

De hecho, el amor la caridad, con la cual Cristo, a través del bautismo y de los demás sacramentos, enriquece el corazón de los cristianos, se puede comparar a una planta. Cuanto más hunde sus raíces en el terreno, es decir, cuanto más se ama al prójimo, tanto más crece la planta, es decir, el tallo. O sea, cuanto más se ama al prójimo, más el corazón se inunda de amor a Dios. Este amor, esta comunión no es algo en lo que se cree solamente por fe, sino que es una comunión experimentada. Y esto es felicidad, es la felicidad: se ama y nos sentimos amados.

Esta era la alegría de los primeros cristianos, esta era la felicidad de los primeros cristianos, de grandes y jóvenes como ustedes, que después se manifestaba en forma de jubilosas liturgias maravillosas y rebosantes de himnos de alabanza y de acción de gracias.

(…)

Chiara Lubich

(Para acceder al texto completo: https://chiaralubich.org/archivio-video-it/la-gioia/)
Foto: © Archivio CSC Audiovisivi

Paolo Rovea, una vida en Dios

Paolo Rovea, una vida en Dios

Gratitud y reconocimiento a Dios. Estas palabras resumen la multitud de mensajes que han llegado de todo el mundo por Paolo Rovea. El 3 de julio de 2025, en un accidente de montaña, Paolo puso fin a su vida terrenal. Casado con Barbara, tienen cinco hijos: Stefano, Federico, Francesco, Miriam y Marco.

En 1975 conoció el Ideal de la unidad del Movimiento de los Focolares. “Me cambió la vida radicalmente”, dijo. Ese año, asistió al Genfest en Roma, y regresó con el deseo de vivir al 100% con los gen, los jóvenes del Movimiento de los Focolares. Durante 14 años, se comprometió incansablemente, haciendo del Evangelio su estilo de vida.

Con Barbara, también una gen, comenzaron a planear formar una familia. Las parejas comprometidas y las familias jóvenes comenzaron a considerarlos cada vez más como puntos de referencia. Una de ellas escribió: “Con gran dolor por esta pérdida, estamos profundamente agradecidos por el amor, la estima, y la confianza que recibimos de Paolo. Agradecidos por los muchos años de acciones extraordinarias y alocadas que compartimos. Con Barbara, él forjó la historia de Familias Nuevas —la rama de los Focolares para el apoyo familiar— y la historia de muchas parejas, incluida la nuestra”.

Paolo también se va consolidando cada vez más en su profesión, con experiencia y sensibilidad. Se graduó en medicina por la Universidad de Turín (Italia), especializándose en oncología y radioterapia oncológica. En la misma universidad, impartió un máster plurianual. Trabajó como médico de hospital y posteriormente se convirtió en jefe del departamento de Oncología y Radioterapia Oncológica en Turín, hasta su jubilación en 2021. También obtuvo un máster y realizó cursos de perfeccionamiento de bioética.

En 1989, sintió la llamada de Dios al camino del focolar y le confesó a Danilo Zanzucchi, uno de los primeros focolarinos casados: “Estoy en un momento muy importante de mi vida: mi trabajo como médico debe convertirse en permanente; me casé hace cinco meses. (…) Doy gracias a Dios por todos los dones que me ha concedido: en primer lugar, por el ideal de unidad (…), por mi familia (…) la vida gen (…); por Barbara, mi esposa, con quien estoy viviendo unos meses maravillosos (…) Te aseguro que emprendo con un renovado deseo de santidad este camino único que es el focolar”.

Una vida arraigada en un crecimiento constante en su relación con Dios.

Muchos recuerdan cómo Pablo rara vez decía que no a una petición o necesidad; estaba presente para quien lo necesitara con un amor concreto. Su talento y profesionalismo estaban al servicio de quienes lo rodeaban: si había que cantar o tocar música, cantaba y tocaba; si había que escribir un texto, escribía; si había que dar un consejo médico, estaba dispuesto; si había que dar un consejo, lo daba con desapego, animando a los temerosos y animando a los inseguros. Su capacidad para acercarse a la vida de todos los que iba conociendo, hizo que, con el tiempo, muchos lo percibieran como un verdadero hermano, un miembro de la familia, un amigo fiel.

El compromiso de Paolo y Barbara con el Movimiento de los Focolares va creciendo, especialmente dentro de Familias Nuevas (FN). Una de los ámbitos que les apasiona profundamente es la educación sobre la afectividad y la sexualidad. Gracias a ellos, en 2011, en sinergia con las diversas agencias de formación del Movimiento de los Focolares, nació un programa en este ámbito, Up2Me, basado en la visión antropológica característica de los Focolares.

