Jun 10, 2013 | Focolare Worldwide
«Después de haber hablado en los templos budistas y en la mezquita de Harlem, Chiara Lubich deseaba dirigir unas palabras a los hermanos judíos. «Es con gran alegría –dijo- que me encuentro hoy con ustedes, que constituyen una de las más grandes comunidades hebreas del mundo. Una gran alegría porque […]. Nunca tuve la afortunada posibilidad de encontrar en un grupo tan numeroso de quienes, como dijo el Santo Padre Juan Pablo II, son mis ‘hermanos mayores’ y poder honrarlos y amarlos como tales. Los 150 presentes entonaron Shalom, el canto de la paz. Todo se desarrolló en un clima ceremonial sagrado, marcado por Palabra de Dios del Antiguo Testamento y de la percepción de asistir a un acontecimiento que –como se dijo- significaba “cerrar una época y abrir otra: la de la unidad” Delante estaba un gran candelabro con 7 brazos (la menorah) cuyas velas fueron encendidas con solemnidad: la primera la luz, la segunda la justicia, la tercera la paz, la cuarta la benevolencia, la quinta la fraternidad, la sexta la concordia. Para encender la séptima, la vela del centro, fue invitada Chiara y el presidente [de la B’nai B’rith, Dr. Jaime Kopec, ndr]: es la vela de la verdad, el sigilo de Dios, el corazón de la vida. Después de encenderla, Chiara se dirigió al presidente proponiéndole realizar en ese momento un pacto de unidad. Y él respondió: “éste es un pacto”. Luego, en su intervención, en la que se dirigió a Chiara llamándola “hermana”, quiso explicar a todos que “el pacto de amarnos, de confianza en el futuro, de enterrar los siglos de intolerancia. No es fácil, pero sólo los valientes realizan empresas difíciles” “La unidad se logra en el respeto de la diversidad –agregó Mario Burman [encargado del diálogo interreligioso de la B’nai B’rith, ndr]- Comienza un tiempo nuevo”. Y dirigiéndose directamente a Chiara dijo: “Chiara, la Argentina tiene necesidad de su mensaje” “Estoy aquí –afirmó Chiara- con hermanos con los que compartimos una auténtica fe en un solo Dios y tenemos en común el patrimonio inestimable de la Biblia en lo que nosotros llamamos: el Antiguo Testamento. ¿Qué hacer? ¿Qué pensar? Si la simple regla de oro (haz a los otros lo que deseas sea hecho a ti) logra llevarnos a fraternizar, si la fe de un Ser superior, no siempre Dios, nos vincula a fieles de otras religiones, ¿qué ocurrirá si el Señor comienza a aclarar que Su voluntad es estrechar entre nosotros, judíos y cristianos, una relación fraterna? (…).Muchas verdades divinas, que impregnan vuestra tradición hebrea y que nosotros compartimos me han iluminado. Son verdades que pueden cimentar la vida espiritual nuestra y vuestra. (…) A partir de ello soñé que si vivimos juntos estas verdades, podemos ofrecer con nuestra profunda comunión, con nuestra colaboración, una nueva esperanza al mundo”» Extraído de “Las luces de la menorah – con Chiara Lubich en Argentina y Brasil”, Città Nuova Ed., Roma, 1998, pp. 132,34.
Jun 8, 2013 | Focolare Worldwide
«Después de una experiencia pastoral como vice-párroco durante once años, mi obispo, antes de confiarme la parroquia, me dio la oportunidad de pasar cuatro meses en la ciudadela de Loppiano, en nuestro Centro de formación como sacerdotes diocesanos. Aquí me encontré con una veintena de sacerdotes y seminaristas provenientes de muchas partes del mundo, para vivir una experiencia evangélica de comunión, según los lineamientos de la espiritualidad de la unidad.
