Movimiento de los Focolares
Festival Ecuménico de los Jóvenes

Festival Ecuménico de los Jóvenes

El “Ecumenical Youth Festival” nace del corazón de muchos jóvenes cristianos y tiene como lema “Caminar todos juntos en la luz de Cristo”.  El evento se llevó a cabo en Timisoara (Rumania), capital europea de la cultura, del 1 al 7 de mayo de 2023. El evento Una verdadera fiesta en la que los jóvenes son protagonistas y en la que cada uno es testigo de la fraternidad que se genera por el encuentro con Cristo. Ese es el corazón del Ecumenical Youth Festival, el festival ecuménico que se realizó del 1 al 7 de mayo en Rumania, en la ciudad de Timisoara.  La motivación del evento nació tras la Semana de oración por la unidad de los cristianos del año 2022, en un grupo de jóvenes de  6 confesiones cristianas distintas: católica rumana, greco-católica, ortodoxa rumana, ortodoxa serbia, luterana y calvinista.  El obispo rumano-católico József-Csaba Pál cuenta que los 14 meses de trabajo juntos han sido “una verdadera escuela de unidad”. El programa del Festival contaba con un gran número de conferencias, debates y talleres; momentos que también se enriquecieron con una bellísima procesión ecuménica, con la visita a las iglesias y museos de las distintas confesiones de Timisoara. Hubo asimismo actividades de recreación, como las que tuvieron lugar en el parque Carmen Sylva, o la velada juvenil en la Casa Kolping y el paseo en barco por el río Bega. El grupo Juntos por Europa se involucró en un taller con la presencia de 100 jóvenes sobre el tema de la participación ciudadana y de la transformación de la ciudad. Una iniciativa que es una parte importante del Proyecto Dialogue. El 6 de mayo, el grupo Gen Verde presentó un concierto en la Sala Capitol de la Filarmónica de Banat en Timisoara. Una función fruto del proyecto Start Now: 5 días de talleres de danza, canto, percusión y teatro que vieron participar a jóvenes rumanos de distintas confesiones cristianas en la realización del espectáculo, en donde había alrededor de 850 espectadores. La ciudad Timisoara ha sido elegida como Capital cultural de Europa para el año 2023. La ciudad de más de 300.000 habitantes sigue siendo fiel a su espíritu, hospedando actualmente 21 culturas y 18 religiones. En un clima acogedor, este lugar reúne comunidades culturales diferentes, entre las cuales rumanos, alemanes, húngaros, serbios, croatas, italianos, españoles y búlgaros. “Timisoara es el lugar en donde se puede vivir mejor el ecumenismo”, explica la joven ortodoxa Cezara Perian. La ciudad se inspira en su pasado (hospedó la primera biblioteca pública con sala de lectura durante el Imperio Habsburgo y la primera proyección cinematográfica),  explorando al mismo tiempo el poder transformador de la cultura para plasmar su futuro. Timisoara es una ciudad fácil de recorrer, cuenta con más de  40.000 estudiantes, y con un activo sector creativo y una serie de acogedoras instituciones culturales. La riqueza de la trama urbana, que comprende más de 10.000 edificios históricos, espacios públicos generosos y barrios históricos con identidades distintas, unida al desarrollo de los corredores azul-verdes a lo largo del Canal Bega, da a la ciudad un aspecto atractivo para las familias, para que se instalen profesionales de todos el mundo, pero también para los espíritus libres que viajan con la mochila en sus espaldas por Europa. Los jóvenes Durante esos días del Festival, caminando por las calles de Timisoara,  numerosos eran los jóvenes que llevaban puestas las camisetas características del evento. Muchos participaron como voluntarios, organizando almuerzos públicos, paseos y actividades en toda la ciudad. El jueves 4 de mayo, chicos y chicas de diferentes tradiciones religiosas, junto a sus comunidades y a los sacerdotes, realizaron una procesión que tuvo como etapas el paso por cuatro iglesias. Partiendo de la iglesia greco-católica Sfânta Maria Regina Păcii, 300 personas ocuparon las calles de Timisoara cantando el himno  del Ecumenical Youth Festival. La primera etapa fue la Parohia Reformată Timișoara, de la Iglesia reformada, en donde los jóvenes pudieron caminar en silencio y en oración, interpelados por los mensajes escritos en los muros que invitaban a la reflexión.  Una vez que llegaron a la Mitropolitană Orthodoxă Cathedrala, los participantes de la procesión rezaron juntos e integraron un coro lírico ortodoxo. Por último, en la Catedral Rumana Católica de San Jorge, todos depositaron sus velas formando un corazón delante de la Iglesia. Ciobotaru Luca Paul, un joven rumano-católico nos comparte: “En este festival ecuménico renovamos nuestra fe, colaboramos y no dejamos que nuestras creencias nos dividan”. Dos mujeres que estaban de paso por la ciudad preguntaron qué era esa manifestación. Quedaron muy impactadas porque, siendo jóvenes ortodoxas, reconocieron que las velas utilizadas provenían de su tradición, por más de que no conocieran los cantos. Cuando entendieron que se trataba de una procesión ecuménica se dijeron: “Pero, ¿cómo es posible que haya tantos cristianos juntos?”. Ese ha sido el mensaje de unidad en la diversidad que el evento ha querido transmitir.