Maria y Gianni Salerno, responsables de Familias Nuevas, dicen: “Aunque a Paolo y Barbara los conocemos desde cuando éramos jóvenes, hemos trabajado juntos a diario durante los últimos 10 años en la Secretaría Internacional de Familias Nuevas. La pasión, la generosidad, la creatividad y el compromiso incansable con el que Paolo lo llevaba a cabo todo, siempre atento a la relación con cada persona, siguen siendo un testimonio muy grande para nosotros y siempre han sido un incentivo para avanzar juntos, para esforzarnos cada vez más y mejor por servir a las familias de todo el mundo. A menudo, cuando hablábamos con él sobre cómo abordar los desafíos que enfrentan las familias hoy en día, para estar cada vez más cerca de todos, sugería ideas innovadoras, útiles para adaptarse a los nuevos tiempos y a las necesidades de la gente. Viajó mucho con Barbara y dejó una estela de luz en todo el mundo”.

“Muchas de las nuevas iniciativas de Familias Nuevas, continúan los Salerno, fueron sugeridas y coordinadas por él, junto con Barbara. Entre ellas se incluyen el programa Up2me, Formato Familia, un programa de diálogo y crecimiento con otras familias en la ciudadela internacional de los Focolares en Loppiano, y, por último, pero no menos importante, la Loppiano Family Experience, una escuela de tres semanas para animadores de Familias Nuevas de todo el mundo, también en Loppiano. Incluso en esta dolorosa pérdida, sabemos que podemos contar con su apoyo irremplazable, que ahora, desde el Cielo, será aún más fuerte…”.

¡Gracias, Paolo!

Lorenzo Russo

Fratellanza

Fratellanza

Ven, hermano exiliado, abracémonos. Dondequiera que estés, como sea que te llames, hagas lo que hagas, eres mi hermano. ¿Qué me importa si la naturaleza y las convenciones sociales se esfuerzan por separarte de mí, con nombres, especificaciones, restricciones, leyes?

El corazón no se detiene, la voluntad no conoce límites, y con un esfuerzo de amor podemos cruzar todas estas barreras y reunirnos como familia.

¿No me reconoces? La naturaleza te colocó en otro lugar, te creó de otra manera, dentro de otras fronteras. ¿Eres quizás alemán, rumano, chino, indio? ¿Eres quizás amarillo, color aceituna, negro, bronce, cobrizo? Pero ¿qué importa?

Eres de otra patria, pero ¿de qué sirve? Cuando este pequeño globo, aún incandescente, se consolidó, nadie podía imaginar que por esas fortuitas excrecencias los seres se matarían entre sí durante mucho tiempo.

E incluso hoy, frente a nuestros sistemas políticos, ¿te parece que la naturaleza nos pida permiso para expresarse mediante volcanes, terremotos e inundaciones? ¿Y te parece que le importan nuestras disparidades, apariencias y jerarquías?

Hermano desconocido, ama tu tierra, tu fragmento de la corteza común que nos sustenta, pero no odies la mía. Bajo todas las apariencias, bajo las clasificaciones sociales, por codificadas que sean, tú eres el alma que Dios creó, hermana de la mía, de la de todos los demás (único es el Padre), y eres como todos los demás, un hombre que sufre y quizá hace sufrir, que tiene más necesidades que capacidades, que oscila, se cansa, tiene hambre, tiene sed, tiene sueño, como yo, como todos.

Eres un pobre peregrino que persigue un espejismo. Te crees el centro del universo, y solo eres un átomo de esta humanidad que se mueve sin aliento entre dolores en lugar de alegrías, milenio tras milenio.

No eres nada, hermano, así que unamos fuerzas en lugar de buscar el conflicto. No te enorgullezcas, no te separes, no acentúes las marcas de diferenciación ideadas por el hombre.

¿No lloraste al nacer como yo? ¿No gemirás al morir como yo? El alma regresará, sea cual sea su envoltura terrenal, desnuda, igual. Tú vienes. De más allá de todos los mares, climas, leyes, de más allá de cualquier ámbito social, político e intelectual, de más allá de todos los límites (el hombre no sabe circunscribir, dividir, aislar), vienes, hermano.

En ti reconozco al Señor. Libérate, y desde ya, hermanos como somos, abracémonos.

Igino Giordani
in: Rivolta cattolica, Città Nuova, 1997 (ed. Piero Gobetti, Torino, 1925)

Elena Merli

Foto: © CM – CSC Audiovisivi