Al principio, debido a la diferencia de idioma, no era fácil comunicarnos entre nosotros. Por ejemplo, cuando llegó Yvon de Madagascar que hablaba sólo francés, para comunicarse con él había que traducir del italiano al inglés y Peter de los Estados Unidos traducía del inglés al francés. Era trabajoso, pero lo hacíamos con toda la fraternidad posible y nos pudimos comprender perfectamente.
En esta escuela de vida todo se hace de común acuerdo: rezar, meditar juntos, las clases son muy ricas por su profundidad teológica, bíblica, también conocer la vida pastoral en los más variados ámbitos; pero igualmente trabajar en el jardín, en la cocina, lavar los pisos, traducir en varios idiomas, enseñar el italiano, jugar al fútbol… Al no limitarse a las actividades propias del sacerdote y ponerse a hacer muchos trabajos manuales, como lo hizo durante treinta años Jesús en Nazareth, es que se logra que este curso sea una verdadera escuela integral.
Servir la mesa el domingo, por ejemplo, junto con otros religiosos y laicos que comparten esta experiencia, recibir con un lindo almuerzo a los numerosos visitantes de Loppiano, poner la mesa y luego lavar las cacerolas, los platos, etc…son una cantidad de cosas que, sólo junto con los otros, se logra hacer. Y se lo hace con gusto. Sencillas actividades que aquí se desarrollan, pero para mi era todo nuevo y fue una hermosa enseñanza.
El hecho de trabajar de lunes a viernes en la carpintería, me hizo apreciar de distinto modo el sábado y el domingo, como hacen los miembros de mi parroquia.
Para trabajar en artesanías (barnizado, lijado, trabajando la madera) fue necesario aprender a usar bien la vista, el oído y el tacto; y dosificar la fuerza muscular, de lo contrario corría el riesgo de arruinar las piezas o la maquinaria. La artesanía es una escuela de atención y delicadeza, características fundamentales en la vida, especialmente en la vida de un cura.
También la Misa cotidiana adquirió un sabor distinto. Por ejemplo, ofrecer el trabajo en el momento del ofertorio es algo mucho más concreto cuando duele la espalda por haber pasado la mañana inclinado trabajando la tierra o lijando una madera….
Además, realizar los trabajos domésticos todos juntos, me ayudó a superar la mediocridad. Algunas cosas las había hecho siempre, pero al confrontarme con los demás descubrí que había una forma mejor de hacerlas. Es decir que no bastaba con hacer el bien, ¡había que hacerlo bien!
Me siento muy enriquecido por estos pocos meses vividos en una “escuela integral” de vida. El trabajo manual me hizo comprender mejor la vida de mi gente, y lo que significa testimoniar la fe en el lugar de trabajo. Y he descubierto el sacerdocio “real” de cada cristiano que debe ser la base de mi sacerdocio ministerial.
(Extraído de la revista de vida eclesial Gen’s)
Jun 6, 2013 | Focolare Worldwide
«Doy clases de italiano en la zona periférica norte de París. Se trata de una zona desfavorecida en el aspecto socio-económico, con una población escolar multicultural. Hay un alto índice de tráfico de droga. Por lo general, los profesores que trabajan en esta zona son principiantes. Luego, una vez adquirido el puntaje necesario, piden ser transferidos a escuelas de menores exigencias. Habría podido hacer así, pero decidí quedarme – estoy trabajando aquí desde hace doce años- para dar a los jóvenes la misma calidad de enseñanza que ofrecen las mejores escuelas de París.
Al principio fue duro. Los estudiantes me insultaban, y, una vez me destrozaron el auto a patadas. No sabiendo cómo actuar, me ponía a la defensiva… Luego, poco a poco aprendí a aceptar a mis alumnos. Incluí el diálogo con las familias, con la seguridad de que la escuela es el lugar para vivir experiencias positivas que ayuden a la formación humana. Muchos colegas no están preparados para asumir esta realidad: algunos se desestabilizan psicológicamente, otros, mandan a los estudiantes continuamente a la dirección. Trato de sostenerlos.