Ana Clara Giovani

Asamblea continental en América Latina: un llamado a ser escuchados

Asamblea continental en América Latina: un llamado a ser escuchados

Las Asambleas regionales de la fase continental del Sínodo 2021-2024 han concluido con la Asamblea del Cono Sur, realizada en Brasilia durante el mes de marzo de 2023.  Sobre este camino recorrido, compartimos aquí algunas reflexiones de miembros del Movimiento de los Focolares que han participado en la Asamblea final.    “Desde el momento en que supe de mi elección, además de la gran alegría de poder participar, sentí una gran responsabilidad, la de poder ser un verdadero canal a través del cual dejar pasar al Espíritu Santo”. Son éstas las palabras de Mercedes Isola (de la ciudad de La Plata, Argentina), voluntaria del Movimiento de los Focolares, elegida como laica por los Obispos de la región para participar en la Asamblea continental para el Sínodo del Cono Sur. Se realizó en Brasilia, en la sede de la  CNBB (Conferencia Nacional de Obispos de Brasil). Un espacio para compartir ampliamente, en donde ha sido posible redescubrir –nos sigue diciendo Mercedes– la  “dignidad bautismal que nos hace a todos hermanos, pueblo de Dios, corresponsables en la misión, independientemente de la vocación de cada uno.  Las ‘comunidades de discernimiento’, compuestas por personas de distintas proveniencias y vocaciones, han sido la confirmación de esa realidad: el Espíritu Santo sopla en todos, sin distinciones”. El encuentro, en donde estaban presentes más de 200 personas, empezó con la entrada de las imágenes de la Virgen María, patrona de cada uno de los países, a las que se les encomendaron los trabajos de esta Asamblea. El evento congregó a brasileños, chilenos, uruguayos, argentinos y paraguayos.  En la diversidad de esos pueblos se admiraba la belleza de cada uno de ellos.  Y en diálogo con los demás cada uno se hizo constructor de verdadera sinodalidad. “Abrirse a  una Iglesia con mayor participación de los laicos, inclusiva, transparente, coherente en el seguimiento de Jesús y concreta en su servicio y misión, son sólo algunos de los puntos que se afrontaron y profundizaron en esos días –nos cuenta Eliane de Carli, focolarina casada de Brasil–.  “Esta experiencia –sigue diciendo– que consiste en una práctica llamada “conversión espiritual”, nos permitió tener una comunión muy profunda en los grupos de trabajo.  Además, la riqueza de esta internacionalidad nos dio la posibilidad de conocer los retos de la Iglesia en cada país, algunos muy similares entre sí”. Una semana de intenso trabajo que se transformó en experiencia de vida. Es lo que se percibe también en las palabras de Marise Braga, focolarina brasileña: “la jornada empezaba con un momento de oración, organizado cada día por un país diferente. Para la elaboración del documento final y sobre la base de los cuestionarios recogidos en los varios países en la fase local, se le pedía al grupo que respondiese a tres preguntas, remarcando las luces que surgían de esos informes, pero evidenciando también las sombras, las tensiones y los retos de determinadas temáticas en cada territorio. Por último, se individualizaban las prioridades que habría que afrontar en el Sínodo”. El rol de las mujeres en la Iglesia fue uno de los temas recurrentes durante esta Asamblea Continental del Cono Sur; una cuestión que está adquiriendo cada vez más importancia junto a las problemáticas juveniles que deben ser encaradas. “Antes de la misa conclusiva de esa fase sinodal, los jóvenes pidieron la palabra –comenta  Mercedes Isola–.  Fue muy impactante oír de ellos mismos por qué sus amigos ya no están en la Iglesia. Los jóvenes pidieron una mayor apertura, una Iglesia que permita a todo el pueblo de Dios ser protagonista, con sus puertas abiertas, como dice el Papa Francisco”. Una exigencia que parece ser común a todos los continentes en este proceso sinodal y que, como lo sostuvo el Padre Pedro Brassesco, secretario adjunto del Celam (Conferencia Episcopal Latinoamericana y del Caribe) nos impulsa a “aprender una nueva manera de ser Iglesia”. “La Iglesia nos ha llamado a ser escuchados –concluye Marise– no sólo a los Obispos, sino a todo el pueblo de Dios.  A menudo es necesario invertir la pirámide para conocer lo que hay en el fondo, pero para ver los frutos de este trabajo se requiere paciencia.  Tal vez nuestros hijos, nietos y bisnietos podrán gozar de todo ello. Ahora estamos plantando una semilla, y debemos tener esperanza.  Es un primer paso, hacia una Iglesia más cercana”.