Lo importante es ayudar a los jóvenes a que superen la agresividad y que encuentren una cierta serenidad en la clase. Se precisa tiempo para comunicar los contenidos específicos de la asignatura de forma adecuada para hacerles sentir que los respeto y al mismo tiempo, poner límites, dedicando siempre una atención particular al que, a través de un comportamiento indisciplinado expresa dificultades. Pienso en S. que tiene cinco hermanos de los cuales uno es discapacitado. La mamá trabaja todo el día, por lo tanto, es él quien debe ocuparse de su hermano. En la escuela se muestra desmotivado. Sabe que estoy a su lado para que logre superar su dolor y lo aliento para que done lo mejor de sí mismo.
Uno de mis objetivos es valorar la participación de todos. Al principio del año pongo reglas: por ejemplo, nadie tiene el derecho de burlarse de los demás. Gradualmente se va instaurando una atmósfera de respeto, en la cual cada uno es libre de expresarse. Construir una buena lección depende de mí, pero también de ellos si se proponen participar activamente.
Desde el punto de vista didáctico son fundamentales los proyectos culturales interdisciplinarios que cada año concluyen con un viaje escolar financiado por algunos entes (la Intendencia –Alcaldía-, el Concejo General, los Bancos), y por pequeñas actividades de autofinanciación. Para los jóvenes, salir de un ambiente que los condiciona, los juzga y los margina, es una hermosa experiencia de fraternidad. Se convierten casi en otras personas y surge su potencial positivo. Por ejemplo Y. es un chico pasivo en la clase. No manifiesta su personalidad. Hablando con él, descubrí que los profesores y el padre, durante años le han dicho que no servía para nada y él terminó creyéndoselo. En la clase detesta la Historia pero en Sicilia se mostró sensible a la belleza artística: se quedó fascinado con el teatro griego de Taormina y con el acueducto romano de Siracusa.
No sé si lo que hago tendrá un resultado positivo. Aprendí a no esperar los resultados de forma inmediata. Inclusive cuando un chico no cambia, siento que lo importante es seguir creyendo en él, no detenerme en lo que no sale bien, sino al contrario, aceptar todo lo positivo que hay en él valorizándolo y gratificándolo. Con muchos colegas, tengo buena relación. Es importante escuchar, hablar, compartir experiencias.
Lo mismo en la orientación vocacional. Un joven quería ser cocinero. Le dije: “Tienes la suerte de tener ideas claras. Es raro encontrar esto en un joven. Eres ambicioso, debes aspirar a tener una óptima formación”. Fue aceptado en una de las mejores escuelas de cocina de París. Cuando me dio la noticia me dijo: “Inventaré recetas y realizaré un tiramisú dedicado a ti” »
(Maria Amata – Francia)
Jun 5, 2013 | Focolare Worldwide
«Llegamos a la Mariápolis Piero (Nairobi, Kenia) la mañana del 10 de mayo, acogidos como saben hacer los africanos: ¡sonrisas y abrazos gratuitos para todos! Esto porque para ellos lo fundamental es la persona, y lo descubrimos a través de sus vidas; nos presentaron las historias de sus tribus durante la Escuela de Inculturación. Fue enriquecedor entrar en todas estas culturas, descubrir los puntos en común y lo que en cambio las distingue. Además de quienes llegaron de los países del África subsahariana, estaban presentes unos quince jóvenes provenientes de los países vecinos a Kenia: Uganda, Tanzania, Burundi, Ruanda, pero también de Madagascar, Zambia, Angola, Malawi… dos de Sudamérica que viven un período en la ciudadela y nosotros 5: además de mí, Chiara, Giulia, Aurelio y Paula. Nos explicaron cómo nació el proyecto y la propuesta de dos actividades: ir hasta donde están los Samburú en la Sabana y vivir cuatro días con ellos entrevistándolos y conociendo sus raíces y el por qué de su cultura; ir a ayudar al centro nutricional de Madare, un slum de Nairobi, y a Njabini, una aldea a 2600 metros de altura. Un grupo de 8 elegimos la segunda actividad. El primer día fuimos acogidos en una capilla de lata, que en la mañana es el centro nutricional y en la tarde Templo de Dios. La realidad del slum es dura, hay una condición de miseria absoluta, una degradación social deshumana, y sin embargo subraya la dignidad de la persona que no se rinde y que se aferra a una única certeza: Dios Amor. Algunas religiosas italianas, en misión en Madare desde los años Setenta, nos confirmaron cuan fuerte es la fe y cómo ésta lleva a la ayuda recíproca. La misma responsable del centro nutricional nació y creció en el slum; ahora, habiendo abrazado la espiritualidad de la unidad, dio origen a esta actividad que, además de asegurar una instrucción mínima y dos comidas al día, enseña a los niños el arte de amar a través del dado del amor. Éstos, llegando a casa, irradian a toda la familia desafiándose recíprocamente en una competencia de amor que hace la vida espiritual más plena.
Al día siguiente en Njabini. Después de 3 horas de viaje, fuimos acogidos por una familia compuesta por Mamá Julia, Papá Joseph, Mary, Absunta y Anthony, originarios de la tribu Kikuyu. Estuvimos con ellos 3 días, ayudando en el trabajo doméstico, en el campo y con el ganado. La última noche, durante un momento de intercambio, sentí que esa ya era mi familia, ¡ya no me sentía “mzungu” (blanca) en medio de ellos! Y mamá Julia nos confió: “¡Antes de que llegaran pensaba que tenía cuatro hijos, ahora siento que tengo 8 más!”. Siento que no regresé, porque creo que los viajes son sólo de ida. Algo en mí cambió para siempre: me enriquecí de una cultura diametralmente opuesta a la mía, tengo más conciencia de las fortalezas y de las debilidades de mi forma de vivir. Una cosa es segura, he hecho de la filosofía “Ubuntu” mi filosofía de vida: puedo realizarme como persona sólo en la medida en que entro en relación con el Otro y lo pongo en el centro de mi vida. En el fondo, se trata del amor al hermano predicado por un Tal hace más de dos mil años y que nuestra Chiara puntualmente nos ha recordado». (Elena D. – Italia)
Jun 4, 2013 | Focolare Worldwide
Ribeirao Preto es un nuevo polo tecnológico con 700.000 habitantes. En los últimos años muchas personas han emigrado allí de otros Estados de Brasil en busca de trabajo. Como consecuencia de este hecho, surgen nuevos condominios, cada uno con millares de personas. Es el caso de la parroquia del Padre Luis, donde en abril de 2011 se construyó un gran condominio residencial, con capacidad para 4000 personas. Junto con los miembros de la parroquia decidieron dar el primer paso hacia los nuevos pobladores, antes de que llegaran, para que tuvieran enseguida una referencia a quien dirigirse. El P. Luis recuerda: «En aquel período estaba en curso la causa de beatificación de Juan Pablo II, cuya vida representa para nosotros todo lo que deseamos para nuestra comunidad: apertura al diálogo con todos, una parroquia receptiva, dispuesta al perdón». Deciden entonces confiarse a su protección «tratando de orientar con el Evangelio la vida de la nueva comunidad según la espiritualidad de la unidad de Chiara Lubich». Comenzamos por el diálogo, y llegamos a compartir los propios bienes: «Nos reuníamos en uno de los apartamentos del condominio. Pero el número de los participantes crecía, de modo que tuvimos que alquilar un pequeño salón, que luego se convirtió en nuestra capilla, donde, con el permiso del obispo, teníamos la presencia constante de Jesús Eucaristía. Para poder pagar el alquiler de este local los miembros de la comunidad comenzaron a hacer la comunión de bienes»
Han nacido también algunas actividades rentables, como por ejemplo una cooperativa de recolección de materiales reciclables. Lo recaudado se dividía en 2 partes: una para los que trabajaban y otra para pagar el alquiler del local. Otros empezaron a vender hot dog. Una parte de lo recaudado se dona para los gastos de la capilla. Cuenta el párroco: «Los hot dog se vendían en un barrio donde hay despachantes de droga. El encargado de vender los hot dog trataba de privilegiar el amor al prójimo recibiendo a cada uno y recordando las palabras de Jesús: “Tenía hambre y me diste de comer”. De este modo muchos se acercaron a la capilla y comenzaron a participar de las actividades que allí se desarrollaban» El café después de la Misa del domingo de mañana: «Terminada la Misa, instalamos afuera una mesa con café, té, repostería…. La gente se acerca y hablamos todo tipo de temas. Es