Maria Grazia Berretta

Evangelio vivido: la verdadera amistad

Un vínculo profundo en el que no sólo está en juego nuestro destino sino también el destino del otro, su historia. Esta es la verdadera amistad: un bien gratuito y no reembolsable; una relación auténtica donde cada uno, al apoyar al otro, al final se encuentra consigo mismo. El amigo en problemas Conducía al trabajo cuando vi a un antiguo colega de la universidad en la calle. Lo llevé y en el camino me contó sus problemas: por el COVID se había quedado sin trabajo de mesero; además, en el hospedaje donde residía no tenía agua caliente y energía eléctrica, pues no había pagado las cuentas. Fue espontánea mi invitación a tomar una ducha y lavar la ropa en mi casa, cuando lo necesitaba. Él aceptó con gusto. Un día vino como siempre, no estaba bien, pero no tuvo valor para decírmelo. Después de dos días, descubrí que tenía COVID. Cuando el amigo se enteró, entendió que era él quien me había contagiado, así que no tenía ganas de volver a lavar sus cosas. Pero le aseguré que no tenía nada contra él y volvimos a vernos seguido. Si encontré la fuerza para salir al encuentro de este hermano mío, fue porque como cristiano me siento llamado a detenerme y comprender las necesidades de mi prójimo, para ayudarlo y amarlo como nos dice Jesús en el Evangelio. (Steve – Burundi)

Matrimonio en crisis Desde Brasil, tierra de su “gran amor”, Brigitte me había escrito que su esposo, que se había vuelto alcohólico, la había abandonado a ella y a sus tres hijos. Con el consentimiento de mi esposo, decidí visitarla. Aunque el viaje fue un gasto muy alto para nuestra economía, prevaleció el deseo de estar cerca de esta vieja amiga. Encontré a Brigitte destrozada, desilusionada, desorientada; se preguntó por qué ese destino: lejos de su patria y parientes, sola, fracasada en todos los sentidos. Hablamos de la posibilidad de un regreso a Francia. Sin embargo, ella no veía el alejamiento total del padre como algo positivo para los niños. Podía entenderla. Para su economía, estando allí me comuniqué con la editorial donde trabajo, que le encargó algunas traducciones al francés. Pero el verdadero regalo para Brigitte, y también para mí, fue que, recordando nuestra juventud, pensando en las preguntas sobre la fe y el deseo de construir un mundo más humano, ese sueño pareció revivir. Finalmente, ella misma identificó la forma más concreta de comprometerse con los demás, un camino hacia la reconstrucción. Volví con nuevas fuerzas. (J.P. – Francia)

Maria Grazia Berretta

(tomado de Il Vangelo del Giorno, Città Nuova, año IX – n.1- marzo-abril 2023)

Burundi: Jean Paul – la certeza del amor de Dios

Jean Paul es un joven burundés que en 2015, en un momento de repetidos conflictos internos en el país, sufrió una emboscada que puso en grave peligro su vida. Una experiencia en la que el dolor fue transformado por la fe y sostenido por el amor de muchos en el mundo, convirtiéndose así en terreno fértil donde testimoniar concretamente el amor de Dios. https://www.youtube.com/watch?v=QVHb94Xh-Ug&list=PL9YsVtizqrYvAn5euPkyRHZa7tf4wx7-1 Copyright 2023 © CSC Audiovisivi

Evangelio vivido: la verdadera amistad

Un vínculo profundo en el que no sólo está en juego nuestro destino sino también el destino del otro, su historia. Esta es la verdadera amistad: un bien gratuito y no reembolsable; una relación auténtica donde cada uno, al apoyar al otro, al final se encuentra consigo mismo. El amigo en problemas Conducía al trabajo cuando vi a un antiguo colega de la universidad en la calle. Lo llevé y en el camino me contó sus problemas: por el COVID se había quedado sin trabajo de mesero; además, en el hospedaje donde residía no tenía agua caliente y energía eléctrica, pues no había pagado las cuentas. Fue espontánea mi invitación a tomar una ducha y lavar la ropa en mi casa, cuando lo necesitaba. Él aceptó con gusto. Un día vino como siempre, no estaba bien, pero no tuvo valor para decírmelo. Después de dos días, descubrí que tenía COVID. Cuando el amigo se enteró, entendió que era él quien me había contagiado, así que no tenía ganas de volver a lavar sus cosas. Pero le aseguré que no tenía nada contra él y volvimos a vernos seguido. Si encontré la fuerza para salir al encuentro de este hermano mío, fue porque como cristiano me siento llamado a detenerme y comprender las necesidades de mi prójimo, para ayudarlo y amarlo como nos dice Jesús en el Evangelio. (Steve – Burundi) Matrimonio en crisis Desde Brasil, tierra de su “gran amor”, Brigitte me había escrito que su esposo, que se había vuelto alcohólico, la había abandonado a ella y a sus tres hijos. Con el consentimiento de mi esposo, decidí visitarla. Aunque el viaje fue un gasto muy alto para nuestra economía, prevaleció el deseo de estar cerca de esta vieja amiga. Encontré a Brigitte destrozada, desilusionada, desorientada; se preguntó por qué ese destino: lejos de su patria y parientes, sola, fracasada en todos los sentidos. Hablamos de la posibilidad de un regreso a Francia. Sin embargo, ella no veía el alejamiento total del padre como algo positivo para los niños. Podía entenderla. Para su economía, estando allí me comuniqué con la editorial donde trabajo, que le encargó algunas traducciones al francés. Pero el verdadero regalo para Brigitte, y también para mí, fue que, recordando nuestra juventud, pensando en las preguntas sobre la fe y el deseo de construir un mundo más humano, ese sueño pareció revivir. Finalmente, ella misma identificó la forma más concreta de comprometerse con los demás, un camino hacia la reconstrucción. Volví con nuevas fuerzas. (J.P. – Francia)

Maria Grazia Berretta

(tomado de Il Vangelo del Giorno, Città Nuova, año IX – n.1- marzo-abril 2023)