un lindo momento de intercambio de experiencias, conocimiento recíproco, además de compartir juntos dificultades y alegrías». «En la capilla, estamos comenzando la catequesis donde tratamos de que los niños no sólo conozcan a Dios sino que se sientan amados por Él, también en las difíciles condiciones de vida en las cuales a veces se encuentran. Todos los meses nos encontramos con quienes quieren participar y animar la comunidad. Son momentos alegres de diálogo intenso y fraternal» Un trabajo comprometedor, el del Padre Luis y de sus parroquianos, pero fructífero. ¿Cómo ir adelante? «Nos sentimos motivados a seguir, -concluye el padre- porque vemos que crece la ayuda recíproca entre todos y la gente siente que el condominio es de verdad la casa de todos».
Jun 3, 2013 | Focolare Worldwide, Senza categoria
«“Saber mirar” es quizás el primer acto creativo para Ciro; allí tiene lugar ese despertar de la conciencia de la Belleza que nos rodea, aunque a menudo esté escondida detrás de la aparente descomposición de los objetos». Así se presenta en su sitio Roberto Cipollone, original artista italiano quien tiene su taller en la ciudadela internacional de Loppiano (Florencia). A su regreso de la inauguración de una exposición en Japón le dirigimos algunas preguntas: ¿Cómo fue recibido tu arte en el País del Sol naciente? «La acogida fue formidable, con la típica gentileza asiática. Llegué a Tokio a través de una agencia toscana que colabora con el desarrollo de las relaciones entre Florencia y esa ciudad japonesa. Me agradó encontrar que el montaje de la exposición preparado por ellos respetaba plenamente lo que deseaba. Alguien comentó que parecía ikebana hecho con hierro». ¿Cómo vives el acto creativo? «El proceso creativo para mí es como una especie de terapia. Más que con las palabras, me expreso a través de la transformación de estos objetos comunes que después, colocados en cierta forma, me sorprenden también a mí. A partir de este proceso, surge algo que asombra, que crea emociones». ¿En qué te basas, qué te inspira? «Sobre todo me inspiro en la naturaleza, en el material que encuentro, donde algunas veces han quedado las trazas de lo vivido; sobre todo en objetos que provienen del mundo campesino. También naturalmente de la lectura, del alguna película que he visto, de imágenes que he captado de paso…, o cosas que te sorprenden y que después traduces en una forma». Los lugares que eliges para tus exposiciones a veces son originales…
«He elegido lugares poco comunes para hacer las exposiciones: sobre el agua por ejemplo, o bien al aire libre en las situaciones más variadas. Y escuchas las reacciones de las personas, que a veces no están preparadas para acoger de esta forma un mensaje artístico. Son reacciones positivas que ayudan a cambiar a la persona, que sin el arte no podría vivir». Cierto, hay arte y arte…. «En principio no está dicho que el arte se haya desarrollado para el bienestar del hombre, pero yo creo que el hombre, aun antes de comer, tiene necesidad de la belleza. Yo trato de tener un gran respeto hacia el trabajo que otros han hecho, el trabajo del mundo campesino sobre todo, algunas veces dictado por la necesidad, pero donde no está excluida la belleza, el querer trasmitir estos valores a otros. La belleza entendida no como algo rebuscado, sino como un mensaje de profundos valores». La exposición está en curso en Kioto del 21 de mayo hasta el 9 de junio. Para informaciones: info@labottegadiciro.it Sitio oficial: http://www.labottegadiciro.it/about/